Os ofrecemos unos cuantos comentarios iniciales del autor sobre su obra.

Siempre me han embriagado ligeramente los hechos, y casi todos mis más de 200 libros han tratado, cuando menos de modo incidental, sobre ellos. Ahora he recopilado y editado este libro que se refiere únicamente a sucesos: una compilación especial para quienes aman las realidades casi tanto como yo.

Aquí hay 3.000 casos de todas clases: algunos son extraños, pero ciertos, otros que no podrá creer, «hechos» que usted siempre creyó, pero ocurre que son falsos, realidades que le enseñarán, le asombrarán y cosquillearán su «hueso de la risa».

Tal vez también a usted le estimulará saber que: Carlos Marx pensó que el comunismo no arraigaría en Rusia... El padre de la gerontología vivió hasta casi los 103 años de edad... Jimmy Carter es el primer presidente de los Estados Unidos que nació en un hospital... Cuñados de Abraham Lincoln combatieron por las fuerzas del Sur... Se ha sabido que el Nilo se congela en toda su superficie... Ningún hombre de ciencia ni escritor de ciencia-ficción, incluyéndome yo, pronosticó que había cráteres en Marte.

El ganador de un Premio Nóbel, Iván Petróvich Pávlov dijo: «Aprende, compara, recopila datos». Bueno, Iván, he estado hundido en ellos hasta las patillas. En total, he examinado, y tamizado poco más de 6.000 (de las decenas de miles evaluados por nuestros investigadores) y seleccionado finalmente 3.000 joyas para este primer volumen de El Libro de los Sucesos de Isaac Asimov .
Hay aquí una mezcla deliciosa, un panorama de hechos que tratan, prácticamente, acerca de todos los aspectos del universo, humanos y no humanos, animados e inanimados, de la Tierra y de más allá de ella.

Su placer puede comenzar indiscriminadamente en cualquier parte: en la página 1 y continuar hasta la última página; o empezar en las categorías de interés particular para usted, y después hurgar por todo el libro; o espulgar sencillamente desde el mismo principio, aquí y allá, ahora y después, espigando datos nuevos y asombrosos y sobrecogiendo su mente. Me sorprendería si no encontrara sorpresas en todas y cada una de las páginas. (¡Yo las hallé!).
ISAAC ASIMOV

Benefactores:

1.    Ernest Hemingway donó al Santuario de la Virgen en Cuba Oriental, donde vivía, el dinero del Premio Nóbel que había ganado por la novela « El Viejo y el Mar ». « Jamás », dijo, « tienes una cosa hasta que la das ».

2.    Rodin legó toda su obra a su patria. Francia pagó al hijo de Rodin una pequeña anualidad a manera de compensación por su herencia perdida.

3.    El superintendente de finanzas Roberto Morris sufragó, de su propio bolsillo, la paga de desmovilización del ejército estadounidense en 1783. Después fue encerrado en una cárcel para deudores, arruinado económicamente en especulaciones con tierras.

4.    Como pensó que un instrumento tan importante debía ser propiedad pública, el químico inglés John Walier nunca patentó su invento: las cerillas.

5.    Pedro y María Curie se negaron a sacar una patente del proceso para producir radio. El radio, declararon, pertenecía al mundo... nadie tenía ningún derecho a lucrarse con él.

6.    John D. Rockefeller hizo su primera contribución a una causa filantrópica a los 16 años, lo cual ocurrió en 1855. Para cuando murió, 82 años más tarde, el potentado del petróleo había donado 531.326.842 dólares.

7.    El físico alemán Wilhelm Konrad Roentgen, quien descubrió los rayos X en 1895 e inició, al hacerlo, una revolución científica, se negó a solicitar ninguna patente para su descubrimiento, o a obtener ninguna ganancia económica de él. Pero si la virtud tiene su propia recompensa, es algunas veces su único premio, pues Roentgen, a pesar de haber ganado un Premio Nóbel por su hazaña, murió pobre.

8.    Cuando supo, en 1905, que una de las baterías salidas de su empresa era defectuosa, Tomás Alva Edison ofreció restituir el dinero a todos los compradores. Devolvió de su propio bolsillo 1.000.000 de dólares.

9.    Para ayudar a reunir fondos para los indigentes hambrientos de Berlín, Albert Einstein vendió en 1930 sus autógrafos en 3 dólares cada uno y firmó fotografías por 5 dólares cada una.

10.    El filántropo suizo Henri Dunant dedicó tanto de su dinero y de su energía al establecimiento de la Cruz Roja, que su negocio textil fracasó y se vio reducido a la indigencia. Fue co-ganador del primer Premio Nóbel de la Paz, en 1901, y donó los honorarios a la beneficencia, no a su familia.

11.    San Francisco de Asís, quien fundó la orden religiosa franciscana en 1209, no tuvo instrucción religiosa, era un lego, nacido rico. Mas cuando donó sus posesiones y se embarcó en una carrera de caridad y buenas obras, su padre lo desheredó.

12.    Alrededor de 330.000.000 de dólares fueron donados por Andrés Carnegie a bibliotecas, proyectos de investigación y empresas en favor de la paz mundial.

13.    La heredera más rica de sus tiempos fue la baronesa Angela Burdett-Coutts, amiga de Charles Dickens. Dio la mayor parte de su inmensa fortuna a causas que consideró dignas, no solamente dotando a iglesias, obispados y becas, como hicieron otros, sino sosteniendo campesinos pobres en Turquía, construyendo casas modelo en el East End de Londres, pagando un levantamiento topográfico de Jerusalén, enviando desmotadoras de algodón a Nigeria, patrocinando instituciones benéficas para la protección de aborígenes australianos, proporcionando lanchas salvavidas para Bretaña, campanas para la Catedral de San Paulo y fuentes para que bebieran los perros; la lista parece interminable. Cuando la Reina Victoria la hizo noble, en 1871, fue uno de los casos extremadamente raros en que una mujer recibió este honor no por ser amante de un rey, sino por sus méritos.

14.    Tadeo Kosciusko, el patriota polaco que luchó en el ejército de Washington durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, especificó en su testamento que las tierras que había recibido fueran vendidas, y el dinero obtenido de ellas utilizado para comprar la libertad de esclavos negros.

15.    Gerrit Smith, un comerciante de ascendencia holandesa, puso a disposición de esclavos fugitivos 48.560 hectáreas de tierra sin cultivar, en Adironadack. Un noble experimento, con ayuda de su hijo, quien era un reformista profesional activo en el Ferrocarril Clandestino .

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