Arqueólogos británicos creen que en ese lugar se erigió hace miles de años un círculo pétreo de diez metros de diámetro.

Un grupo de arqueólogos británicos ha descubierto pruebas de lo que creen es un segundo Stonehenge, el famoso monumento megalítico de la Edad de Bronce (2500 años antes de Cristo) situado en el condado de Wiltshire, Gran Bretaña. El hallazgo se encuentra a poco más de 1,5 kilómetros del original, informa The Guardian.

Los científicos de la Universidad de Sheffield trabajan en la orilla occidental del río Avon y han bautizado al emplazamiento Bluestonehenge (Stonehenge azul), en referencia al color de las veinticinco piedras de Gales que en un tiempo llegaron a formar el complejo, señala el rotativo. Las excavaciones sugieren que en ese lugar se erigió un círculo pétreo de diez metros de diámetro, rodeado por una zanja.

Varias son las conjeturas del objeto de estas construcciones: enterramientos rituales, observatorio astronómico, cultos religiosos... Lo que los científicos han hallado en esta ocasión son los huecos que hace siglos, piensan, albergaron gigantescas moles de piedra azul, traídas de las montañas de Preseli, en Gales, a más de doscientos cuarenta kilómetros del lugar. Esas piedras habrían sido luego retiradas, hace miles de años.

Los expertos creen que las piedras marcaban el fin del corredor que conduce desde el río Avon hasta Stonehenge: una "ruta procesional" de casi tres kilómetros construida junto al famoso círculo de piedra.

El profesor de la Universidad de Sheffield Mike Parker Pearson señala a The Guardian que están esperando los resultados de las pruebas de datación efectuadas con carbono para determinar si las piedras que en la actualidad conforman el círculo interno de Stonehenge estuvieron en algún tiempo en el emplazamiento ahora localizado.

"La gran pregunta es cuándo fueron erigidas nuestras piedras y cuándo fueron retiradas", afirma Pearson.

"En el pasado, conjeturamos que debía de existir algo al final de la avenida, junto al río. Pero no estábamos preparados para descubrir que se trataba de un nuevo círculo de piedras. Pienso que hemos encontrado una prueba incontrovertible de que el río era muy importante para la gente que utilizaba Stonehenge. Creo que el río constituía un conducto entre los vivos y los muertos. Este es el punto en el que uno dejaba el reino de los vivos en el río y entraba en el reino de los muertos, en Stonehenge", añade el profesor.

Las excavaciones realizadas en el Stonehenge Riverside Project, señala The Guardian, han posibilitado el descubrimiento hasta el momento de numerosos hallazgos, como el de la villa neolítica de Durrington Walls, en 2005.

FUENTES:


http://www.elpais.com/