"El egoísmo es medir a los otros por nuestros gustos y disgustos, no por sus necesidades, sino por nuestras preferencias" (A. Orange).

Este término, carácter, deriva del griego y significa grabado,...

acuñado.

Teofrasto, escribió una obra titulada "Caracteres" que contenía descripciones de un individuo, “retrato” de sujetos de conducta peculiar y a menudo no ejemplar.

En sentido estricto, cada carácter es en Teofrasto un tipo que se define porque en él están acentuadas algunas disposiciones dominantes.

“El carácter es sencillamente la personalidad evaluada desde el punto de vista ético”.

EL MANIPULADOR
Las características del manipulador:

Podemos determinar 30 características, 4 de las cuales son consecuencia de las otras 26. Un individuo al que calificamos de manipulador actúa como mínimo conforme a una decena (10) de características de la siguiente lista:

1- Culpabiliza a los demás en nombre del vínculo familiar, de la amistad, del amor, de la conciencia profesional, etc.

2- Traslada su responsabilidad a los demás o se desentiende de sus propias responsabilidades.

3- No comunica claramente sus demandas, necesidades, sentimientos y opiniones.

4- Responde muy a menudo de forma confusa.

5- Cambia de opinión, de comportamiento y de sentimientos según las personas o las situaciones.

6- Invoca razones lógicas para enmascarar sus demandas.

7- Hace creer a los demás que tienen que ser perfectos, que no deben cambiar nunca de opinión, que deben saberlo todo y responder inmediatamente a las demandas y preguntas.

8- Pone en duda las cualidades, la competencia y la personalidad de los demás; critica sin parecer que lo hace, desvaloriza y juzga.

9- Hace transmitir sus mensajes a otros o los comunica de forma indirecta (por teléfono en lugar de cara a cara, dejando notas escritas).

10- Siembra cizaña y suscita sospechas, divide para reinar mejor y puede provocar la ruptura de una pareja.

11- Sabe hacerse la víctima para que se le compadezca (enfermedad exagerada, entorno "difícil", sobrecarga de trabajo, etc.).

12- Hace caso omiso de las demandas (aun cuando dice ocuparse de ellas).

13- Utiliza los principios morales de los demás para satisfacer sus necesidades (nociones de humanidad, caridad, racismo, "buenos" o "malos" padres, etc.).

14- Amenaza de forma encubierta o hace un chantaje abierto.

15- Cambia radicalmente de tema en el transcurso de una conversación.

16- Elude o rehuye las entrevistas y las reuniones.

17- Cuenta con la ignorancia de los demás y hace creer en su superioridad.

18- Miente.

19- Falsea los hechos para averiguar la verdad, deforma e interpreta.

20- Es egocéntrico.

21- Puede ser celoso aunque se trate de un pariente, cónyuge, hijo.

22- No soporta la crítica y niega la evidencia.

23- No tiene en cuenta los derechos, las necesidades y los deseos de los demás.

24- Espera frecuentemente hasta el último momento para pedir, ordenar o hacer actuar a los demás.

25- Su discurso parece lógico o coherente, cuando sus actitudes, sus actos o su forma de vivir responden al esquema opuesto.

26- Utiliza halagos para gustarnos, nos hace regalos o tiene muchas atenciones con nosotros.

27- Produce un estado de malestar o una sensación de falta de libertad (trampa).

28- Es absolutamente eficaz para lograr sus propios fines, pero a costa de los demás.

29- Nos induce a hacer cosas que probablemente no haríamos por voluntad propia.

30- Es constantemente objeto de conversación entre personas que lo conocen, aunque no se encuentre presente.

¡No olvide que son necesarias como mínimo una decena de características para poder hablar de manipulador!

¿Somos todos manipuladores?
A menudo se plantea esta pregunta tras leer la lista anterior. La observación de sus propios comportamientos le ayudará a encontrar una respuesta.

La primera diferencia que hay que destacar es la que existe entre hacer y ser. El hecho de mentir, de hacer que le compadezcan "un poco" o de tener celos de vez en cuando no lo convierte en un mentiroso, una víctima o un celoso. Esta distinción es capital, pues el proceso de auto-evaluación global es muy frecuente.

Es posible que encuentre en usted una, dos, tres, quizás incluso cuatro de las características citadas, sin que ello le convierta en un manipulador.

Remítase a la lista de las 30 características y hágase primero las preguntas siguientes:

¿Hace que otros transmitan sus mensajes?

¿Es confuso?

¿Desvaloriza o se muestra despreciativo?

¿Es explotador?

¿Hace caso omiso de las demandas de los demás?

¿Crea tensiones o siembra cizaña?

¿Es celoso?

¿Es egocéntrico?

¿Es mentiroso?

¿Hace chantajes solapados?, etc.

Usted es quien debe responder. Si la duda persiste, hágale estas preguntas a alguien cercano, pero hágaselas objetivamente.

Un manipulador o una manipuladora no es una persona "como las demás". No hay que confundir jamás la manipulación que es un mero comportamiento pasajero –aunque también deberíamos evitarlo–, con la personalidad manipuladora.

El manipulador manipula porque no puede hacer otra cosa. Para él se trata de un sistema de defensa con frecuencia inconsciente. Contrariamente a lo que podamos pensar, no se afirma.

Lo que llamamos una persona afirmada (asertiva) es alguien capaz de expresar clara y sinceramente sus opiniones, sus necesidades, sus demandas, sus sentimientos y sus negativas, sin desvalorizar al otro y en función del riesgo que corre.

Pese a las apariencias, el manipulador no confía en sí mismo.

Un manipulador no puede existir sin la presencia del otro.
Siempre se construye comparándose con el otro, pero introduciendo un dato de lo más nefasto para su interlocutor: la desvalorización.

¡No respeta al otro!

Su arte consiste en hacer creer, con palabras, en la imagen que desea que se tenga de él. Únicamente desvalorizando y culpabilizando se valoriza y se desentiende de sus responsabilidades.

Se crea la ilusión de que es superior a los demás y se convence de ello.

Observa, tantea y se las arregla para poner de relieve nuestros fallos y defectos.

El niño manipulador
Una personalidad se vuelve manipuladora debido a un sistema de defensa creado en la infancia. El niño manipulador permanece al acecho de los fallos afectivos de su padre más vulnerable y le hace sufrir mediante la culpabilización o cualquiera de los otros treinta comportamientos descritos.
Consiguen lo que quieren de los adultos que tienen alrededor. Suelen ser niños-reyes, demasiado admirados.

¡Un manipulador es, ante todo, invisible!

Un 80% de los manipuladores no se dan cuenta de las verdaderas consecuencias que provocan en los demás: desvalorización, falta de confianza en sí mismos, malestar, estrés e incluso destrucción psíquica.

El 20% de los manipuladores ¡sí son conscientes de su estado y disfrutan de ese poder!

Éstos son bastante perversos; se complacen en adoptar comportamientos inmorales, desagradables, y desestabilizadores para los demás.

Manipulación a través del lenguaje
Rebajar a una persona del nivel que le corresponde es una forma de manipulación agresiva que engendra los diferentes modos de violencia que registra la sociedad actual.

La principal tarea de los manipuladores consiste en ocultar la violencia bajo el velo seductor del fomento de las libertades.

¿Quién manipula?
Manipula el que quiere vencernos sin convencernos, seducirnos para que aceptemos los que nos ofrece sin darnos razones.

El manipulador no habla a nuestra inteligencia, no respeta nuestra libertad; actúa astutamente sobre nuestros centros de decisión a fin de arrastrarnos a tomar las decisiones que favorecen sus propósitos. (...)

¿Cómo se manipula?
El tirano, una forma de manipulador, quiere dominar al pueblo, y debe hacerlo de forma dolosa para que el pueblo no lo advierta, pues lo que prometen los gobernantes en una democracia es, ante todo, libertad.

En las dictaduras se promete eficacia, a costa de las libertades. En las democracias se prometen cotas nunca alcanzadas de libertad aunque sea a costa de la eficacia.

¿Qué medios tiene en su mano el tirano para someter al pueblo mientras lo convence de que es más libre que nunca?

¡Ese medio es el lenguaje!

El lenguaje es el mayor don que posee el hombre, pero el más arriesgado.

Es ambivalente: el lenguaje puede ser tierno o cruel, amable o displicente, difusor de la verdad o propalador de la mentira.

El lenguaje ofrece posibilidades para descubrir en común la verdad, y facilita recursos para tergiversar las cosas y sembrar la confusión.

Con sólo conocer tales recursos y manejarlos hábilmente, una persona poco preparada pero astuta puede dominar fácilmente a personas y pueblos enteros si éstos no están sobre aviso.

Para comprender el poder seductor del lenguaje manipulador debemos estudiar cuatro puntos: los términos, los esquemas, los planteamientos y los procedimientos.

A) Los términos
El lenguaje crea palabras, y en cada época de la historia algunas de ellas se cargan de un prestigio especial de forma que nadie osa ponerlas en tela de juicio.

Son palabras "talismán" que parecen condensar en sí todas las excelencias de la vida humana.

La palabra talismán de nuestra época es libertad (...)

1) El manipulador nunca demuestra nada, da por supuesto lo que le conviene. (...)

2) El manipulador saca amplio partido de este poder de los términos talismán.

Sabe que, al introducirlos en un discurso, el pueblo queda intimidado, no ejerce su poder crítico, acepta ingenuamente lo que se le proponga. (...)

Si queremos ser de verdad libres interiormente, debemos perder el miedo al lenguaje manipulador y matizar el sentido de las palabras (...), porque la primera ley del demagogo es no matizar el lenguaje (...)

Uno comienza a ser libre cuando, pudiendo elegir entre diversas posibilidades –libertad de maniobra– opta por aquellas que le permiten desarrollar su personalidad de modo cabal –libertad creativa–.

Vivir personalmente es vivir fundando relaciones comunitarias, creando vínculos. (...)

El demagogo, el tirano, el que desea conquistar el poder por la vía rápida de la manipulación opera con extrema celeridad para no dar tiempo a pensar y someter a reflexión detenida cada uno de los temas.

Para ello no se detiene nunca a matizar los conceptos y justificar lo que afirma; lo da todo por consabido y lo expone con términos ambiguos, faltos de precisión.

Ello le permite destacar en cada momento el aspecto de los conceptos que le interesa para sus fines. Cuando subraya un aspecto, lo hace como si fuera el único, como si todo el alcance de un concepto se limitara a esa vertiente.

De esa forma evita que las gentes a las que se dirige tengan suficientes elementos de juicio para clarificar las cuestiones por sí mismas y hacerse una idea serena y bien aquilatada de las cuestiones tratadas.

Al no poder profundizar en una cuestión, el hombre está predispuesto a dejarse arrastrar. (...)

Toda forma de manipulación es una especie de malabarismo intelectual. Un mago, un ilusionista hace trueques sorprendentes y al parecer "mágicos" porque realiza movimientos muy rápidos que el público no percibe.

El demagogo procede, asimismo, con meditada precipitación, a fin de que las multitudes no adviertan sus trucos intelectuales y acepten como posibles los escamoteos más inverosímiles de conceptos (...)

B) Los esquemas mentales
Del mal uso de los términos se deriva una interpretación errónea de los esquemas que vertebran nuestra vida mental.
Cuando pensamos, hablamos y escribimos, estamos siendo guiados por ciertos pares de términos: libertad-norma, dentro-fuera, autonomía-heteronimia...

Si pensamos que estos esquemas son dilemas, de forma que debemos escoger entre uno u otro de los términos que los constituyen, no podremos realizar en la vida ninguna actividad creativa.

¡La creatividad es siempre dual!

Si pienso que cuanto está fuera de mí es distinto, distante, externo y extraño a mí, no puedo colaborar con cuanto me rodea y anulo mi capacidad creativa en todos los órdenes. (...)

He aquí el poder temible de los esquemas mentales.

Si un manipulador te sugiere que para ser autónomo en tu obrar debes dejar de ser heterónomo y no aceptar norma alguna de conducta que te venga propuesta del exterior, dile que es verdad pero sólo en un caso: cuando actuamos de modo pasivo, no creativo.

Tus padres te piden que hagas algo, y tú obedeces forzado.
Entonces no actúas autónomamente.

Pero suponte que percibes el valor de lo que se te sugiere y lo asumes como propio.

Esa actuación tuya es a la vez autónoma y heterónoma, porque es creativa. (...)

C) Los planteamientos estratégicos
Con los términos del lenguaje se plantean las grandes cuestiones de la vida. Debemos tener máximo cuidado con los planteamientos. Si aceptas un planteamiento, vas a donde te lleven.

Desde niños deberíamos estar acostumbrados a discernir cuándo un planteamiento es auténtico y cuándo es falso.

D) Los procedimientos estratégicos
Hay diversos medios para dominar al pueblo sin que éste se dé cuenta. Pongamos un ejemplo; en él yo no miento pero manipulo.

Tres personas hablan mal de una cuarta, y yo le cuento a ésta exactamente lo que me han dicho, pero altero un poco el lenguaje. En vez de decir que tales personas en concreto han dicho esto, indico que lo dice la gente.

Paso del singular al colectivo. Con ello no sólo le infundo miedo a esa persona sino angustia, que es un sentimiento mucho más difuso y penoso.

El miedo es temor ante algo adverso que te hace frente de manera abierta y te permite tomar medidas.
La angustia es un miedo envolvente. No sabes a dónde acudir.

¿Dónde está la gente que te ataca con su maledicencia? La gente es una realidad anónima, envolvente, a modo de niebla que te bloquea. Te sientes angustiado.

Tal angustia es provocada por el fenómeno sociológico del rumor, que suele ser tan poderoso como cobarde debido a su anonimato.

"Se dice que tal ministro realizó una evasión de capitales".

¿Quién lo dice? La gente, es decir, nadie concreto y potencialmente todos.

Otra forma oblicua, sesgada, subrepticia, de vencer al pueblo sin preocuparse de convencerlo es la de repetir una vez y otra, a través de los medios de comunicación, ideas o imágenes cargadas de intención ideológica.

No se entra en cuestión, no se demuestra nada, no se va al fondo de los problemas.

Sencillamente se lanzan proclamas, se hacen afirmaciones contundentes, se propagan eslóganes a modo de sentencias cargadas de sabiduría.

Este bombardeo diario configura la opinión pública, porque la gente acaba tomando lo que se afirma como lo que todos piensan, como aquello de que todos hablan, como lo que se lleva, lo actual, lo normal, lo que hace norma y se impone. (...)

Una de las metas del demagogo es anular, de una forma u otra, a quienes pueden descubrir sus trampas, sus trucos de ilusionista. (...)

Según Anatole France, "una necedad repetida por muchas bocas no deja de ser una necedad". Ciertamente, mil mentiras no hacen una sola verdad.

Pero una mentira o una media verdad repetida por un medio poderoso de comunicación se convierte en una verdad de hecho, incontrovertida; viene a constituir una "creencia" (...)

Antídoto contra la manipulación
La práctica de la manipulación altera la salud espiritual de personas y grupos.

¿Poseen éstos defensas naturales contra ese virus invasor?
¿Cabe poner en juego un antídoto contra la manipulación demagógica?

Actualmente, es imposible de hecho reducir el alcance de los medios de comunicación o someterlos a un control eficaz de calidad.

No hay más defensa fiable que una debida preparación por parte de cada ciudadano. Tal preparación abarca tres puntos básicos:

1) Estar alerta, conocer en pormenor los ardides de la manipulación.

2) Pensar con rigor, saber utilizar el lenguaje con precisión, plantear bien las cuestiones, desarrollarlas con lógica, no cometer saltos en el vacío.

Pensar con rigor es un arte que debemos cultivar. El que piensa con rigor es difícilmente manipulable.

Un pueblo que no cultive el arte de pensar con la debida precisión está en manos de los manipuladores.

3) Vivir creativamente. Lo más valioso de la vida sólo se aprende de verdad cuando se vive.

Si tú, por ejemplo, prometes crear un hogar con otra persona y eres fiel a esa promesa, vas aprendiendo día a día que ser fiel no se reduce a tener aguante. Aguantar es la tarea de muros y columnas.

El hombre está llamado a algo más alto, a ser creativo, es decir: a ir creando en cada momento lo que prometió crear.

La fidelidad tiene un carácter creativo. Cuando el manipulador de turno te diga al oído: "No aguantes, búscate satisfacciones fuera del matrimonio, que eso es lo imaginativo y creador", sabrás contestar adecuadamente:
"Amigo, yo no intento aguantar, sino ser fiel, que es bien distinto". Lo dirás porque sabrás por dentro lo que es e implica la virtud de la fidelidad. (...)

El contra antídoto perverso
Si tomamos estas tres medidas, seremos libres a pesar de la manipulación.

Pero aquí surge un grave peligro: quienes desean dominarnos están poniendo en juego un contra antídoto, que consiste en confundir dos grandes procesos de nuestra vida: el de vértigo y el de éxtasis. Si caemos en esta trampa, perderemos definitivamente la libertad. (...)

El vértigo
El vértigo es un proceso espiritual que comienza con la adopción de una actitud egoísta.

Si soy egoísta en la vida, tiendo a considerarme como el centro del universo y a tomar cuanto me rodea como medio para mis fines. (...)

La tristeza acompaña siempre a la conciencia de no estar en camino de desarrollo como persona. Esa tristeza, cuando se repite una y otra vez, se hace envolvente, asfixiante, angustiosa.

Me veo vaciado de cuanto necesito para ser plenamente hombre. Al asomarme a ese vacío, siento vértigo espiritual, angustia. (...)

Si el sentimiento de angustia es irreversible porque no soy capaz de cambiar mi actitud básica de egoísmo, la angustia da lugar a la desesperación: la conciencia lúcida y amarga de que tengo todas las salidas cerradas hacia mi realización personal. (...)

¡Esta conciencia de no tener salida es la desesperación!

La desesperación lleva rápidamente a la destrucción, la propia o la ajena, la física o la moral. (...)

El vértigo no te exige nada al principio, te lo promete todo y te lo quita todo al final.

El vértigo te llena de ilusiones y acaba convirtiéndose en un iluso. (...)

El éxtasis
Veamos ahora el proceso opuesto: el de éxtasis o creatividad. Si no soy egoísta, sino generoso, no reduzco cuanto me rodea a medio para mis fines.

Yo soy un centro de iniciativa, pero tú también. Por eso te respeto en lo que eres y en lo que estas llamado a ser.

¡Este respeto me lleva a que colabores conmigo, no a dominarte!

Colaborar es entreverar mis posibilidades con las tuyas. Y este entreveramiento es el encuentro.

Al encontrarme, me desarrollo como persona y siento alegría. Esta alegría, en su grado máximo, se llama entusiasmo.

A mí me entusiasma encontrarme con realidades que me ofrecen tantas posibilidades de actuar creativamente que me elevan a lo mejor de mí mismo. Esa elevación es el éxtasis.

Cuando me siento cercano a la realización de mi vocación más profunda, experimento una gran felicidad interior Esta felicidad me lleva a la edificación de mi personalidad, de la mía y de la de quienes se han encontrado conmigo.

He aquí un dato decisivo: El proceso de éxtasis o encuentro crea vida de comunidad. El proceso de vértigo la destruye.
El éxtasis es un proceso espiritual que al principio te lo exige todo, te lo promete todo y te lo da todo al final.

¿Qué es lo que exige al principio? Generosidad. No encontrarás ni una sola acción que sea creativa en el deporte, en la vida de relación, en la vida estética o religiosa que no lleve en su base alguna dosis de generosidad.

Si eres egoísta en la práctica del deporte, reducirás tu juego a mera competición, que es una de las formas del vértigo de la ambición. Tomarás a los compañeros de juego como medios para tus fines.

No fundarás unidad sino disensión, y engendrarás violencia. (...)

¿Cómo manipulan?
Ahora podemos responder lúcidamente a la pregunta que dejamos antes pendiente. Decíamos que el tirano domina a los pueblos reduciendo las comunidades a meras masas.

Lo hace amenguando la capacidad creadora de cada una de las personas que constituyen tales comunidades.

Este empobrecimiento de las personas se consigue orientándolas hacia las diversas formas de vértigo no hacia las de éxtasis. Para ello el demagogo manipulador confunde ambas formas de experiencia. (...)

Si caemos en esta trampa artera, no tenemos futuro como personas.

Vértigo y éxtasis son polarmente opuestos en su origen –que es la actitud de egoísmo, por una parte, y de generosidad, por otra– y son diversos en sus fines:

El vértigo tiende al ideal del dominio y el disfrute; el éxtasis se orienta al ideal de la unidad y la solidaridad. (...)

¿Un contra-antídoto?
Nuestra voluntad de supervivencia como seres personales nos lleva a preguntar si hay un antídoto contra la confusión de vértigo y éxtasis. Por fortuna, lo hay, y se basa en la convicción de que el ideal lo decide todo en nuestra vida.

Somos seres dinámicos, debemos configurar nuestra vida conforme a un ideal; tenemos libertad para tomar un ideal u otro como meta de la existencia, impulso y sentido de nuestro obrar, pero no podemos evitar que el ideal del egoísmo y el dominio nos exalte primero y nos destruya al final, y que el ideal de la generosidad y la unidad nos exija al principio un gran desprendimiento y nos dé al final la plenitud.

El hecho de orientar la vida hacia este ideal de plenitud nos impulsa a elegir en cada momento lo más adecuado a nuestro verdadero ser. Esta libertad interior nos inmuniza en buena medida contra la manipulación.

Extractos de: "La manipulación del hombre a través del lenguaje" de Alfonso López Quintás.
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El proceso de la seducción
En la fase de seducción, el manipulador hará creer que le importa mucho la (futura) víctima, ya sea a través de la adulación o bien a través de la compasión.

Es una estrategia encaminada al conocimiento de las grietas (debilidades) de la futura víctima y cuyo objetivo es la absorción de "algo" que tiene de más la víctima.

Ese algo de más, puede ser una cualidad personal o bien contactos sociales.

Existe una pista significativa para poder detectarlos, dado que sus relaciones interpersonales son muy operativas, y encaminadas a tener amistades provechosas; mostrarán desprecio hacia la gente sencilla o que no "pinte" nada.

La fase de seducción al tratarse de un proceso, consta de una serie de pasos, a saber:

a) captación de la persona

b) absorción o aprendizaje de la cualidad

c) prueba y constatación

d) desprestigio externo personal del verdadero poseedor de la cualidad.

A veces, en este proceso, hay un salto de pasos, y eso tiene lugar cuando lo que se pretende es seducir el entorno próximo de la víctima más que a la propia víctima y es en estas situaciones en que la víctima es vivida como un estorbo.

En estos casos, la fase de seducción, también existe pero dirigida al entorno, en lugar de a una sola persona.

a) captación de la victima
Ya sea a través de la adulación o de la compasión, lo que el manipulador buscará será una lealtad a su persona por encima de cualquier cuestionamiento.

La víctima, al negarse a perder a alguien que la adula, se verá forzada a ir disculpando las acciones del manipulador, le buscará justificaciones y explicaciones a actitudes que ni son justificables ni aceptables.

A menudo esa lealtad le obligará a romper antiguas amistades y a veces, incluso lazos familiares.

b) absorción o aprendizaje de la cualidad
En este momento el manipulador dirigirá todas sus energías a "copiar" una cualidad de la víctima o bien a "absorber" algo de su propiedad (relaciones sociales, negocio familiar, propiedad intelectual, éxitos en su trabajo...).

c) prueba y constatación
Consiste en que el acosador busca la constatación por parte del entorno de que es creíble la adquisición de esa cualidad o bien que su rol en las relaciones sociales, su actuación en el negocio familiar, su autoría en los éxitos intelectuales y/o laborales de la víctima es predominante, útil, eficaz.

Algo así como que sin la colaboración del seductor, la víctima no hubiera llegado donde ha llegado. La víctima le "debe" su éxito, no se le valora ni el esfuerzo, ni la dedicación; se le niega todo reconocimiento.

A menudo la propia víctima se cree el engaño y se siente en "deuda" con quien le "roba" su capital.

Una vez se ha verificado la absorción, el acosador empieza a desenmascararse.

d) desprestigio externo y personal del verdadero poseedor de la cualidad/propiedad

Se desea que el verdadero poseedor dude de su cualidad, de su eficacia frente al negocio familiar, de su prestigio en las relaciones sociales, de su autoría de la propiedad intelectual, de la autenticidad de su trabajo.

Para ello se inicia un periodo de críticas personales desestabilizadoras, de rumorología contra la ya víctima.

El entorno se cree los rumores, que se dicen a espaldas de la víctima, porque el acosador aún se hace pasar por amigo o afín de la víctima.

En presencia de la víctima, el adulador se comporta, todavía, como amigo. Pero a medida que pasa el tiempo se van verbalizando pequeñas "bromas" humillantes y críticas a su persona.

La víctima apenas sabe reaccionar a esa sutil violencia, y cada vez se desestabiliza más y se instaura en una situación de indefensión.

Una aproximación teórica de por qué cuesta tanto darse cuenta de estar inmerso en un proceso de seducción perversa:

Aunque el texto extraído de "Niñez y sufrimiento en la sociedad del siglo XXI" por Lic. Jorge Garaventa (Buenos Aires) se refiere al maltrato a la infancia, cabe destacar párrafos aplicables a la víctima adulta de acoso moral.

Garaventa dice:

"... Descifrar estas incógnitas nos lleva directamente al tema de la violencia de la desmentida en el abuso sexual contra menores.

Cuando digo desmentida me refiero a un mecanismo psíquico a través del cual desconocemos algún aspecto de la realidad con el que no queremos o no podemos enfrentarnos.

En su "Diccionario de Psicoanálisis" Laplanche y Pontalis definen a la renegación o desmentida como "un mecanismo de defensa consistente en que el sujeto rehúsa reconocer la realidad de una percepción traumatizante".

¡Se trata de un mecanismo psíquico útil en algunos casos!

Todas las defensas lo son, según el grado, el momento y la frecuencia con que las usemos en las diferentes etapas de nuestras vidas, en tanto nos ayudan a enfrentar ansiedades y conflictos cotidianos.

Pero, si alguno de esos mecanismos se utiliza en demasía, el psiquismo se daña.

Cuando un delito-abuso es perpetrado hay toda una maquinaria de complicidades y silencios que se pone en marcha para evitar que la víctima hable o sea escuchada.

Aplicación en el acoso moral
¿Cuántas veces hemos oído a un acosado decir que "tampoco es tan grave" lo que le hacen o bien "que tiene un mal día" su acosador (narcisista)?

En la fase de seducción, los mecanismos de negación de la realidad funcionan a pleno rendimiento.

Las secuelas de la desvalorización de la agresión: se concretan en seguir vinculado al acosador.

Otras veces, el mecanismo de negación, se instaura fuertemente, para negar que uno vivió acoso, para borrarlo de la mente, para no reconocerse como víctima.

Y esa actuación evitativa para no aceptar que uno recibió acoso, entronca con la vergüenza del menor que ha sufrido abuso.

Las secuelas de la negación de la agresión recibida se concretan en que aparecen alteraciones del comportamiento, actitudes caracteriales que parecen inexplicables.

Por Marina Parés

Bibliografía
- "El acoso moral" de Marie-France Hirigoyen.

- "Mobbing" de Iñaki Piñuel y Zabala.

- "El arte de las relaciones personales" de Miguel Silveira.

- "Niñez y sufrimiento en la sociedad del siglo XXI" de Jorge Garaventa.

Fuente:
http://www.acosomoral.org
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"Dejemos a los envidiosos la tarea de proferir injurias y a los necios la de contestarlas" (Luis Dupaty).