En un congreso en Boston, el historiador S. Farmer ha planteado la posibilidad de que la escritura hasta ahora no descifrada de las grandes culturas que habitaron la India hace milenios...

(Mohen-Daro y Harappa), no sea en realidad ninguna escritura. La civilización más antigua conocida en la India se asentó en lo que es el actual Pakistán y norte de la India y junto con Egipto y Mesopotamia forma la cúspide civilizatoria del área euroasiática. La tesis planteada por Farmer ha desatado una gran polémica y el enojo de los nacionalistas que han visto en ello un ataque al esplendor de dicha civilización.

Al contrario que en Egipto y Mesopotamia, en esta área no se han encontrado grandes monumentos, ni colosales estatuas; solamente los cimientos de grandes ciudades planificadas minuciosamente, con complejos sistemas de conducción de agua y canales, como sólo los pudieron diseñar los romanos milenios más tarde… Y los fragmentos de una “escritura” que se opone a ser descifrada desde que fuera descubierta hace 130 años.

Hasta ahora han sido infructuosos los intentos de romper el código de este sistema de signos en parte figurativo en parte abstracto. Se encuentran grabados sobre piedra, placas y objetos de arcilla y amuletos. En un reciente informe publicado en la “Electronic Journal of Vedic Studies” este investigador junto con el indólogo Michael Witzel de la Universidad de Harvard, y el lingüista informático Richard Sproat, de Illinois, han mostrado que la secuencia de signos conservada es demasiado corta como para formar una escritura.

La frecuencia de signos singulares no se corresponde con la de letras en la mayoría de las escrituras. Por ejemplo, en muchos idiomas abundan las palabras con la vocal “e” o la consonante “n”, pero apenas aparece la “q” o la “x”. Por ello piensan, que es más probable que se trate de símbolos, que podrían corresponder a blasones o con un significado ritual. Las civilizaciones del Indo presentan grandes misterios.

En el 2.600 a 1.900 florecieron culturas a lo largo del cauce del Indo, en una región mayor que la de Egipto o Sumeria. Tras 70 años desaparecieron por un terremoto y cayeron en el total olvido. A partir de 1.852, funcionarios coloniales británicos extrajeron sin escrúpulos toneladas de restos de terracota para construir la vía del ferrocarril. No fue hasta 70 años después que los arqueólogos pudieron asombrarse de los restos que habían permanecido.

Descubrieron Harappa, a 150 km de Lahore, una ciudad en que vivieron 40.000 habitantes cuya diseño urbano semejaba al de las modernas megalópolis, con redes de canales y series de barrios de diseño cuadrado. Desde entonces se han descubierto 1.500 poblaciones desde el noroeste de India y Pakistán hasta llegar al norte de Afganistán. Todos se parecen. Esta extraña uniformidad aún los hace más misteriosos. “No tienen históricamente parangón”, afirma Richard Meadow, director de las excavaciones en Harappa. “No sufrieron guerras, al parecer ni siquiera tuvieron ejército (no se han encontrado armas).

A los difuntos no se les enterraba sin ningún tipo de objeto ni acompañamiento. Tampoco se han encontrado grandes edificaciones religiosas, ni palacios de una clase gobernante. Parte de su enigma lo constituye su escritura jeroglífica. Los primeros indicios de signos son del 3.300 a. de C., la misma época que se atribuye a la aparición de la escritura egipcia y mesopotámica. El problema es que se conjugan signos figurativos, -como por ejemplo la de un pez, un arado, una rueda o una vasija- con otros abstractos. Los defensores de la tesis de que se trata de una escritura tampoco esgrimen argumentos de mucho peso: Se basan en el efecto lineal óptico.

La estructura lineal y la repetición de determinados signos recordaría a una escritura. Farmer y sus colegas afirman que las inscripciones en su mayoría no rebasan los cinco signos. La inscripción más larga cuenta con solo 17 signos. Quizás representasen a dioses o tuvieran un significado ritual. Algunos incluso se han encontrado rotos en una especie de escombrera, como si de repente hubieran dejado de tener utilidad o importancia.

A pesar de este dilema, los expertos esperan averiguar muchas más cosas acerca de esta civilización. En 90 lugares se está excavando intensamente. Mientras tanto, y recordando otros usos más prosaicos, Farmer y otros han ofrecido una recompensa de 10.000 dólares para quien encuentre una secuencia de al menos 50 signos. “Estamos convencidos de que nadie lo encontrará”, dicen.

Fuente: http://archiv.tagesspiegel.de/archiv

* * * * * “Lo que perturba a las personas no son precisamente las cosas, sino la opinión que de ellas se forman”. -Epícteto-

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