Cuando hablamos de plantas medicinales, remedios caseros, etc., no podemos dejar de lado las supersticiones.

Mucha gente cree que funcionan...

Superstición
Es una convicción por la que el individuo cree que se puede alterar el destino o la suerte propia o de otra persona.

La imagen de la portada: En algunos edificios no existe el piso número 13, como este de Buenos Aires, Argentina.

La superstición y el método científico
Las supersticiones, no fundamentadas o asentadas de forma irracional en el hombre, pueden estar basadas en tradiciones populares, normalmente relacionadas con el pensamiento mágico.

El supersticioso cree que ciertas acciones (voluntarias o no), tales como rezos, ensalmos, conjuros, hechizos, maldiciones u otros rituales, pueden influir de forma trascendental en su vida.

Las llamadas pseudociencias por parte de la comunidad científica (tales como curanderismo, magia, adivinación y sus distintas disciplinas: astrología, quiromancia, cartomancia o tarot, geomancia o feng-shui, espiritismo) se consideran supersticiones.

Lo que distingue a las supersticiones de la sabiduría y el sentido común es que se afirma una relación causal entre los acontecimientos debido a fuerzas supranormales: Destino, poder de los astros, de los ritos mágicos, de los espíritus, etc.

(Véase "El libro de todas las cosas..." de Francisco de Quevedo).

Esta forma de proceder es contraria a la razón, que analiza las relaciones desde las causas inmediatas, e intenta descubrir las leyes naturales que rigen las proporciones (o que, sin encontrar relaciones causa-efecto, explica los fenómenos a través de correlaciones, es decir, a través de la frecuencia con la que dos eventos se presentan simultáneamente).

Con el pensamiento de la ciencia moderna, algunas de las pseudociencias dieron paso al nacimiento de ciencias. Es el caso de la astrología, de la que surgió la astronomía; de la alquimia surgió la química, etc.

En el pensamiento mágico y la magia, se considera posible producir resultados que para la razón aparecen como contrarios a las leyes naturales conocidas, valiéndose de ciertos rituales, en los que intervienen entes considerados en dicha creencia.

La superstición y la psicología
Una superstición en el campo de la psicología se entiende como el resultado de la forma prejuiciosa de juzgar la información que tiene nuestro cerebro.

Un prejuicio cognitivo, del inglés "cognitive bias" (predisposiciones cognitivas o sesgo cognitivo, en español), es una distorsión, distorsión cognitiva, en el modo en el que los humanos percibimos la realidad.

Algunos de estos procesos han sido verificados empíricamente en el campo de la psicología; otros están siendo considerados como categorías generales de prejuicios.

En algunas sociedades humanas se aprecia un proceso de decaimiento de las supersticiones.

Sin embargo, este proceso no es lineal, como lo demuestra el auge que están teniendo la quiromancia y los exorcismos en Italia y Europa.

Para el individuo supersticioso, la superstición cumple un papel positivo de estabilidad para la psiquis, por medio de los mecanismos de defensa.

Otros temas importantes en relación con las supersticiones son el estudio del llamado pensamiento mágico, de la religión como un tipo de creencia supersticiosa (ver más abajo), los trastornos obsesivo-compulsivos y la esquizofrenia como enfermedad mental.

Prejuicios cognitivos
El pensamiento mágico, base de la mal llamada –en algunos casos– superstición, es una forma de pensar y razonar que genera opiniones carentes de fundamentación lógica robusta o estricta, creencias carentes de lógica.

Suele estar basado en percepciones psíquicas subjetivas del individuo/colectivo, pudiendo haber sido condicionado por otras personas que haya conocido, o aceptando de algún modo las teorías de dichos individuos con esas creencias.

En psiquiatría, varias enfermedades mentales y trastornos de personalidad se caracterizan por diversos grados de pensamiento mágico.

Se utiliza el llamado método científico para remarcar lo endeble y arbitrario de las convicciones basadas en lo sobrenatural.

Bruce Hood, profesor de Psicología del Desarrollo en la Universidad de Bristol, llevó a cabo un experimento para mostrar que los esfuerzos por combatir las creencias "irracionales" son inútiles, ya que sostiene que el cerebro humano tiende a funcionar de forma supersticiosa.

Para demostrar su teoría, el profesor Hood les preguntó a los miembros del público de un festival de ciencias si estaban dispuestos a probarse una chaqueta azul a cambio de una gratificación de 10 libras esterlinas.

Después de que no pocos voluntarios levantasen la mano, dijo entonces que la chaqueta pertenecía a Fred West, un asesino múltiple. Al oír esto, la mayoría de los voluntarios bajaron la mano.

En realidad, la chaqueta no había pertenecido a Fred West. El experimento mostró que esta creencia, a personas que se consideran racionales, les hacía sentirse incómodas.

Escrúpulos similares y "creencias" comparables explican, por ejemplo, por qué pocas personas estarían dispuestas a cambiar su anillo de boda por una réplica idéntica.

La diferencia entre conceder importancia sentimental a los objetos y creer en la religión, la magia o lo paranormal, es solo de grado, según el profesor Hood.

Según el profesor Hood, debido a que los humanos operamos intuitivamente, instar a las personas a abandonar su sistema de creencias no tiene éxito, porque ese componente irracional opera a un nivel tan fundamental que ninguna cantidad de evidencias racionales puede erradicarlo, de igual modo que no podemos erradicar un instinto.

Supersticiones y creencias populares
Existe diferencia entre las supersticiones específicas y las pseudociencias.

Las pseudociencias tienen un definido ámbito concreto de creencias donde no cabe todo sino de acuerdo a sus bases.

Otra diferencia es que los creyentes de supersticiones pueden ser personas de cualquier tipo de raza, estatus social, región mundial... y no tienen por qué creer en pseudociencias, del mismo modo que un partidario de una pseudociencia no tiene por qué creer en las supersticiones populares.

Existen supersticiones relacionadas con los diferentes ámbitos de la vida del ser humano, desde los acontecimientos importantes para las personas (por ejemplo, el matrimonio, la menstruación femenina, la botadura de barcos, levantarse de la cama).

Los acontecimientos relacionados con los oficios (por ejemplo, ordeñar en la ganadería).SUPERSTICIONES VIII
Los acontecimientos temporales (por ejemplo, fechas de siembra en la agricultura, el solsticio de la noche de san Juan, las fases de la Luna)

Los relacionados con objetos o elementos, o con procesos: el hierro, por ejemplo, tiene poderes mágicos, protege a su propietario contra las brujas y los malos espíritus.

Hay muchas supersticiones relacionadas con tijeras, cuchillos, espadas, agujas... Muchos escoceses creían que dormir con un cuchillo bajo la almohada evitaría que las brujas se los llevasen mientras dormían.

En muchos países se considera fatídico regalar un arma blanca.

El mango del cuchillo, al caer, apunta en la dirección de donde provendrá la buena suerte o los amigos.

Si el cuchillo queda con el filo hacia arriba, se espera mala suerte, pues los espíritus se cortarán los pies.

Los modales en la mesa. Una servilleta, al final de una comida, no debía guardarse en el servilletero, e incluso doblar la servilleta se interpretaba como que la amistad podría terminarse.

Supersticiones que generarían "desgracia"
SUPERSGATO
Mencionar o formular verbalmente cualquier cosa no deseable o desgraciada: maldición.

Las maldiciones tienen un papel destacado en las creencias populares de muchos pueblos (supersticiones), así como en sus mitos y leyendas.

Por ejemplo, en el folclore hispánico se cree que la sirena era una muchacha hermosa a la que le gustaba mucho bañarse.

Un día su madre la maldijo por ello, diciendo que, ya que le gustaba tanto el agua, ojalá nunca saliera de ella, y así fue.

Según estas creencias, en ocasiones, familias enteras son víctimas de una maldición, cuyas consecuencias alcanzan a todos los descendientes de la persona maldita.

Así, en la mitología griega, todo el linaje de Atreo y Edipo es víctima del destino adverso de estos personajes. Y a continuación, tocar madera para evitar la desgracia.

Romper un espejo.

Pasar debajo de una escalera apoyada contra una pared, la escalera con las superficies del piso y la pared forman un triángulo, representación de la Trinidad.

Por lo tanto, cruzarla era atentar contra dicho dogma, o también representa una puerta de entrada al mundo de los espíritus.

Cruzarse con un gato negro: dicho animal representaba la brujería y al diablo mismo.

Derramar sal: la sal, en la Antigüedad, representaba riqueza.

Derramar el aceite.

Poner el pan invertido en la mesa.

Limpiar la mesa con papel, y no con un paño, trae pérdidas económicas, porque representa un desprecio al papel moneda.

Escuchar el nombre de un jetattore, un mufa, aojador, gafe, cenizo o persona que transmite "mala suerte" (persona que está salada): para evitarlo, se le llama "el innombrable", y en Argentina los varones se tocan el testículo izquierdo, y las mujeres, el pezón izquierdo.

Ser víctima de un "trabajo" de vudú o magia negra.

Rezar con las piernas cruzadas.

Pisar en primer lugar con el pie izquierdo al levantarse.

Casarse o embarcarse un martes 13 (en los países anglófonos se refieren al viernes 13).

Bautizar un barco con el mismo nombre que tiene otro barco.

Sentarse a comer 13 personas a la mesa, por la última cena de Jesús con sus discípulos "triscaidecafobia".

Estornudar, por temor a perder el alma, sólo durante la Edad Media. El riesgo se minimiza cuando alguien responde de forma apotropaica ¡Jesús!

Abrir un paraguas bajo techo, dentro de una casa.

Que se caigan las tijeras con el pico abierto, o dejarlas a posta abiertas encima de la mesa de alguien, o dejarlas abiertas entre dos o más personas, supuestamente produce riña por el entrechocar de las espadas.

Hacer girar un objeto.

Poseer un solo vaso de una colección en la que se hayan roto todos los demás.

Mirar fijamente a una persona, mal de ojo o aojamiento, que desde entonces sufre mala salud periódicamente o muere. Se documenta desde la época romana.

Decir “¡por Dios!” ante cualquier suceso: según el mandamiento de la ley mosaica, no debía tomarse el nombre divino en vano.

Cuando una persona se ríe mucho, sin motivo aparente, es que le espera alguna desgracia o disgusto.

TEST:
Esta imagen se usa en un test para demostrar que el ser humano no asigna los sonidos a los objetos arbitrariamente.SUPERSTICIONES TEST

El test es el siguiente: imagine que una tribu remota llama a una de estas dos formas Booba y a la otra Kiki.

Trate de adivinar cuál es cuál…

En un experimento psicológico ideado por Wolfgang Köhler, se pide al sujeto que diga cuál de estas figuras se llama Booba y cuál Kiki.

Del 95% al 98% de la gente le asigna el nombre Kiki a la figura angular naranja y Booba a la figura redondeada violeta.

Se cree que esto tiene implicaciones en el desarrollo del lenguaje; es decir, que el mecanismo de poner nombres a los objetos no es totalmente arbitrario.

Otra explicación sería que la forma redondeada suele recibir el nombre de Booba porque los labios forman una figura redondeada para producir el sonido.

En cambio, los labios forman una figura más angulosa al pronunciar Kiki.

Además, el sonido de la “k” es más forzado que el de la “b”.

Nótese también que, en el alfabeto latino, las formas angulares representan las letras angulares K e I, mientras que las formas redondeadas representan las letras B y O.

La forma visual “kiki” tiene una inflexión aguda, y el sonido “kiki”, representado en los centros auditivos del cerebro (cortex auditivo), tiene también, una inflexión aguda.

El cerebro realiza una abstracción cruzada sinestética (sinestesia: la sinestesia, del griego συν, 'junto', y αισθησία, 'sensación', es, en retórica, estilística y en neurología, la mezcla de impresiones de sentidos diferentes).

Un sinestético puede, por ejemplo, oír colores, ver sonidos y percibir sensaciones gustativas al tocar un objeto con una textura determinada.

La sinestesia es un efecto común de algunas drogas psicodélicas, como el LSD o la mescalina.

Los sinestéticos perciben con frecuencia correspondencias entre tonos de color, tonos de sonidos e intensidades de los sabores de forma involuntaria.

Por ejemplo, un sinestético puede ver un rojo con mayor intensidad cuando un sonido se vuelve más agudo, o tocar una superficie más suave le puede hacer saborear un sabor más dulce.

Estas experiencias no son metafóricas o meras asociaciones.

La depresión tiende a aumentar la fuerza de estas percepciones.

La sinestesia puede ocurrir, incluso, cuando uno de los sentidos está dañado. Por ejemplo, una persona que puede ver colores cuando oye palabras puede seguir percibiendo estos colores aunque pierda la visión durante su vida.

Este fenómeno recibe también el nombre de "colores marcianos", término que se originó tras un caso de un sinestético que nació parcialmente daltónico, pero decía ver colores 'alienígenas', que era incapaz de ver en el sentido habitual del término, y que en realidad percibía debido a su sinestesia.

La primera descripción de este fenómeno la realizó el doctor G. T. L Sachs en 1812. Y se da con más frecuencia entre los autistas.

Algunos tipos de epilepsia provocan también percepciones sinestésicas, reconociendo esa propiedad común de agudeza, extrayéndolo y llegando así a la conclusión de que ambos son "kiki".

El acostarse del lado del corazón ocasiona malos sueños.

Cortarse las uñas en los días que tienen erre: porque salen padrastros.

Matar a las golondrinas: porque le quitaron las espinas a Jesús en el Calvario.

Toparse con un tuerto al salir de casa por la mañana.

Que un actor salga al escenario con una prenda amarilla.

Que el novio vea a la novia vestida de tal antes de la ceremonia.

En México, pisar un mango echado a perder. Se puede revertir comiéndolo directamente de la suela del zapato.

Es una superstición, sobre todo en el estado de Jalisco.

Supersticiones contra el mal o la mala suerte
Determinadas acciones son tradicionalmente consideradas como conjuros o actos contra el mal, los malos espíritus, las brujas y la mala suerte, y se realizan para protegerse, desviarlos, evitarlos o rechazarlos:

Poseer amuletos u objetos que protegen de la mala suerte o de las brujas, como llevar siempre una castaña recogida el día o la noche de san Juan, o ponerles pendientes hechos con ramitas de enebro a las ovejas, (Aragón).

Echar sal detrás del hombro, para aplacar a los malos espíritus que están tras la persona.

Tocar un objeto de madera al oír algo que se consideradesfavorable, pues algunas culturas creen que poseen propiedades mágicas o se puede pedir un deseo.

Tener en el hogar un altar con estampitas de santos y vírgenes.

Encender una vela a un santo, en una iglesia católica o en el hogar.

Hacer una "limpieza" mediante magia blanca con una bruja o curandera.

"Tirar el cuerito" es un tipo de masaje shamánico relacionado con la piel de la cintura o el abdomen.

Decir "¡Jesús!" cuando se estornuda, ya que se consideraba antaño signo de mal agüero o de mal augurio.

Santiguarse al oír algo que proporciona mala suerte.

Hacer el conjuro de la taza de agua y las gotas de aceite para evitar el mal de ojo o aojamiento.

Golpear ligeramente las copas antes de beber su contenido espanta a los malos espíritus y evita que entren en el momento de abrir la boca.

Supersticiones de buena suerte
SUPERSHERRADURA

Herradura para mantener al diablo fuera de la casa, ya que no puede atravesar una entrada protegida por ella.

Derramar el vino predice buena suerte o trae alegría.

Encontrarse por casualidad una herradura con siete agujeros para los clavos es un buen augurio en Algeciras, o la sola posesión de una herradura.

Tener la pata de un conejo, frotarse y acariciarse con ella.

Tocar la espalda a un jorobado con un billete de lotería, para que sea agraciado con el premio, o el vientre de una embarazada.

Tener amuletos, como una pata de conejo, estampitas de santos, alguna piedra especial o semipreciosa, etc.

Tener la bendición de los padres al casarse.

Recibir el ramo de la novia cuando esta lo tira por encima de su hombro: se cree que la mujer que lo reciba será la siguiente en casarse.

Encender una vela en casa o en una iglesia por alguien que se está examinando o que está pasando por una prueba.

En México se dice que hay un aguacate que, en el Viernes Santo, porta en su carozo un polluelo de paloma, a manera de huevo. Esta paloma es el Espíritu Santo.

Hay que sostenerlo en la mano y rezar unpadrenuestro; el huevo se abrirá, y la paloma saldrá volando. El lugar donde la paloma se pose estará bendito incorruptiblemente hasta la llegada del Apocalipsis.

El feng shui chino analiza qué lugares y fechas son los mejores para construir un edificio o iniciar una empresa o negocio o una relación de pareja.

Supersticiones que auguran el futuro
Cuando a un difunto se le quedan los ojos abiertos es señal de que pronto le seguirá algún individuo de la familia.

No deben echarse las cáscaras de los huevos en el fuego, porque se les seca la parte trasera a las gallinas y no ponen.

En México, cuando un cuchillo cae y se clava en el suelo, viene una visita.

En Aragón, España, cuando uno, sin darse cuenta, se pone una prenda del revés (por ejemplo, la espalda de la camiseta en la parte del pecho), es que se va a producir una sorpresa, un imprevisto bueno o malo.

Poner la cama con los pies hacia la calle: se morirá quien duerma en ella.

Que, al tirar una cerilla encendida, esta no se apague, anuncia una muerte próxima.

En Aragón, "soñar con muertos, saber de vivos": cuando se sueña con personas que han muerto, sobre todo familiares, es que se van a recibir nuevas noticias de, o se va reunir uno con, amigos o parientes.

Una mujer, durante la menstruación, no puede hacer mantequilla, mayonesa... tocar o preparar la leche o productos lácteos, regar las plantas, dar de comer a los animales...

La mantequilla o mayonesa no ligarán, la leche se cortará, las plantas se secarán, los animales morirán, especialmente crías o bebés ajenos, o se les estropeará la comida, o se arguellarán.

Esta superstición está relacionada con la pureza y la impureza de la mujer, y coincide con creencias afines del mundo islámico.

"Dinero o palos". Si pican las palmas de las manos, es que se va a recibir dinero, o se van a recibir palos.

Seguir a una mariquita que vaya en una dirección: se dará con el hombre ideal.

Cuando alrededor de una persona vuela una mariposa, si es blanca, trae buena noticia.

Si, cuando sale la Virgen en procesión el 2 de febrero, vuelve a entrar con la vela encendida, será buen año.

Cuando una persona sueña con toros, es que le tocará la lotería, si es que ha jugado.

Que una mariposa negra vuele en torno de una persona augura una mala noticia.

Cuando a una persona soltera se le barren los pies, no se casa.

Las roscas y roscones, comidas en fechas señaladas, san Valero, Reyes Magos... coincidentes con las fiestas paganas de la siembra, la recolección, la primavera etc., suelen llevar una o dos sorpresas.

Una solía ser una moneda o regalo favorable, y la otra, habitualmente desfavorable, que trae pagar el roscón, consiste generalmente en una semilla de haba, relacionada con el glande masculino.

Religión y superstición
Casi cada religión posee rituales, ceremonias o ensalmos que pondrían a la persona en relación con las fuerzas espirituales, y que las personas que no pertenecen a esa religión pueden considerar supersticiones, como la señal de la cruz, el bautismo, la misa, etc.

Se acepta que es más probable encontrarse con alguien que profesa una religión supersticioso que con un agnóstico o con un ateo supersticioso.

La diferencia entre superstición y fe religiosa estriba, en primer lugar, en la manera de comprender globalmente la realidad.

En la superstición, la fuerza supranatural que actúa es arbitraria y disgregada de las demás, mientras que una religión tiene un sistema teológico organizado que afirma la existencia de un ser (o varios) o una causalidad superior general, que actúa (n) en el todo.

En segundo lugar, de cada religión se deriva, además de la espiritualidad, una moral, mientras que en numerosas supersticiones solo se condiciona la actuación del individuo hacia la adquisición o pérdida de la suerte o la desgracia.

Y en tercer lugar, en muchas religiones, como el cristianismo, no se encuentra interferencia entre la racionalidad, que examina las causas inmediatas, y la creencia religiosa, con la consecuente coexistencia de ambas actitudes.

Desde esta perspectiva, se comprende que, según el diccionario de la Real Academia Española, la superstición es una "creencia extraña a la fe religiosa y contraria a la razón".

La superstición no tiene por objeto el conocimiento de la realidad que yace tras dicha creencia; se da por supuesto su veracidad.

Su objeto es mantenerse alerta en las situaciones diarias para evitar o incidir en las acciones que conducen de modo oportuno a la base de la creencia.

La religión tiene por objeto, de un modo básico, adquirir la gracia del ente o entes objeto de adoración a base de cumplir los mandamientos (véase ascética) y rechazar las prohibiciones que dicta su credo.
SUPERSCULEBRALa inofensiva culebra bastarda

Las religiones y también otras cosmovisiones esotéricas herméticas han considerado los estados de conciencia alterados como una prueba más de la existencia de sus creencias.

Su conocimiento parte de premisas y fuentes totalmente diferentes a las de la ciencia, la técnica y la filosofía científicas (de nuestro tiempo).

Sería fruto del desarrollo de capacidades en el individuo que trascenderían los límites de la percepción sensorial normal.

Mediante técnicas meditativas, autosugestión, privación del sueño, ayuno, deshidratación, drogas, intoxicaciones... los sujetos experimentan una realidad más allá del umbral de la normalidad y perciben un nivel de realidad diferente y subjetivo a sí mismo.

Orígenes de la idea de superstición
Etimología del término: entre los romanos, la palabra "superstición" corresponde al verbo latino super-stare (permanecer sobre, en el sentido figurado de "ser testigo" o "sobrevivir").

De acuerdo con Cicerón, y después Isidoro de Sevilla, la idea de trascender y perpetuarse a través de la realización constante de rituales subyacía en el uso de esta palabra:

...se llama supersticiosos a quienes rezan u ofrecen sacrificios todos los días para que sus hijos les sobrevivan...

Cicerón
Por otra parte, en la antigua Roma los adivinos eran calificados frecuentemente como superstitiosus, lo que de por sí no habría constituido una valoración necesariamente peyorativa.

Pero, a veces, sí se dio un sentido desfavorable a la palabra y las acciones que designaba, entendidas como una manifestación exagerada y, por tanto, superflua y desordenada, de religiosidad.

Esta idea resulta más comprensible si se considera que religio, la religión, significaba precisamente lo contrario para los romanos.

Según el mismo Cicerón, religio viene de re-legere (reagrupar, ordenar). Por lo mismo, dentro de la preocupación romana de realizar el culto dentro de normas rígidas, una exageración, como hacer sacrificios todos los días, podía llegar a ser entendida como un defecto.

Para los romanos, el supersticioso podía llegar a ser o bien un tartufo o una persona afectadamente religiosa.

Evolución del concepto cristiano de superstición
En las primeras versiones en latín del Nuevo Testamento cristiano se utiliza solo tres veces la palabra "superstición", siempre a la manera romana.

En Hechos (17,22), sin un sentido peyorativo explícito, cuando san Pablo alaba a los atenienses por tener un altar reservado "al dios desconocido". Entonces, refiriéndose a que son "extremadamente religiosos", los califica de "quasi supertitiores".

En Hechos (25,19), en un sentido literal y ambiguo, cuando los judíos acusan al mismo Pablo de supersticioso por creer que Jesucristo está vivo (ha "sobrevivido"), siendo que ya ha fallecido.

En Colonenses (2,21), refiriéndose a una forma afectada de religiosidad, cuando nuevamente Pablo exhorta a sus lectores a dejar el formalismo ritual judío y así no caer "in supertitione".

Pero, después de décadas, o incluso siglos, los primeros cristianos comenzaron a cambiar el sentido de la palabra "superstición".

Lactancio: religión versus supersticiónSUPERSII
En el siglo III, Lactancio refutó las etimologías clásicas de Cicerón, buscando interpretaciones más útiles desde el punto de vista cristiano.

Para él, religio ya no viene de relegere, "reagrupar" o "reordenar", sino de re-ligare, "volver a unir", lo que resultaba muy consonante con el sentido mesiánico y salvífico del cristianismo, que proclama una "nueva alianza" entre la divinidad y el ser humano.

El cristianismo era, pues, para Lactancio una religión.

Siguiendo con esta línea argumentativa, el mismo autor cambiaba el significado de la etimología de supertitio.

Esta asimilaba el concepto a idolatría y culto equivocado; superstición equivalía a divinización pagana de los muertos:

...los supersticiosos no son aquellos que esperan que sus hijos les sobrevivan —eso lo esperamos todos—, sino quienes veneran la memoria de los difuntos para que sobrevivan a ellos, o incluso aquellos que mediante imágenes de sus padres rinden culto como lo hacen con sus dioses penates...

Lactancio
Para Lactancio, entonces, religión era igual a culto verdadero, mientras que superstición era un falso culto.

Agustín de Hipona
Agustín de Hipona: la superstición es pagana y demoníaca.
Cristianismo contra superstición.

En el siglo IV, Agustín de Hipona volvió a modificar la explicación del significado de la etimología de supertitio, buscando establecer un nuevo concepto más acorde con su situación histórica.

Para él, las supersticiones eran las "supervivencias" de la idolatría pagana que subsistían tras el triunfo político y espiritual del cristianismo, producto de la conversión del emperador Constantino.

Y, más específicamente, superstición era todo resto de veneración a una criatura –ser creado–, fuera éste ídolo, hombre, demonio, animal, planta, astro u objeto.

Es supersticioso aquello instituido por los hombres para crear ídolos y venerarlos o rendir culto a una criatura o parte de una criatura como si se tratase de Dios, o para consultar a los demonios y sellar a través de ciertos acuerdos (pactos) una comunicación con ellos.

De estas afirmaciones, que fueron retomadas por Tomás de Aquino, proviene el concepto cristiano de superstición vigente durante los siglos siguientes, y aun en el presente.

Este se puede resumir en dos afirmaciones:
Toda creencia sobrenatural ajena al cristianismo es superstición.

La superstición es una forma de relación con el demonio.

La segunda idea implicaba que, por ejemplo, si el estremecimiento o tembladera de un miembro (un brazo, por ejemplo) era considerado un mal augurio, era porque para el supersticioso era una especie de signo convencional o clave secreta, mediante la cual recibía un mensaje del demonio.

La nueva definición de superstición se extendió rápidamente.

Como ejemplo de la idea cristiana de que lo no cristiano es supersticioso, ya en el siglo V se encuentran textos eclesiásticos que hablan de las "supersticiones judaicas".

Si los judíos no creían en Cristo, sus rituales debían, por fuerza, ser supersticiosos y mal inspirados.

Fuentes:
http://cvc.cervantes.es
http://mis-remedios-caseros.com
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"Hay gentes que se lamentan del tiempo pasado, se quejan del presente y desconfían del venidero" (Séneca).

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