El vocablo proviene de la contracción de dos términos griegos: 

eu (bien, bondad, perfección) y génesis (nacimiento), Eugene, "bien nacido".

En 1859, Charles Darwin publica su obra “Sobre el origen de las especies por medio de la selección natural, o la supervivencia de las razas favorecidas en la lucha por la vida”, más conocida por su título abreviado de 1872, “El origen de las especies”. Aunque muchos rechazaron las conclusiones de Darwin con pasión, la influencia sobre muchos otros fue inmensa. Una de las personas que resultó profundamente impresionada por el trabajo de Darwin fue su primo, Francis Galton, que estuvo presente en el famoso debate sobre la evolución en la Universidad de Oxford el 30 de Junio de 1860.

 

Galton era un genio polifacético y una de esas personalidades fascinantes de la Inglaterra victoriana: era geógrafo, antropólogo, explorador, inventor, meteorólogo, psicólogo, estadístico… leía a los dos años, y a los seis citaba a Shakespeare con soltura. Aunque no es tan conocido como su primo, Galton fue el inventor del concepto de correlación en estadística, elaboró el primer mapa meteorológico, el primer sistema de clasificación de huellas dactilares, fundó la psicometría y publicó más de 340 libros y artículos durante su vida.

Al leer “El origen de las especies”, y muy especialmente al comprender la selección natural, Galton llega a la conclusión de que la civilización moderna impide la evolución de nuestra especie: al proteger a los débiles o menos dotados se produce una “regresión hacia la mediocridad” en vez de un avance evolutivo de acuerdo con las ideas de Darwin. Sin embargo, Galton también llega a la conclusión inmediata de que este estado de cosas puede cambiarse fácilmente. En 1865 publica un artículo sobre el asunto, y en 1869 escribe un libro completo, “El genio hereditario”, en el que establece las bases de la eugenesia moderna (aunque el término no sería utilizado por primera vez hasta 1883, creado por el propio Galton): 

“Me propongo mostrar en este libro que las capacidades naturales del hombre se obtienen por herencia, a partir de las mismas limitaciones con que lo hacen la forma y las características físicas del mundo orgánico en general. Por lo tanto, como es fácil, pese a estas limitaciones, obtener a partir de una cuidadosa selección una raza permanente de perros o caballos dotados de capacidades características para correr o hacer cualquier otra cosa, también sería bastante factible crear una raza humana altamente dotada a partir de matrimonios juiciosos a lo largo de varias generaciones consecutivas.”

 

Por tanto encontramos en Francis Galton al padre de la teoría de la eugenésica donde reemplaza la “selección natural” de Darwin por una "selección artificial" que favorecerá la reproducción de los individuos pertenecientes a las élites y obstaculizará la de los inaptos. Pensaba que había que mejorar la especie humana, pero no en cuanto a su plenitud, sino mejorarla en los aspectos cualitativos como la talla, el peso, la altura, etc.

 

Aunque Galton no fue el primero en postular estas ideas. Ya desde los tiempos de la Grecia Antigua encontramos aplicación práctica de esta teoría. La encontramos en sus dos principales ciudades, Atenas y Esparta, aunque por motivaciones distintas.

En Atenas, la religión y el Estado concentraban sus esfuerzos en la descendencia de todo ateniense. Se aceptaba el infanticidio, cuando se consideraba una exagerada prole como anti-económica a la fragmentación de la propiedad agrícola; y por ello el padre podía exponer al recién nacido hasta dejarlo morir por débil, deforme, supernumerario y por miedo a la dote matrimonial. Este derecho paternal, de severa eugenesia, hizo de Grecia un pueblo seleccionado, fuerte y sano. Casi sin excepción, los filósofos griegos y principalmente Platón, eran partidarios de la exposición de los hijos; pero Aristóteles, defendía el aborto como preferible al infanticidio, más el código hipocrático prohibía al médico la práctica del mismo.

En Esparta, por su parte, desde la cima del monte Tagesti, a 2.400 mts. de altura, se arrojaban a los recién nacidos que tuvieran algún tipo de malformación. En este caso, dicha acción apuntaba a la futura formación del individuo en el ejército, debido a la militarización de la  sociedad espartana.

Volviendo a nuestro tiempo encontramos que aparecerán sustentos ideológicos y seudo-científicos que apoyarán la eugenesia. 

Incluso en la Inglaterra de 1910,  el entonces Secretario de Interior, Winston Churchill hizo circular por su gabinete un artículo de la revista de eugenesia titulado “Los débiles mentales. Un peligro social", en concordancia con la idea vigente en la época de que las enfermedades se debían a factores hereditarios y que muchos problemas sociales eran "médicos" en realidad. 

 

Las dos maneras básicas de llevar a cabo la eugenesia durante su apogeo fueron la eugenesia positiva y la eugenesia negativa. En la primera se trataba de promover la reproducción de individuos con características “deseables”, y en la segunda de disminuir la reproducción de individuos con características “indeseables”.

 

Entre el cambio de siglo y la Segunda Guerra Mundial, multitud de países fueron creando leyes que establecían la eugenesia (tanto la positiva como la negativa) y forzaban su cumplimiento. En Estados Unidos surgió la demografía, enmarcada en la eugenesia.

En Connecticut, el primero estado americano en hacerlo, se prohibía el matrimonio de personas “epilépticas, imbéciles o retrasadas”. En breve, prácticamente todos los estados crearían leyes similares

Decenas de miles de discapacitados y enfermos mentales fueron esterilizados a la fuerza en Estados Unidos durante el siglo XX, y la cosa no se acabó hasta 1978; Pese a las presunciones modernas de que el interés estadounidense en la eugenesia disminuyó durante la década de los ’20, recientes estudios comprobaron que esas leyes habían autorizado la castración de más de 40.000 personas clasificadas como "dementes o débiles mentales" en 30 estados hasta 1944. Otras 22.000 fueron esterilizadas desde mediados de 1940 a 1963. La esterilización forzada era legal en 18 estados y la mayoría permitía que las personas fueran esterilizadas sin su consentimiento, dejando la decisión en manos de terceros. En total 65000 personas sufrieron la esterilización forzosa en ese país, algunos de ellos sin ni siquiera saberlo. 

Pero no sólo Alemania y los EE.UU. promulgaron leyes de este tipo: muchos otros países lo hicieron, de un modo u otro. Australia, Canadá, Noruega, Finlandia, Dinamarca, Suiza, Estonia, Islandia, la Unión Soviética, Japón… promulgaron leyes que pretendían mejorar la raza impidiendo, por ley, que algunos de sus ciudadanos se reprodujeran

Cartel alemán-Eugenesia

 [Texto de este póster de alrededor de 1938, cartel alemán:

60 000 marcos es lo que cuesta al pueblo alemán esta persona con defectos hereditarios a lo largo de su vida. Ciudadano, ése es también tu dinero. Lee “Un pueblo nuevo”, la revista mensual de la Oficina de Política Racial del NSDAP [las siglas del Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei, el Partido Nazi].

La clave de la cuestión era que, para los partidarios de la eugenesia, el derecho a tener hijos no era universal.

 

Esto dio lugar posteriormente a políticas de esterilización, sobre todo en países del Tercer Mundo.

No es sino hasta 1933, en Alemania, donde se aplicó por primera vez la conclusión de la conexión del hombre con las mismas leyes naturales que rigen para todo el mundo vivo. La eugenesia es ciencia auxiliar de una "Biopolítica", que estudia la manera de mejorar y perfeccionar esas posibilidades biopsíquicas de un "Pueblo". La ley eugenésica fundamental de la legislación nacional-socialista es la " Ley para la prevención de descendencia hereditariamente enferma" del 14 de julio de 1933, y sus subsiguientes decretos reglamentarios.

Transcribimos algunos de sus artículos: 

# 1.

(1) - Quién esté hereditariamente enfermo puede ser esterilizado cuando, de acuerdo a los conocimientos de la ciencia médica, existe una gran probabilidad de que sus descendientes padecerán graves daños, físicos y psíquicos de orden hereditario.

(2) - -Hereditariamente enfermo en el sentido de esta Ley es todo aquél que padece de una de las siguientes enfermedades:

1. Imbecilidad congénita

2. Esquizofrenia

3. Locura maníaco depresiva

4. Epilepsia

5.Correa de Huntington ("Baile de San Vito'' hereditario)

6.Ceguera hereditaria

7.Sordera hereditaria.

8.Graves malformaciones físicas hereditarias.

(3) - Subsiguientemente, puede ser esterilizado aquél que padece de alcoholismo grave.

#2.

(1) - Tiene derecho a presentar la solicitud (de esterilización) todo aquél que ha de ser esterilizado (Ö)

(2)- A la solicitud debe adjuntarse el certificado, expedido por un médico reconocido por el Reich Alemán, de que el individuo a esterilizar ha sido esclarecido acerca de la esencia y de las consecuencias de la esterilización.

(3) - La solicitud puede ser retirada.

#15.

(1) - Las personas participantes del proceso o de la intervención quirúrgica están obligadas a guardar silencio.

(2) - Aquél que sin autorización actúe en sentido contrario a la obligación de guardar silencio será penado con reclusión de hasta un año o multa (Ö)

#10a.

(1) - Habiendo un Tribunal de Salud Hereditaria (Erbgesundheitsgericht) dictaminado la validez legal de la esterilización de una mujer que, en el momento de la práctica de la esterilización, se encuentre en estado de embarazo, éste puede ser interrumpido, con asentimiento por parte de la interesada, a no ser que el fruto ya esté en condiciones de nacer o que la interrupción del embarazo trajese como consecuencia un serio peligro para la vida o para la salud de la mujer.

(2) - Como no capaz de nacer debe considerarse al fruto cuando la interrupción tenga lugar antes del transcurso del sexto mes de embarazo.

Nürnberg, el 15 de Septiembre de 1.935

Firmas: Adolf Hitler, Führer y Canciller del Reich; Frick, Ministro del interior. Dr. Gürtner, Ministro de Justicia; R. Hess, lugarteniente del Führer.

Sin embargo la Alemania de Hitler no sólo promovía la procreación de los “más adecuados”: en muchos casos la forzaba, y oficiales de las SS tenían hijos con mujeres “idóneas” sin que éstas pudieran negarse a ello. No sólo se esterilizaba forzosamente a personas con discapacidad (unos 400 000 entre 1934 y 1937): eran un gran coste económico para el estado, de modo que si no se podía evitar su nacimiento porque ya habían nacido se los mataba. Ni siquiera hace mencionar las medidas que se instituyeron para proteger la “raza aria”.

 

Como suele suceder, hasta lo más horrible puede tener consecuencias beneficiosas en algún aspecto — cuando las demás naciones fueron testigos del horror del Tercer Reich, prácticamente al unísono (con la excepción de los Estados Unidos, que mantuvo políticas de esterilización durante largo tiempo, como se ha mencionado antes, aunque más calladamente que antes de la guerra) renegaron de la eugenesia en casi todas sus formas.

 

Sin embargo, la eugenesia no es un asunto del pasado

Gracias a los avances del Proyecto Genoma (nacido a fines de la década del ’80,el Proyecto tiene por finalidad la descripción de un libro biológico del ser humano, o sea, construir un mapa genético de éste), y a la selección de embriones, se permitirá evitar el nacimiento de aquellos que no se acomoden a los estándares preestablecidos. A medida que transcurran los años, la lista de enfermedades o deficiencias que podrán ser detectadas en el embrión irá en aumento. (Y surge la pregunta sobre quiénes impondrán los criterios para calificar a un gen como "bueno" o "malo" y sobre la base de qué criterios – ya que muchos de los que a priori son "malos", por ser causantes de enfermedades, cumplen al mismo tiempo funciones positivas, como p.ej., el gen de la talasemia que protege del paludismo).

La pregunta de si es moralmente ético practicar la eugenesia es estudiada por laBioética ("ética de la vida", término acuñado en 1971 por el profesor de oncología norteamericano Van Rensselaer Potter, en su obra "Bridge to the future"). Síntesis paradigmática de ciencia y conciencia, es considerada como el estudio interdisciplinario de los problemas suscitados por el progreso biológico y médico, dentro de los cuales se encuentran los interrogantes éticos. Dentro de ese abordaje interdisciplinario, le cabe también un papel relevante al Derecho (aunque sin llegar a su "juridización). El tema que estamos tratando se inscribe dentro de categoría de ética en el principio de la vida.

Veamos cuáles han sido las respuestas del Derecho, para tratar la aceptación o no de la selección primplantatoria de embriones:

Las leyes francesas del 29 de julio de 1994

Después de dos años de debates parlamentarios, Francia ha aprobado, el 29 de julio de 1994, dos leyes que regulan la procreación asistida. En líneas generales, ambas leyes se ubican en una posición intermedia entre las legislaciones más permisivas, como la española y la británica y las más restrictivas, como la alemana y la austríaca. Sin embargo, en lo que concierne a la eugenesia, y contra lo que podría resultar de un primer análisis, la nueva legislación adoptada en Francia llega a resultados similares a los de las leyes más permisivas. Es cierto que el nuevo art. 16-4 del Código Civil prohíbe "toda práctica eugenésica tendiente a la organización de la selección de personas", lo que se ve reforzado por el nuevo art. 511-1 del Código Penal, que prevé una pena severa para quienes llevaran a cabo tales prácticas. No obstante, sería demasiado apresurado deducir de aquí que la eugenesia no es aceptada.

En primer lugar, porque lo que se prohíbe es la organización de la selección y no la selección en sí. En segundo lugar, porque la misma ley prevé como una de las finalidades de la procreación asistida la de "evitar la transmisión al niño de una enfermedad particularmente grave" (art. 152-2 del Código de la salud pública), lo cual constituye evidentemente una finalidad eugenésica.

Debe advertirse que los términos de este artículo son ambiguos: en realidad no se trata de evitar la transmisión de una enfermedad al niño, sino de evitar el nacimiento de niños que puedan estar afectados de alguna enfermedad, lo cual incluye el descarte de los embriones indeseables. En efecto, la ley admite el diagnóstico preimplantatorio (art. 162-17 del Código de la salud pública). Es cierto que, según el artículo citado, debe tratarse de una enfermedad "de una particular gravedad reconocida como incurable al momento del diagnóstico" y que el DPI sólo puede tener por objeto "determinar la existencia de la enfermedad a fin de prevenirla y tratarla".

No obstante, y dado que un eventual "tratamiento" de los embriones enfermos no está al alcance de la técnica actual, está claro que el objeto del DPI es el descarte liso y llano de los que no reúnen las condiciones exigidas. Otra ambigüedad de las nuevas leyes resulta de la distinción entre la experimentación y los estudios sobre los embriones (art. L. 152-8 C. salud Púb.): la experimentación, es decir, las manipulaciones sin finalidad terapéutica para el embrión están prohibidas.

En cambio, los estudios, que "deben tener una finalidad terapéutica y no afectar al embrión" están permitidas. La violación de esta norma es sancionada penalmente (art. L. 152-17 C. salud Púb. y art. 511-19 C. penal). La distinción entre la experimentación y los estudios es sin duda aceptable en plano teórico, ya que supone aplicar al embrión el principio general según el cual los tratamientos médicos siempre deben perseguir el bien del sujeto. Sin embargo, es dudoso que esta norma pueda servir en los hechos para proteger la vida embrionaria.

No sólo por la dificultad práctica para determinar si lo que se hace con los embriones en el silencio de los laboratorios los afecta o no, sino también porque el espíritu benéfico de este artículo es desmentido por otros, en particular, por el que autoriza al médico a "producir" embriones en exceso (art. 152-3 C. salud Púb.), a congelarlos (ibídem), y finalmente, a efectuar un diagnóstico preimplantatorio para transferir sólo algunos de ellos (art. 162-17 C. salud Púb.). Es por esto que la "finalidad médica" exigida en los estudios sobre el embrión se vuelve sumamente ambigua, y hasta hipócrita, desde el momento que el estudio sirve para detectar los embriones indeseables y descartarlos.

En síntesis, la vida embrionaria continúa estando desprotegida luego de la nueva legislación adoptada en Francia que, al menos en este punto, no ha hecho más que convalidar las prácticas médicas precedentes.

Muy distinto ha sido el enfoque del legislador alemán.

La ley alemana de protección del embrión de 1990

El 13 de diciembre de 1990, Alemania ha adoptado la "ley de protección del embrión", que reglamenta la procreación asistida en forma indirecta por la vía del Derecho penal. Se trata de una ley sumamente precisa y técnica, que tiene a los médicos y biólogos como principales destinatarios. Según el legislador alemán, "desde el comienzo de la vida humana, las manipulaciones de ésta deben encontrar límites claros".17 En concordancia con este principio, el art. 8, párrafo 1 define el embrión como "el óvulo humano fecundado y susceptible de desarrollo, desde la fusión de los pronúcleos". El mismo párrafo asimila al embrión toda célula que se desprenda de él. Con respecto a la exigencia de que sea "susceptible de desarrollo", la ley presume que el embrión, dentro de las primeras 24 horas de vida, es susceptible de desarrollo.

Una excepción está prevista si se advierte que al fin de ese período el embrión no supera el estadio unicelular. Debe asimismo advertirse que, si bien la noción legal de "embrión" sólo se aplica al óvulo fecundado después de la fusión de los pronúcleos, ello no significa que antes de la fusión se encuentre desprotegido: el art. 8, párrafo 3 incluye al óvulo desde la penetración del espermatozoide en la noción de "línea germinal", protegida por el artículo 5.

Según la ley alemana, la fecundación in vitro sólo puede tener por finalidad provocar un embarazo en la mujer de quien proviene el óvulo (art. 1º, párr. 1, 2). En concordancia con este principio, se hace obligatoria la transferencia a la madre de todos los embriones obtenidos, que no pueden ser más de tres en un mismo ciclo (art. 1º, párr. 1, nº 2). Esta norma es sumamente importante, ya que permite cortar de raíz el problema de los embriones supernumerarios. En efecto, ella supone prohibir la práctica de dejar algunos embriones en stock, en previsión de una falla en la primera tentativa. De este modo se evitan los problemas insolubles que generan la creación de "bancos de embriones".

Al mismo tiempo, ella evita la selección de embriones, ya que la eugenesia preimplantatoria no es admitida. Pero las disposiciones legales serían ineficaces si se limitaran a proteger al embrión, olvidando las manipulaciones que pueden tener lugar sobre los gametos. Es por ello que la ley prohíbe la modificación deliberada de la información genética de los gametos (art. 5). La solución se explica por las consecuencias irreversibles que podrían acarrear tales manipulaciones para las generaciones futuras, ya que no debe descartarse la posibilidad de errores que provocarían malformaciones graves, que se transmitirían a los descendientes del individuo en cuestión.

Por otra parte, así se evita la tentación, que es muy grande, de utilizar la terapia génica con fines puramente eugenésicos, y no terapéuticos. La ley también sanciona el hecho de fecundar artificialmente un óvulo humano con un espermatozoide en función de sus cromosomas sexuales (art. 3). Se trata de la prohibición de la predeterminación del sexo del niño, que puede efectuarse separando los espermatozoides con cromosoma sexual masculino de los que poseen cromosoma sexual femenino, y empleando en la fecundación sólo aquellos del sexo que se desea. La única excepción se presenta cuando se persigue evitar la transmisión de una enfermedad hereditaria grave ligada al sexo.

Por su parte, el art. 6 prohíbe el provocar artificialmente la formación de un embrión humano con una información genética idéntica a la de otro embrión, a la de un feto, o de un adulto vivo o muerto. Se sanciona así la práctica de la clonación, es decir, la duplicación deliberada de un ser humano. Si bien el fenómeno de los gemelos monocigóticos existe en la naturaleza, nada justifica que se la provoque artificialmente, ya que, según el legislador alemán, "sería groseramente contrario a la dignidad humana el determinar en forma deliberada los elementos hereditarios de un futuro ser humano".

Como es de esperar, ambas legislaciones no responden a todos los interrogantes, pero significan un avance en la regulación de tan medular tema. Es de destacar que el diagnóstico embrionario para descartar la presencia de anomalías cromosómicas antes de la transferencia se realiza en el Reino Unido, España, Suecia y Bélgica. En Francia, como vimos, no está reglamentado y en Dinamarca, Alemania y Suiza está prohibido

 

Mientras que las posibles formas de eugenesia en la época de Galton o Hitler eran más o menos burdas, los descubrimientos realizados desde entonces y los que están por venir nos permitirán en el futuro, si lo deseamos, diseñar nuestra progenie a voluntad, relegando el azar al pasado. ¿Lo haremos?

 

 

Fuente: http://eltamiz.com