La tercera fase del proyecto de restauración de la Colegiata de Gandia es, sin duda, la más compleja, y también la más importante.
No en vano, es
el origen de todo el proyecto y las dos anteriores intervenciones, que comenzaron en 1999.
Y es que, como ya explicaron los técnicos en su día, para poder restaurar el interior, primero era necesario reparar y afianzar los exteriores.
La rehabilitación de las bóvedas del templo es la más importante y compleja.
Se trata de una obra compleja, principalmente porque los trabajos deberán desarrollarse a gran altura.
Se van a rehabilitar todas las nervaduras, arcos y bóvedas del interior de la iglesia, para lo que se emplearán unos andamios de más de 20 metros de altura.
En total, se actuará sobre nueve tramos, con lo que la estructura irá desplazándose progresivamente conforme avancen las obras.
Lo primero, una vez instalados esos andamios, será revisar con detenimiento la techumbre para comprobar el estado en que se encuentran todas las piezas.
"Ya se hizo un levantamiento minucioso con escáneres, fotografías y dibujos, y si no aparecen sorpresas inesperadas, se mantendrá la propuesta de actuación inicial", explicó el arquitecto responsable, Alberto Peñín.
Primero se actuará sobre la parte sustentante, es decir, las bóvedas y los arcos, en algunos casos, muy deteriorados.La tercera fase es la más importante y esperada por una sencilla razón: es la parte del templo que define el estilo, el gótico mediterráneo.
Para reforzar la parte estructural dañada se emplearán materiales habituales, fibras de vidrio y acero.
Una vez reforzada, se deberá afianzar por medio de grapas o traviesas, al igual que se hizo con las esculturas de la puerta.
Colegiata de Santa María, Gandia
Gandia, la llamada "Ciudad Ducal" como otras muchas poblaciones del litoral mediterráneo, cuenta con un patrimonio monumental de gran valía, que frecuentemente es ignorado e incluso desconocido para los miles de turistas que visitan sus playas.
En concreto, Gandia está declarada como Conjunto Histórico Artístico por construcciones tan importantes como el Palacio Ducal y el Hospital de San Marcos.
Nos centramos aquí en uno de los edificios emblemáticos de esta ciudad valenciana, su colegiata de Santa María.
La Colegiata de Santa María de Gandia debió de edificarse en los últimos años del siglo XIV y primeros del XV como un templo gótico de una única y anchísima nave de nueve tramos cubiertos con bóveda de crucería sencilla, completada con capillas laterales cuadradas entre los contrafuertes (al modo del gótico genuinamente mediterráneo), unida a una cabecera cuadrada.
A comienzos del siglo XVI (1500-1507) el templo se amplió por los pies construyéndose cuatro tramos más.
Durante la Guerra Civil Española la Colegiata de Gandia sufrió una parcial destrucción, y la cabecera cuadrada original se sustituyó por la actual neogótica de planta poligonal.
A pesar de la pérdida de la cabecera y del deterioro de la puerta occidental, la Colegiata de Gandia es un magnífico monumento gótico con muchos alicientes.
Exteriormente, es de gran sobriedad.
Presenta un rítmico juego de contrafuertes entre los que se intercalan óculos con distintas tracerías, como únicos vanos de iluminación lateral.
También hay que fijarse en las magníficas gárgolas, algunas de tamaño y expresividad soberbias.
La puerta principal es la meridional.
Es llamada "Puerta de Santa María o del Mercado".
Fue abierta en el primer periodo de construcción (finales del siglo XIV o comienzos del XV), por lo que es un notable ejemplar gótico similar a la puerta del capítulo de la catedral de Valencia.
Tiene arquivoltas muy apuntadas rematadas en un agudo gablete.
Una de las arquivoltas lleva estatuas de ángeles músicos de buena factura.
Otra portada muy similar a esta debió de existir en el hastial occidental antes de las obras de ampliación del siglo XVI, en las que sería desmontada.
Algunas de las esculturas sueltas de esta portada se encuentran en distintos museos.
La portada que hallamos actualmente en el hastial occidental sigue siendo gótica, pero un siglo posterior (del siglo XVI), y está muy restaurada, con importantes pérdidas escultóricas.
A pesar de ello, quedan algunas esculturas de gran valía. Su autor fue Damián Forment.
Ya en el interior, sorprende la espaciosidad generada por la ancha nave, a la vez que la sensación de fortaleza de su arquitectura, seguramente por el pequeño tamaño de los óculos de iluminación.
En el templo, de estilo gótico, destaca la puerta de Santa María, de traza gótica, mientras que su arquitectura es eminentemente horizontal, de poca altura y maciza, características poco frecuentes en el gótico mediterráneo.
De la segunda puerta, la de los Apóstoles, apenas quedan los dos escudos en relieve con las armas de los mecenas Borja y Enríquez.
El centro histórico de Gandia, acondicionado no hace muchos años para uso peatonal, está declarado como Conjunto Histórico Artístico por construcciones tan importantes como:
la iglesia colegiata de Santa María
el Palacio Ducal
el Hospital de San Marcos, entre otros.
Colegiata de Santa María
La iglesia de Santa María de Gandia es conocida como la "Seu" y es colegiata desde 1499, fecha en que el papa Alejandro VI le concede este título a la iglesia de Santa María.
El origen de este insigne templo posiblemente haya que buscarlo en tiempos del reino visigodo, ya que es posible que aquí existiera una antigua basílica visigótica para luego convertirse en mezquita con la ocupación musulmana.Con la reconquista de Jaime I "El Conquistador" la mezquita sería reconvertida al culto cristiano.
La Colegiata de Santa María de Gandia se edificó en los últimos años del siglo XIV y primeros del XV con el patrocinio del primer duque real, Alfonso el Vell, como un templo gótico de una única y anchísima nave de nueve tramos cubiertos con bóveda de crucería sencilla, completada con capillas laterales cuadradas entre los contrafuertes (al modo de gótico genuinamente mediterráneo) unida a una cabecera cuadrada.
Fuentes:
http://www.lasprovincias.es/valencia
http://www.arteguias.com/valencia
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"La recompensa de las buenas obras es haberlas hecho. No hay otro premio digno" (Séneca).