Quien no tiene acceso a Internet está en clara desventaja: recibe menos información, menos ofertas, tiene muchas menos posibilidades de comerciar, etc. Investigadores advierten del nacimiento de un nuevo tipo de discriminación:

la discriminación "offline".

Muchos usuarios que utilizan el ordenador no podrían imaginarse la vida sin Internet: operaciones bancarias, reservas de billetes para viajar, entradas para acontecimientos deportivos y culturales, se realizan, en gran parte por este medio.

Sin embargo, y pese al crecimiento del uso de la informática y de Internet, en particular, hay una considerable porción de la población que no tiene estas ventajas. En un país como Alemania todavía no se puede dar por supuesto el que “todo el mundo” disfrute de las ventajas de Internet, ni siquiera una inmensa mayoría. Estudios realizados en ese país demuestran que gran parte de la población está siempre “offline”, con todas las consecuencias negativas que conlleva para ellos: no poder acceder a prestaciones de servicios rápidos (muchos trámites se realizan ahora sin necesidad de trasladarse físicamente a las oficinas de los bancos, agencias tributarias, de empleo, etc.) ni poder aprovechar muchas oportunidades. “La diferencia entre utilizar o no Internet (“online” u “offline”) está agrandando la brecha de las diferencias sociales”, según Gernot Gehrke, director ejecutivo del Centro Europeo de Competitividad, que ha investigado el papel de Internet en el proyecto “División Digital”.

En un principio se ensalzó la “red de redes” como medio integrador y de igualdad de oportunidades, y ahora parece que las cosas no son tan “color de rosa”: algunos grupos sociales minoritarios y parcialmente discriminados se están viendo más discriminados.

Pobres Marginados: Por una parte, el uso de Internet depende de los ingresos económicos, explica Frank Wagner, del instituto de demoscopia “Infratest” de Munich, que anualmente reúne los datos de los no usuarios de Internet.

En Alemania y durante el año 2.004, el 75% de los hogares con unos ingresos mensuales por encima de 3.000 euros usaban Internet, mientras que debajo de los 1.000 euros mensuales, sólo un escaso 30% lo hacía. Precisamente las poblaciones más pobres están sufriendo las consecuencias del uso extensivo de Internet.

Además se refleja en las estadísticas un abismo en cuanto a oportunidades de formación y educación. Según encuestas realizadas, el año pasado, tres de cada cuatro estudiantes universitarios o de “Abitur” (equivalente a lo que era en España el Bachiller Superior) han tenido acceso a Internet, mientras que los que terminaron sus estudios elementales (Bachiller Elemental o E.G.B.) estaban en un 57 % excluidos de Internet.

Ello provoca discriminaciones en cuanto a ofertas laborales. Las ventajas de los que acceden a más información gracias a Internet se multiplican de esta manera. Algo semejante ocurre con relación a los emigrantes y parados. Entre estos últimos, según el Instituto de Estadística alemán, en el año 2004 un 44% estaba sin acceso a Internet.

El problema no es solamente el no poder optar a la oferta laboral que ofrece Internet, sino que muchos trabajos requieren además experiencia y conocimientos en el manejo de ordenadores e Internet.

Fuente: http://www.manager-magazin.de/

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“La cosa más difícil es conocernos a nosotros mismos; la cosa más fácil, hablar mal de los demás”. -Epícteto-

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