Seres dotados de una inteligencia y sensibilidad asombrosa son los que la historia, a través de este nuevo mes de enero, nos regala. Desde Pedro Calderón de la Barca, Benjamín Franklin, Vicent Martín i Soler...

Rudyard Kipling, Rosa Montero, Wolfgang Amadeus Mozart, Crisóstomo Arriaga, Simone de Beauvoir, Anton Chejov, Kahlil Gibran, Hermann Hesse, entre otros muchos. BICENTENARIO de un “kapellmeister” valenciano en la corte de San Petersburgo, Vicente Martín i Soler. Que Wolfgang Amadeus Mozart viera en Vicente Martín i Soler (1.754-1.806) un competidor de su genio artístico, habla por sí mismo de la calidad del maestro valenciano. Pero su mérito llegó más lejos, porque el valenciano, empujado por su raro destino hasta Rusia, encontró allí una segunda patria y contribuyó decisivamente a la creación de la ópera nacional de ese país. A modo de ensayo histórico-musical, Dmitri Loos analiza algunos detalles de la obra de este compositor, la celebración de cuyo bicentenario en su tierra natal, Valencia, se anuncia con un muy cuidado programa de eventos y de selectas grabaciones musicales.

A finales del XVIII, la política cultural de Catalina la Grande convirtió el gélido imperio ruso en una especie de “tierra prometida” para los artistas europeos. La soberana rusa estaba convencida de que una sólida tradición cultural nacional operaría como garante de la gobernabilidad de un Estado, el más extenso del mundo. Para crear tal tradición había que “aprender” de las culturas ya consolidadas, y de ahí que la emperatriz no ahorrase esfuerzos ni dinero para promover una verdadera explosión artística a las orillas del Neva. San Petersburgo se vio dotada de salas de conciertos, teatros, bibliotecas y museos, que empezaron a acumular tesoros traídos desde Bagdad, Roma, Madrid, El Cairo, Londres, París y Viena, para completar las magníficas colecciones que han llegado hasta nuestros días.

Esta generosa inversión cultural atrajo a San Petersburgo a una nutrida colonia de artistas extranjeros. La mayoría de ellos procedía de Italia. Entre ellos se contaban personalidades musicales de primer orden, como la de Baldassare Galuppi (1.706-1.784), Giuseppe Sarti (1.729-1.802), Giovanni Paisiello (1.740-1.816) o Domenico Cimarosa (1.749-1.801). Otro músicos llegados a la corte rusa fueron austriacos y alemanes. Los franceses no fueron tenidos en cuenta, salvo los cantantes, y las demás naciones apenas estaban representadas. El compositor valenciano Vicente Martín i Soler quiso hacer su aparición en Rusia, después de haber cosechado los más prometedores éxitos operísticos en Italia y Austria.

En la corte imperial fue conocido con el nombre italianizado de “Martini lo Spagnolo”. Su labor musical en aquellas tierras merece una especial gratitud, ya que el esplendor decimonónico de la música rusa se debe en gran parte a los diecinueve años que Martín i Soler pasó al servicio de la corte de Catalina no sólo como compositor estrella, sino también como un apasionado profesor, que se empeñó en formar a sus discípulos dentro de la más pura tradición clasicista italo-austriaca. Habitualmente, los compositores extranjeros que llegaban a la corte imperial consideraban su trabajo en Rusia como un destino pasajero. Los contratos de estos músicos, al igual que el de Martín i Soler, preveían por ejemplo una paga extra de 500 rublos para cubrir los gastos del viaje de regreso.

De hecho, todos los músicos contratados antes de Martín i Soler volvieron a Occidente, tras ser relevados de sus cargos de responsabilidad musical. Pero el caso del valenciano fue diferente, y mucho. Después de la muerte de Catalina la Grande y Pablo I, cuando los “kapellmeister” extranjeros se vieron forzados a ceder sus puestos a los talentos nacionales, Martín i Soler sufrió desprecio, humillaciones y miseria pero se negó a abandonar el imperio que le acogió. Esta “fidelidad” de Martín i Soler al país de los zares, no es un hecho fácilmente explicable. Su odisea rusa hubiese podido verse propiciada por el olvido de su obra en Occidente.

Pero este no era el caso, en particular no en su país natal, en el que “La madrileña o El tutor burlado”, “La Sandrina o La labradora”, “La caprichosa corregida”, “Amor y Psique”, “La festa del villagio” y “Tancredo”, entre otros títulos de óperas, zarzuelas y ballets, aparecían continuamente en los escenarios españoles hasta 1.799. Entre las partituras que se conservan en el Palacio Real de Madrid se encuentra un arreglo para cuarteto de cuerda de la ópera de Martín “Una cosa rara”, lo que indica que formaba parte del repertorio que se escuchaba en los salones españoles (recientemente, el Institut Valencià de la Música ha promovido la grabación y edición de este arreglo para cuarteto de cuerdas).

Todo esto prueba que el retorno del compositor a Occidente no hubiese sido inviable. Entonces, ¿por qué prefirió seguir educando cantantes e instrumentistas en Rusia? ¿Sería tal vez consciente de estar trazando el camino de una tradición musical, a punto de emerger? Sea como fuere, Martín i Soler ocupa un lugar de honor en la historia de la música, por ser considerado uno de los precursores de la escuela nacional rusa. Sus días acaban en San Petersburgo y su tumba se halla en el monasterio de San Alejandro Nevski, junto a las de Glinka y Chaikovski, donde todavía puede visitarse.

Fijémonos ahora en la etapa rusa del maestro valenciano. Aunque se encontraba en San Petersburgo desde 1.787 dirigiendo sus óperas, es en 1.790 cuando se menciona por vez primera entre los miembros de la compañía operística italiana, en el puesto de “kapellmeister escolar” con el sueldo de 3.500 rublos al año, más asignación de un piso y leña para calefacción gratis. La designación del “Spagnolo” está sin embargo, rodeada de polémica. Su predecesor, el famosísimo Domenico Cimarosa, no supo complacer a la emperatriz Catalina y fue destituido fulminantemente.

La aureola de éxito cosechado por Martín en Viena con “Una cosa rara o Bellezza ed onestá” (1.786) y “L’arbore di Diana” (1.787) fue el factor decisivo para que la zarina pensara en él como posible substituto del italiano. Las afirmaciones de Mozart sobre el músico valenciano, de carácter escandaloso y causadas por los celos que sentía a propósito del eclipsante éxito de Martín, brindaron al español una fama polémica pero también útil. Al fin y al cabo, Mozart acrecentó el “efecto Martín” citando una de las melodías de “Una cosa rara” en su “Don Giovanni”.

El contrato de kapellmeister escolar de la corte de 1.790 suponía unas atribuciones muy amplias, a saber: componer la música para las óperas rusas e italianas, así como las cantatas y coros para la corte e igualmente, para los conciertos y para las comidas; arreglar las óperas extranjeras para que estas puedan ser interpretadas por cantantes rusos; dirigir todos los ensayos; ser el responsable único de la interpretación de la música y del canto; enseñar la música en la escuela de teatro. En 1.777, una de sus óperas, “Henri IV ou la bataille d’Ivry” atrajo la atención del famoso aristócrata melómano, conde K.G. Razumovsky, que ordenó al célebre trompista checo Karl Lau que arreglara algunos fragmentos de “Henri IV” para un orquesta de cornos, tan típicamente rusa.

La partitura del arreglo realizado por Karl Lau, fue destruida durante la revolución bolchevique de 1.917. Seguramente, nunca podremos recuperar este tesoro musical que demostraría la afinidad de la música de Martín i Soler con los gustos musicales rusos. Únicamente disponemos de un pequeño fragmento compuesto por Karl Lau para servir de introducción a la música del maestro valenciano, que nos permite hacer una idea sobre la enorme complejidad que suponía la interpretación de dichas partituras. En 1.788, después de un año de estancia en Rusia, Martín y Soler asistió al estreno de su “Boticario” en Moscú, y de “Gli sposi in contrasto”, esta en San Petersburgo.

El año siguiente fue especialmente rico en estrenos martinianos en San Petersburgo. Aparte de las ya famosas “Una cosa rara” (también en Moscú, a partir de 1.795) y “L’arbore di Diana” (en Moscú, a partir de 1.792), se pusieron en escena dos nuevas óperas del valenciano compuestas durante su estancia en Rusia. La primera de ellas fue representada el 17 de abril de 1.789 en el Teatro de la Corte, situado en uno de los edificios adosados al Palacio Imperial (Palacio de Invierno) de San Petersburgo. Estos edificios, destinados a alojar las colecciones de arte de la corona rusa, se conocen bajo el nombre de El Hermitage.

La propia soberana solía desplazarse a través de una larga fila de pasadizos paralelos al río Neva y atravesar el Canal de Invierno por una galería escondida dentro de la bóveda que enmarca su desembocadura en el Neva, para aparecer, a veces de incógnito, en las representaciones teatrales. Para un sitio tan señalado, Martín i Soler compuso asimismo, una ópera rusa llamada “Gore bogatyr Kosometovich”. El libreto, que escribió la propia Catalina la Grande, le aseguró una excelente acogida. Esta obra representó un nuevo fenómeno en la historia de las ediciones musicales rusas: fue la primera ópera que se editó en forma de Klavierauszug (arreglo para canto y piano), lo cual indica que debió de tener bastante influencia.

También en 1789 estrenó Martín y Soler en San Petersburgo “La capricciosa corretta”, en la que pudo entregarse de nuevo al estilo italiano. Mientras tanto, su producción operística rusa ganaba cada vez más adeptos, incluso fuera del escenario de la corte. La segunda ópera rusa de Martín, “Fedul” fue estrenado en San Petersburgo, para la corte, el día 17 de enero de 1.791, en el Teatro de El Hermitage. Una vez estrenada en Moscú, se representó allí, hasta el año 1.799, un total de diecisiete veces. Todo un éxito para aquella época, sin duda. En esta ópera el compositor intenta de nuevo intuir lo que será la esencia de la incipiente música culta rusa.

 Aún más importante es que, para esta ópera, Martín creó la primera canción rusa conocida, que sobrevivió tanto a él como a su ópera. Análoga al “lied” alemán y a la “chanson” francesa, la canción rusa (russkaia pesn) cultiva el espíritu musical nacional y, como tal, augura la llegada de los nacionalismos musicales europeos. Siguiendo la indicación de la emperatriz, las traducciones al ruso de óperas francesas ocupan un lugar cada vez mayor en el repertorio de los teatros imperiales. La popularidad de Martín ganó con el reestreno en el Teatro de la Corte, en 1.798, de “Il barbero di buen core”, traducido al ruso por el poeta V. Maikov. También ha dejado su huella el compositor español en el campo de la música sacra.

Así, el 17 de junio de 1.800, durante la consagración de la nueva iglesia católica de la Orden de Malta, se estrenó una cantata suya compuesta para la ocasión. Fue a partir de 1.804, en que la compañía operística italiana fue substituida por la francesa y fue destituido definitivamente, que empezó el declive de su carrera. Durante los dos últimos años de su vida vivió dando clases particulares y murió en San Petersburgo el 19 de febrero de 1.806. El drama personal del empobrecido compositor se agrava por la total ausencia de sus óperas en el repertorio de los teatros imperiales desde 1.801.

La historia de las óperas de Martín en Rusia acaba con la puesta en escena de su “Buen Lucas” o “Este es mi día”, en diciembre de 1.809. En 1.893 “Fedul y sus hijos” fue reeditado para conmemorar el centenario (con dos años de retraso) de una de las primeras óperas rusas. A partir de entonces el nombre de Vicente Martín i Soler sólo aparece en los tratados históricos. Un hecho aparte, lo constituye la ya mencionada “canción rusa”. En el pueblo de Pokrovskoe. Doscientos años después de su aparición, esta nostálgica melodía, compuesta por el “kapellmeister” valenciano de la corte de San Petersburgo, continúa formando parte del folclore más “auténtico”, aquel que sólo se escucha en las recónditas aldeas rusas, alejadas de la civilización.

Siglo XVIII, Martín i Soler, Vicent (1.754-1.806) Sinónimos utilizados: Martini lo Spagnolo Ciudad de nacimiento: ValenciaPaís: España Ciudad de fallecimiento: St. Petersburgo

Fuente:

http://www.nuevarevista.net

OTRAS EFEMÉRIDES DE ENERO:

-El uno de enero de 1.502, Américo Vespuccio descubre la bahía de Río de Janeiro.

-17 de enero de 1.600 nace el dramaturgo Pedro Calderón de la Barca. -12 de enero de 1.628 nace Charles Perrault, escritor francés.

-17 de enero 1.706, nace el estadista, científico y escritor Benjamín Franklin.

-27 de enero de 1.756 nace Wolfgang Amadeus Mozart, compositor austríaco (250 años).

-22 de enero de 1.788 nace el poeta inglés George Lord Byron.

-27 de enero de 1.806 nace Juan Crisóstomo Arriaga, compositor español (200 años).

-19 de enero de 1.809 nace el escritor norteamericano Edgar Allan Poe.

-20 de enero de 1.851 murió Esteban Echeverría, autor de obras fundantes de la literatura argentina, como “La Cautiva y El Matadero”. -28 de enero de 1.853 nace el escritor y político cubano José Martí.

-En enero de 1.860, nace otro dramaturgo, el ruso Anton Chejov (145 años). Comenzó escribiendo cuentos y relatos, y luego se dedicó a crear obras de teatro.

-El uno de enero de 1.863 Lincoln, presidente de EE.UU., sorprendió a su pueblo con un maravilloso regalo, aboliendo la esclavitud.

-16 de enero de 1.865 nace Rudyard Kipling, novelista y poeta inglés. Recibió el Premio Nobel en 1.907.

-18 de enero de 1.867 nace Rubén Darío, poeta y escritor nicaragüense.

-10 de enero de 1.880 nace Manuel Azaña, político, escritor y presidente de la II República española.

-25 de enero de 1.882 nace Virginia Woolf, autora inglesa. En sus novelas, intenta retratar la vida cambiante e inasible de la conciencia.

-En enero de 1.893, Vicente Huidobro, poeta chileno.

-14 de enero de 1.896 nace John Dos Passos, novelista estadounidense.

-13 de enero de 1.898, el escritor francés Emile Zola lanzó la célebre carta abierta conocida como “Yo acuso”, en el diario parisino La Aurora. Estaba dirigida al presidente de Francia y defendía la inocencia de Alfred Dreyfus.

-9 de enero de 1.906 nace Simone de Beauvoir, escritora francesa (100 años en el 2.006). De joven, se unió al movimiento filosófico existencialista, cuyas premisas tienen una presencia constante en su obra. Fue pareja y compañera intelectual de Jean Paul Sartre por muchos años.

-31 de enero de 1.923 nace Norman Mailer, escritor norteamericano, ensayista premiado (obtuvo el Pullitzer) y autor de una de las novelas más elogiadas sobre la Segunda Guerra Mundial: “Los desnudos y los muertos”.

-15 de enero de 1.929, nace Martin Luther King, el 'buscador' de la paz.

-5 enero de 1.930 nace Juan Goytisolo, escritor español. -Muere en enero de 1.936, Ramón del Valle Inclán, escritor español.

-El 22 de enero de 1.939 Antonio Machado emprende con algunos miembros de su familia su último éxodo.

-4 de enero de 1.941, en plena Segunda Guerra Mundial, muere Henri Bergson, filósofo francés. -En 1.941, muere James Joyce, escritor irlandés.

-El 19 de enero de 1.947 murió en Madrid, Manuel Machado escritor. Tenía 72 años.

-El 3 de enero de 1.951 nació Rosa Montero, periodista española.

-En enero de 1.957, muere la poetisa Gabriela Mistral, quien recibió el primer Premio Nobel de Literatura otorgado a un autor latinoamericano, en el año 1.945 (61 años).

-El 12 de enero de 1.960, muere Agatha Christie (46 años).

-1.963 enero, fallece Ramón Gómez de la Serna, escritor español, inventor de las greguerías.

-En enero de 1.978, muere Blas de Otero, poeta español. -27 de enero de 1.979 muere Victoria Ocampo, escritora argentina.

-7 de enero de 1.986 muere Juan Rulfo, escritor mejicano.

-Muere en 1.993, Juan Benet, escritor español.

-En enero de 1.996 Javier Marías, bajo el sello de Alfaguara edita, su segundo libro de de cuentos, “Cuando fui mortal”, que recoge relatos escritos en los últimos cinco años y uno inédito, “No más amores”. * * * * *

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