Supervivencia: Día tras día, el discípulo hacía la misma pregunta: "¿Cómo puedo encontrar a Dios?" Y día tras día, recibía la misteriosa respuesta: "A través del deseo".

"Pero ¿acaso no deseo a Dios con todo mi corazón? Entonces ¿por qué no lo he encontrado?" Un día mientras se hallaba bañándose en el río en compañía de su discípulo, el Maestro le sumergió bajo el agua, sujetándole por la cabeza, y así lo mantuvo un buen rato mientras el pobre hombre luchaba desesperadamente por soltarse.

Al día siguiente fue el Maestro quien inició la conversación: -"¿Por qué ayer luchabas tanto cuando te tenia yo sujeto bajo el agua?" -"Porque quería respirar". -"El día que alcances la gracia de anhelar a Dios como ayer anhelabas el aire, ese día le habrás encontrado".

* * * * * ¡EL MEJOR REGALO! La historia cuenta que hace algún tiempo un hombre castigó a su hija de 5 años, por desperdiciar un rollo de papel dorado para envolver regalos. Estaban muy mal de dinero y se molestó mucho cuando la niña pegó todo el papel dorado en una cajita que puso debajo del árbol de navidad. Sin embargo, la mañana de navidad, la niña entregó a su padre la cajita envuelta con el papel dorado, diciendo: -Esto es para ti, papá. El padre se sintió avergonzado por haberse molestado tanto la noche anterior, pero su molestia resurgió de nuevo cuando comprobó que la caja estaba vacía, y le dijo en tono molesto: -¿No sabe usted, señorita, que cuando uno da un regalo debe haber algo dentro del paquete? La niña se giró con lágrimas en los ojos y le dijo: -Pero papi, no está vacía. Le puse besitos hasta que se llenó. El padre, entonces, conmovido, abrazó a la niña y pidió que le perdonara su horrible manera de proceder. Un tiempo después, un accidente se llevó la vida de la niña y el padre conservó la cajita dorada junto a su cama por el resto de su vida. Cuando se sentía solo y desanimado, metía su mano en la caja y sacaba un beso imaginario de ella.

En cierto sentido, todos nosotros los humanos hemos recibido una cajita dorada llena de amor incondicional y besos de nuestros hijos, familia, amigos... No hay regalo más precioso que uno pueda recibir. Las verdaderas amistades son como ángeles que nos levantan cuando hemos caído, o cuando nuestras alas tienen dificultad para elevarnos y volar.

* * * * * TRANSFORMACIÓN A un discípulo que siempre estaba quejándose de los demás, le dijo el Maestro: -"Si es paz lo que buscas, trata de cambiarte a ti mismo, no a los demás. Es más fácil calzarse unas zapatillas que alfombrar toda la tierra". * * * * *

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