"El lenguaje es la capa de ozono del alma, y su adelgazamiento nos pone en peligro". -Sven Birkerts-

"Los idiomas son como cauces de la actividad espiritual que en ellos se pone a fluir, pero cauces vivos y dotados de un oscuro poder de orientación,...

... que les hace conducir la líquida energía hacia campos sedientos e ignorados". -José Ortega y Gasset-

Generosidad
Cierto día un hombre santo estaba teniendo una conversación con el Señor y dijo:

"Señor, me gustaría conocer cómo son el cielo y el infierno".

El Señor llevó al hombre santo hacia dos puertas. Al abrir una de las puertas, el hombre santo miro dentro y en medio del cuarto había una gran mesa redonda.

En medio de la mesa había una gran olla de guisado que olía tan deliciosamente, que hizo agua la boca del hombre santo.

La gente sentada alrededor de la mesa estaba delgada y enferma y parecían hambrientos.

Ellos estaban sosteniendo cucharas con mangos muy largos que estaban atados a sus brazos, cada uno fue capaz de meter la mano en el puchero del guisado y tomar una cucharada, pero a causa de que el mango era más largo que sus brazos, no podían introducir las cucharas dentro de sus bocas.

El hombre santo se estremeció ante semejante cuadro de miseria y sufrimiento.

El Señor le dijo: "Has visto el infierno"

Luego fueron y abrieron la siguiente puerta.

¡Era exactamente igual como el primer cuarto!

Había una gran mesa redonda con el gran puchero de guisado que anteriormente, hizo agua la boca del hombre santo.

La gente estaba equipada con las mismas cucharas de mangos largos, pero aquí la gente, estaba bien alimentada y llena de salud, riéndose y hablando.

El hombre santo dijo:

¡No entiendo...!

"Es sencillo" dijo el Señor:

¡Esto requiere de una habilidad...!

"Mira: Ellos han aprendido a alimentarse los unos a los otros, mientras que los avaros piensan solamente en alimentarse a ellos mismos".

La fábula del tonto
Se cuenta que en una ciudad del interior, un grupo de personas se divertían con el tonto del pueblo, un pobre infeliz de poca inteligencia, que vivía haciendo pequeños mandados y de limosnas.

Diariamente, algunos hombres llamaban al tonto al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas:

Una de tamaño grande de 40 reales y otra de menor tamaño, pero de 200 reales.

Él siempre cogía la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.

Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre, le llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda de mayor tamaño valía menos y este le respondió:

¡Lo sé, no soy tan tonto!, vale cinco veces menos, pero el día que escoja la otra, el juego acabará, y no voy a poder ganar más mi moneda.CUENT Y REFLEX II

Esta historia podría concluir aquí, como una simple anécdota, pero se pueden sacar varias conclusiones:

- La primera: Quien parece tonto, no siempre lo es.

- La segunda: ¿Quiénes eran los verdaderos tontos de la historia?

- La tercera: Una ambición desmedida puede acabar cortando tu fuente de ingresos.

Pero la conclusión más interesante es: podemos estar bien, aun cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros mismos.

Por lo tanto, lo que importa no es lo que piensen de nosotros, sino lo que uno piensa de sí mismo.

"El verdadero hombre inteligente
es el que aparenta ser tonto,
delante de un tonto que
aparenta ser inteligente".

¡Espera no tan rápido!
Cuentan que una vez un científico soberbio fue con Dios y le dijo:

Señor, convocamos a una junta científica mundial y hemos decidido que ya no te necesitamos.

Dios con su infinita paciencia oyó al hombre y le preguntó:

- ¿Ah sí? ¿Y cómo llegaron a esa decisión?

El científico muy arrogante le contesto:

- Pues ya hacemos trasplantes de prácticamente cualquier miembro del cuerpo...

Podemos hacer bebés para parejas que no pueden tener hijos; crear vida artificial, clonar a la gente y hacer todas esas cosas que antes se consideraban milagrosas.

Dios sólo lo escuchaba y luego atinó a decir:

- ¿Pueden crear vida?

- ¡Así es! Respondió el científico.

Dios volvió a hablar diciendo:

- ¿Qué te parece si hacemos un concurso de crear vida?

Lo hacemos del modo antiguo, así como yo formé a
Adán; tú ya sabes...

¿Me entiendes no?

- ¡Me parece bien! Contestó el científico.

- ¡Está bien, pues comencemos! Exclamó Dios.

Entonces el científico tomó un puño de tierra, y Dios le dice:

- ¡Espera, no tan rápido!, ¡consíguete tu propia tierra!

Nuestra Naturaleza
Un maestro oriental que vio como un alacrán se estaba ahogando, decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el alacrán lo picó.

Por la reacción al dolor, el maestro lo soltó, y el animal cayó al agua y de nuevo estaba ahogándose.

El maestro intentó sacarlo otra vez, y otra vez el alacrán lo picó.

Alguien que había observado todo, se acercó al maestro y le dijo:

Perdone, pero ¿usted es terco? No entiende que cada vez que intente sacarlo del agua lo picará.

El maestro respondió: "La naturaleza del alacrán es picar, y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar".

Y entonces, ayudándose de una hoja, el maestro sacó al animalito del agua y le salvó la vida.

"No cambies tu naturaleza si alguien te hace daño; sólo toma precauciones y no tomes venganza alguna, al final... el mundo da vueltas, y todo se paga en esta vida..., sigue adelante nada más...

¡Algunos persiguen la felicidad; otros la crean!"

Con el dinero se puede comprar...
La cama, pero no el sueño
La comida, pero no el hambre
El libro, pero no la inteligencia
La diversión, pero no la felicidad
El sexo, pero no el amor
El remedio, pero no la salud
La relación, pero no el amigo
El crucifijo, pero no la fe
Un lugar en el cementerio, pero no el cielo.

Ayer, hoy y mañana
Hay dos días en cada semana en los que nosotros no debemos preocuparnos, dos días que debemos tener libres de miedos y desconfianzas.

Uno es "ayer", con sus errores y aflicciones, sus defectos y desatinos, sus dolores y sufrimientos.

Ayer ya pasó para siempre, fuera de nuestro control.

Todo el dinero del mundo no puede traer el ayer, no podemos deshacer ninguna sola cosa que hicimos, ni podemos borrar ni una palabra que dijimos.

¡Ayer se fue!

El otro día del que nosotros no debemos de preocuparnos es el "mañana" con sus adversidades imposibles, sus agobios, sus esperanzas llenas de promesas y pobre en desempeño, mañana esta fuera de nuestro control.

El Sol de mañana saldrá, con esplendor o detrás de una mascara de nubes, pero saldrá y hasta que esto no suceda no tenemos nada que ver con el mañana, porque el mañana todavía no ha nacido.

Esto nos deja solo un día: "Hoy".

Cualquier persona puede pelear las batallas de un día.
Es únicamente, cuando adherimos las angustias del ayer a las de mañana, cuando nos quebramos.

No es la experiencia de hoy que lleva a la gente a la locura, es el remordimiento y la amargura de algo que pasó ayer, y el temor de lo que el mañana nos pueda traer.

¡Por eso, vamos a vivir un día a la vez!

Sembrador de nogales
Un día caminaba por el campo, cuando vi a un hombre bastante anciano, que estaba cavando un pozo.

Intrigado, me acerqué a él para preguntarle qué estaba haciendo.

"A mí siempre me gustaron las nueces, y hoy llegaron a mis manos las nueces más exquisitas que probé en mi vida, así que decidí plantar una de ellas", me contestó.

Me entristecí al pensar que ese pobre hombre, a tan avanzada edad, jamás llegaría a probar una de esas nueces.

"Disculpe, amigo", le dije:

"Para que un nogal dé frutos deben pasar muchísimos años, y dada su edad, es muy probable que cuando este arbolito dé sus primeras nueces, usted ya haya muerto hace mucho.

¿No ha pensado que tal vez sería más provechoso para usted sembrar tomates, o melones o sandías, que le darán frutos que usted sí podrá saborear?"

El hombre me miró un instante en silencio, durante el cual, no supe si sentirme muy sagaz por mi observación o muy estúpido.

Tras unos segundos que me parecieron horas, finalmente me contestó:

"Toda mi vida me deleité saboreando nueces, cosechadas de árboles cuyos sembradores probablemente jamás llegaron a probar.

Cuando de nueces se trata, no le corresponde a quien siembra el ver los frutos.

Por eso, como yo pude comer nueces gracias a personas generosas que pensaron en mí al plantarlas, yo también planto hoy mi nogal, sin preocuparme de si veré o no sus frutos.

Sé que estas nueces no serán para mí, pero tal vez tus hijos o mis nietos las saborearán algún día".

Y entonces me sentí muy pequeñito y egoísta por pensar sólo en mí....

Y desde ese día, me dediqué a plantar nogales.

Fuente:
http://www.guadalajara.net
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"Cada minuto pasado es ya parte de tu historia, y cada minuto futuro es una oportunidad para mejorar tu pasado".

 

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