La tanorexia es una nueva enfermedad de los adictos al bronceado y los rayos uva.

Yo le llamaría "heliorexia", de la raíz griega helios, sol en griego.

Hay muchas obsesiones en este mundo en el que vivimos.

Las exigencias sociales –la mayoría de las veces autoimpuestas– hacen que tengamos que estar al 100% todo el tiempo y por eso existen tantas obsesiones.

Increíble pero cierto; son los paradigmas que pueden generarse en la mente de muchas personas, en su gran mayoría con complejos de inferioridad y problemas de autoestima.

Para mucha gente se ha transformado en un trastorno psíquico.

Que el sol es fuente de vida, ¡es indiscutible!, como indiscutible es que cada vez somos más adictos al bronceado.

Y esta “obsesión” por estar moreno tiene nombre: tanorexia.

Es una enfermedad poco diagnosticada, pero cada día –lamentablemente– más común.

La tanorexia o adicción al bronceado, es el término usado a menudo para describir una condición en la cual una persona genera una necesidad obsesiva por lograr un tono de piel más obscuro, ya sea tomando el sol al aire libre o en cabinas de rayos uva, que nunca puede alcanzar al creer tener un tono muy inferior al real.

Aunque el término "tanorexia" ha sido comúnmente utilizado por los medios de comunicación y varios doctores para describir el síndrome, tanto el propio síndrome como la palabra no han sido ampliamente aceptadas por la comunidad médica, considerándose para muchos un argot.

Argot es el lenguaje específico utilizado por un grupo de personas que comparten unas características comunes por su categoría social, profesión, procedencia o aficiones, también llamado jerga.

Los argots se producen continuamente para nombrar aquello que carece de una traducción literal en la lengua normada, vigente en un determinado momento.

La mayoría de estos argots acaban siendo aceptados como vocabulario propio de ese idioma.

Los argots son un importante factor de cambio y renovación lingüística. En el pasado se asociaban a la expresión vulgar, poco culta.

Desde el siglo XX las jergas y similares son objeto de estudio por los especialistas.

Evidencias médicas
En el año 2005, un grupo de dermatólogos publicaron un estudio que demostraba que los tanoréxicos experimentaban una pérdida del control de sus límites, que evitaba poder parar el proceso de bronceado una vez la piel ya está morena.

Dicho patrón es similar a otras adicciones como el alcoholismo o el tabaquismo.

Las pruebas bioquímicas de un estudio realizado en 2006 indicaron que dicha adicción al bronceado es producida por una liberación de opioides mientras se toma el sol.

Los individuos analizados en el estudio que tomaron el sol con gran frecuencia, al cortar el ciclo presentaron un grave síndrome de abstinencia, mientras que los que tomaron el sol en cantidad moderada no experimentaron cambios destacables.

Los casos graves de tanorexia pueden ser considerados muy peligrosos debido a la sobreexposición a los rayos ultravioleta que conlleva dicha adicción, hecho que puede ser causa de muchos efectos secundarios negativos, entre ellos el cáncer de piel.

En casos extremos, puede ser un indicador de padecer un trastorno dismórfico corporal, un trastorno mental en el que uno es excesivamente crítico en relación con su físico o imagen, ya sea real o imaginado, como sería el caso de la anorexia.

Los que sufren anorexia, comúnmente, creen que tienen sobrepeso, cuando en realidad, son nutricionalmente inferiores y físicamente mucho más delgados que el promedio.

De la misma manera, un tanoréxico puede creer que él o ella tiene un tono pálido de piel, cuando en realidad resultan ser bastante obscuros de piel.

Síntomas
A pesar de que el síndrome no ha sido oficialmente descrito por la comunidad médica, existen síntomas que pueden ser:

Ansiedad excesiva por no perder el tono ganado

La competencia entre compañeros para ver quién puede conseguir el bronceado más obscuro

La frustración crónica sobre el color de la piel, cuando la persona afectada está convencida de que su tono es constantemente inferior a lo que realmente es.

Las personas que sufren esta obsesión nunca están a gusto con su color de piel, aunque estén realmente muy morenos.

El perfil suele ser una mujer de entre 25 y 35 años –pero cada vez son más los hombres que se suman a esta nueva dependencia–, aunque hay casos en los que desde los 17 años ya están obsesionadas con “coger color”.

CHUTES DE SOL IEn la mayoría mujeres, son consideradas "adictas a los rayos UVA".

Pese a todo, no existen datos oficiales de personas que sufren esta enfermedad, aunque diariamente podemos observar en las playas gente que pasa regularmente muchas horas expuesta al sol.

La tanorexia produce los siguiente síntomas:
Intensa ansiedad si se pierde una sesión

Competencia con gente cercana para obtener la piel más morena

Frustración crónica con relación al color de su piel

La persona está convencida de que su dermis luce más pálida de lo que verdad es un bronceado que ya sobrepasa de lo normal.


Muestran líneas de expresión muy marcadas, es decir, hay envejecimiento prematuro, la piel se ve deshidratada, necesita mayores tratamientos y cremas, hay textura rugosa.

Es mentira que las camas bronceadoras sean más seguras que la exposición directa al sol.

Estas utilizan rayos uva, relacionados con el melanoma, un peligroso cáncer.

Se combinan playa y rayos uva.

Sorprende descubrir que los establecimientos especializados en solárium ven incrementada su demanda en verano.

"Algunos recurren a los rayos por falta de vacaciones o de tiempo para ir a la playa", explica Sonia Pérez desde un centro de belleza vigués.

Pero cada vez son más los que "complementan ambas".

¿El objetivo?
Lograr a toda costa ponerse lo más morenos posible.

¡Y nunca es suficiente!

Esta adicción lleva a los afectados a poner en peligro su salud exponiéndose al sol más horas de las debidas y haciendo caso omiso de las recomendaciones de los centros para el uso de las cabinas de rayos, como cuentan en uno de Vigo.

"Les da igual lo que les digas.

Somos estrictos, pero no podemos evitar que de aquí se vayan a la playa", cosa que está terminantemente prohibida dado el peligro que puede suponer para el usuario del banco solar.

El exponerse a las radiaciones propicia un momento de euforia, pues cada vez que alguien toma el sol o entra a un solárium, su organismo produce endorfinas (llamadas “droga natural de la felicidad”), que brindan una sensación de bienestar al alejar el dolor.

Según un estudio realizado en Estados Unidos y publicado en el Diario de la Academia de Dermatología de Estados Unidos, la exposición a los rayos ultravioleta puede estimular la liberación de sustancias químicas en la sangre que “levantan” el espíritu.

Los investigadores determinaron así que, al broncearse, el cuerpo libera endorfinas en la corriente sanguínea, que producen un sentimiento de bienestar.

Así, las personas que se broncean con frecuencia pueden desarrollar adicción a este sentimiento de satisfacción inducido.

El posible tratamiento para estas personas es trabajar con un psicólogo para “reducir su idea obsesiva”, así como “potenciar otros aspectos como su autoestima” y “ampliar el espectro de posibilidades de obtener placer con otras actividades”, sostuvo Truyols.

Para prevenir la tanorexia, la psicóloga destacó la necesidad de mucha “educación, formación e información” desde pequeños en cuanto a la necesidad de tomar el sol con protectores, o respetar las horas de mayor intensidad, entre otras recomendaciones.

Algunos de los países donde se han detectado más casos de tanorexia son, según apuntó la vocal de Psicología Clínica del COPIB, Estados Unidos o Inglaterra, es decir, donde “el acceso al sol no es tan fácil”, puesto que esta patología inicialmente hacía referencia únicamente a las “camas solares”.

El hecho de estar bronceado es considerado actualmente, al contrario de lo que ocurría hace años, símbolo de salud y poder adquisitivo.

Con las sesiones de bronceado repetidas se produce un cambio en la síntesis de la regeneración celular, llamado fotodaño, y estas personas tienen más probabilidades de adquirir un cáncer.

De hecho, con cada exposición al sol se incrementa un 10% esta posibilidad.

El perfil
Como ya hemos dicho, el perfil suele ser una mujer de entre 25 y 35 años, aunque se han registrado casos en los que desde los 17 años ya están obsesionadas con "coger color" rápidamente.

Los que sufren tanorexia se ven poco bronceados.

Por esta razón, se esmeran en exponerse al sol o invertir mucho dinero en sesiones de rayos UVA, dañando en ocasiones su piel para el resto de su vida.

Los expertos alertan sobre la necesidad de protegerse bien cuando se está bajo el sol.

El cáncer de piel provoca 50.000 muertes al año en el mundo.

Tanorexia (de "tanning", broncear en inglés).

Los médicos británicos usan la palabra, alarmados por una subida en el porcentaje de cáncer de piel (los rayos UVA de las camas solares son un factor de riesgo).

En Inglaterra esto empezó a detectarse en chicos de hasta 13 años y los médicos pidieron que se prohibiera a los menores de 16 años.

Fuentes:
http://www.clarin.com
http://es.wikipedia.org/wiki/Tanorexia
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"La moderación es el secreto de la vida".

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