Ética, es la parte de la Filosofía que trata de las "obligaciones o deberes morales" del hombre".
Ética viene del griego "ethos".
Pero hagamos un breve recorrido...
aclarando y diferenciando, entre el concepto de Ética atemporal y Ética temporal...
Ética atemporal y Ética temporal
La principal característica de la Ética atemporal es que es capaz de vivir en todas las épocas de la historia, y sin embargo, es siempre nueva, siempre viva, siempre una.
No hace falta saber, haber estudiado, haber leído mucho, para que cualquier hombre reconozca en el fondo de su corazón, aquella Ética que no es suya ni de ninguna otra persona, sino que es de todos...
¿Cuáles son los valores a los que finalmente se aferra el hombre: aquellos que transcurren con tanta velocidad que ni los alcanza a comprender, o los que permanecen inalterables a través del tiempo?
Es evidente que por "instinto de eternidad", el hombre busca precisamente lo eterno, lo duradero. Y así termina por hollar el sendero de la Ética atemporal, sendero por el que caminaron y caminarán todos aquellos que buscan la esencia auténtica de las cosas...
La moral o Ética temporal, es hija del tiempo, y como tal, es cambiante y perecedera. Lo que hoy es bueno, mañana estará pasado de moda.
La ley que nos rige hoy, se transforma en algo caduco tan pronto como se implanta otra idea, también destinada al olvido, ante las incesantes innovaciones y renovaciones.
Pero, ¿acaso la esencia del Hombre varía con la misma rapidez?
No se trata de impedir la renovación, no se trata de detener el progreso; también las células del cuerpo se renueva, pero el esqueleto se mantiene.
Sepamos cuidar "nuestro esqueleto".
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'Ética para Amador'
Libro que el filósofo español Fernando Savater le escribió a su hijo (Amador) cuando era catedrático en la Universidad del País Vasco.
Al parecer el pequeñuelo un día le preguntó de qué trataba "eso" en lo que papá Fernando se ocupaba: la ética.
Un lúcido Savater encuentra sin problemas la claridad y la ternura para explicarle el porqué de su importancia.
Para esta lectora algo triste y asumido es que mi papi ya no está conmigo, por lo tanto, volver a este libro tiene un algo de especial.
Desde el principio se hace inevitable sentir el regalo de reflexiones de un padre a su hijo que pronto crecerá, y será libre de elegir entre lo bueno y lo malo.
Sip, las elecciones son un asunto trillado, pero que valiosos son los momentos en que escuchamos a nuestros papás o a un buen maestro.
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Erudición y Sabiduría
No habría que confundir erudición con sabiduría.
Pues mientras la primera sólo ofrece respuestas a las preguntas pequeñas, es la segunda la que realmente te aproxima a los grandes misterios que comporta el vivir.
José Luis Sampedro es un hombre sabio…
José Luis Sampedro es también un erudito.
Y tampoco se debe a su condición de catedrático de Estructura Económica, académico de la Real Academia Española o novelista de sólido prestigio, sino quizás a su vocación de maestro, de divulgador de una ciencia abstrusa que él desnuda de su terminología hermética, para acercarla con palabras simples y certeras, a la gente de a pie.
ANÉCDOTA
En la Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, uno de los asistentes pide a un súbdito más sabio y anciano que resuma, primero en un libro, luego en una frase y finalmente en una palabra, toda la sabiduría que había logrado.
¡La palabra era "quizás"!
José Luis Sampedro. Manuel Díaz Prieto.
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ESTÉTICA
Como dice la filósofa Delia Steinberg Guzmán:
"El artista es quien da a luz a la obra de arte a través de su imaginación.
Para ello necesita, mente activa, capaz de captar, reproducir y transformar las ideas en imágenes estéticas, imaginación disciplinada y creadora... e inspiración o poder intuitivo de la imaginación".
ARTE SAGRADO EN LA INDIA
Introducción
Algunas veces al contemplar una pintura que nos gusta, una estatua, un templo en algún lugar lejano...
Hemos tenido una extraña sensación mezcla de admiración y respeto, una sensación que no sabríamos muy bien cómo definirla exactamente por la diversidad de calificativos que encierra.
Los tratados de estética hindú y poética sánscrita, han estudiado este fenómeno al que definen con el nombre de "rasa", que significa "esencia, jugo, gusto"; es el sabor de la obra de arte, el sentimiento que despierta.
La obra de arte está iluminada y llena de alma, que es el rasa.Las técnicas que se usaban en el arte hindú son los Shilpa shastras en donde se dan las leyes que debía seguir el artista para no desviarse de los cánones tradicionales, creadores del ritmo y de la fuerza vital que animaban a la obra de arte.
Se encuentran presentados en versículos mnemotécnicos que se sabían de memoria los artesanos, dan medidas, formas, dibujos simbólicos y advertencias severas que evitaban que se imprimiesen a los objetos sagrados una forma excéntrica o de mal augurio.
El vínculo que se mantiene con estas normas no ahogaba la aportación individual del artista, que sabía interpretar con su toque particular una parte del arte sagrado.
La disciplina que se le imponía para no abandonarse a una creación arbitraria y personalista le enseñaba el equilibrio y la claridad expresiva.
El "rasa" se realiza pues, cuando el artista y el que se deleita entran en sintonía en la transmisión de la obra de arte, se identifican el uno en el otro, experimentando ambos un determinado sentimiento que no está ligado al tiempo ni al espacio, transformando lo particular en universal y, lo profano en sagrado.
De este modo, un instante de goce artístico se convierte en Eternidad...
TEATRO, DANZA Y MÚSICA
Los orígenes del teatro indio lo encontramos en hallazgos arqueológicos y en testimonios literarios que nos han quedado.
Según el mito hindú, el arte del espectáculo habría sido inventado por el señor del origen del mundo, Brahma, al que se habían dirigido los dioses para que elaborase un tipo de entretenimiento instructivo, y al mismo tiempo procurase goce al oído y a la vista para que fuera accesible a los hombres más simples.
Brahma obtuvo entonces material de los cuatro Vedas, extrayendo la palabra sagrada del Rigveda, la música del Samaveda, la mímica del Yajurveda y los sentimientos del Atharvaveda.
Se compiló así un quinto Veda, el Natyaveda o Veda del arte dramático, destinado a elevar al género humano.
H.P. Blavatsky, nos comenta al respecto: "El secreto de los Vedas, el conocimiento sagrado, es impenetrable sin auxilio de los Brâhmanas.
La parte de los Vedas escrita en verso está constituida por los mantras, himnos o plegarias mágicas, cuya clave está en los Brâhmanas, escritos en prosa".
Después del Natyaveda se realizó una adaptación para uso de los mortales, obra llevada a cabo por Bharata, figura que se cree que vivió en los primeros siglos de la era cristiana, autor del Natya Shastra de Bharata o Tratado de la danza.
Este expone los principios fundamentales de la representación escénica y de todas las artes emparentadas, como el teatro, la mímica, la música y la expresión verbal.
Los diferentes elementos de los movimientos de la danza, se llaman "karanas y angaharas", y corresponden a los gestos de los brazos, manos, dedos, rostro, ojos, cejas, cuerpo, piernas y pies.
Los artistas hindúes recogieron estos principios a la hora de plasmar las imágenes divinas con movimientos danzantes de una ligereza y una gracia etéreas incomparables.
Surge pues, el teatro como el don de Brahma, y el arte de la danza como el don de Shiva que es regalado a los hombres.
Shiva enseñó a su devoto Tandu la potente danza de manifestación y disolución del Universo que el dios ejecutaba continuamente y que a partir de ese momento se conoció como tandava.
Tandu la transmitió a Bharata, y éste la difundió entre los hombres, mientras que Parvati, consorte de Shiva, se encargaba de instruir a las mujeres en la realización de la danza.
Tales acontecimientos le merecieron a Shiva el título de Nataraja o "Rey de la danza".
Un ejemplo de esto, se puede apreciar en el Museo Guimet de París, donde hay una representación maravillosa en bronce, s. XI a. de C., en la que Shiva está bailando esta danza cósmica pisoteando al monstruo de la ignorancia y rodeado de las llamas de la vida.
El Natyashastra distingue dos tipos de danza: uno expresivo llamado "abhinaya", que representa la eterna lucha librada entre demonios y dioses en el corazón del hombre y que utiliza un riguroso vocabulario de gestos, y otro más puro llamado "nritta", en el que el danzante vive las propias emociones a través de movimientos y coreografías más libres.
El ritmo es llevado con los pies en los que despliega las posiciones del cuerpo, la gestualidad de las manos, el movimiento de los ojos y de la cabeza, mímica que persigue evocar en el espectador las emociones más profundas del alma humana.
Los estilos más antiguos de los que poseemos numerosas representaciones son el Bharatanatya y el Orissi. La enseñanza de estas danzas se confiaba a los hombres, mientras que las mujeres se hacían cargo de la ejecución.
El Bharatanatya se inspira en las danzas desarrolladas en el Tamilnadu, ejecutadas en los templos por las devadasi, las "doncellas del dios", jóvenes dedicadas al servicio ritual e instruidas en la danza y en otras artes refinadas.
La danza Orissi heredó las tradiciones de la región de Orissa donde, en el templo de Konarak, en el de Puri y en algunos edificios sagrados de Bhubaneshvara, bailaban las mahari con tareas similares a las de las devadasi.
En las esculturas que se observan en los portales de Cidambaram y en el pabellón de la danza de Konarak, se han inmortalizado de una forma muy precisa las principales posiciones de la danza antigua, que constituyeron un punto de referencia muy importante para los estudiosos y artistas que, a principios del s. XX se dedicaron a recuperar estas danzas que estaban a punto de desaparecer.
La danza no constituía un fin en sí mismo, sino que servía de medio para llegar a la Divinidad: era oración y ofrenda al mismo tiempo, era la expresión de la Belleza, del Ritmo y del Equilibrio Cósmico.
En los textos tradicionales se subraya expresamente que allí "donde vayan las manos del que cuenta, debe seguirlas la mirada, y allí donde se dirija la mirada que expresa los sentimientos, se dirige el espíritu", y cuando la emoción se intensifica hasta el punto de dominar por completo el alma del danzante y del espectador, entonces se alcanza el goce estético.
Para el arte hindú, el valor del artista se mide por su capacidad para explicar los contenidos universales de la cultura que lo ha nutrido y de convertirse en un vehículo de transmisión ética y estética.
En los bajorrelieves que nos han quedado, las bailarinas van acompañadas a menudo por músicos, cuyos instrumentos constituyen una muestra muy interesante para la historia de la música.
El acompañamiento musical estaba formado por la vina, (instrumento de cuerda predecesor de la cítara), el tambor, los címbalos y el armonio; una voz masculina o femenina narraba, cantando el acontecimiento histórico que se imitaba en los fragmentos de la danza expresiva.
La música estaba constituida por tres elementos fundamentales: el tala, "pulsación, ejecución", que sería como la "estructura", es decir, el espacio en el que nace y se desarrolla el ritmo y la melodía.
El raga, que viene de la raíz ranj, "teñir, colorerar", ya que se colorea el ánimo humano de emociones y es por tanto "melodía", y finalmente el rasa, "esencia" del goce musical.
La improvisación es también un aspecto importantísimo de la música india, y venía regulada por normas precisas que dieron lugar a los raga y a las ragini, reagrupándolos en familias y asociándolas a las estaciones, a las distintas partes del día y de la noche y a los diferentes estados de ánimo.
Según las tradiciones, la música hindú surgió de la Nada o "Vibración Primordial", susurro proyectado por el Universo.
Esta música se apoyaba en los himnos litúrgicos que se modulaban según reglas muy precisas contenidas en el Samaveda o Veda de los cantos.
Los "mantra", son otro elemento importante dentro del ritmo y de la música. Como se ha dicho anteriormente son plegarias mágicas, palabras que evocan potencias divinas.
En "Isis sin Velo", H.P. Blavatsky nos amplia más información: "El Vàch o espíritu de los mantras es una energía fonética cuyas vibraciones levantan otras análogas, de mayor y más oculta energía.
Cada una de estas potestades fonéticas está personificada por su correspondiente entidad en el mundo de los espíritus, y según se ponga en actuación, responderán a ella los espíritus benignos (dioses) o espíritus malignos (rakshasas)".
PINTURA Y ESCULTURA
En la India quedan pocas pinturas, tan sólo algunos frescos. El clima, las guerras, las destrucciones musulmanas y el tiempo las han hecho desaparecer.
Estos frescos que nos quedan pertenecen a las grutas de Ajanta, s. II a. de C. al VII d. de C. Parece ser que estuvieron más de mil años enterrados hasta que, por casualidad reaparecieron en 1819.
Para estos frescos también se siguieron los mismos cánones tradicionales que para la escultura, son verdaderamente admirables y están considerados como uno de los principales centros artísticos.
En cuanto a la escultura india representa innumerables aspectos de la Deidad en sus distintas facetas, siendo algo raras las representaciones de soberanos, dignatarios y místicos.
Un ejemplo famoso de esto se encuentra en la estatua del rey Kanishka, de la dinastía Kushana, conservada en el Museo de Mathura.
Las proporciones de las esculturas no responden a una reproducción realista, sino a la expresión de una belleza celestial que no es la humana.
La unidad de medida fundamental que se usaba era el tala, palmo que correspondía a la altura del rostro, desde el mentón hasta la línea donde empiezan los cabellos.
En la escultura india la belleza era considerada como un vehículo fundamental de elevación espiritual.
Es a partir del s. II d. de C., cuando empiezan a representarse las esculturas de Buda con semblante humano, influencia del arte helenizante de Gandhara.
Antes de esta época no había imágenes del Iluminado, porque los seguidores del Hinayana (la escuela más antigua del budismo), lo consideraban como maestro supremo y no como divinidad.
De forma más contemporánea en Mathura, en Uttar Pradesh, se representa al Buda como un ser humano.
No se sabe con certeza cuál de las dos escuelas fue la primera en hacerlo, sin embargo, el estilo de Mathura parecer ser que se inspiró en las representaciones de los Tirthankara, los profetas jaina y los Yaksha; mientras que el estilo de Gandhara se vio influido por el arte helénico.
Aparece también otro elemento a destacar en este arte que son los "mudras" (gestos de las manos), que indican los estados interiores y posturas del Buda.
La figura del Buda alcanzó una insuperable perfección expresiva en el período gupta (s. IV-VI d. de C.), desapareciendo los pliegues rígidos y convirtiendo sus vestiduras en un sutil velo, sus miembros muestran una dulzura lánguida y ondulada, subrayada por la tribhanga o flexión del cuerpo en una especie de "S" que juega sobre un apoyo acentuado de la cadera.
EDUCACIÓN DEL ARTISTA
El artista hindú (escultor, pintor, arquitecto, etc.) estaba sometido a una rigurosa disciplina espiritual.
Se exigía que una vez purificado, tenía que meditar para visualizar la Divinidad que debía representar.
La forma y los atributos del dios o diosa que debían aparecérsele, sería poco a poco gracias a su intensa devoción.
Cuando el objeto de su creación mental había sido totalmente captado en una intuición contemplativa, entonces podía hacer la traducción de la imagen divina en todos sus sutiles planos, a través de las formas plásticas materiales.
Un artista tenía que ser capaz de sumirse en un estado contemplativo y ver su modelo en el mundo espiritual, en el reino de los Arquetipos Universales.
Como dice la filósofa Delia Steinberg Guzmán: "El artista es quien da a luz a la obra de arte a través de su imaginación.
Para ello necesita, mente activa, capaz de captar, reproducir y transformar las ideas en imágenes estéticas, imaginación disciplinada y creadora... e inspiración o poder intuitivo de la imaginación".
El arte de la India está profundamente unido a las formas de la Naturaleza.
El ritmo del arte plástico debe corresponderse con el natural de la vida, lo cual explica la falta de representaciones del movimiento humano.
En el arte hindú existe una interpenetración del hombre con la Naturaleza como elemento básico y fundamental.
"El artista es un verdadero oficiante, un intérprete de la Naturaleza, un hábil mediador entre las Ideas Perfectas y los hombres.
Esa es su misión: despertar el alma de sus observadores, y no sólo la admiración". (Delia S. Guzmán).
Hoy poco nos queda de aquellos principios éticos y estéticos que hacían Arte con mayúsculas, que expresaban la Belleza y la Armonía, que curaban el alma de aquellos que observaban, que dejaban sin palabras para expresar tanta perfección...
Hoy más que nunca nuestro mundo necesita un Nuevo Arte, que no es otro que el de siempre, el auténtico, el que nunca se sujeta a modas.
Hoy más que nunca, nuestro mundo necesita un Nuevo Arte que nos impulse hacia arriba para soñar cosas muy grandes y muy buenas...
Un Nuevo Arte que nos ayude a encontrar la fuente de la Belleza pura...
Un Nuevo Arte que nos una a todos con un mismo lenguaje universal y en el que el tiempo y el espacio se paren, y así poder comulgar en ese instante de goce artístico Eterno... ¡Que así sea!
Por: Gloria Godoy
Fuentes:
http://www.xtec.es
http://diariodeunaexpat.blogspot.com
http://www.acropoliscordoba.org
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"Hemos de tener valentía para cambiar lo que se puede cambiar, serenidad para aceptar lo que no se puede cambiar, y sabiduría para distinguir lo uno de lo otro".
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