La educación no se agota ni se limita en el ámbito académico; si queremos que sea integral, como debe ser, ha de reconocer la concurrencia de varios agentes que, en su función social especial deberán educar.

No es adecuado ni eficiente echar la carga educativa sólo a la escuela.

A la escuela le exigimos que realice eficientemente la responsabilidad educativa que le corresponde de preparar a las personas para que se conviertan en excelentes profesionales administradores y técnicos con valores bien asimilados y puestos en práctica, que los comprometa consigo mismos y con la sociedad, en la búsqueda incesante del bien para los demás incluido el propio.

I. La educación como medio

Considerar la educación como un fin en sí misma, sería un absurdo y no tendría sentido, ya que tanto ella como la política, el trabajo, la economía y todas las demás actividades sociales, son medios ordenados al ser humano que es el verdadero fin de todas ellas.

Esto es importante señalarlo, porque ha habido en la historia ideologías y prácticas, que usan como medio a la persona humana y la sacrifican a supuestos fines últimos como el Estado, la raza, la clase social, el mercado, la ciencia y tantos otros.

II. ¿Para qué la educación?

Como medio ordenado al ser humano, la educación sirve para su desarrollo integral a efecto de que la persona pueda, sepa y quiera cumplir su vocación de crecimiento y vaya desplegando y actualizando sus potencialidades que lo lleven en plenitud a ser lo que debe ser.

Como cuerpo animado espiritual, la persona humana requiere educarse con base en sus tres principios, tal como señala el filósofo José Luis Tejeda:

• En cuanto a su parte corpórea, debe adquirir conocimientos y habilidades que le permitan conducir y aprovechar su cuerpo de modo eficiente.

• En cuanto a su parte anímica, debe adquirir los conocimientos que le permitan conservar la vida y desarrollarla.

• En cuanto a la espiritualidad, debe adquirir los conocimientos que le permitan transformar la realidad con base en su finalidad propia y el bien común.

A través de la inteligencia, el ser humano tiende a la verdad y por la voluntad apetece el bien. El ejercicio de estas facultades es la libertad con la que la persona se autodetermina para el bien, la verdad, la belleza y la felicidad.

III. Los agentes educativos

La educación se obtiene, a su vez, a través de:

a) La familia: principios de convivencia y desarrollo personal y social.

b) La escuela: formación académica, formal, científica, y técnica.

c) La sociedad: transformación y desarrollo para el bien común.

d) El Estado: respeto y principios de garantía de los derechos humanos.

e) Instituciones religiosas: desarrollo de actividades para conducirse de acuerdo a su naturaleza dada y creada.

IV. Eficacia de la educación académica

Esta debe estar conectada con el entorno en el que el egresado va a aplicar sus conocimientos y habilidades, por lo que esta educación ha de ser teórico/práctica en términos de eficiencia a bajo costo y tiempo, lo que implica que si el tiempo y el costo de la formación científico/técnica se elevan y desconectan del entorno en el que se va a ejercer y se carece de la práctica, dicha actividad académica se vuelve ineficaz.

En el sistema académico, en casi todas las carreras, los requerimientos curriculares exigen que se cubran determinado número de créditos, mismos que incluyen un mínimo de materias básicas, y el resto de los créditos se rellenan con conocimientos obsoletos y que poco o nada tienen de relación directa con la carrera que se estudia.

V. Propuesta

Que se diseñen los programas académicos precisando el número de créditos que correspondan a las materias básicas, cuyo conocimiento capacite eficiente y suficientemente al alumno y que el resto de los créditos se cubran con prácticas realizadas en los centros laborales para vincular la escuela y la empresa y así conectar la formación académica con el entorno real y concreto en el que dicha formación se aplicará.

Con ello, se obtendrán las siguientes ventajas:

1. Habría un ahorro considerable de gastos escolares.

2. Se dispondría más de aulas, laboratorios, centros de cómputo y bibliotecas.

3. Un mayor número de alumnos podría ingresar a las escuelas.

4. Se lograría una real vinculación escuela/empresa, con la consiguiente retroalimentación y el incesante intercambio de experiencias.

5. El proceso de aprendizaje mejoraría significativamente, por la aplicación inmediata de los conocimientos y el desarrollo de habilidades por la repetición de las prácticas laborales.

6. Facilitaría a las empresas la selección y la contratación de personal, por el conocimiento directo del desempeño laboral de los que realizan prácticas en dichas empresas.

7. Una extraordinaria preparación de los nuevos catedráticos, quienes en su enseñanza reflejarán las experiencias aprendidas en la empresa por las prácticas laborales.

8. Una actualización más pronta y eficiente de los programas académicos que se hará conforme el avance tecnológico y las nuevas necesidades administrativas.

9. Un reforzamiento de los valores de productividad, laboriosidad, participación, espíritu de equipo, responsabilidad, creatividad, iniciativa y superación personal y profesional.

VI. Conclusión

A la escuela le exigimos que realice eficientemente la responsabilidad educativa que le corresponde de preparar a las personas para que se conviertan en excelentes profesionales administradores y técnicos con valores bien asimilados y puestos en práctica, que los comprometa consigo mismo y con la sociedad, en la búsqueda incesante del bien para los demás, incluido el propio.

Fuente: Víctor M. Arjona Barbosa
http://www.coparmex.org.mx/contenidos
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“Un hombre instruido sólo de forma intelectual, es un hombre ocioso que mata el tiempo estudiando”.
-George Bernard Shaw-

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