Charla Presentación, Viernes 4 de Junio 20:30 Todo pasa para volver a empezar... Las flores mueren, pero el perfume es siempre el mismo, siglo tras siglo.

La captación parcial de la Historia y la fragmentación de la misma Humanidad han dado amargos frutos.

Uno de ellos, producto de una falsa creencia, de una verdadera superstición que arrastramos desde el Medioevo, es el creer que los hombres son una creación especial de la Naturaleza.

Y eso no es un problema tan superado como podría creerse. Un afán desmedido de análisis, ha forzado a roturarlo todo desde un punto de vista estrictamente centralizado en las creencias y sentimientos actuales, y de tiempos no muy lejanos a nosotros.

Mientras se reconocen períodos, ciclos y complejos órdenes en la estructura de la materia, se está tratando paradójicamente de fundamentar una ascensión continua de la Humanidad, sin accidentes ni incidentes; y de considerar todo el pasado humano, como un basamento amorfo y rústico del «bello edificio» alzado.

Y a su vez, se imagina el futuro como una indefinida prolongación del momento actual. ¿Cómo podría ser esto así?

Si todo cambia y se transforma, si lo que creyeron nuestros abuelos hoy nos da risa, ¿por qué no pensar que el mundo futuro será inconcebiblemente distinto, y que nuestras creencias y aspiraciones harán reír a nuestros nietos? En líneas generales debemos considerar que si la Humanidad forma parte, por lógica evidente, de la Naturaleza, sus leyes rítmicas deben plasmarse también en su futuro.

Si todas las cosas retornan al punto de partida, variando tan sólo en su apariencia en el tránsito de una a otra dimensión, la vida humana ha de estar ceñida a esos ciclos que, dentro de otros mayores, abarcan multitud de microciclos. La antigüedad filosófica ha comparado a la Humanidad con un enorme ser vivo del cual, cada hombre sería como una célula.

Ese gran ser está despierto, duerme, tiene momentos de meditación, de enfermedad y de esparcimiento. Pero periódicamente, al final de grandes ciclos, se repiten valores semejantes.

Por ello lo que hoy se sobrevalora, mañana puede parecer indiferente, y pasado mañana despreciable. Pero tarde o temprano, la Rueda vuelve a apoyarse en el mismo punto y aunque el camino sea diferente, la intencionalidad y las esencias son las mismas.

Lo que hemos señalado sobre el devenir cíclico de los hechos históricos, debe ponernos en guardia sobre la relativa validez de nuestras interpretaciones y vivencias inmediatas.

Las ideas filosóficas de los hindúes, egipcios, griegos y tantos otros, explicaban que la Humanidad actual, se ha desarrollado a partir de capas inferiores; pero éstas eran ya decadencia de otras formas civilizatorias que vivieron, crecieron y desaparecieron hace millones de años.

¿No podría ser que a nuestra civilización le siga un período equivalente de sueño, en dónde los seres de ese momento olviden casi todos sus logros culturales, hasta que se levanten otra vez en una cima más elevada que la actual.

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"Me parece que el secreto de la vida consiste simplemente en aceptarla tal cual es". -San Juan de la Cruz-

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