Charla Presentación, Viernes 28 de Mayo a las 20:30 Cuanto más pasado recordemos y conciencemos, más proyección histórica tendremos.

Podría pensarse que la Historia lo es de los actos, de las acciones humanas, no de todas, pero sí, al menos, de las que tuvieran la capacidad de perdurar, de transmitirse a otros hombres, de tener, en fin, categoría de “hechos históricos”.

Efectivamente, lo que constituye nuestra Historia es, en gran medida, el recuerdo de los hechos, de acciones pasadas. La Historia ¿lo es únicamente de los hechos, del quehacer humano?

No, pues existen las ideas y los pensamientos. Incluso, más certeramente, la Historia tendría por objeto, no el hacer humano, sino aquello que motivó ese “hacer”, dotándolo de capacidad suficiente como para traspasar los años, es decir, de ser Historia.

Lo que llamamos Historia y lo que persigue la investigación histórica es descubrir la forma de pensar, de ser, las ideas y creencias de cada pueblo, país o civilización. Aquí está la clave de la cuestión histórica.

La Historia no consiste en el desarrollo de los hechos o ideas, sino en la forma en que los hombres se han valido de ellas. La Historia lo es siempre en referencia al ser humano, a su interpretación de la realidad, a su experiencia, a sus problemas y soluciones, en suma: a su modo de vivir.

Hay muchas teorías que explican la Historia como desarrollo de la Voluntad (Schopenhauer); evolución de la idea (Hegel); la lucha de clases (Marx); selección de las especies (Darwin). Todas ellas parecen demasiado absolutas. Los móviles que influyen en la Historia son mucho más variados (políticos, geográficos, lingüísticos, religiosos, económicos, sexuales, etc.), pero no son más que eso: catalizadores, móviles.

Todo hombre cuando nace a la vida, o más tarde, cuando nace a la sociedad, se encuentra con muchas cosas que le son dadas y con las que contrae compromisos. Una de éstas es el pasado, la historia de los hombres que le precedieron y con los que tiene una deuda.

Todas las ideas, sentimientos o creencias que él tiene, se deben y son consecuencia de experiencias anteriores. Lo que usted, lector, piensa, siente y cree, se debe a la educación recibida, a la cultura.

Si usted hubiera nacido en Japón, hace 3.000 años, sus ideas o creencias serían distintas. Por tanto, cada hombre se encuentra con algo que le es dado: su pasado; pero también se encuentra con un futuro incierto, con un vacío que hay que llenar.

Dado que decir Historia, es lo mismo que decir memoria, la conciencia que se tome de ese recuerdo del pasado, es lo que servirá para adentrarse con buen paso hacia el futuro. Cuanta más experiencia, menos posibilidad de errar existe. Calidad es lo mismo que experiencia. Y la experiencia histórica tiene un solo origen: concienciar el Recuerdo, la Memoria histórica.

Este es el sentido de la Historia, la trascendencia de la Historia. Existe un Macrorecuerdo: el pasado. Y también hay una capacidad individual del ser humano y de un pueblo:la conciencia o Macroconciencia.

Cuanto más foco de conciencia haya (de aprovechar y comprender la realidad), más sentido tendrá la Historia para nosotros. No queremos entrar en este breve artículo en el problema de si la Historia es cíclica, lineal o de retorno.

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“El hombre tiene que establecer un final para la guerra. Si no, la guerra establecerá un final para la humanidad”. -Jhon F. Kennedy-

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