Los Reyes Magos y los juguetes. La tradición de regalar juguetes a los niños es de hace un siglo. Antes, los regalos eran simbólicos y podían no existir en las clases más humildes.
Solían ser...

golosinas, adornos y prendas de vestir.

Ahora, los Reyes regalan libros, vestidos y sobre todo, muchos juguetes.

No podemos hablar de los juguetes sin referirnos al juego, que les otorga su sentido y finalidad. Los niños de cualquier latitud juegan y le gusta jugar, ya que esto les brinda placer y alegría.

Las consideraciones acerca del juego varían entre los especialistas en la materia. Sin embargo, la mayoría coincide en que el juego sirve a propósitos educativos, y tiene gran importancia en el desarrollo de las capacidades creadoras de los niños.

Además, lo consideran un medio eficaz para el conocimiento de la realidad.

En sus juegos, el niño refleja la vida que le rodea, adquiere y precisa conocimientos. A través del juego se "entrena" en el desarrollo de actividades futuras, "es el modo de aprender con lo que la naturaleza ha dotado en esta primera fase de la vida, a todo ser que ha de crecer...".

Tomando la clasificación que Lilian Scheffler hace de los juguetes, vemos que actualmente existen tres diferentes tipos:

a) Los populares tradicionales elaborados por artesanos de diferentes regiones del país.

b) Los educativos utilizados para que el niño aprenda a desarrollar sus capacidades psicomotrices.

c) Los comerciales, de producción masiva, que se venden en diversos establecimientos, promovidos por fuertes campañas publicitarias a través de los medios de comunicación, y que fomentan el consumismo.

En diciembre, los niños juegan sobremanera. Observamos, sin embargo, que para ello utilizan crecientemente juguetes electrónicos que diluyen la imaginación y los convierten en meros espectadores.

De ahí la importancia de revalorizar el juguete tradicional, que implica una actitud más activa para el juego y supone, además, fortalecer lo nuestro, nuestra identidad.

"Antón, Antón, Antón Pirulelo,
cada cual, cada cual, atienda a su juego".

-CONSEJOS PARA PADRES-

¿Cómo elegir juguetes para sus hijos?
1. Los juguetes deben divertir y, al mismo tiempo, educar y desarrollar la imaginación del niño.

2. Los juguetes deben ser adecuados a la edad de cada niño. No sirve de nada regalar un microscopio a un niño de dos años.

3. Los juguetes sencillos estimulan más la imaginación del niño.

4. Los juguetes, deben tener formas y colores atractivos, especialmente para los niños más pequeños.

5. Los juguetes deben ser seguros. En la etiqueta figurará el fabricante, la edad mínima de los usuarios, las instrucciones de uso y, en el caso de los países europeos, el anagrama CE, que garantiza que el juguete ha superado todas las inspecciones europeas de seguridad.

6. Los juguetes son para los niños, no para los padres. Siempre hay quien se empeña en regalar a sus hijos un juguete que nunca tuvo y con el que le gustaría haber jugado.

7. No hay que comprar todo lo que el niño pide. Hay que ayudarles a elegir. En estas fechas los niños están sometidos a un auténtico bombardeo publicitario.

8. Es conveniente que los niños vean y prueben los juguetes antes de comprarlos. Si el niño se crea unas falsas expectativas del juguete puede rechazarlo a los pocos minutos de tenerlo en sus manos.

9. Conviene no regalar juguetes bélicos o que inciten a la violencia. Pero si el niño se empeña en que quiere una pistola, no hay que negarse tajantemente. Es mejor intentar canalizar su atención hacia otro tipo de juguetes.

10. Los juguetes deben tener una relación calidad-precio equilibrada. El mejor juguete no es necesariamente el más caro.

11. Fomentar en el niño/a el acto de compartir, así como la importancia de valorar los juguetes, libros, regalos... haciendo hincapié -adecuándolo según la edad-, de la suerte que tienen, ya que hay muchos niños que no disponen de lo básicamente indispensable...

-El Roscón de Reyes-
El Roscón de Reyes es el dulce típico del desayuno o la comida del día seis de enero, festividad de los Reyes Magos. Tiene forma de anillo y se confecciona con masa fina, rellena de nata o mazapán, que se adorna con trocitos de frutas confitadas o escarchadas de colores variados.

Desde la Edad Media, y principalmente en Francia, se empezó a conmemorar la adoración de los Reyes Magos, cristianizando la costumbre precristiana de elegir un "rey de las fiestas" en estas fechas.

Con un acto inspirado en el Eclesiastés, se reunían en la noche, familiares y amigos alrededor de una rosca de pan dulce, en la que habían escondido un haba, como símbolo del cuerpo de Jesús que con sus padres fue a Egipto, huyendo de la persecución de Herodes. Es el actual Roscón de Reyes.

Ahora, en la pasta del Roscón se mete una figurita (o una sortija, alfiler de adorno o pequeño juguete) que es la sustitución del haba que se escondía en los primeros tiempos.

La costumbre del pastel de Reyes se conoció en España a través de los soldados repatriados de Flandes y se hizo más popular con Felipe V.

Se adorna por encima con azúcar y tiras de fruta en dulce, la fruta escarchada. Algunos roscones pueden ir rellenos de nata, chocolate o cabello de ángel. Se reparte el Roscón en partes iguales y a la persona (niño) favorecida con la figurita se le considera como el "rey de la fiesta".

-Los orígenes
Esta tradición tiene sus orígenes en el Imperio Romano.
En las fiestas dedicadas al dios Saturno («las saturnales»), en diciembre, existía la costumbre de esconder un haba en algún lugar de la casa y el esclavo que la encontraba era premiado con la libertad durante todos los días que duraban las fiestas.

En la festividad del dios Jano («dios de las puertas») que se celebraba a principios de año se repartía entre los pobres unas tortas dulces de forma circular que contenían un haba en su interior.

Este haba representaba la prosperidad y el que la encontraba era aclamado como «rey por un día».

-La tradición cristiana
En el siglo III la Iglesia institucionalizó la festividad de los Reyes Magos y la tradición de repartir entre los pobres dulces que contenían un haba se extendió rápidamente por toda Europa.

En Francia el niño que encontraba el haba en el Roscón recibía muchos regalos y era objeto de grandes atenciones. Posteriormente el haba se sustituyó por un objeto de lujo que se escondía en el pastel que se denominaba «le gateau du roi».

A España la tradición del Roscón de Reyes llegó con los Borbones.

-Los símbolos
En torno al Roscón de Reyes la simbología tiene un papel relevante.

Las frutas escarchadas, rojas y verdes, simbolizan los rubíes y esmeraldas que se supone adornaban los mantos de los tres Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar.

Las «sorpresas» adoptan formas diversas, generalmente son objetos o figurillas («muñequito de la suerte»), atractivas para los niños. Anteriormente la única sorpresa que contenía el roscón era un haba que daba buena suerte al que la encontraba.

Actualmente el que encuentra la «sorpresa» es coronado como «rey de la casa» y al que le toca el haba es castigado a pagar el Roscón.

En algunas regiones de España es tradición que a la hora de presentar el Roscón en la mesa se recite el siguiente poema:

"He aquí el Roscón de Reyes
tradición de un gran banquete,
en el cual hay dos sorpresas
para los que tengan suerte.

En él hay, muy bien ocultas,
un haba y una figura;
el que lo vaya a cortar
hágalo sin travesura.

Quien en la boca se encuentre
una cosa un tanto dura,
a lo peor es el haba,
o a lo mejor la figura.

Si es el haba lo encontrado
este postre pagarás,
mas si ello es la figura
coronado y rey serás".
- - - - -
"Que venga Melchor,
que venga Gaspar,
que venga también
el rey Baltasar.

Que pongan juguetes
en mi balconcito
y que pasen antes
por el Portalito".

-Los Reyes Magos según Ramón del Valle Inclán-
Desde la puesta del sol se alzaba el cántico de los pastores en torno de las hogueras, y desde la puesta del sol, guiados por aquella luz que apareció inmóvil sobre una colina, caminaban los tres Santos Reyes, jinetes en camellos blancos, iban los tres en la frescura apacible de la noche atravesando el desierto.

Las estrellas fulguraban en el cielo, y la pedrería de las coronas reales fulguraba en sus frentes. Una brisa suave hacía flamear los recamados mantos: el de Gaspar era de púrpura de Corinto.

El de Melchor era de púrpura de Tiro. El de Baltasar era de púrpura de Menfis. Esclavos negros, que caminaban a pie enterrando sus sandalias en la arena, guiaban los camellos con una mano puesta en el cabezal de cuero escarlata.

Ondulaban sueltos los corvos rendajes y entre sus flecos de seda temblaban cascabeles de oro. Los tres Reyes Magos cabalgaban en fila: Baltasar, el egipcio, iba delante, y su barba luenga, que descendía sobre el pecho, era a veces esparcida sobre los hombros...

Cuando estuvieron a las puertas de la ciudad arrodilláronse los camellos, y los tres Reyes se apearon y despojándose de las coronas hicieron oración sobre las arenas.

Y Baltasar dijo:
- ¡Es llegado el término de nuestra jornada!

Y Melchor dijo:
- ¡Adoremos al que nació Rey de Israel!

Y Gaspar dijo:
- ¡Los ojos le verán y todo será purificado en nosotros!
Entonces volvieron a montar en sus camellos y entraron en la ciudad por la puerta Romana y guiados por la estrella llegaron al establo donde había nacido el Niño...

Un anciano de calva sien y nevada barba asomó en el umbral. Sobre el armiño de su cabellera luenga y nazarena temblaba el arco de una aureola.

Su túnica era azul y bordada de estrellas como el cielo de Arabia en las noches serenas, y el manto era rojo, como el mar de Egipto, y el báculo en que se apoyaba era de oro, florecido en lo alto con tres lirios blancos de plata. Al verse en su presencia los tres Reyes se inclinaron.

El anciano sonrió con el candor de un niño y franqueándoles la entrada dijo con santa alegría:
- ¡Pasad!

Y aquellos tres Reyes, que llegaban de Oriente en sus camellos blancos, volvieron a inclinar las frentes coronadas, y arrastrando sus mantos de púrpura y cruzadas las manos sobre el pecho, penetraron en el establo. Sus sandalias bordadas de oro producían un armonioso rumor.

El Niño, que dormía en el pesebre sobre rubia paja de centeno, sonrió en sueños. A su lado hallábase la Madre, que lo contemplaba de rodillas con las manos juntas. Su ropaje parecía de nubes, sus arracadas parecían de fuego y como en el lago azul de Genezaret rielaban en el manto los luceros de la aureola.

Un ángel tendía sobre la cuna sus alas de luz y las pestañas del Niño temblaban como mariposas rubias, y los tres Reyes se postraron para adorarle, y luego besaron los pies del Niño. Para que no se despertase, con las manos apartaban las luengas barbas que eran graves y solemnes como oraciones.

Después se levantaron, y volviéndose a sus camellos le trajeron sus dones: Oro, Incienso y Mirra.

Y Gaspar dijo al ofrecerle el Oro:
- Para adorarte venimos de Oriente.

Y Melchor dijo al ofrecerle Incienso:
- ¡Hemos encontrado al Salvador!

Y Baltasar dijo al ofrecerle la Mirra:
- ¡Bienaventurados podemos llamarnos entre todos los nacidos!

Y los tres Reyes Magos despojándose de sus coronas las dejaron en el pesebre a los pies del Niño. Entonces sus frentes tostadas por el sol y los vientos del desierto se cubrieron de luz, y la huella que había dejado el cerco bordado de pedrería era una corona más bella que sus coronas labradas en Oriente...
Y los tres Reyes Magos repitieron como un cántico:
- ¡Este es!... ¡Nosotros hemos visto su estrella!

Después se levantaron para irse, porque ya rayaba el alba. La campiña de Belén, verde y húmeda, sonreía en la paz de la mañana con el caserío de sus aldeas dispersas, y los molinos lejanos desapareciendo bajo el emparrado de las puertas, y las montañas azules y la nieve en las cumbres.

Bajo aquel sol amable que lucía sobre los montes iba por los caminos la gente de las aldeas. Un pastor guiaba sus carneros hacia las praderas de Gamalea; mujeres cantando volvían del pozo de Efraín con las ánforas llenas; un viajero cansado picaba la yunta de sus vacas, que se detenían mordisqueando en los vallados, y el humo blanco parecía salir de entre las higueras...

Los esclavos hicieron arrodillar los camellos y cabalgaron los tres Reyes Magos. Ajenos a todo temor se tornaban a sus tierras, cuando fueron advertidos por el cántico lejano de una vieja y una niña que, sentadas a la puerta de un molino, estaban desgranando espigas de maíz. Y era este el cantar remoto de las voces:

"Camiñade Santos Reyes
por camiños desviados,
que pol'os camiños reaes
Herodes mandou soldados".
- - - - -
-Los Reyes Magos según Jacinto Verdaguer-

LOS TRES REYES:
Venimos desde Oriente,
guiados por la estrella;
lucero del alba bella
anuncia al sol naciente.

MELCHOR:
Para vos la alta sierra
me dio lingotes de oro:
tomad este tesoro
Señor del Cielo y Tierra.

GASPAR:
Para honraros a vos
este incienso he traído.
¡Oh Sacerdote ungido!
por la mano de Dios.

BALTASAR:
Pues tendréis un calvario
de dolor sin medida,
yo os traigo un relicario
con mitra florecida.

LOS TRES REYES:
Venimos de Oriente,
guiados por la estrella;
lucero del alba bella
anuncia al sol naciente.

UN ÁNGEL:
Jesús ha tomado el oro,
mas con desvío lo mira;
aprecia más el incienso
que luego a su Padre envía
en espiral de humo suave
que huele a gomas de Siria.

Lo que le ha gustado más
es el ramito de mirra.

Jesús lo estrecha a su pecho
como a Él le estrecha María.
Se pone a llorar Jesús;
su Madre acude solícita
y le canta una canción
que le torna la alegría.


- - - - -
-Los Reyes Magos según Lewis Wallace-
Lewis Wallace en su libro Ben Hur hace una excelente descripción de los tres hombres sabios que, siguiendo una estrella, viajan para adorar al Señor.

Se transcribe, únicamente, el encuentro de los Reyes con el Niño:

"En aquel momento empezaba la tercera guardia, y en Belén la mañana amanecía sobre las montañas del Este, pero tan débilmente que en el valle todavía era de noche.

El guardián situado en el tejado de la vieja posada, tiritando de frío, estaba escuchando los primeros sones con los cuales la vida, despertando de nuevo, saluda al nuevo día, cuando vio una luz que ascendía por las colinas en dirección a la casa.

Al principio supuso que sería una antorcha llevada por la mano de algún viajero; inmediatamente después, pensó que sería un meteoro; sin embargo el punto luminoso fue creciendo hasta convertirse en una estrella.

Aterrorizado rompió a gritar y pronto todos los que estaban entre los muros de la posada subieron al tejado. El fenómeno con un movimiento irregular, seguía acercándose. Poco después, la posada y sus alrededores aparecían iluminados por un resplandor intolerable.

Quienes se atrevieron a mirar la estrella la vieron detenerse precisamente sobre la casa situada frente a la cueva donde el Niño había nacido.

En el punto culminante de esta escena, llegaron los tres Magos, se apearon de sus camellos frente a la puerta y pidieron permiso para entrar.

Cuando el guarda pudo dominar su terror y prestarles atención, descorrió la tranca y les permitió entrar.

- ¿No es allí Belén de Judea?, preguntaron.

- No, pero esta es la posada de Belén; la ciudad está un poco más adelante.

- ¿No hay aquí un Niño recién nacido?

Los circunstantes se miraron unos a otros maravillados, y algunos contestaron:

- ¡Sí, sí!

-¡Enseñádnoslo!, dijo el griego, impaciente.

-¡Enseñádnoslo!, exclamó Baltasar, abandonando su habitual gravedad; porque hemos visto su estrella, la misma que se ve ahora encima de la casa, y hemos venido para adorarle.

El hindú juntó las manos en adoración, exclamando:
-¡Dios existe! ¡Apresurémonos! ¡Apresurémonos! ¡Hemos encontrado al Salvador! ¡Benditos, benditos somos por encima de todos los hombres!

La gente que se hallaba en el tejado descendió inmediatamente y todos siguieron a los extranjeros mientras eran conducidos a través del patio hasta el cercado.

Al ver la estrella todavía suspendida sobre la cueva, aunque menos brillante que antes, algunos retrocedieron asustados, pero la mayoría siguieron adelante.

A medida que los extranjeros se acercaban a la casa, la estrella iba ascendiendo y cuando llegaron a la puerta había alcanzado ya gran altura, hasta que desapareció de la vista en el momento en que entraron.

Ante lo cual cundió la convicción de que existía una relación divina entre la estrella y los extranjeros, cuya relación se extendía también, al menos, a algunos de los ocupantes de la cueva. Cuando la puerta se abrió todos se apretujaron para entrar.

La habitación estaba iluminada por una linterna que daba la luz suficiente para que los extranjeros pudiesen distinguir a la Madre y al Niño, que estaba despierto en su regazo.

- ¿Es tuyo el Niño?, preguntó Baltasar a María.

Y la Mujer, que en su corazón había estado guardando todas las cosas que al pequeño se referían, lo levantó hacia la luz diciendo:

- Es mi hijo.

Y los tres extranjeros cayeron de rodillas y lo adoraron.
Vieron que el Pequeño era como los otros niños. No rodeaba su cabeza nimbo alguno ni corona material. Sus labios no se abrían para hablar.

Si oyó sus expresiones de alegría, sus invocaciones y sus plegarias, no lo demostró en modo alguno, sino que, como un niño que era, fijó más su atención en la llama de la linterna que en ellos.

Poco después se levantaron, y volviendo al lugar donde estaban los camellos, trajeron dones de oro, incienso y mirra, y los dejaron a los pies del Niño sin dejar de pronunciar exclamaciones de adoración, de las cuales la tradición no ha conservado ninguna".
- - - - -
-Los Reyes Magos según Rubén Darío-
-Yo soy Gaspar. Aquí traigo el incienso.
Vengo a decir: La vida es pura y bella.
Existe Dios. El amor es inmenso.
¡Todo lo sé por la divina Estrella!

-Yo soy Melchor. Mi mirra aroma todo.
Existe Dios. Él es la luz del día.
La blanca flor tiene sus pies en lodo.
¡Y en el placer hay la melancolía!

-Yo soy Baltasar. Traigo el oro. Aseguro
que existe Dios. Él es el grande y fuerte.
Todo lo sé por el lucero puro
que brilla en la diadema de la Muerte.

-Gaspar, Melchor y Baltasar, callaos.
Triunfa el amor, y a su fiesta os convida.
¡Cristo resurge, hace la luz del caos
y tiene la corona de la Vida!
- - - - -
-Los Reyes Magos según San Mateo-
Nacido Jesús en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes, unos Magos llegaron de Oriente a Jerusalén preguntando:

- ¿Dónde está el Rey de los Judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle.

Al oír esto, el rey Herodes se turbó, y con él toda Jerusalén. Y, reuniendo a todos los príncipes de los sacerdotes y a los escribas del pueblo, los interrogaba dónde había de nacer el Mesías.

- En Belén de Judá, le dijeron, pues así está escrito por medio del Profeta: "Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ciertamente la menor entre las principales ciudades de Judá; pues de ti saldrá un jefe que apacentará a mi pueblo, Israel.

Entonces Herodes, llamando en secreto a los Magos, se informó cuidadosamente por ellos del tiempo en que había aparecido la estrella; y les envió a Belén, diciéndoles:

- Id e informaos bien acerca del niño; y cuando lo encontréis, avisadme para ir yo también a adorarle.
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en marcha. Y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta pararse sobre el sitio donde estaba el niño.

Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Y entrando en la casa, vieron al niño con María, su madre, y postrándose le adoraron; luego, abrieron sus cofres y le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.

Y, habiendo recibido en sueños aviso de no volver a Herodes, regresaron a su país por otro camino."
(Evangelio de San Mateo, 2, 1-12)
- - - - -
RECETAS DEL ROSCÓN DE REYES


1ª) INGREDIENTES:
500 grs. de harina
40 grs. de levadura de panadero
1 decilitro y medio de leche
3 huevos
120 grs. de mantequilla
10 grs. de sal
frutas escarchadas
100 grs. de azúcar
1 cucharada de ron
1 cucharada de agua de azahar
ralladura de naranja y limón

PREPARACIÓN:
Se prepara una primera masa con la mitad de la harina con la levadura y 1 decilitro de leche templada. Se hace una bola, se tapa con un paño y se deja reposar en un lugar cálido y sin corrientes.

Se baten los huevos con la mantequilla derretida, sal, azúcar, ron, medio decilitro de leche, agua de azahar y ralladura de frutas. Se une a la harina restante y se amasa bastante.
Se incorpora la masa primera. Se amasa todo junto enérgicamente hasta conseguir una masa fina y elástica.

Se forma una bola, se pone en un recipiente, se tapa de nuevo con un paño y se repite la operación de reposo tres horas, hasta que doble su tamaño.

Se amasa ligeramente.

Se pone en la bandeja del horno engrasada, se le da forma de corona, primero enrollándola y luego juntando las puntas.

Se tapa con un paño y se deja subir otras dos horas.

Se pinta con huevo batido.

Se adorna con frutas escarchadas, se introduce la sorpresa y se mete al horno precalentado previamente, a una temperatura media-fuerte, unos 40 minutos.

2ª) INGREDIENTES (para 6 personas):
150 centímetros cúbicos de agua
2 cucharadas de agua de azahar
100 gramos de azúcar
1 figurita sorpresa
100 gramos de frutas confitadas
500 gramos de harina
2 huevos
220 centímetros cúbicos de leche
30 gramos de levadura de pan
1 limón pequeño, el zumo
100 gramos de mantequilla
50 gramo s de azúcar glasé
1 huevo batido, para pintar el roscón

ELABORACIÓN:
Se pone la harina sobre la mesa en forma de volcán formando un hueco en el centro en el que se echa agua templada en la que se habrá disuelto la levadura, se añade el huevo sin batir, el azúcar, el zumo de limón, la leche y el de agua de azahar y la mantequilla.

Se une todo y se pone en una bandeja untada de aceite.

Se deja reposar para que la levadura actúe, al menos durante dos horas en un lugar con cierta temperatura, unos 37º centígrados.

Se forma el roscón y se introducen un poquito las frutas confitadas y la figurita sorpresa.

Se tapa con un paño y se deja en un sitio tibio hasta que doble su volumen.

Se pinta con huevo batido y se espolvorea con abundante azúcar.

Se mete al horno (más bien fuerte, 190º centígrados) hasta que se dore por igual y esté cocido.

El horno no se abrirá en los primeros diez minutos, pues, si se abre antes bajaría y quedaría apelmazado.

Fuentes:
http://www.uam.es/personal_pdi
http://www.elhuevodechocolate.com/
http://www.guiamiguelin.com/
http://www.recetas.net/movil
* * * * *
"Nadie que confía en sí, envidia la virtud del otro".
-Marco Tulio Cicerón-

Utilizamos cookies para asegurar que damos la mejor experiencia al usuario en nuestra página web. Al utilizar nuestros servicios, aceptas el uso que hacemos de las cookies.