La tecnología ha permitido acumular más datos de los que necesitamos y más información de la solicitada. Sólo el conocimiento puede sacarnos de esta saturación, si se gestiona adecuadamente.

El interés por el conocimiento, por su adquisición y por su uso es un tema antiguo. Tiene que ver con la inteligencia y con el saber. Se necesita mucha información para crear pequeñas cantidades de verdadero conocimiento. Históricamente fue la filosofía la que se encargó de teorizar y de explicar todo lo relacionado con los conocimientos y la sabiduría, y hay áreas modernas de esta, como la epistemología, que se ocupan de la validez y límites del conocimiento y de las causas cognitivas.

Después de años de producción, manejo, almacenamiento y transmisión de información de todo tipo, se ha alcanzado un nivel de saturación conocido como “Information Glut”. No sólo ha generado una nueva disciplina, la “Cognitive Science”, sino que la gestión del conocimiento tiene que ver también con la creatividad tecnológica, la innovación y la competitividad de las empresas, porque adoptando estrategias basadas en los conocimientos se pueden crear empresas más rentables y mucho mejores en términos de relaciones humanas.

La tecnología digital, como bien se sabe, surge para el manejo de datos y la realización de cálculos. Los datos a su vez constituyen la base de la información. Esta última es el componente básico del conocimiento. Una concatenación ampliamente divulgada, simplista y utilizada hasta la saciedad, que sirve, no obstante, para señalar que era lógico llegar a dar importancia a los conocimientos después de años de producción, manejo, almacenamiento y transmisión de información de todo tipo.

Años en los que se han acumulado más datos de los necesarios y generado más información de la solicitada simplemente porque la tecnología digital, los ordenadores y más adelante las redes de telecomunicación e Internet, lo permitían. Y no sólo en eso está la clave de la actual importancia del conocimiento, sino en la existencia de medios potentísimos para su manejo. Sin ellos la Gestión del Conocimiento no hubiera sido posible.

Puesto que a partir de un cierto momento la ciencia dio lugar a unos conocimientos especiales y hoy existen multitud de saberes distintos, ha habido necesidad de enfrentarse al fenómeno del conocimiento humano a través de disciplinas muy dispares. Ciencias del Conocimiento: La psicología, la antropología , la educación, la linguística, la neurología, la inteligencia artificial y, por supuesto, la propia filosofía, forman hoy, todas juntas, lo que se conoce como “Ciencia del Conocimiento” (Cognitive Science).

Y no es sólo un nombre, sino que con tal denominación existen facultades, titulaciones universitarias, institutos, centros de investigación y grupos formales de trabajo en la mayor parte de las universidades de Estados Unidos e Inglaterra. El origen de esta nueva ciencia de carácter interdisciplinar se suele situar en los años 50 del siglo pasado, cuando investigadores de distintos campos del saber comenzaron a desarrollar teorías de la mente humana apoyadas en complejas representaciones gráficas y procedimientos de cálculo (algoritmos).

Como antecesores directos de la preocupación por la información y el conocimiento es posible señalar personajes conocidos del siglo XX y de finales del XIX tales como Fritz Machlup (1.902-1.983), C. P. Snow (1.905-1.980), Michael Polanyi (1.891-1.976) y el mismo Alfred Marshall (1.842-1.924).

Conocimiento e Innovación: Existe quizás otra causa de la importancia del conocimiento en nuestros días, la cual resulta más cercana al mundo de la empresa y de la gestión. Se trata de la preocupación por la creatividad tecnológica, la investigación y desarrollo de productos y la innovación. Desde hace años también, la empresa ha basado en esas actividades gran parte de su potencial de éxito y ha buscado ávidamente entre sus empleados aquellos dotados de habilidades relacionadas con ellas. Lo mismo se puede decir de los dotados de talento para la gestión, para las ventas, para la negociación o para la formulación de estrategias.

Muchas empresas hoy practican la gestión del conocimiento, existiendo otras que prefieren hablar de gestión del talento. Ambas son parecidas. La primera poniendo el énfasis en los conocimientos formales acumulados por ciertas personas, en su experiencia y en su sabiduría y criterio; y la segunda en las habilidades innatas de otras. La preocupación formal de las empresas americanas por algo que se llamó “Knowledge Management (KM)” surgió en 1.992 a partir de un informe realizado por Giga Information Group basado en datos recogidos al final de 1.998.

Factor de Competitividad: Se constató en dicho informe la existencia de pánico entre los empresarios americanos porque habían oído que algo llamado “KM” sería a partir de entonces, el único elemento de la empresa capaz de generar ventajas competitivas. Según informa uno de los libros básicos de la materia, “The Knowledge Management Toolkit”, los directivos americanos comenzaron entonces a pedir a sus departamentos de “IT” asesoramiento sobre el tema y a exigir que la información estuviera más relacionada con los conocimientos.

Fuente:

http://www.tendencias21.net

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