"La ira se halla en muchos animales, la sabiduría solo en el hombre" (Pitágoras).

"Si eres paciente en un momento de ira, escaparás a cien días de tristeza"
(Proverbio chino).

 

¿Cómo se cultivan los sentimientos?
Los sentimientos no son fruto de la casualidad.

Si hemos aprendido en el plano físico que todos los objetos requieren un mantenimiento para susbsistir, ¿cómo no habían de requerir mantenimiento los sentimientos para perdurar?

Si se aceita una máquina, si se engrasa un automóvil, si se limpian los muebles y las ropas, ¿cómo no habrían de limpiarse y "aceitarse" los sentimientos?

Si se alimenta un cuerpo para que no decaiga y enferme, ¿cómo no habrían de alimentarse los sentimientos?

De la ira
La ira, Séneca la describe como una locura breve de efectos catastróficos, aunque puede ser dominada por la razón.

No hay señal más cierta de verdadera grandeza que la imparcialidad ante todo lo que pueda acontecer.

La región del universo más elevada y mejor ordenada, la vecina a los astros, no amontona nubes, no estalla en tempestades, no rueda en torbellinos; está libre de todo huracán, siendo más abajo donde se forma el rayo.

De la misma manera, el ánimo levantado, sereno siempre, colocado en esfera tranquila, sofoca en él todos los gérmenes de la ira, siendo ejemplo de moderación, de orden y majestad: nada de esto encontrarás en el iracundo.

¿Quién es el que, entregado a su ofensa y furor, no prescinde, desde luego, de todo comedimiento?

¿Quién, en el ímpetu de su rabia y al caer sobre alguno, no abandona todo pudor?

¿Quién, una vez irritado, recuerda el número y orden de sus deberes?

¿Quién sabe moderar su lengua, contener alguna parte de su cuerpo y dirigirse una vez suelta la rienda?
Lucio Anneo Séneca

La ira, esa cólera arrebatadora, esa furia que de vez en cuando nos convierte en auténticas fieras.

Aparentemente somos personas como los demás y, ante un pequeño estímulo o una provocación, nos convertimos en auténticos salvajes.

Dicen algunos que el tema de la ira es una cuestión de grados. Es un movimiento, una reacción que puede indicar simplemente que estamos vivos y, por lo tanto, nos rebelamos contra injusticias, amenazas o abusos.

Cuando el movimiento instintivo pasional de la ira se despierta, nos ciega, nos estupidiza y nos convierte en una especie de bestias obcecadas.

Ese exceso es malo, muy malo.

Si eres una persona tan pacífica que nunca te has enfadado, aunque te describan mucho la ira, nunca la entenderás.

Si eres justo, te puedes sentir arrebatado por la ira; allí te toparás con el gran obstáculo.

Y, aunque consideres y busques motivos para la justicia de tu ira, es un estado que no te mejora, sino todo lo contrario: te empeora.

De cualquier manera y pese a mis reflexiones en un ámbito de calma, me acercan peligrosamente a la cólera, a la ira, quienes se sienten inmunes e impunes, quienes consideran que están en la tierra para obligar a los demás a creer lo mismo que ellos.

¿Qué es la ira?
Tenemos muchas emociones.

Puedes sentirte feliz, triste o celoso. La ira es otra emoción –y no precisamente de las más beneficiosas–.

Es perfectamente natural enojarse algunas veces; de hecho, es importante enojarse a veces.

Pero la ira debe liberarse de forma apropiada, de forma justa y correcta; es decir, más que liberarse debe transmutarse o te sentirás como una olla con agua hirviendo y la tapadera puesta.

Si no dejas que salga el vapor, ¡el agua subirá y hará saltar la tapadera! Cuando eso pasa, no resulta divertido para nadie.

Catarsis emocional
Encontré un artículo muy interesante acerca de la falacia de la catarsis… y es que el "liberar la ira" es uno de los conceptos sociales más arraigados que tenemos, y no nos damos cuenta de que el moldear el cerebro según la comprensión podría resultar mucho más efectivo y mejor que simplemente enfurecernos y alegar.

Freud planteaba la "catarsis" como método para reducir la agresión y validarla como terapia para "vaciar los depósitos emocionales", ya que se trataría de un instinto básico para la adaptación humana.

Actualmente, la ciencia ha rechazado muchos mitos sobre la naturaleza instintiva de la agresividad en el hombre, y se sabe ahora que no es ni ineludible ni necesaria.

Además, con frecuencia las personas agresivas utilizan la teoría de que "la frustración conduce a la agresión" para justificar y excusar su ira, considerándola algo "saludable".

Las mejores victorias se logran sin la presencia de la ira.

La evidencia científica actual sobre la ira indica que esta emoción es básicamente una cuestión de elección.

Está determinada por pensamientos y creencias, mucho más que por su bioquímica o por la herencia genética.

Airear la ira raramente reporta algún alivio real.

Más bien, conduce a más ira, tensión y excitación.

Bueno, aquí va el artículo:
Un encontronazo con un peatón (siendo automovilista) o un encontronazo con un automovilista (siendo peatón), normalmente, genera una reacción de emociones que tienden a liberarse mediante los más populares insultos verbales.

No hacerlo de este modo y guardar la ira dentro del corazón en vez de exteriorizarla es una de las cosas menos saludables que el humano pudiera hacer en casos como estos, ¿cierto...?

Según Dolf Zillman, Dianne Tice y una escuadra de los más reconocidos estudiosos de nuestra psique, tal afirmación es una de las falsas creencias populares que más ha repercutido en nuestra modernidad.

"La gente suele pensar que la ira es ingobernable y que, en todo caso, no debiera ser controlada, o que una descarga 'catártica' puede ser sumamente 'liberadora'” –dice el Dr. Daniel Goleman, pionero en el concepto de inteligencia emocional.

En su célebre superventas "Inteligencia emocional": porque esta es más importante que el coeficiente intelectual, Goleman afirma que:

"Cuantas más vueltas demos a los motivos que nos llevan al enojo, más 'buenas razones' y más justificaciones encontraremos para seguir enfadados".

Por su parte, la Dra. Dianne Tice, de la Universidad de Princeton, Estados Unidos, asegura que "el enfado es la más seductora de las emociones negativas porque el monólogo interno que lo alienta proporciona argumentos convincentes para justificar el hecho de poder descargarlo sobre alguien".Una imagen de la ira

La creencia social (o "superstición" en palabras de Goleman) de que ante un ataque de ira lo más saludable es "sacarlo todo" a relucir podría tener su origen en el concepto de "catarsis emocional", tan afincado por los profesionales del psicoanálisis primitivo como el medio para solucionar estados negativos de la mente.

Sin embargo, según el Dr. Dolf Zillman, de la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos, ya en los años cincuenta existían estudios serios que indicaban que la catarsis emocional de la furia servía poco o nada en la resolución de tal estado.

De hecho, según los estudios de Dianne Tice, "el hecho de expresar abiertamente el enfado constituye una de las peores maneras de tratar de aplacarlo, porque los arranques de ira incrementan necesariamente la excitación emocional del cerebro y hacen que la persona se sienta todavía más irritada".

Pero la solución al problema de la ira no suele ser tan simple como tragarse el odio por el prójimo cuando un distraído se infiltra en la cola de pagos, o cuando ese chofer de autobús arranca y frena cual transportista de ganado.

El correcto dominio de nuestras emociones puede ser entrenado hasta el grado en que cualquier atisbo de enfado pueda disiparse con un pensamiento, en lugar de formar un círculo de alimentación negativa sobre la situación.

"Parece mucho más eficaz en suma –dice Goleman– que la persona comience tratando de calmarse y que, posteriormente, de un modo más asertivo y constructivo, entable un diálogo para tratar de resolver el problema".

La ira en los niños
Hay muchas cosas que pueden provocar la ira en los niños. Puedes enojarte cuando algo no sale como tú quieres.

Tal vez te enfurezcas contigo mismo cuando no entiendes la tarea o cuando tu equipo pierde un partido importante.

Puedes frustrarte cuando te resulta difícil alcanzar algún objetivo.

Esa frustración puede provocar ira.

Esos niños que se burlan de ti o te insultan pueden hacerte enojar.

O puedes enfadarte con tus padres si consideras que alguna de sus reglas es injusta.

Lo peor de todo es cuando te echan la culpa por algo que no has hecho. Pero también es posible enojarse sin saber por qué.

¿Cómo sé si estoy enojado?
Hay diferentes formas de sentir la ira.

Normalmente, tu cuerpo te dirá cuándo estás enojado.

¿Estás respirando más rápido?

¿Tienes la cara colorada?

¿Tus músculos están tensos y los puños fuertemente cerrados?

¿Sientes ganas de golpear a alguien o de romper algo?

La ira puede hacer que grites a las personas que tienes a tu alrededor e, incluso, a las personas que te caen bien o quieres.

Algunas personas ocultan su ira en lo más profundo de su ser.

Si haces eso, puede dolerte la cabeza o el estómago.

Puede que, simplemente, te sientas mal contigo mismo y empieces a llorar.

No es bueno esconder la ira, así que deberías encontrar una manera de liberarla-transformarla sin herir a nadie (incluido tú).

¿Cómo puedo saber si otra persona está enojada?

Cuando un conocido se enoja, puede alejarse bruscamente o dejar de hablarte.

Puede guardar silencio y retraerse.
Dibujo, nena enfadada
Algunas personas gritan y tratan de golpear o lastimar a cualquier persona que esté cerca.

Si una persona está tan furiosa, tienes que alejarte de ella lo antes posible.

Una vez que estás lejos de esa persona, párate a pensar.

Trata de comprender qué le hizo enfadarse tanto.

¿Puedes hacer algo para arreglar la situación?

¿Cómo se siente la otra persona? Cuando la otra persona se haya calmado, trata de hablar del problema. Escucha lo que tenga que decirte.

¿Qué debo hacer si me enojo?
No pierdas el control. Desquitarse con los demás no resuelve nada.

En cambio, reconoce que estás enojado y trata de saber por qué.

¿Qué puedes hacer tú para evitar que la situación se repita? Si a tu hermana pequeña le dan un juguete y a ti no, no está bien romper ese juguete.

Tal vez puedas pedirle que lo comparta contigo.

O si tu tarea de ciencias es demasiado difícil, no hagas pedazos el cuaderno; pide a tus padres o a la maestra que te ayuden.

Es bueno hablar de tu ira con un adulto, como tus padres, un maestro o un pariente.

Cuando hablas de tu ira, esas emociones negativas suelen empezar a desaparecer.

Destructores de la ira
He aquí más cosas que puedes hacer cuando comiences a enfadarte:

– habla con un amigo de confianza;

– cuenta hasta 10;

– recibe o da un abrazo;

– zapatea;

– golpea una almohada porque a la almohada no le duele;

– haz un dibujo de tu ira;

– da cinco vueltas por la casa corriendo tan rápido como puedas;

– canta al unísono con la música del estéreo;

– haz algún trabajo físico que casi te agote;

– piensa en cosas buenas (unas vacaciones divertidas o tu deporte favorito);

– date una vuelta en bicicleta o vete a patinar.

Es imposible no enfadarse nunca. Más bien, recuerda que tu comportamiento cuando te enojas puede hacer que la situación mejore o empeore.

No dejes que la ira te controle.

¡Toma las riendas!

Fuentes:
http://www.acropolisperu.org
http.//www.proyectosalonhogar.com
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"Procura hacerte digno de todos los favores, pero no aceptes ninguno" (E. W. Stevens).



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