Dedicado a ¡todos los maestros!
"Educar en la igualdad y el respeto es educar contra la violencia" (Benjamín Franklin).
"El arte supremo del maestro es despertar el placer de la expresión
creativa y el conocimiento" (Albert Einstein).
Al terminar la guerra civil española se extendió sobre las conciencias una capa de silencio absolutamente impermeable.
El miedo, el dolor y la tristeza sellaron las bocas de quienes habían sido testigos de aquellos increíbles horrores.
Yo tuve que esperar muchos años para saber que en mi familia había ocurrido una tragedia terrible e irremediable.
Un hermano de mi padre, Atenedoro Santos Encinas, maestro nacional, había sido fusilado a los veinticuatro años por el simple hecho de pensar de manera diferente a la de los futuros ganadores de la "incivil" contienda.
Había nacido Atenedoro el día 30 de agosto de 1912, en el seno de una acomodada familia de agricultores de Grajal de Campos (León).
Cursó estudios de Bachillerato y se graduó como maestro a los dieciocho años.
Cuando llegó la Segunda República, el maestro Atenedoro era un joven inteligente, extrovertido y, en consecuencia, admirado, elogiado y respetado por todos.
"En aquella sociedad agrícola, cerrada en sus propias estructuras sociales, terriblemente diferenciadas, que carecía de altos parámetros culturales, provocadores de superación, la figura de Atenedoro, con sus rectos valores personales, era admirada y elogiada por el pueblo.
¡Y también envidiada...!
Pecado capital que subyace en las graves acusaciones que le condujeron a un trágico final", escribe el historiador Vicente Martínez.
Atenedoro Santos Encinas era una maestro formado en los principios pedagógicos de la Institución Libre de Enseñanza.
Y no cometió otro delito que el de estar al lado de los que Paulo Freire llamaba "los desheredados de la tierra".
Maestro innovador, realizaba excursiones por la provincia con los alumnos (actividad que hoy no llama la atención, pero que entonces era insólita), aplicó métodos nuevos a la docencia e inculcó el respeto, la confianza y el sentido de la justicia en los escolares.
Perteneció al grupo cultural-excursionista "Inquietudes", imbuido de innovadores principios pedagógicos.
El joven Atenedoro se rebeló contra la ortodoxia asentada en la religión, el autoritarismo y la obediencia ciega y escogió como bases de su docencia la cultura, la reflexión, la igualdad, el reparto, el trabajo, la fraternidad y la libertad de conciencia.
El día 27 de julio de 1936, a las 10.30 de la mañana, cuando impartía clases a dos niños, hijos de humildes obreros, fue detenido y confinado en la cárcel de Sahagún, donde soportó el hacinamiento y fue testigo de la muerte de los obreros disidentes.
Se lo llevaron para un viaje sin retorno, con las ropa que vestía, con las zapatillas que en ese momento calzaba.
Su madre lo vio bajar calle abajo y ya no le volvió a ver más.
"Educación es lo que la mayoría recibe, muchos transmiten y pocos tienen" (Karl Kraus).
El rector de la Universidad de Valladolid lo destituyó de su plaza de maestro titular de Escobar de Campos el día 10 de octubre de 1936.
Todo el esfuerzo, todos los sueños, todos los proyectos se derrumbaban de forma estrepitosa y cruel.
El día 3 de junio de 1937, en el Palacio de los Guzmanes de León se celebró un macrojuicio en el que se le condenó a muerte por rebelión militar.
Se le atribuían los siguientes delitos: "…estar afiliado a Izquierda Republicana, tener contactos con la Casa del Pueblo de León, defender ideas comunistas, ser peligroso, dar enseñanza comunista en la escuela...".
Y concluía la sentencia: "…es de apreciar en Atenedoro Santos la circunstancia de su gran perversidad y manifiesta peligrosidad".
Se recogieron firmas para pedir el indulto.
Muchas personas firmaron una petición que sabían con absoluta seguridad que era de estricta justicia.
Algunos no firmaron, entre ellos el cura párroco.
Con las firmas se presentaron la familia y la novia en el Cuartel General de Franco en Salamanca.
No hubo piedad a pesar e todas aquellas firmas y de todos los informes favorables.
A Julia Arranz, maestra nacional de similares ideales y novia del reo, se le formó expediente de depuración y fue castigada con la prohibición de solicitar cargos vacantes durante un período de un año e inhabilitación para cargos directivos y de confianza en instituciones culturales y de enseñanza de los maestros.
A las doce de la noche del día 21 de junio de 1937 el juez instructor le notificó a Atenedoro que la sentencia de muerte había sido declarada firme por la Audiencia Militar y confirmada por Su Excelencia el Jefe del Estado.
Acto seguido ordenó la entrada en capilla por espacio de tres horas.
Allí se encontraba Julia, la novia, para celebrar la triste e insólita ceremonia de un matrimonio que solo iba a durar unas horas.
A las tres de la mañana Atenedoro fue entregado al jefe del piquete de ejecución.
Eran las seis de la mañana cuando fue pasado por las armas en el campo de tiro de Puente Castro.
La joven viuda se hizo cargo del cadáver.
A ella dirige un carta escrita poco antes de morir en la que dice:
"En estos momentos en que veo la muerte tan cerca, mi pensamiento vuela a ti y siento un consuelo muy grande al pensar que viviré en tu memoria".
En otra parte de la carta comenta:
"Dejo esta vida con una tranquilidad que solo es posible teniendo la firme seguridad de que cometen una injusticia".
En una carta dirigida a los padres y hermanos, que el juez hace llegar a la familia a través de la Guardia Civil dice:
"Tengo la conciencia tranquila y es suficiente; y si supiera que vosotros no os preocupabais, estaría como si no me hubiera pasado nada".
La carta termina así:
"Adiós, padres y hermanos míos; en mis últimos momentos no tengo más que vuestro recuerdo y con él muero, anhelando de todo corazón que la tranquilidad reine en casa".
Una escena de la mágnífica película "La lengua de las mariposas"
Vicente Santos, hermano de la víctima, dice en un texto estremecedor titulado "Recuerdos de una infancia":
"Un mortal accidente, una enfermedad terminal, la desaparición definitiva, en fin, de un ser tan íntimamente querido siempre es dolorosa, triste y hasta trágica.
Pero que esta situación… sea consecuencia de los malvados comportamientos humanos, llevados a cabo con premeditación, frialdad y sadismo, es difícil de creer y, más aún, de comprender".
Luego vinieron secuelas tan dolorosas como humillantes para la familia.
A las hermanas de Atenedoro se las ridiculizaba, se las aislaba y se las obligaba a cantar el "Cara al sol", se hacía el vacío a la familia.
Muchos años de dolor, de silencio y de desprecio…
¿Qué explicación tiene la terrible depuración del magisterio, los cientos de maestros ejecutados y miles represaliados?
Nos la da (en el libro "Los maestros de la República", de María Antonia Iglesias) la alumna de una maestra asesinada en Cantillana (Sevilla):
"Ellos no querían que los maestros enseñaran porque solo querían resplandecer ellos y que los pobres nos muriésemos de hambre y que no aprendiéramos nada los pobres".
EN HOMENAJE A MIS MAESTROS
Extracto del artículo 'Maestros' de Carlos Marzal, del que entresacamos algunos párrafos:
"Un profesor no es, por lo general, un maestro, por la misma razón por la que los licenciados en Filología o Filosofía no suelen ser ni filósofos ni poetas.
Un maestro, en el más alto sentido que le asigno a esta palabra, es quien ha logrado erigir en su ámbito de creación intelectual y por qué no, también moral, una obra de importancia presente y que sospechamos de importancia futura...
Una obra que excede siempre lo puramente intelectual y que se convierte, junto con su persona, en ejemplo de vida para quien tiene la suerte de conocer al autor, de frecuentarlo, de saberse (en mi caso, de querer llegar a ser) su discípulo...
Un maestro suele ser un atajo inmejorable a la hora de saber...
Bajo el cobijo de los maestros auténticos, el relámpago del mundo nos resulta un poco más amable, un poco menos imposible de descifrar.
Quien lo probó lo sabe, y está por siempre en deuda con el mundo y sus maestros".
Un apunte:
"Mi abuelo español era republicano y mi madre franquista y los dos fueron maravillosas personas en sus maravillosas vidas.
Mi madre aún vive y hace cuarenta años que está en silla de ruedas y es una mujer extraordinaria y creo que no tiene importancia cómo piense…
¡Los excesos todos son malos!
Yo creo que Dios existe y eso me sirve a mí para vivir de una determinada manera deseando un mundo mejor y tratando de ponerlo en práctica cada día.
Pero de nada sirve si no somos capaces de vivir respetando la manera de ser y de pensar de los otros.
Pongamos el amor sobre todo.
Esto implica un inmenso respeto por las personas con las que recorremos esta aventura de vivir.
Por sus derechos, por sus obligaciones…
Creo que no importa cómo pienses, pero sí cómo vivas de acuerdo con lo que piensas…".
A. F.
Fuentes:
http://blog.laopiniondemalaga.es/eladarve
http://sebastianurbina.blogspot.com/2007/11/homenaje-mis-maestros.html
* * * * *
"Educad a un hombre y educaréis a un solo individuo. Educad a una mujer y educaréis a toda una familia" (Agnes Cripps).