Nisekagaku wo 10-bai tanoshimu hon (El libro para pasárselo bomba con las pseudociencias) es un libro...
...del autor Hiroshi Yamamoto, que se dedica a desmontar algunas pseudociencias.
Está escrito como si fuera un diálogo entre personajes (el padre, que es escritor, la madre, ama de casa, y su hija Yûho, una estudiante de secundaria), lo que hace que sea bastante fácil de entender.
Para dároslo a conocer os introducimos el epílogo.
EPÍLOGO
Cultiva el pensamiento crítico
Yūho: Al final, ¿qué podemos hacer para no dejarnos engañar por las pseudociencias?
Padre: Ante todo, «mantener siempre presente la duda». No debes creer a la ligera todo lo que diga la televisión o veas escrito en libros o en internet.
Por otra parte, también debes sospechar cuando oigas cosas como «lo creo porque lo dice algún famoso» o «lo creo porque todos piensan así». Como has visto, lo que creen los famosos y mucha gente son, en realidad, pseudociencias.
Yūho: Ya, pero «duda» es una palabra que tiene una imagen negativa, ¿no?
Padre: No necesariamente. Ya has visto que las pseudociencias suelen ser peligrosas, difamatorias y sirven para sacar dinero. Y en los peores casos, incluso pueden provocar la muerte. Tomar precauciones para no caer en ellas es lo más correcto como persona.
Por supuesto, tampoco es cuestión de dudar sistemáticamente de todo. No hace falta dudar de una conversación normal. Pero cuando te encuentres con alguna historia jugosa, de miedo, que desconozcas o contraria al sentido común, lo primero que tienes que hacer es comprobar su veracidad.
Diez consejos para no dejarse embaucar por las pseudociencias:
- Comprobar la procedencia de la historia.
- Investigar quién lo ha dicho.
- Fijarse en la terminología.
- Echar un vistazo a las críticas.
- Fijarse en las cifras.
- Pensar con lógica.
- Hacer experimentos.
- Dudar sobre lo que se está viendo.
- No confundir el deseo con la realidad.
- Aprender el conocimiento científico correcto.
Padre: Si tienes cuidado en estos puntos, reducirás las posibilidades de que te engañen.
1. Comprobar la procedencia de la historia
Padre: En primer lugar, hay que comprobar la veracidad de la historia. Es muy posible que, en realidad, sea pura invención, como pasó con el «Cinturón de fotones» o el «Efecto del centésimo mono».
Yūho: Y todavía hay gente que engaña a los demás con mentiras, como los teóricos de la conspiración del 11 de septiembre, ¿verdad?
2. Investigar quién lo ha dicho
Padre: También es importante saber quién fue el primero que habló del tema. Evidentemente, personas que no son científicos y que hablan de temas que trastocan la ciencia actual –el «mensaje del agua», las teorías de la conspiración sobre el Apolo, la oposición a la teoría de la relatividad o la existencia del móvil perpetuo– están equivocadas desde el punto de vista científico. No debes confiar en ellas.
Yūho: Pero también hay científicos que han propuesto pseudociencias, ¿no?
Padre: En esos casos, tienes que comprobar su especialidad. Un científico fuera de su campo de estudio no deja de ser un aficionado. Es preferible no tomar en serio a un físico si habla de geología o a un médico si habla de física.
Por supuesto, también es importante comprobar si las teorías de esas personas tienen aceptación dentro del ámbito científico. Si la comunidad científica todavía no ha aceptado lo que proclaman uno o varios científicos, es muy posible que estén equivocados.
3. Fijarse en la terminología
Padre: Las pseudociencias suelen usar estos términos con bastante frecuencia: «ondas», «dimensiones superiores», «ondas escalares», «iones negativos», «agregados de agua». Si las oyes, es muy posible que se trate de alguna pseudociencia.
Yūho: También hay gente que no sabe lo que son y usa con un significado equivocado términos como «onda electromagnética», «fotón» o «ión», ¿verdad?
4. Echar un vistazo a las críticas
Padre: Si se trata de una pseudociencia, seguro que alguien la está criticando. Lee, compara y reflexiona sobre qué opinión es la acertada.
Yūho: Pero es muy difícil juzgar quién tiene razón cuando no se está muy puesta en ciencia.
Padre: Uno de los métodos para descubrir que se trata de una pseudociencia es si responde o no a las críticas. La ciencia auténtica corrige sus errores. Los autores de Lo que no hay que comprar o los teóricos de la conspiración del 11 de septiembre no escuchan las críticas y se mantienen en sus trece, repitiendo siempre la misma cantinela; si les señalas sus errores y no los corrigen, se trata de pseudociencia con toda seguridad.
5. Fijarse en las cifras
Padre: En las pseudociencias suelen aparecer multitud de cifras. Si son accesibles, trata de hacer cálculos.
Yūho: Cierto. Cuando hablamos de la cantidad de plaguicidas que quedaban en los productos alimenticios e hice los cálculos, me di cuenta de lo ridículos que eran los resultados.
6. Pensar con lógica
Yūho: ¡Ah! ¡Esto también lo sé! Por ejemplo, las teorías de la conspiración sobre el Apolo y el 11 de septiembre no tienen por dónde cogerse: si la bandera se movía, podían haberla considerado como una toma falsa, ¿no?, o ¿qué sentido tenía lanzar un misil contra el Pentágono?
Padre: También hay muchos que sostienen que lo de la energía libre es una conspiración. Dicen que si aún no se le ha dado una utilidad práctica es porque las empresas petrolíferas y los fabricantes de coches lo están impidiendo.
Yūho: ¿Cómo es que aún no ha salido a la luz una conspiración tan grande? Además, ahora los fabricantes de coches han empezado a sacar modelos que ahorran energía. Si de verdad pudieran hacerse coches que funcionan sin gasolina, ¿no serían las primeras en investigarlo activamente?
Padre: Cierto.
7. Hacer experimentos
Padre: Aunque sea imposible hacer experimentos caros o que requieran instalaciones caras, hay experimentos sencillos que se pueden hacer en casa.
Yūho: ¿Por ejemplo?
Padre: Los que hicimos en su día sobre eliminar las nubes o derribar a gente con el quigong. (Ver El libro para pasárselo bomba con los programas de ocultismo).
Yūho: ¡Ah! ¡Es verdad! Esos no cuestan nada.
8. Dudar sobre lo que se está viendo
Padre: Los que creen en las nubes sísmicas piensan que han visto una nube extraña cuando, en realidad, no es más que el rastro dejado por un avión. Los teóricos de la conspiración del Apolo no se creen que el pequeño módulo de ascenso pudiera dejar la Luna cuando ven las imágenes del despegue, y los del 11 de septiembre creen que el desplome de las torres del World Trace Center parece la demolición con explosivos de un edificio. Ambos casos tienen una explicación científica aunque no lo parezca. Juzgan basándose en sus propias impresiones subjetivas.
Yūho: El ilusionismo es algo parecido; muchos trucos engañan a la vista.
Padre: Por eso mismo no hay que fiarse de la subjetividad. Las cosas no tienen por qué pasar necesariamente como uno las ve.
9. No confundir el deseo con la realidad
Padre: La gente que se creyó el libro Los peligros del cerebro de videojuego quiere que los videojuegos sean peligrosos. Los partidarios del creacionismo no desean bajo ningún concepto que el ser humano descienda del mono. Pero una cosa es el deseo y otra muy diferente es la realidad.
Yūho: Eso es porque la realidad nunca suele ser como uno desea. Por ejemplo, nunca se sacan buenas notas en los exámenes, nunca es suficiente el dinero de la paga… (risa).
Padre: Las pseudociencias abusan de las aspiraciones de la gente. Deseos como estar sano, adelgazar, ganar dinero, conocer el carácter de los demás…
Yūho: Sí, hay muchos.
Padre: Por eso hay que saber distinguir claramente entre el deseo y la realidad. Cualquier historia que hable de concederte los deseos es, en principio, sospechosa.
10. Aprender el conocimiento científico correcto
Padre: Al final, creo que todo se reduce a esto. Adquirir el conocimiento científico correcto minimiza el riesgo de caer en las garras de la pseudociencia. Con los conocimientos de ciencia de secundaria se pueden rebatir bastantes.
Yūho: Eso significa que tengo que hincar los codos con las ciencias, ¿no?
Padre: No basta solo con estudiar. No debes olvidar de adulto lo que has aprendido.
La mayoría de la gente embaucada por las pseudociencias tiene el bachillerato y estudios universitarios. Lo que pasa es que muchos han olvidado lo que aprendieron. Da igual que saques buenas notas en los exámenes; de nada te sirve estudiar si no aplicas esos conocimientos en la vida real.
Yūho: Ya veo. La ciencia es útil en la vida, ¿verdad? ¡No debo olvidarlo!
Fuente: http://amazings.es