La descripción que realizó Homero en la Ilíada, del campo de batalla de Troya es exacta, afirman los científicos.

Si bien el tema de la historia relatada, -el asedio durante 10 años de Troya y el ardid del caballo de madera que puso fin a la guerra-, pertenece todavía al campo de lo mítico,la descripción geográfica corresponde totalmente a la realidad.

Los investigadores inspeccionaron los sedimentos al noroeste de Turquía para averiguar cuál era la línea de la costa alrededor de la ciudad, cuando hace más de 2.000 años Homero escribió acerca de aquella guerra.

Comparando sus resultados con las descripciones que Homero hizo de la llanura de Troya, vieron que coincidían. Así lo explicó, en el programa de la BBC "Science In Action", John Luce, del Trinity College de Dublín.

Sedimentos fluviales: La ubicación de Troya ha sido, desde siempre, un tema que ha preocupado a los investigadores. En tiempos antiguos se decía en Grecia, que Troya estaba cerca del mar. Luego, en 1.870, el arqueólogo alemán Heinrich Scliemann descubrió lo que se supuso eran los restos de una muralla de una ciudad tierra adentro, en la actual Turquía.

El relato de Homero se refiere a una época en que el mar Egeo, tenía un gran entrante en dirección a Troya. Los científicos afirman que a través de los siglos este entrante fue cubriéndose con los sedimentos de los ríos, retrocediendo hasta su posición actual.

El experto en temas clásicos, Dr. John Luce dijo: "Schliemann supuso que el lugar en que se encontraba el campamento mencionado por Homero, estaba junto a la actual orilla del mar; pero a lo largo de 3.000 años, dos grandes ríos, el Escamandro y el Simois, han aportado enormes cantidades de aluvión, lo cual ha hecho retroceder la línea de la costa varias millas mar adentro".

Desde 1.977 el Dr. Luce junto con un grupo internacional de investigadores, han tomado parte en un programa sistemático de exploración, en un intento de documentar los cambios en el paisaje. El Dr. John Kraft, de la Universidad de Delaware (EE.UU), llevó a cabo investigaciones geológicas junto con un equipo de colegas turcos, extrayendo muestras de sedimento de diferentes estratos debajo de la superficie.

"Perforamos hasta 70 metros debajo de la superficie terrestre y encontramos 70 metros de material marino", explicó. Posteriores perforaciones al sur de la llanura revelaron que se trataba de una gran área marina, llevándoles a la conclusión de que era el propio mar que había retrocedido hasta su actual ubicación, debido al cúmulo de aluvión en el delta. "Es cierto que cavando cualquier pozo frente a Troya siempre aparecían conchas marinas", exclama con entusiasmo el Dr. Kraft.

De vuelta a Dublín, el Dr. Luce comparó las suposiciones de Schliemann, con las evidencias geológicas y las frases de Homero de la Ilíada. Homero escribió que los barcos griegos se dirigían a la ciudad costera de Troya e iniciaron una guerra que duraría diez años.

Pero cuando el Dr. Luce intentó concordar el relato de la batalla con las suposiciones de Schliemann, vio que había grandes dificultades. "Uno de los problemas es que no se cruzaría nada para llegar a Troya", explicó. "Pero Homero repetidamente se refiere a acciones con cambios de dirección, hacia adelante y hacia atrás, y que implicaban cruzar un río.

Reinterpretando el material escrito por Homero, el Dr. Luce llegó a una nueva conclusión: situar el eje de la batalla hacia el oeste de Troya. Al hacerlo así, el Dr. Luce y sus colegas han demostrado que la localización de Troya descubierta por Schliemann concuerda con el relato de Homero.

FUENTE:

http://news.bbc.co.uk/2/hi/science/nature/2736059.stm

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¿Existió la guerra de Troya? Troya existió y vivió numerosos conflictos, pero el relato homérico no refleja una guerra concreta, sino una mezcla de armas, materiales y tácticas de combate correspondientes a un período superior a quinientos años.

"La broncínea asta penetró de frente por debajo del cerebro y rompió los blancos huesos. Los dientes saltaron al recibir el impacto, y se le llenaron los dos ojos de sangre; también por la boca y nariz abajo manaba de sus fauces; y la negra nube de la muerte lo cubrió" ("Iliada" 16, 346-350).

Si hay un aspecto en el que no cabe duda del realismo de los poemas homéricos es el de la crudeza con que describen los efectos de la lucha cuerpo a cuerpo. En la "Iliada" no hay crueldad innecesaria, sólo una descripción casi clínica de la realidad, del camino hacia la negra muerte. Pero veracidad e historia, no son en este caso equivalentes.

Que las descripciones de las heridas sean verosímiles no implica que los combates descritos en los poemas necesariamente lo sean también; de la intervención de los dioses en muchos de ellos, desviando lanzas o arrebatando heridos, cabría razonablemente deducir que hay mucho de fantasía en ellos.

Del mismo modo, la coexistencia de objetos pertenecientes a períodos muy diferentes arroja dudas sobre la fiabilidad de la narración. De ahí que Troya, después de 130 años del hallazgo de Schliemann, de múltiples campañas arqueológicas -que todavía siguen- y de numerosas investigaciones de todo tipo, ofrezca suficientes áreas para la polémica enconada, incluso para que eminentes investigadores llegaran en una ocasión a las manos durante un simposio en la Universidad de Tubinga.

Fernando Quesada Sanz, profesor titular de Arqueología de la Universidad Autónoma, demuestra cómo el relato homérico no refleja una guerra concreta, sino una mezcla de armas, materiales y tácticas de combate correspondientes a un período superior a quinientos años.

En un segundo artículo, Manuel Bendala, catedrático de Arqueología de la Universidad Autónoma, retrata el perfil de Heinrich Schliemann, el hombre que impulsó el conocimiento de la civilización micénica y que demostró, el valor indicativo de los textos y de la tradición literaria antigua.

Fuente: Elmundo.es

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"Dicen que la historia se repite. Pero lo cierto es que sus lecciones no se aprovechan". -Sée-

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