Jean de La Fontaine, poeta francés, nacido el 8 de julio de 1621 en Château-Thierry, en la región del Aisne; fallecido el 13 de abril de 1695 en París.
Fue capaz de descubrir el fondo de las almas con una delicadeza maliciosa y un seguro sentido de la comicidad.
Podríamos enumerar una cantidad considerable de elementos que definen las fábulas, pero vamos a destacar sus características más notorias.
Esencialmente, ofrecen un contenido moralizante o didáctico. Siempre tienen una moraleja.
Las fábulas y los apólogos se utilizaron desde la Antigüedad grecorromana por los esclavos pedagogos para enseñar conducta ética a los niños que educaban.
Esopo y Babrio, entre los autores de expresión griega, y Fedro entre los romanos, han sido los autores más célebres de fábulas y han servido de ejemplo a los demás.
La verdad y otras cuestiones cotidianas
"El artista debe ser un verdadero oficiante, un intérprete de la Naturaleza, un hábil mediador entre las ideas perfectas y los hombres.
Esa es su misión:
La obra de Esopo fue narrada primero por Demetrio de Falero, luego por Fedro, Babrio, Jean de La Fontaine y Félix María Samaniego.
En sus fábulas hay una enseñanza moral, no una doctrina.
Las fábulas y los apólogos, desde antes de la Edad Media, han sido relatados con intenciones morales y didácticas, con máximas y consejos, y si bien son narrativas, pueden presentarse en prosa o en verso.
"Para preservar un amigo tres cosas son necesarias: honrarlo cuando esté presente, valorarlo cuando esté ausente y asistirlo cuando lo necesite"
(Proverbio italiano).
"Un proverbio es una frase corta basada en una larga experiencia" (Miguel de Cervantes).
"Digamos que existen dos tipos de mentes poéticas: una apta para inventar fábulas y otra dispuesta a creerlas" (Galileo).
¡Ojalá que sea contagiosa!
"La capacidad de entusiasmo es signo de salud espiritual." (Gregorio Marañón)
"Si tienes capacidad de entusiasmo, puedes lograrlo todo"