"Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado, un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora" (Proverbio hindú).

"La lectura es para el espíritu lo que la gimnasia para el cuerpo" (Napoleón).


¡El verbo “leer” no tolera el imperativo!
Las evaluaciones educativas evidencian un descenso generalizado en todos los países de los niveles de comprensión lectora.

Distintos ejercicios y estrategias permiten desarrollar la capacidad de los niños para realizar una lectura comprensiva.

¿Se puede resolver un problema de matemáticas o física si no se es capaz de comprender su enunciado?

La comprensión lectora es, quizás, una de las habilidades que más incide en el correcto proceso de aprendizaje de los niños y jóvenes, ya que poseerla es vital para el desarrollo de todas las áreas y materias de conocimiento en las distintas etapas educativas.


Sin embargo, lejos de mejorar, en los últimos años el nivel de comprensión lectora ha experimentado un importante descenso: mientras que en el año 2000 un 21,3% de los estudiantes de la Unión Europea carecía de esta habilidad, en el 2006 este problema afectaba a casi un 25,7%, si atendemos a los resultados de los estudiantes de España.

Cierto es que, aunque todas las evaluaciones educativas llevadas a cabo en los últimos años, como PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) o PIRLS (Estudio Internacional del Progreso en Comprensión Lectora), evidencian un descenso generalizado en todos los países de los niveles de comprensión lectora de sus estudiantes, los datos de los alumnos españoles se sitúan casi siempre por debajo de la media de los países desarrollados.

Esto no significa que los jóvenes de nuestro país tengan problemas para leer, entendida esta acción en su definición más simple, tal como recoge el Diccionario de la Real Academia Española:

"Pasar la vista por lo escrito o impreso comprendiendo la significación de los caracteres empleados".

El problema radica en la capacidad de comprender lo que se lee, una habilidad que implica, además de la comprensión de la significación de las palabras que se incluyen en un texto, la comprensión de este texto como un todo global, de modo que el lector sea capaz tanto de obtener información y elaborar una interpretación de esta como de reflexionar sobre su contenido.

Estrategias para mejorar
El mejor consejo y el más obvio que cualquier experto en la materia puede dar para mejorar la comprensión lectora tanto de los niños como de los adultos es practicar leyendo cada vez más.

Eso sí, si lo que se desea es potenciar esta habilidad, no basta con leer cualquier texto, sino que este debe resultar interesante para el lector, ya que, de este modo, mostrará un mayor interés y se esforzará más para comprender lo que lee.

En el caso de los más pequeños, por ejemplo, se les puede proporcionar lectura sobre sus personajes favoritos o sobre aquella temática, no necesariamente curricular, por la que muestran más interés y, posteriormente, charlar sobre el tema para comprobar que han comprendido lo leído, lo cual les estimulará y animará a continuar leyendo.

Por otra parte, además de que el texto de lectura con el que se practique sea de interés para el lector, también hay que cuidar que el contenido esté acorde con su nivel de conocimiento, es decir, que no incluya mucho vocabulario desconocido, ni formas gramaticales o sintácticas a las que no esté habituado, ya que puede ser desesperante y, consecuentemente, nada motivador abordar la lectura de un texto en el que comprender cada frase se convierta en una ardua tarea para el lector.

Un ejercicio recomendable con los jóvenes es repasar previamente el vocabulario del texto que se va a leer con la ayuda de un diccionario.

Esto le alentará en la posterior lectura al comprobar que es capaz de interpretar significados que antes desconocía.

Del mismo modo, también puede resultar interesante introducir de forma oral al niño o joven en un tema concreto, explicándole los conceptos básicos y la idea general, de modo que se genere en él la suficiente expectativa que le lleve a lanzarse a la lectura comprensiva de un texto sobre dicho tema.

Técnicas para adquirir esta habilidad
Además de estas estrategias generales para incitar a una lectura comprensiva, tanto en clase como en casa se pueden aplicar distintas técnicas o ejercicios que favorezcan la adquisición de esta habilidad.

Muchas de ellas, enumeradas a continuación, las recoge Antonio Vallés Arandiga en su obra "Técnicas de velocidad y comprensión lectora".

Idea principal
Esta técnica, dirigida principalmente a alumnos de primer ciclo de Primaria, consiste en mostrar al niño una ilustración de una acción concreta y, posteriormente, ofrecerle varias opciones de texto en las que se explique el dibujo, de modo que tenga que elegir aquella que es la más explicativa de la ilustración.MEJORARLAI
Esto le permitirá aprender a extraer la idea principal de un texto.

Por muy simple que parezca, obliga al lector a esforzarse en gran medida en comprender el texto que está leyendo.

Procedimiento “cloze”
Este ejercicio, por muy sencillo que parezca, obliga al lector a esforzarse en gran medida en comprender el texto que está leyendo, ya que consiste en adivinar una serie de palabras que han sido omitidas de manera sistemática en un texto escrito y reemplazadas por espacios en blanco o líneas.

El lector, para lograr dar un sentido completo al texto, debe relacionar el contenido y procesarlo como un todo para adivinar el término que falta.

Lectura simultánea
Consiste en leer una frase determinada y, a continuación, enunciar otra en términos muy similares, pero más comprensible para el alumno.

Este método permite que el lector sea capaz de comprender lo leído gracias a la implicación de otro.

Resumir
El resumen puede ser una de las mejores técnicas para ejercitar la comprensión lectora, un ejercicio mediante el cual el niño debe leer pequeños fragmentos de un texto y escribir posteriormente una o dos frases que lo resuman.

Aplicaciones "on line" para mejorar la comprensión lectora
En Internet, tanto padres como profesores pueden acceder a diversos recursos didácticos que incluyen ejercicios creados específicamente para mejorar la comprensión lectora, de modo que los niños puedan practicar sencillamente desde un ordenador.

Estos son algunos de ellos:
–Fondo Lector

–Materiales "Hot Potatoes" para la comprensión de textos

–Prácticas de lectura intensiva

–Actividades de comprensión lectora

–Ejercicios de comprensión lectora para Primaria

–Lecturas interactivas

Fomentar la lectura desde casa
La familia desempeña un papel fundamental en el fomento del hábito lector de los menores.

¿Por qué algunos niños leen mucho y otros tan poco?

La respuesta a esta pregunta no está siempre entre las cuatro paredes del aula escolar.

Aunque dentro de ellas se aprende la técnica, el hábito –que es lo importante– se adquiere en el hogar.

Los padres, con su actitud y motivación, pueden lograr que los hijos aprendan a amar la lectura y a incluirla dentro de sus actividades preferidas de ocio.

Desde que el pasado año 2007 el Barómetro de hábitos de lectura y compra de libros, publicado trimestralmente por la Federación de Gremios de Editores de España, incluyera a los menores entre diez y trece años en la población objeto de estudio, un dato significativo resalta entre todos los demás: este grupo de edad es el más lector de España.

Los datos son contundentes: mientras que entre la población mayor de catorce años tan solo un 53,9% se puede considerar como lectora, ya sea habitual u ocasional, entre los niños de diez a trece años este porcentaje se eleva al 81,9%.

De ellos, el 65,5% son lectores frecuentes, es decir, que leen libros diaria o semanalmente porque les gusta.

Se puede pensar que estas cifras están definidas por la obligatoriedad de lectura impuesta generalmente en las escuelas a los niños de esta edad; sin embargo, tal como refleja el Barómetro, casi el 60% de estos niños afirma leer porque les gusta, un 30,4% porque se lo han recomendado y tan solo un 10,6% lee por obligación.

Asimismo, el perfil de estos niños lectores que ofrece el Barómetro nos proporciona una de las pistas principales para adivinar los factores que propician este alto nivel de lectura:

El 74,5% asegura que sus padres leen frecuentemente, un 84,3% recuerda que sus progenitores les leían de pequeños y en sus hogares hay una media de cerca de treinta y tres libros infantiles y juveniles.

La conclusión es evidente: Las familias, al igual que el profesorado y la escuela, tienen un papel determinante en el fomento del hábito lector entre los más pequeños.

¿Cómo estimular la lectura en los niños?
"Si tu lees, ellos leen", así rezaba la conocida campaña lanzada por el Ministerio de Cultura, enmarcada dentro del Plan de Fomento de la Lectura, con el objetivo de incidir sobre el papel decisivo de las familias en el incremento de los índices de lectura de niños y jóvenes.

Efectivamente, por mimetismo los hijos tienden a copiar las actividades realizadas por los padres, y es mucho más probable que un niño criado en un hogar donde la lectura sea una actividad cotidiana adquiera más fácilmente el hábito de lectura que otro criado en un hogar donde no se lea con demasiada frecuencia.

Tal como afirman Gretel García y Eduardo Torrijos en su libro "Juegos para fomentar la lectura infantil", "el niño que ve a sus padres leer, cuidar sus libros o interesarse por la lectura sobre sus temas favoritos sentirá la tentación de mirar, tocar y leer algún libro".

Pero, lógicamente, no todos los progenitores son unos ávidos lectores y esto no significa que tengan la batalla perdida, ni mucho menos: siempre que exista interés y disposición por fomentar que sus hijos lean y comprendan la importancia que esta actividad tendrá en su futuro, podrán lograr con muchas de sus acciones diarias que los menores incluyan la lectura dentro de sus actividades favoritas.

Consejos que invitan a leer
Empezar desde pequeño: no es necesario esperar a que el niño aprenda a leer para fomentar en él el amor por la lectura; el periodo anterior a los seis años, edad en la que los niños empiezan a leer, es fundamental para potenciar sus hábitos posteriores.

Leer con ellos es la principal actividad que los padres deben realizar en estas edades.

Crear un momento especial de lectura al día, en un lugar tranquilo, ayudará a que el niño asocie el hecho de leer a un acto placentero, en el que su padre o madre está por completo dedicado a él; asimismo, el niño, gracias a estas lecturas, comenzará a asociar los sonidos con las palabras, ampliará su vocabulario...

En definitiva, adquirirá unas habilidades previas que harán que el posterior proceso de aprendizaje de la lectura sea más fácil.

Regalar libros:
Regalar un libro a un niño, de la misma manera que se regala cualquier otro juego o juguete, incluso darle la categoría de regalo especial, por ejemplo haciendo que regale él libros a sus amigos en sus cumpleaños, ayudará a que los pequeños identifiquen los libros como algo valioso e importante.

Asimismo, es conveniente llevarlo con frecuencia a una librería, para que elija los que más le gustan, para que vea cómo se renuevan los títulos y pueda esperar con ansia el momento de recibirlos.

Enseñarle la utilidad de la lectura:
Además de ser una actividad placentera y de ocio, los niños deben conocer que la lectura es también una fuente de conocimiento; una de las mejores ocasiones para demostrárselo es buscando en los libros las respuestas a muchas de las múltiples dudas y preguntas que diariamente plantean a sus padres.

Leerle el significado de una palabra en un diccionario o enseñarle una fotografía en un libro de aquello que desconoce hará comprender al niño la utilidad de los libros.

Por otra parte, cuando el niño muestre un interés significativo por un tema concreto, los padres también pueden buscar en la biblioteca o comprar un libro relacionado con ese tema, de modo que el pequeño sepa que gracias a los libros puede ampliar sus conocimientos sobre aquello que le interesa.

Crear su propia biblioteca:
Además de que el niño comience su propia colección de libros desde pequeño, es importante concederle un sitio para que pueda colocarlos ordenadamente y acceder a ellos con facilidad, para que cuando sienta el deseo de leer pueda hacerlo y elegir el libro que quiera sin dificultad.

Podrá servir de ayuda el enseñarle a clasificarlos por temas, por autores, por colecciones, etc., fomentando de esta manera también el hábito del orden en él.

Una idea original puede ser catalogarlos con adhesivos de colores, marcando, por ejemplo, los que ya se ha leído, o los preferidos; así podrá encontrarlos siempre fácilmente.

No obligarle a leer:
Tal como afirma Daniel Pennac en su ensayo "Como una novela", donde aborda la problemática de la falta de lectura en los adolescentes, "el verbo leer no tolera el imperativo", es decir, el obligar a leer no lleva a ningún resultado positivo, al igual que cualquier cosa impuesta por los adultos.

Lo importante no es conseguir que el niño lea. El logro es que quiera leer y, para eso, hay que darle la libertad de elegir hacerlo o no.

El papel de los padres en este sentido debe ser fomentar el interés hacia la lectura con pasos y actividades como los que se han mencionado anteriormente.

Solo de este modo se logrará que el día de mañana, cuando la lectura de una obra se acerque al final, el niño, en vez de alegrarse por terminar el libro, se lamente de que la diversión se acaba.

La lectura en los actos cotidianos
La palabra “leer” no tiene por qué estar asociada necesariamente a un libro.

Si nos paramos a pensar, leer es un acto cotidiano que realizamos cientos de veces al día, incluso sin darnos cuenta; leemos los rótulos de las tiendas, las etiquetas de los productos en el supermercado, un correo electrónico, una carta del banco o una simple placa en la calle.

¿Por qué no aprovechar estos pequeños actos de lectura para habituar a los niños a ella?, así podrán alcanzar a comprender de la manera más práctica posible la utilidad que tiene la lectura en la vida cotidiana y la importancia de esta en el transcurso del día a día.

Aprender a leer
Cada vez más expertos coinciden en que los niños pueden aprender a leer a partir de los tres años.

El actual sistema educativo contempla el aprendizaje de la lectura alrededor de los seis años, cuando el niño comienza el ciclo de primaria.

Sin embargo, cada vez más voces expertas abogan por enseñar las letras y sus sonidos desde que el niño tiene tres años, asegurando que un aprendizaje precoz de la lectoescritura fomenta la habilidad para el estudio.

Disponer en casa de un buen número de libros o tebeos estratégicamente colocados a una altura fácil de alcanzar por los pequeños es una de las claves para animarles en el gusto por la lectura, una afición que cada vez comparten más las personas adultas que no pudieron aprender a leer en su juventud o que olvidaron leer por falta de práctica, e inmigrantes recién llegados al país.

Para todos ellos existen posibilidades de aprendizaje, aunque, eso sí, el método no es el mismo en todos los casos.

Aprender antes de los seis años
En los cursos de preescolar, los maestros enseñan a los niños las bases para aprender a leer:

Letras, sílabas, sonidos, toda una serie de conocimientos que se fijan en primaria, cuando el niño tiene alrededor de seis años, y que ayudan a adquirir la destreza necesaria para un buen aprendizaje de la lectoescritura.

Sin embargo, si un niño de tres o cuatro años es capaz de distinguir por el dibujo la marca de cereales que quiere para el desayuno, ¿por qué no enseñarle también a esa edad a distinguir el nombre de esa marca?

"El niño menor de seis años está muy motivado para leer y en constante comunicación con la lengua escrita: con los cereales que están en la mesa, los yogures, la televisión, revistas, libros, etc.

Tienen a su alcance multitud de palabras y la capacidad para decodificar símbolos. Si no aprenden a leer antes de los seis años es porque no ponemos a su alcance los materiales necesarios", afirma Carmen Herrera, maestra y vicepresidenta de la ONG Asociación Nuevos Pasos.

Según esta experta, el niño puede llegar a la lectura antes de los seis años, desde los tres, porque está perfectamente listo y es una práctica totalmente recomendable: "ellos tienen la capacidad y, lo más importante, tienen la motivación.

El niño va por la calle, ve un rótulo de coca-cola y sabe que pone coca-cola. Ve un yogur y sabe de qué marca es porque interpreta símbolos, y esa es la base de la lectura. No tiene ningún otro misterio.

Cuando un niño acude a un supermercado y se pone delante de los cereales sabe cuáles quiere.

Sabe el símbolo que acompaña al contenido que él quiere y es el que deposita en el carro", insiste.

Generalmente, un niño de seis años que llega a primaria sin haber adquirido una buena base para la lectura, sin conocer las letras o sus sonidos, puede emplear todo el primer curso en aprender a leer, mientras que un niño que haya tenido contacto con la lengua escrita, podrá dominar la técnica en el primer trimestre.

¡Es una cuestión de habilidades o de ganas que nunca debe ser impuesta a los niños, porque lo realmente necesario para aprender a leer es que el niño quiera leer!

"El tebeo le ayuda a pasárselo bien y le motiva para querer saber qué dice", explica Carmen Herrera.

"Si un niño se enfrenta a un libro sin querer saber qué dice, difícilmente lo va a leer.

Por eso, para llevarle a la pasión por la lectura hay que trabajar con el niño desde que es muy pequeño y saber que cuanto antes comprenda el texto escrito, más posibilidades tendrá de ser un buen lector.

Los niños que llegan temprano a la lectura son niños que tienen unos niveles de comprensión lectora muy por encima de la media".

Quienes tienen un aprendizaje temprano de la lectura tendrán también una mejor comprensión lectora, que es la base del lenguaje, y mayores posibilidades de tener éxito en el resto de asignaturas.

"Por el contrario, el niño que tiene dificultades en la comprensión lectora va a tener dificultades en otras asignaturas, incuso en matemáticas, y es un firme candidato al fracaso escolar", asegura rotunda Herrera, para quien el método que aporta mejores resultados a la hora de aprender a leer es "la mezcla del método global con la fonología", según precisa.

"A partir de una palabra dentro de una frase se empieza a analizar una oración completa. Si a esto se une el trabajo fonológico, las letras ya no suenan 'te' sino 't', no suenan 'pe' sino 'p'.

El método se ha ido depurando, buscando uno más natural y, de esta manera, el niño aprende que la 'p' con la 'e' es 'pe', pero que la 'p' con la 'a' es 'pa', y así con el resto de las letras".

Ayudar a los niños en casa
Según una macroencuesta presentada por el Ministerio de Cultura y la Sociedad General de Autores (SGAE) en abril de 2005, el 68,5% de la población asegura leer a menudo, mientras que la media de libros por hogar es de 125.

En cuanto a la frecuencia, el 22% dice leer a diario, el 30% una vez a la semana y el 41%, al menos una vez al mes.

No obstante, según el eurobarómetro de 2003, España es uno de los países con menor índice de lectura de la Unión Europea, con un 40% de aficionados, solo por encima de Grecia (36%) y Portugal (35%), y muy por debajo de países como Suecia (72%) y Finlandia (66%).

Para elevar estas cifras, el Ministerio de Cultura puso en marcha el Plan de Fomento de la Lectura.

MEJORARLAII"El libro debe entrar a formar parte de la vida del niño desde que tiene uso de razón.

Esto es buenísimo porque, al familiarizarse con el libro desde pequeño, no le da miedo, sino que le aporta riqueza, ideas, aventuras", reflexiona Carmen Herrera, a la vez que defiende que el gusto por la lectura debe fomentarse, en primer lugar, en el propio hogar.

Es muy importante que los padres dediquen cada día una parte de su tiempo libre a enseñar a leer a su hijo y que, si no disponen de tiempo para dedicarse de una manera metódica, que al menos lean mucho al niño y pongan a su alcance libros fáciles de coger por ellos (a su altura) en cualquier momento.

"Se debe dedicar un tiempo diario de lectura desde que los niños tienen siete meses.

Por ejemplo, antes de ir a dormir. Se les puede leer un cuento en voz alta todas las noches hasta que tienen siete años y eso tiene unos resultados espectaculares, primero porque los niños llegan a hacer suya la magia del libro, que entra a formar parte de su vida, y segundo porque aprenden a no tener miedo a la lectura".

Con la lectura en voz alta el niño logra interiorizar el texto escrito, aprender las estructuras léxicas y, a base de escuchar siempre los mismos cuentos, hacerlos suyos y saberlos de memoria.

Estas premisas constituyen un proceso que se denomina de prelectura y que engloba un completo trabajo hecho por parte de los padres, a modo de trampolín, para instruir a los niños en la lectoescritura.

"Da unos resultados fantásticos", asevera la maestra.

"También se pueden emplear revistas relacionadas con un tema que les interesa, con actividades, dibujos para completar.

Todo lo que sea material con texto escrito es bueno para obtener unos resultados excepcionales", considera.

Sobre la posibilidad de enseñar a los niños a leer en más de un idioma, se recomienda que sea solo uno de los padres el que lo haga para que el niño relacione a la persona con el idioma.

Es decir, si la madre le habla en otra lengua, lo conveniente es que solo ella le lea también en esa otra lengua.

Si se habla al niño en un idioma y se le lee en otro, puede llegar a confundirse y mezclar las estructuras de ambas lenguas, "aunque algunos autores no están de acuerdo con esta teoría", advierte Herrera.

Seleccionar lectura infantil y juvenil
"Enid Blyton, la autora infantil y juvenil más leída de todos los tiempos, creadora de la saga de 'Los cinco', sigue vendiendo cada año más de ocho millones de libros".

Las mejores herramientas para encontrar la lectura adecuada a cada edad.

Dónde buscar
El Centro Internacional del Libro Infantil y Juvenil de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez es una de las instituciones españolas más activas en el fomento de la lectura de literatura infantil y juvenil.

En su web, donde están catalogados cerca de 50.000 registros, podemos encontrar utilidades tan interesantes como las guías de lectura de literatura infantil y juvenil clasificadas por edades, temas, géneros o zonas y países, una lista con lecturas recomendadas para este verano, o un repertorio de obras de consulta infantiles y juveniles, donde se muestra una selección de este material editado para niños y jóvenes en los últimos años en nuestro país.

Por otra parte, en el 2004, este centro propuso la creación de la Red de Selección de Libros Infantiles y Juveniles, en la que participan más de veinte instituciones, asociaciones y revistas.

Uno de los objetivos fundamentales de esta red es entresacar "libros sobresalientes entre la masiva producción editorial", de tal manera que, tanto los libreros, docentes, bibliotecarios como por supuesto las familias, cuenten con una herramienta de selección que facilite la tarea de estimular el gusto por la lectura al público infantil y juvenil.

Desde su constitución, la red ha editado ya tres catálogos de selecciones clasificados por edades:

De tres a siete años, de ocho a once, y de doce a quince, en los que se incluyen tanto autores nacionales como extranjeros y para los que se han seguido unos criterios de elección específicos para cada edad.

–Libros escogidos de literatura infantil (de tres a sieteaños): repertorio de setenta y tres libros, seleccionados según la capacidad de comprensión en franjas de edad de tres a cinco y de seis a siete años.

–Libros escogidos de literatura infantil (de ocho a once años): se incluyen sesenta fichas con información bibliográfica y una reseña de las obras publicadas entre finales de 2004 y finales de 2005, divididas en dos bloques, para lectores de ocho a nueve años y para los de diez y once.

Incluye clásicos, como 'Hansel y Gretel' o las 'Aventuras de Pinocho', o adaptaciones de estos como 'Las mejores fábulas de Esopo'.

–Libros escogidos de literatura infantil (de doce a quince años) 2005-2006: esta tercera publicación ofrece una selección de sesenta y ocho obras destacadas publicadas entre finales de 2005 y finales de 2006, divididas en dos bloques para lectores de doce y trece años y de catorce y quince años.

En esta selección se contemplan los intereses propios de la adolescencia, para tratar de mantener los hábitos de lectura en estas edades.

Servicio de Orientación a la Lectura (SOL)
La Fundación Germán Sánchez Ruipérez también es la encargada del desarrollo del Servicio de Orientación a la Lectura (SOL), una iniciativa de la Federación de Gremios de Editores de España, en la que colabora la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Educación.

El objetivo de SOL es proporcionar una herramienta fácil y de calidad a los usuarios, para conseguir el fomento de la lectura en todas las edades; como bien se define, es un recomendador de libros, no un buscador, donde se guía al visitante a través de sus preguntas e intereses.

SOL cuenta con más de diez mil referencias bibliográficas clasificadas por itinerarios según los tramos de edad: de seis a ocho, de nueve a once, de doce a catorce y de quince a dieciocho años.

Cada tramo ofrece distintas opciones, que van, desde un escaparate donde encontrar las últimas novedades editoriales, los libros más visitados o los más desconocidos, a un buscador de libros por temas, por personajes o por la formula llamada "receta-libro", con la que el propio niño o adolescente, respondiendo a un simple cuestionario, obtiene una selección de libros ajustados a su perfil.

Cada referencia cuenta con un resumen, en algunos casos con un fragmento o ilustraciones, comentarios y críticas en las que el usuario participa activamente, creando su propia biblioteca y anotando sus observaciones.

Además, en cada tramo, la sección "Al habla con" permite a los lectores contactar y enviar sus comentarios tanto a sus escritores e ilustradores favoritos como a otros lectores de SOL.

Otro de los recursos útiles que ofrece SOL es un buscador de bibliotecas y librerías por provincias donde, aparte de los datos generales, en la mayoría de ellas se especifican los fondos bibliográficos de literatura infantil y juvenil de que disponen.

Fuente:
http://www.consumer.es
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"El mayor espectáculo es un hombre esforzado luchando contra la adversidad; pero hay otro aún más grande: ver a otro hombre lanzarse en su ayuda" (Oliver Goldsmith).

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