Un estudio científico demuestra que el dinero no trae la felicidad. ¿Verdad de Perogrullo?, ¿consuelo para los no adinerados (pobres)? Un tema constante a lo largo de la historia...
que ha sido ahora objeto de un análisis sistemático. Cuanto más dinero se gana, más probable es que se invierta más tiempo en seguir trabajando, o al menos estar “enganchados” al ordenador o realizar otras actividades forzosas, que conllevan poco placer. Esto es lo que se afirma en un artículo de la revista “Science” de este año, en el que aporta nuevas evidencias de por qué el dinero no aporta mayor felicidad. En el artículo titulado “¿Sería usted más feliz si ganara más dinero? Una ilusión focalizada”, el psicólogo de la Universidad de Princeton, Daniel Kahneman y sus colegas, incluyendo al psicólogo de la Universidad de Michigan, Norbert Schwarz, analizaron el vínculo que pueda haber entre dinero y felicidad.
Presentaron nuevos datos, y mostraron que lo que denominan “la ilusión focalizada” afecta a cómo la gente responde cuando se le pregunta acerca de su grado de felicidad o satisfacción en sus vidas. “Cuando las personas consideran el impacto de cualquier factor concreto en su bienestar, no sólo los ingresos, se muestran propensos a exagerar su importancia”, afirman. Estudios anteriores habían mostrado, por ejemplo, que si a las personas se les pregunta acerca de su matrimonio o su salud antes de preguntarles acerca de cuán felices son en su vida, las respuestas a la segunda cuestión se vinculan más a la primera, que si el orden de las preguntas se invertía.
“La gente no sabe el grado de felicidad o satisfacción de sus vidas de la misma forma que saben su peso o el número de su teléfono”. “Las respuestas a cuestiones globales acerca de su grado de satisfacción en la vida se van construyendo según se les pregunta, y son, por ello, susceptibles a la focalización de la atención sobre diferentes aspectos de la vida”. Para testar este fenómeno de la ilusión focalizada, los autores preguntaron a un conjunto de mujeres trabajadoras que dijeran el porcentaje de tiempo que se encontraron de mal humor el día de ayer. También se les preguntaba que predijeran el porcentaje de tiempo que personas con distintas circunstancias -no tener seguro médico, tener una férrea supervisión laboral, o ganar poco o mucho dinero- pasaban, en su opinión, en un estado de mal humor.
Estas predicciones se compararon con informes reales acerca del grado de mal humor que tenían las personas en cuestión. Los encuestados sobreestimaron en general el porcentaje de mal humor, y en concreto, exageraron enormemente el grado de mal humor que sufrirían personas en circunstancias difíciles. Por ejemplo, mientras que los encuestados con unos ingresos anuales inferiores a 20.000 dólares dijeron que habían pasado con unos ingresos anuales inferiores a 20.000 dólares dijeron que habían pasado el 32% del día anterior en un estado de mal humor, los que tuvieron que predecir el porcentaje de mal humor de personas con estos ingresos, les atribuían 58% del tiempo con mal humor.
Esto les llevó como conclusión a poder afirmar que los ingresos tienen poca influencia en la felicidad y se decidieron a averiguar las razones de ello. Una de las razones es que no por ganar más dinero la gente tiende a actividades asociadas a un desarrollo de la afectividad. Citando datos de un estudio realizado recientemente a nivel nacional, sobre una muestra representativa de la población, dedujeron que las personas con mayores ingresos, tienden a dedicar relativamente más tiempo al trabajo y a actividades obligadas, forzosas (como ir a comprar o cuidar niños), y a ocios de actividad (ejercicio físico) más que a ocios relajados.
“Cuando se piensa en cómo el ganar más dinero afecta el bienestar subjetivo, se suele atribuir a ello el pensar en que se puede pasar más tiempo dedicado a metas y ocios placenteros. Pero en realidad, lo que sucede es que se pasa más tiempo trabajando y frente al ordenador, y mucho menos tiempo dedicado a ocios relajados y placenteros”.
Fuente: http://www.umich.edu/news
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