"El saber no se obtiene por azar. Hay que buscarlo con afán y alimentarlo con diligencia". -Abigail Adams-

"Quien se fue a Sevilla, perdió la silla"
En el habla coloquial, este modismo acostumbra a decirse para responder a quien ha dejado vacante un cargo, plaza o sitio voluntariamente y, cuando vuelve para recuperarlo tras su ausencia, lo encuentra ocupado.

En general, advierte sobre la posibilidad de perder algunos privilegios si se abandona el lugar en que se disfrutan.

No ocurre con todos los dichos, pero éste que presentamos como el primero de una larga serie parece ser que tiene su origen en un hecho histórico, narrado por don Diego Enríquez del Castillo en su "Crónica del rey Enrique IV", caps. 26 y 54.

Tal autor nos dice que, en tiempos de Enrique IV de Trastámara (1454-1474), le fue concedido el arzobispado de Santiago de Compostela a un sobrino de don Alonso de Fonseca, Alonso de Fonseca y Ulloa (1418-1473), arzobispo de Sevilla.

Según parece, el sobrino del arzobispo sevillano, también llamado Alonso de Fonseca (m. 1512), era un joven poltrón, ambicioso y déspota, razones estas dieron lugar a que muchos nobles del reino de Galicia se decantasen a favor de otorgarle la sede al conde de Trastámara y plantaran cara a la elección de Fonseca, protagonizando continuas revueltas.

Esas circunstancias hicieron creer, no sin razón, al electo que su toma de posesión iba a serle de gran dificultad, y, con miras a la pacificación del arzobispado que le había sido concedido, el sobrino se decide por pedirle ayuda a su tío, a lo que don Alonso accede.

Así las cosas, don Alonso convino en que iría a Santiago a luchar contra el pretendiente y a restablecer la paz en Galicia, y que, mientras tanto, se quedase su sobrino a cargo del arzobispado de Sevilla.

Don Alonso de Fonseca logró pacificar la revuelta archidiócesis de Santiago, pero cuando trató de volver a Sevilla a deshacer el trueque con su sobrino, éste se negó a dejar la silla hispalense.

Para que desistiera de su resolución y volviese de nuevo a Santiago, se hizo necesario no sólo un mandamiento del Papa, sino que interviniese incluso el mismo rey Enrique, y que algunos partidarios del sobrino, considerados como sus instigadores, fuesen ahorcados después de un breve proceso.

Sin duda, el hecho hubo de ser muy comentado y pronto se incorporó al acerbo popular.

Sin embargo, del relato se deduce que, a causa del olvido de lo que aconteció realmente debido al paso del tiempo y a su empleo cotidiano por la gente sencilla, que lo ha reducido a un simple tópico, la expresión ha sufrido una leve variación, pero importante con respecto a los hechos, consistente en una confusión preposicional, que ha cambiado la «de» por una «a», puesto que, originariamente, hubo de decirse:

«Quien se fue “de” Sevilla, perdió la silla».

Hay sitios en los que, a veces, este dicho se prolonga, diciendo:

«... y quien se fue a León, perdió el sillón», esto último obviamente de origen popular, pues no existe fundamento histórico que lo sustente.

"Andar o estar hecho un azacán"
Significa estar muy ocupado en diversos trabajos.

El término azacán deriva de una voz árabe que significa aguador, y como estos suelen estar muy afanados, de aquí se aplicó su nombre para expresar una persona que está muy cargada de negocios, y que estos lo tienen continuamente ocupado.

"Arder el hacha"
Significa que se va a organizar algo ruidoso, insólito y violento.

Cuando los leñadores trabajan enérgicamente en el corte de árboles se calienta el hacha como si estuviera ardiendo.

"Armarse un tiberio"
Significa cualquier situación de alboroto, desorden o ruidosa pendencia.

Claudio Tiberio fue el segundo emperador romano, hijo de Tiberio Nerón y de Livia, después esposa de Augusto.

A la muerte de Augusto se apoderó del Imperio, al que gobernó con acierto en sus comienzos.

Tras el fallecimiento de su hijo adoptivo, Germánico, se convirtió en un déspota cruel y despiadado y sus desmanes sembraron el terror y la confusión en toda Roma.

De la infausta memoria de aquellos días procede esta expresión.

"Doctores tiene la Santa Madre Iglesia"
Doctores tiene la Santa Madre Iglesia que lo sabrán responder.

Con esta frase eludimos la respuesta a una cuestión que ofrece dificultad.

Procede esta expresión del Catecismo del Padre Astete, que dice:

“-Además del Credo y los Artículos, ¿creéis otras cosas?

-Sí, padre; todo lo que cree y enseña la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica, Romana.

-¿Qué cosas son estas?

-Esto no me lo preguntéis a mi que soy ignorante: Doctores tiene la Santa Madre Iglesia que os sabrán responder".

"Hasta que San Juan baje el dedo"
Según Sbarbi en su obra Gran Diccionario de Refranes, esta locución familiar se suele usar para ponderar un plazo ilimitado.

Parece tener su origen en la actitud en que suelen representar los escultores a San Juan, con el dedo índice de la mano derecha levantado, como en ademán de señalar a la Virgen María el lugar donde debe encontrar a Jesús, yendo camino del Calvario.

"Hay moros en la costa"
Expresión que denota cautela ante un hecho peligroso.

Proviene de la frecuencia con que los moros, durante mucho tiempo, hicieron incursiones por las costas de Levante, apoderándose de gentes, ganado y cuanto les venía a la mano.

¡Hay moros en la costa! era el grito con el que las gentes del litoral se prevenían de aquel peligro, armándose para resistirlos si lo permitía el número de los enemigos o retirándose hacia el interior si éstos eran numerosos.

"Idem de lienzo"
Idem de lienzo equivale a lo mismo también.

Esta expresión coloquial apareció en el lenguaje con motivo de la primera guerra carlista en 1833, cuando los servicios de Intendencia al hacer relación de las prendas destinadas al equipo del soldado, las anunciaban así:

Guerreras de paño;
Idem de lienzo.

Pantalones de paño;
Idem de lienzo.

Repitiendo la mencionada frase cuantas veces fuera necesario.

"Llegar y besar el santo"
Significa conseguir con brevedad una cosa.

Para Sbarbi esta expresión parece aludir a quien después de una penosa romería consigue su deseo (besar el santo de su devoción) nada más llegar a su capilla, sin tener que esperar nada.

"Mantenerse en sus trece"
Esta expresión significa terquedad y persistencia porfiada en una opinión o tarea comenzada.

Sobre el origen de este dicho hay distintas opiniones.
Para unos procede de la obstinación con que el antipapa español Pedro de Luna mantuvo sus derechos al solio, durante el Cisma de Occidente.

Para otros procede de un antiguo juego de naipes, en el que el número ganador eran quince tantos, de manera que, frecuentemente, el jugador que conseguía trece, por temor a pasarse, no pedía nueva carta y se quedaba en ese número.

"Meter o sembrar cizaña"
Significa ocasionar disensiones o lanzar noticias que inquieten a los que estaban tranquilos y enemisten a los amigos.

Es una alusión a la parábola de Jesús que aparece en el Evangelio de San Mateo, Capítulo XIII, versículos 24 y siguientes:

"El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena simiente en su campo. Pero al tiempo de dormir los hombres, vino cierto enemigo suyo y sembró cizaña en medio del trigo y se fue".

La cizaña es una gramínea cuyas cañas crecen más de un metro. Se cría espontáneamente en los sembrados y la harina de su semilla es venenosa.

"Nuestro gozo en un pozo"
Según Covarrubias se emplea esta expresión cuando una cosa que nos había empezado a dar contento, no salió cierta ni verdadera.

Debióse de decir de algún animalejo que daba contento, y con quien jugaban, y saltando de una parte a otra, cayó en un pozo y se ahogó.

"Pelar la pava"
Significa tener amorosas pláticas los mozos con las mozas.

Según Iribarren el origen puede ser el siguiente: una señora, vieja y achacosa, ordenó a su criada que matase una pava para solemnizar la fiesta del día siguiente.

Ella fue a pelarla a la reja, adonde acudió su novio. Como la moza se retrasaba en la faena, la vieja le gritaba:

"¡Muchacha! ¿No vienes?" "Ya voy, señora, que estoy pelando la pava".

"Poner los puntos sobre las íes"
Significa ser excesivamente prolijo, hasta con las cosas de menos entidad.

La adición del punto sobre la i minúscula data del siglo XVI. Cuando introdujeron los caracteres góticos en la escritura era fácil que dos íes se confundieran con una u, para evitar confusión se introdujo la costumbre de poner encima unas tildes.

Pero tal innovación no fue del agrado de todos, que lo consideraron como propio de personas excesivamente meticulosas.

"Poner pies en polvorosa"
Significa huir precipitadamente. Su origen puede ser el siguiente:

Alfonso III, el Magno, decidió hacer frente a las incursiones de los moros en su territorio y los atacó a orillas del río Orbigo, en los campos palentinos de Polvorosa.

Tan grande fue el éxito del monarca que los moros tuvieron que dispersarse en fuga desordenada.

"Ponerse las botas"
Significa enriquecerse o lograr gran utilidad o provecho en alguna empresa.

Hubo un tiempo en el que el calzado era el sello distintivo de la clase social a la que pertenecía la persona.

Las botas eran el signo distintivo del caballero que atesora riquezas, en oposición al zapato, considerado como propio de la gente pobre.

De ahí procede el dicho "ponerse las botas", utilizado para poner de manifiesto el cambio de quien, por virtud de un golpe de fortuna, accedía al uso de las botas.

"Ser una rémora"
Rémora, en sentido figurado, es cualquier cosa que detiene o estorba.

Rémora es un pez que en la cabeza posee una especie de disco oval cuyos bordes cartilaginosos le sirven para adherirse a toda clase de objetos flotantes.

De esta peculiaridad nació en tiempos remotos la creencia de que este pez era capaz de paralizar las naves en medio del océano.

"Brillar por su ausencia"
Se utiliza esta frase hecha para indicar que alguien o algo destaca, pero en sentido negativo, por su ausencia.

Tácito (55-120), escritor romano, emplea un juego irónico en su obra los Anales, cuando habla de que en un entierro de una dama romana, los personajes más destacados (los más brillantes) fueron los que estaban ausentes, en concreto Casio y Bruto, que habían sido ejecutados por Octavio Augusto, porque habían asesinado a Julio César.

Fuentes:
http://www.esespasa.com
http://www.gibralfaro.net
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"Amistad que acaba no había comenzado".
-Publio Siro-

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