Los cristales naturales más grandes de la tierra se han descubierto en dos cuevas dentro de una mina de plata, plomo y zinc cerca de Naica, en Chihuahua, México.
LOS CRISTALES MÁS GRANDES DEL MUNDO
Alcanzan longitudes de 15,25 metros (50 pies); los claros cristales están formados de selenita, una forma cristalina del yeso mineral.
La mina de Naica es una mina que se conoce por sus cristales extraordinarios. En Naica se han encontrado cristales de selenita (yeso) tan grandes como 1,2 metros (4 pies) de diámetro y 15,25 metros (50 pies) de largo, con 55 toneladas de peso. La cámara que contiene estos cristales se conoce como la Cueva de los Gigantes, y está aproximadamente a 300 metros (1000 pies) bajo la superficie, contenida en la piedra caliza de la mina. Los cristales fueron formados por los líquidos hidrotérmicos que emanaron de las cámaras de magma de las profundidades. La caverna fue descubierta cuando los mineros perforaban a través de la falla de Naica, preocupados por la inundación de la mina. La Cueva de las Espadas es otra cámara en la mina de Naica que contiene cristales similares.
En abril del 2000, los hermanos Eloy y Javier Delgado encontraron lo que los expertos creen que son los cristales más grandes del mundo mientras abrían un túnel nuevo a 300 metros bajo la mina de plata y plomo de Naica, en Chihuahua. Eloy, de 40 años de edad, se deslizó por una abertura pequeña hacia una caverna de 9 por 18 metros llena de cristales inmensos. “Era hermoso, como la luz que se refleja en un espejo quebrado“, dijo.
Él dijo “La vista era hermosa". Los cristales translúcidos yacen uno encima de otro, como si rayos de luz tomaran repentinamente forma en peso y sustancia. Un mes después, otro equipo de los mineros de Naica encontró una caverna, incluso más grande, adyacente a la primera.
Un fotógrafo profesional que se especializa en cañones geológicos ambientalmente difíciles, estrechos y húmedos dijo que para él era casi imposible obtener fotografías claras, incluso usando cada truco y técnica que conocía, debido al medio ambiente de las cuevas. Estos cristales probablemente son estables, pues la temperatura en la cueva está sobre los 48° Celsius (centígrados) con una humedad del 100%. Es decir, estas estructuras están envueltas en vapor.
Como fotógrafo acostumbrado al trabajo en ambientes oscuros y peligrosos, esta experiencia le era única. Un ser humano puede funcionar en este ambiente de seis a diez minutos antes de que ocurra una pérdida severa de las funciones mentales. “Yo estaba tan excitado mientras fotografiaba los cristales que realmente tuve que hacer un gran esfuerzo para enfocar y concentrarme intensamente para alcanzar la puerta, que estaba quizás entre 10 y 12 metros de distancia”.
“Caminar en cualquiera de estas cuevas es como caminar en un geoide (geoda) gigantesco“, dijo a Richard D. Fisher, consultor americano de la compañía de explotación minera para desarrollar los descubrimientos como atracciones turísticas. Fisher dijo que la mayoría de la gente puede aguantar solamente algunos minutos en las cuevas debido a sus altas temperaturas.
La caverna más pequeña de esas dos, que tiene el tamaño de alrededor de una departamento de dos recámaras, está a 38 ° Celsius (centígrados). La caverna más grande, que Fisher describe como del tamaño de una catedral, está a 66° C. Ambas están localizadas a 300 metros de profundidad bajo la superficie, aproximadamente.
“Los cristales más grandes conocidos previamente fueron encontrados en la cercana Caverna de las Espadas, que es parte del mismo sistema de minas. Algunos de esos cristales son exhibidos ahora en el Museo Smithoniano. El gobierno local y los dueños de la mina esperan evitar la remoción de cualquiera de los nuevos descubrimientos sea para museos o colecciones privadas”, dijo Fisher.
Mientras que la compañía de la mina está limitando actualmente las visitas a las cuevas solo a los expertos científicos, los cazadores de minerales han destruido las cerraduras y han irrumpido en los compartimientos dos veces desde que el equipo de explotación minera los abriera en abril del 2006. Un hombre murió cuando trató de llevar afuera un cristal gigantesco el cual le cayó del techo y lo inmovilizó. “El calor lo consumió" según Fisher.
“Necesitamos más protección in situ para las cavernas de las minas”, dijo la geóloga Carol A. Hill, coautora del libro ‘Cave Minerals of the World’, quien llamó a los nuevos descubrimientos “Por mucho, los más grandes cristales de selenita de los que tenga noticia”.
Hill aplaude el plan turístico. “Sin él, la compañía minera destruiría, probablemente, las cavernas… Los museos tienen ya suficientes cristales… Es importante preservar descubrimientos como estos donde ocurren”.
La compañía planea ventilar con aire acondicionado las cavernas antes de abrirlas al público el próximo año (2007), dijo Fisher. Agregó que reduciendo gradualmente el calor no se dañarían los cristales.
Los ejecutivos de la compañía Peñoles, dueña de las minas, han mantenido los descubrimientos secretos y fuera del alcance de los vándalos, hasta donde ha sido posible. Sin embargo, no hay mucha gente que pueda aventurarse casualmente dentro; porque la temperatura excede los 66° C con el 100% de humedad.
El agua subterránea de estas cuevas, ricas en sulfuro proveniente de los depósitos adyacentes de metal, comenzó a disolver las paredes de la piedra caliza, liberando cantidades grandes de calcio. Este calcio, a su vez, se combinó con el sulfuro para formar cristales en una escala nunca antes vista por los seres humanos.
Además de las columnas cristalinas de 1,20 metros de diámetro y más de 15 metros de longitud, las cavernas contienen hileras de cristales con forma de diente de tiburón de hasta un metro de alto, que se fijan en extraños ángulos en todas partes. Esta forma cristalina del yeso mineral, la selenita, fue nombrada por Selene, la diosa griega de la luna.