Aniversario y Efemérides. Día 8 de marzo, mujer trabajadora.

¡Sí!, y además de madres, esposas, hijas, hermanas, se las puede...

resumir en dos palabras: luchadora incansable, en cualquier ámbito imaginable de nuestra sociedad.

AVIADORAS
La historia de las mujeres pilotos comienza a escribirse en los inicios del siglo XX, pero sólo hace 76 años que una española obtenía el permiso para volar.

Si en la actualidad vivimos aún en un mundo patriarcal, son indescriptibles las dificultades que tuvieron que superar estas mujeres, entre ellas María Bernaldo de Quirós y Mari Pepa Colomer, para hacerse un hueco en la aviación, y así abrir una nueva página en la historia.

La historia de las mujeres pilotos en España comienza en mayo de 1903, cuando una joven de dieciocho años, Mari Pepa Colomer, acompañada por su padre visita la Escuela de Aviación de Barcelona.

Pepa Colomer

Fue allí para expresar al rector, Josep Canudas, su deseo de realizar el curso de piloto aviador.

Fue muy grande la sorpresa del rector que creía que aquello era un capricho pasajero de Mari Pepa, así que le propuso acudir durante unos días al aeródromo donde la joven podría recibir los vuelos necesarios y vivir el ambiente aeronáutico.

Si continuaba su deseo de ser piloto pasaría a realizar unos vuelos de prueba para pilotar, y allí se decidiría si debía ingresar o no en la escuela.

El 19 de enero de 1931 se examina y consigue ser la primera mujer española con el título de piloto, aunque no la primera aviadora de nuestra historia.

María Bernaldo de Quirós como aviadoraEste mérito le corresponde a la madrileña María Bernaldo de Quirós, que en mayo de 1928 realizó su primer vuelo, aunque para ella, según sus palabras, tal y como señalan, lamentablemente, las escasas fuentes que estudiaron su trayectoria, “lo de volar, que tanto impresiona a la gente es muy fácil”.

El Comandante Lecea dijo de ella que tenía una “gran vocación y el ánimo resuelto”.

Volviendo a Mari Pepa, participó en varios concursos de pilotos aficionados, y en el II Concurso de Aviación de Cardedeu. De esta forma fue creciendo su experiencia profesional y poco a poco, demostró que podía a estar al mismo nivel que el resto de los pilotos.

Fue también profesora, formó y entrenó a diversos pilotos hasta que una serie de problemas con la dirección de la escuela, hizo que los profesores se trasladaran a la Cooperativa de Trabajo, donde prestó sus servicios profesionales hasta el inicio de la guerra; en la cual, participó en operaciones de propaganda en el bando republicano en calidad de oficial del Ejército.

En octubre de 1932, aterrizó un Zeppelín en el aeródromo de la Aeronaval, que fue visitado por un grupo de jóvenes.

Entre este grupo se encontraba, Dolores Vives, que comenzaba de esta manera su contacto con el mundo aeronáutico.

Allí se enteró que un grupo de militares y civiles querían crear el Aero Popular de Barcelona, un centro cuyo objetivo era que todos los alumnos de la Escuela de Trabajo, y aficionados con pocos recursos económicos pudieran volar.

Dolores Vives fue una de las socias fundadoras del Aero Popular, y solicitó una beca para realizar el curso de piloto.

Realizó el curso en la Escuela de Progreso, situada en aeropuerto militar. En febrero de 1934 se examina, teniendo que volar a una altitud de 1.000 metros, convirtiéndose en la tercera mujer piloto española de la historia.

En sus comienzos Dolores volaba gracias a la hora mensual que el Estado otorgaba a los pilotos civiles y a la generosidad de algunos amigos.

En abril de 1936 obtiene una beca para realizar el curso de vuelo sin motor, pasa la prueba, pero el título nunca le llegó ya que la llegada de la Guerra Civil, en julio de 1936, paraliza todo.

Es en este curso donde Dolores entra en contacto con otra piloto española, Raimunda Elías, de la cual no se tienen muchos datos.

Dolores jamás volvió a volar tras la Guerra Civil.

Estas son algunas trayectorias profesionales de las primeras mujeres pilotos de la historia, aunque no están todas, y de los diferentes obstáculos que tuvieron que hacer frente para abrirse un hueco en un mundo de hombres, inaugurando una nueva página en la historia de la aviación.

La madrileña María Bernaldo de Quirós, que en mayo de 1928 realizó su primer vuelo.

Mari Pepa Colomer Luque, falleció el 24 de mayo de 2004 de un paro cardiaco a los 91 años en la ciudad inglesa de Surrey, donde se exilió tras la Guerra Civil.

BESSIE COLEMAN (1893-1926)

Bessie Coleman con atuendo de aviador
Bessie Coleman fue la primera mujer afroamericana que consiguió una licencia de piloto internacional y la primera en volar un avión.

Lo hizo en una época en que los Estados Unidos estaban divididos en dos por leyes estrictas de segregación. Debido a que nadie en América le quería enseñar a volar, tuvo que irse a París para aprender.

Bessie regresó a los Estados Unidos determinada a dedicar su vida a la aviación e inspirar a otras mujeres afroamericanas para que hicieran lo mismo.

La forma como consiguió esta distinción es una historia de un coraje remarcable, determinación y mucha dedicación, una historia que comienza con su infancia en la Texas rural.

Bessie nació la número doce de trece niños de una mujer, cuya madre había sido esclava y aprendió a temprana edad que algunas cosas no estaban al alcance de la gente negra, incluída la educación.

Pero ella se enseñó a si misma a leer y se apuntó a una escuela segregada. Coleman acabó la escuela en la época que sus hermanos mayores regresaban de Francia, donde habían estado luchando durante la Primera Guerra Mundial.

Ellos le contaron muchas historias acerca de sus aventuras, pero la que más le llegó a la imaginación era acerca de volar. Para Bessie, con veintisiete años, trabajando en una peluquería, negra y pobre, la idea de volar le parecía algo mágico.

Cuando sus hermanos le dijeron que en París hasta una mujer podía volar, no paró hasta que consiguió dinero suficiente de sus amigos para viajar a Francia, donde inmediatamente se apuntó a la Ecole dÁviation des Fréres Caudron.

Lo que vió le debió excitar y a la vez alarmar: aviones que volaban pero que también a menudo se estrellaban.

Los estudiantes hacían chistes acerca de las dos formas de acabar la escuela: graduándose o bien estrellándose.

En 1921 Coleman, la única mujer en su curso de aviación, recibió su licencia de piloto, siendo la primera mujer negra en el mundo que lo consiguió.

A su regreso a Nueva York salió en la primera página de los periódicos en todo el país.

Pero volar costaba dinero y ganar ese dinero volando era difícil en esos tiempos.
No existían las aerolíneas, y la distribución del correo era una ocupación segregada y dominada por los hombres.

Bessie consiguió su segunda gran ambición, que era fundar la primera escuela de aviación para gente afroamericana.

Tal como ella mencionó en una entrevista de mayo de 1925 concedida al Houseton Post Dispatch:

"La raza negra es la única raza sin aviadores y yo quiero interesar a la gente negra en volar, y por tanto, ayudar de la mejor forma que conozco a mejorar la situación de la gente negra".

También comentó "He decidido que la gente negra no debe sufrir las dificultades que yo he sufrido, por tanto decidí abrir una escuela de aviación y enseñar a otras mujeres negras a volar.

Necesitaba dinero para ello y por tanto comencé a dar exhibiciones de vuelo y a dar conferencias acerca de la aviación. El color de mi piel, al principio un gran problema, ahora atrae a grandes masas de gente por dondequiera que voy".

Como su contemporánea Amelia Earhart, Coleman quería que más mujeres se convirtieran en pilotos. También como Earhart, dió conferencias donde hablaba a mujeres y niños.

Pero sus sueños acabaron trágicamente en Jacksonville, en lo que fue más o menos un vuelo rutinario.

Estaba probando su nueva adquisición con un copiloto, cuando el avión se paró a treinta y cinco pies de altura y cayó en picado.

El avión no tenía cinturón de seguridad y Bessie cayó y falleció al instante. Tenía solamente treinta y tres años.

Libros acerca de Bessie Coleman, en inglés:

"Ladybirds" por Henry Holden y Captain Lori Griffith

"Queen Bess" por Doris Rich

MARÍA ELIANA CHRISTEN

Las abuelas voladoras


María Eliana Christen (en la foto, es la señora rubia que está a la derecha), una de las famosas "Abuelas Voladoras".

¿Se acuerdan?

Ella hace un tiempo atrás, en marzo del 2004, nos dejó perplejos cuando se atrevió, junto a Madeleine Dupont, a hacer un viaje de 76 días en el monomotor "Beechcraft Bonanza" del año 1981, en el cual cruzó el Atlántico.

Ella es psicóloga, y mediadora en conflictos familiares.

Aparte es piloto privado, paracaidista, tiene más de 2.500 horas de vuelo, se ha entrenado en la NASA en Psicología de la Aviación, y, por cierto, es viñamarina de corazón.

Madeleine y María Eliana se enfrentaron a la hazaña de volar con tormentas de nieve sobre hermosos paisajes desolados, lo que por momentos las llenó de angustia y desesperación al no tener comunicación con las estaciones radiales.

Volar en mayo en esas condiciones fue una de las proezas de estas aviadoras, quienes siempre tuvieron fe en que Dios nunca las abandonaría.

"Luego de pisar tierra chilena, respiramos hondo y dijimos 'misión cumplida', lo hicimos", relata María Eliana recordando el homenaje a los 100 años de la aviación que entonces se conmemoraban.

Escoltadas hasta su aterrizaje, estas damas del aire demostraron con su epopeya por el Atlántico, que la edad no es un impedimento para concretar los retos más difíciles en la vida de un ser humano.

Un 30 de noviembre de 1945 se disolvió el Air Transport Auxiliary (ATA), asociación de pilotos creada durante la Segunda Guerra para el traslado de aviones desde las fábricas hasta las bases de destino y que admitió la participación de mujeres.

Las misiones no eran nada sencillas; debían volar sin radio y con mapas deficientes, sin detenerse ante condiciones climáticas adversas, además de afrontar los peligros que provocaba la guerra.

Ellas lograron transportar 308.567 aviones, aunque quince aviadoras perdieron la vida en servicio. Entre las desaparecidas estaba la famosa Amy Johnson, quien murió en 1941.

ELLAS
Corría 1801 y contaba con 14 años, se llamaba Mariquita Sánchez y era hija de un acaudalado comerciante español Don Cecilio Sánchez de Velazco, y contra todas las normas de su época, se opuso al candidato que sus padres le habían asignado.

Apeló al Virrey del Pino (Argentina) para lograr casarse con Martín Thompson, su verdadero amor.

Sus cartas dan testimonio del fervor revolucionario que le tocó vivir. Por su condición de mujer, casi no figura en los manuales de historia, pero hoy se revaloriza su figura.

Logró mediante una petición escrita de socorro, que un enviado del Virrey se presentase el día de la boda con el candidato acaudalado y mucho mayor que ella, que sus padres le habían asignado.

Con el correr del tiempo logró casarse con su amor y el resto de su vida es notable por su intervención en los sucesos históricos de la revolución de mayo.

A su tertulia, una de las más acreditadas de la sociedad virreinal, asistieron todos los protagonistas de Mayo, y cuanto científico o estudioso extranjero visitaba Buenos Aires.

Murió en 1868 y a lo largo de su extensa vida escribió su testimonio apasionado y original a través de un gran epistolario, donde lo personal y lo político se cruzan.

MARY KINGSLEY (1862-1900)
Mary Kingsley nació en Islington, Londres.

Era hija de George Kingsley, doctor en medicina, naturalista y escritor de viajes, y sobrina del novelista Charles Kingsley.

Su madre había sido criada de la casa de su padre, y sus padres se casaron solamente cuatro días antes de que naciera Mary.

A pesar de su falta de educación formal, ya que su padre no consideraba que la mujer debía educarse, se convirtió en la mayor autoridad del siglo XIX acerca del África occidental.

Mary se educó ella misma en casa y se interesó en la Historia Natural y la Etnología, pero tuvo clases privadas en alemán para permitirle traducir el trabajo de su padre.

En los años 1880 la familia de Mary se mudó a Cambridge, donde Mary Kingsley tuvo la oportunidad de conocer el trabajo de Charles Darwin y T.H. Huxley.

Mary cuidó a sus padres hasta que fallecieron en 1892 y poco más tarde su hermano partió para Burma, por lo que Mary al fin tuvo tiempo para ella misma.

En 1893 partió para su primer viaje a África utilizando parte de su pequeña herencia. El área que Kingsley deseaba explorar, y llegó a amar, sería inmortalizada más tarde en la novela de Joseph Conrad "El Corazón de las Tinieblas".

El Congo por entonces, era considerado como un lugar terrible, llamado 'la tumba del hombre blanco' por la variedad de enfermedades letales que contenía. En 1894, Mary volvió para coleccionar peces, insectos y reptiles para el Museo Británico.

Coleccionó varias especies nuevas, tres de las cuales fueron nombradas en su honor: Ctenopoma kingsleyae, Mormyrrs kingsleyae, y Alestus kingsleyae.

Mary también investigó las costumbres tribales y los fetiches. Como resultado de este segundo viaje, se publicó su libro "Viajes por el África occidental", que le dió fama.

Tras su regreso a Inglaterra, Mary Kingsley escribió artículos y dio conferencias por todo el país acerca del África tropical. El libro "Estudios del África occidental", que incluía una propuesta para un sistema alternativo de gobierno para el territorio británico en África occidental, fue publicado en 1899.

En marzo 1900, Mary viajó a Sudáfrica para hacer de enfermera a los prisioneros de guerra Boer en Simonstown. Allí cogió unas fiebres y falleció. Por deseo expreso se la enterró en el mar.

La edición de los escritos de su padre, "Notas acerca de Deporte y Viaje" y su "Historia de África Occidental" fueron ambos publicados el mismo año de su muerte.

La Sociedad de África Occidental Mary Kingsley, más tarde llamada la Sociedad Africana, fue creada en memoria suya.

Libros escritos por Mary Kingsley, en Inglés:

"Travels in West África: Congo Français, Corisco and Cameroons"

"West Áfrican Studies"

"The Story of West África"

"Notes on Sport and Travel" by George Henry Kingsley: With a Memoir by His Daughter Mary H.

Libros acerca de Mary Kingsley, en Inglés:

"A Voyager Out" por Katherine Frank

"Western Women in Colonial África" por Caroline Oliver

"Women of the World", por Rebecca Stefoff

"Women into the Unknown", por Marion Tinling

"Women Explorers in África: Christina Dodwell, Delia Akeley, Mary Kingsley, Florence Baker, Alexandrine Tinne", por Margo McLoone

"One Dry Season: In the Footsteps of Mary Kingsley", por Caroline Alexander

Libros traducidos al español:

"Cautiva de África ", por Mary Kingsley

MARY SHELLEY (1797-1851)

Cuadro de Mary Shelley

Mary Shelley, conocida como la autora de Frankenstein y como esposa del poeta Shelley, también fue una escritora de viajes, como su madre Mary Wollstonecraft.

Su primer libro de viajes describe la escapada de la autora a los dieciséis años con el poeta Shelley, cinco años mayor que ella y ya casado, y narra su primer viaje a través de Francia y los Alpes hasta Lucerna.

El libro narra una historia picaresca y divertida. A pocos meses del regreso de los viajeros nació un bebé, el primero de cuatro niños de los que solamente uno, Percy, sobrevivió.

Un año mas tarde, Mary y Shelley fueron a Suiza durante cuatro meses de vacaciones descritas con contribuciones por parte del poeta Shelley en la segunda parte de la "History of a Six Weeks Tour" (Historia de un viaje de seis semanas).

Shelley se casó con Mary cuando falleció su primera esposa en 1816 y dos años más tarde la pareja viajó a Italia, donde pasaron los siguientes cuatro años en la compañía de Byron, Thomas Love Peacock y Leigh Hunt, viajando entre Pisa, Florencia y Roma hasta que se quedaron a vivir en Lerici en la costa noroeste.

Al morir Shelley en 1822, Mary regresó a Inglaterra sin un penique, y aparte de un corto viaje a París en 1828, donde contrajo la viruela, se quedó en Inglaterra durante los próximos dieciocho años, escribiendo para sacar adelante a su hijo.

No pudo volver a viajar hasta 1840, cuando su hijo Percy le pidió que lo acompañara junto con otros amigos estudiantes a dos viajes a Alemania e Italia, los sujetos de su segundo y último libro de viajes.

Los últimos años de su vida, los pasó editando las cartas de su esposo y preparando su biografía, la cual quedó sin escribir al fallecer en 1851.

Libros escritos por Mary Shelley, en inglés:

"History of a six weeks tour through a part of France, Switzerland, Germany and Holland"

"Rambles in Germany and Italy in 1840, 1842 and 1843"

"Frankenstein"

Libros acerca de Mary Shelley, en inglés:

"Mary Shelley" por Miranda Seymour

"Through the Tempests Dark & Wild: A Story of Mary Shelley, Creator fo Frankenstein" por Sharon Darrow

"Mary Shelley" por Muriel Spark

MAY FRENCH SHELDON (1847-1936)

Foto de May French

Durante la última mitad del siglo diecinueve, África era todavía el "obscuro continente", con grandes extensiones de terreno sin constancia en mapas.

Las tribus de muchas regiones no habían sido colonizadas y, desde sus contactos iniciales con los esclavistas árabes y los exploradores occidentales, eran hostiles a los extraños.

Se habían nombrado las enfermedades contra las que los extranjeros no tenían inmunidad pero no se habían curado. Las carreteras e incluso los caminos eran casi inexistentes.

Pero todos esos obstáculos convertían África en un reto irresistible para los aventureros.

La mayoría, por supuesto, eran hombres, pero una de las mas remarcables, inconvencionales y valientes de estos exploradores fue una mujer de mediana edad, americana, llamada May French Sheldon, que en 1891 planificó y dirigió una expedición a África del Este.

Para ella no era suficiente simplemente seguir los pasos de los exploradores. Su objetivo era probar que las mujeres podían hacer lo mismo que los hombres.

Para su expedición desde el puerto de Mombasa, a través de los territorios de unas treinta y cinco tribus, hasta la cima del Kilimanjaro, May empleó a 138 porteadores. Las autoridades británicas en África del Este, pensando que estaba loca o era posiblemente una excéntrica, intentaron prevenir su salida.

Tal vez tenían buenos motivos, pero el que utilizaron la sacó de quicio: declararon que África del Este no era lugar para una dama.

Pero lo peor no había llegado todavía. Lo que vió durante su viaje de las relaciones con los nativos hicieron que comentara que las políticas británicas y alemanas eran "innecesarias, atroces y más allá de lo humano".

May tenía sus propias ideas acerca de expresar el respeto que sentía por los nativos.

Por ejemplo, para "saludar a los hombres de importancia tribal en sus propios sultanatos, como mujer de clase debía encontrar a los oficiales superiores de cualquier lugar, bajo cualquier circunstancia, y ser civilizada y educada para agradecer los favores" adoptó un atuendo ceremonial que, entre otras cosas, consistía en un vestido de gala y una peluca rubia de pelo largo.

Los atónitos nativos la llamaron Bebe Bwana, "La Mujer Jefe", y una divertida prensa de Londres utilizó el título en artículos satíricos. Pero había un elemento de seriedad en sus viajes.

May contribuyó con documentos académicos acerca de tópicos poco conocidos tales como la navegación del Lago Chala, y realizó algunos de los primeros estudios etnográficos de mujeres y niños africanos.

Junto con su contemporánea, Mary Kingsley, Sheldon fue de los primeros blancos que describieron a los africanos y a la cultura africana con respeto.

Tomando como base sus primeros éxitos, May organizó una segunda expedición al Congo Belga en 1894 y una tercera a Liberia en 1905. Viajó, explicó, porque la exploración le daba "cosas en que pensar, y la imaginación daba placer a mi cerebro al ser la primera persona en visitar un lugar que no había sido visto anteriormente por otros".

El reconocimiento de sus estudios pioneros le llegó en 1892 en la forma de nombramiento como socia de la Royal Geographical Society, por aquella época, un raro honor para una mujer.

Libros escritos por May French Sheldon, en inglés:

"Sultan to Sultan: Adventures among the Masai and other Tribes of East África"

Libros escritos acerca de May French Sheldon, en inglés:

"The African Adventures of May French Sheldon" por Tracey Boisseau

ANNA LEONOWENS (1834-1914)

Anna Leonowens con atuendo tradicional de Siam
En 1945, Margaret Landon escribió un libro titulado Anna y el Rey de Siam.

Estaba basado en las memorias de un ama de llaves inglesa durante su vida con la familia real de Siam (actual Tailandia), e inmediatamente captó la imaginación del público.

Al libro le siguió un musical y luego una película, "El Rey y Yo", protagonizada por Deborah Kerr y Yul Brynner.

Anna Crawford nació en el País de Gales en 1834. Una vez acabó sus estudios en la escuela, viajó hasta la India para reunirse con su madre y su padrastro, y para la edad de dieciocho años ya había visitado el levante con amigos y había aprendido sánscrito, indostaní, persa y árabe y se había casado con un lugarteniente británico, Thomas Leonowens.

Tras una luna de miel en Decca, ella y su esposo se establecieron en una casa en Malabar Hill, detrás de Bombay.

En 1852 falleció su primer hijo y Anna comenzó a sentirse enferma. Se le prescribió un cambio de clima y los Leonowens escogieron Australia. Fue una elección equivocada: tuvieron un naufragio en el Cabo de Buena Esperanza, y pronto después de llegar a New South Wales, nació y falleció otro niño.

Intentaron establecerse en Londres y más tarde en Singapur en 1856.

Dos años más tarde, Anna se quedó viuda y se vió forzada a mantener a sus dos hijos sobrevivientes abriendo una escuela en Singapur para niños de oficiales del ejército.

Esto es lo que la condujo a la corte del Rey Somdetch Phra Paramendr Maha Mogkut de Siam ( o Rama IV) en 1862: al ser un hombre culto (fue monje durante veinticinco años antes de convertirse en rey), y a la moda, pidió una educación europea para sus hijos favoritos.

Anna fue recomendada, investigada y presentada a la corte. Se le dió espacio en el harem para crear su escuela y se la presentó a sesenta y siete hijos del rey y a una población flotante de esposas y esclavos para que se les enseñara la sabiduría del occidente.

Los próximos seis años Anna los pasó con sus alumnos y el caprichoso rey, que le pedía sus servicios como secretaria privada, traductora y ocasionalmente como concubina (sin éxito), y tratando de ejercitar el supremo poder de una gobernanta, una influencia moral.

Era una tarea ardua : al principio Anna tenía miedo del rey, considerándole cruel y a sus asesores corruptos, pero nunca dejó de hacerles peticiones en nombre de las sumisas esposas o esclavas y entre ellos creció un gran respeto.

En 1867, la salud de Anna empeoró de nuevo y a regañadientes se le permitió abandonar el país.

Ella fue a América y se quedó allí para el resto de su vida, a menudo escribiéndose cartas con sus amados pupilos reales y observando con satisfacción la abolición de la esclavitud, una libertad religiosa y un sentido de la justicia humana, que comenzaba a florecer, en el país cuyo nuevo rey había sido educado por ella.

Libros escritos por Anna Leonowens, en inglés:

"The English Governess at the Siamese Court: Being Recollections of Six Years in the Royal Palace at Bangkok"

"The Romance of Siamese Harem Life"

"Life and Travel in India: Being Recollections of a Journey Before the Days of Railroads"

Libros escritos acerca de Anna Leonowens, en inglés:

"Anna and the King of Siam" por Margaret Landon

"Anna Leonowens: A Life Beyond 'The King and I', por Leslie Smith Dow

"Katya and the Prince of Siam" por Eileen Hunter

Libros traducidos al español:

"Anna y el Rey de Siam" por Margaret Landon

ALEXANDRA DAVID-NEEL (1868-1969)

Alesandra David-Neel vestida como tibetana
Alexandra David-Neel fue la primera mujer extranjera que llegó a Lhasa, capital del Tíbet, en 1926 cuando contaba 57 años de edad.

El viaje fue largo, arduo y lleno de peligros, además de que Gran Bretaña y China intentaron boicotear su expedición. El viaje duró 3 años y le trajo fama y honores, y el libro que escribió "Viaje a Lhasa", se ha convertido en un clásico de relatos de viajes.

En un momento cuando se celebran las expediciones y exploraciones de los primeros viajeros, el importante papel que jugó Alexandra David-Neel en traer el budismo tibetano a Occidente, sigue estando sorprendentemente en el olvido.

Alexandra es una de las mujeres más extraordinarias del siglo XX. Ella escribió que "La aventura es mi única razón de vivir".

Alexandra David nació en Paris en 1867 y falleció en Digne, sur de Francia, en 1969 a la edad de 101 años.

Se convirtió en una cantante de ópera a sus veintitantos años y vivió en Túnez trabajando como directora de un casino y cantante cuando tenía treinta y pico años.

Conoció a su futuro esposo, Philippe Neel en Túnez y lo dejó cinco días después de la boda para viajar a la India y al Tíbet, para seguir su sueño. No lo volvió a ver durante catorce años pero se escribieron regularmente y él la apoyó económicamente durante sus viajes.

Alexandra pasó tres años en los Himalayas en una cueva con un gurú, aprendiendo la respiración thumo reskiang, una forma de meditación que eleva la temperatura del cuerpo al rodearse de llamas imaginarias para sobrevivir en temperaturas de frío extremo.

Alexandra también se convirtió en lama budista y conoció al 13º Dalai Lama, quien la describió como gran conocedora del budismo tibetano.

El actual 14º Dalai Lama ha descrito a Alexandra David-Neel como la primera persona extranjera que trajo la verdadera esencia del budismo tibetano a occidente.

Alexandra escribió treinta libros y varios artículos sobre el tema del budismo tibetano y sus prácticas.

Libros escritos por Alexandra David-Neel, en inglés:

"My Journey to Lhasa"

"Tibetan Journey"

"Buddhism: Its Doctrines and Its Methods"

"Initiations and Initiates in Tibet"

"Magic and Mystery in Tibet"

"The Power of Nothingness"

"The Secret Oral Teachings in Tibetan Buddhist Sects"

"The Superhuman Life of Gesar of Ling"

"Tibetan Tale of Love and magic"

Libros escritos acerca de Alexandra David-Neel, en inglés:

"Forbidden Journey : The Life of Alexandra David -Neel", por Barbara & Michael Foster

"The Secret Lives of Alexandra David-Neel", por Barbara & Michael Foster

"Alexandra David-Neel: Portrait of an Adventurer", por Ruth Middleton

"Women Explorers in Asia: Susie Carson Rijnhart, Alexandra David-Neel, Lucy Atkinson, Freya Stark, Dervla Murphy", por Margo McLoone

"Ten years with Alexandra David-Neel", por Marie Madeleine Peyronet

Libros de Alexandra David-Neel traducidos al español:

"Viaje a Lhasa"

"Diario de Viaje"

"El sortilegio del misterio"

"La vida sobrehumana de Gesar Ling"

"El Budismo de Buda"

"Inmortalidad y Reencarnación"

"Elogio a la vida"

NELLIE BLY (1867-1922)
Nellie Bly nació bajo el nombre de Elizabeth Cochran en una pequeña población de Pennsylvania (USA) en mayo de 1867.

Su padre falleció seis años más tarde dejando a su madre con quince hijos que mantener. Cuando Elizabeth tenía dieciséis años, se fue a Pittsburgh para encontrar trabajo y pronto halló que para las mujeres sólo había trabajos mal pagados.

Consiguió un trabajo como redactora del Pittsburgh Dispatch tras enviar una carta impactante al redactor jefe. Comenzó a utilizar su nombre de pluma, Nellie Bly, porque en aquella época no se consideraba correcto que las mujeres periodistas utilizaran su verdadero nombre.

Se hizo famosa en el periódico al escribir acerca de las condiciones de los trabajadores en Pittsburg, los desposeídos y la vida de los bajos fondos de la ciudad.

En 1886 y 1887 viajó extensamente a través de México, y escribió acerca de las malas condiciones de vida de los pobres y exponiendo la corrupción de los oficiales del gobierno.

Se publicó una colección de sus artículos en un libro titulado "Six Months in México" (Seis meses en México). Más tarde, abandonó Pittsburg y se fue a Nueva York en 1887 para trabajar para el periódico "The World".

En 1889, Nellie Bly decidió hacer un reto al libro de Julio Verne "Alrededor del Mundo en 80 Días" en el que un héroe de ficción llamado Phileas Fogg da la vuelta al globo terrestre por una apuesta. Cuando estaba en Francia conoció a Julio Verne y a su esposa.

Las ventas del periódico aumentaron considerablemente porque los neoyorquinos y el resto del país compraban el periódico para seguir la pista de Nellie Bly. Regresó a Nueva York en 72 días, 6 horas y 11 minutos, ganándole a Phileas Fogg por más de una semana de adelanto.

En 1895, Nellie se casó con el millonario industrial Robert Seaman. Le ayudó a gestionar su empresa y cuando él falleció en 1904, se convirtió en presidenta y tres años mas tarde, tras una larga serie de batallas legales para salvar la compañía de la bancarrota, regresó al periodismo como reportera cubriendo la Primera Guerra Mundial en Europa (1914-1918).

Una vez de regreso en los Estados Unidos, Nellie Bly escribió una columna periódica para el New York Evening Journal. Su principal tema eran los niños abandonados. Falleció de neumonía en Nueva York el 27 de enero de 1922.

Libros escritos por Nellie Bly, en inglés:

"Around the World in Seventy-Two Days"

"Ten Days in a Mad-House"

"Trying to be a servant"

"Nellie Bly as a White Slave"

Libros escritos acerca de Nellie Bly, en inglés:

"Nellie Bly" por Elizabeth Ehrlich (Chelsea House, 1989)

"Nellie Bly: Making Headlines", por Karen L. Emerson (Macmillan Children´s Group, 1989)

"Nellie Bly: Reporter for the World". por Martha Kendall (Houghton-Mifflin, 1992)

"Nellie Bly: Daredevil reporter, feminist", por Brooke Kroeger (Random House, 1994)

OSA JOHNSON (MRS MARTIN JOHNSON) (1894-1953)

Osa Johnson cabalgando un cocodrilo
Osa nació en 1893 en Chanute, Kansas, USA. Se casó con Martin Johnson, un pionero de la fotografía que acababa de regresar de un crucero alrededor del mundo con Jack London.

Juntos recorrieron el Salvaje Oeste mostrando una película que Martin había grabado durante su viaje al Pacífico Sur. Osa cantaba canciones hawaianas en cada actuación, y en 1912 habían ahorrado el dinero suficiente para financiar una expedición a las islas Salomón y las Nuevas Hébridas.

Querían hacer una película acerca de los caníbales de la isla de Malekula, en las Nuevas Hébridas, con el objetivo de intentar preservar un estilo de vida primitivo en una película, antes de que desapareciera con la civilización.

Martin había escuchado historias acerca de los fieros "Big nambas" de una tribu de Malekula, la misma gente que la entomóloga británica Evelyn Cheesman estudiaría veinte años mas tarde. Por entonces las relaciones entre los colones blancos y las tribus locales no eran de lo más cordiales.

Las islas eran invadidas por blancos que raptaban a los nativos para que trabajaran en sus plantaciones bajo condiciones de esclavitud. En represalia, los Big Nambas atrapaban y mataban tantos extranjeros como podían.

Durante su breve estancia en la isla de Malekula, los Johnsons fueron tomados como prisioneros y fue tan sólo gracias a la aparición milagrosa de un buque británico que se les dejó libres y tuvieron que correr por la selva para salvar sus vidas.

La película que salió de ese encuentro, "Among the Cannibal Isles of the South Pacific" (En las Islas Caníbales del Pacífico Sur) llegó a ser un gran éxito. La pareja regresó a los Mares del Sur en 1919 con mas personal de apoyo para filmar su próxima película, "Cannibals of the South Seas" (Caníbales de los Mares del Sur).

Una vez de regreso en Nueva York conocieron a Carl Akeley, que acababa de inventar una nueva cámara para filmar películas y sugirió a los Johnsons que se concentraran en África y fueran allá a filmar la vida de los animales salvajes. Martin y Osa viajaron a África para investigar y filmar los animales salvajes del continente.

Caminaron durante semanas a través del territorio del norte de Kenya hasta que llegaron a un cráter volcánico donde miles de animales se congregaban alrededor de un vasto lago de agua, un lugar que llamaron "Paradise" (Paraíso).

Su primer película "Africana, Trailing African Wild Animals" (Siguiendo a los Animales Salvajes de África), fue un gran éxito y regresaron a Paradise durante un periodo para hacer películas de animales salvajes.

Después de filmar en Paradise durante cuatro años, los Johnsons se fueron a Serengeti durante un año para filmar leones. La película que filmaron durante esa época fue utilizada en la película "Simba, King of the Beasts" (Simba, el Rey de los Animales).

Los Johnsons más tarde exploraron la Selva Ituri en el Congo Belga. Su film "Congorilla", documenta a las elusivas tribus pigmeas de la selva y a los gorilas de la montaña. Su última expedición importante juntos fue al norte de Borneo, donde vivieron durante dos años, utilizando una canoa y haciendo rafting en los ríos.

Fueron los primeros en explorar la región del Río Kinabatangan y los primeros que entraron en las tierras de los cazacabezas Tengarra para documentar sus vidas.

Después de la trágica muerte de Martin en un accidente de avión en 1937, Osa continuó sus viajes, y en África hizo las películas "I Married Adventure" (Me casé con la Aventura) y "Jungles Calling" (La llamada de la selva).

Osa también escribió varios libros con gran éxito de ventas, acerca de sus experiencias.

En 1949 se fundó el Museo Safari de Martin y Osa Johnson en Chanute, Kansas, USA.

Libros escritos por Osa Johnson, en inglés:

"I Married Adventure: The Lives and Adventures of Martin and Osa Johnson"

"Four Years in Paradise"

"Bride in the Solomons"

"Last Adventure: The Martin Johnsons in Borneo"

ROSITA FORBES (1893-1967)

Rosita Forbes sobre camello
El viaje que hizo famosa a Rosita Forbes fue una expedición a través del desierto de Libia hasta la ciudad prohibida de Kufara en 1920.

Después de seis meses de cuidadosa preparación, se unió a una caravana de camellos vestida de árabe (pero con una cámara escondida bajo su velo) y por tanto se convirtió en la primera mujer blanca que atravesó sus verjas sagradas.

No sólo esto: también aprendió por si misma los rudimentos de topografía, y desde Kufara viajó para señalar una nueva ruta hacia Egipto.

El viaje 'From Red Sea to Blue Nile' a través de Etiopía fue toda una aventura periodística: se llevó consigo a un fotógrafo y juntos hicieron 1.100 millas en lomos de mula en busca de material fotográfico.

Todos sus otros viajes eran de reconocimiento. Excepto el viaje a la India, y al Caribe, donde se jubiló, viajó como persona nombrada a si misma en nombre de la Verdad Política.

En Marruecos, Arabia occidental, Irak y Persia, Afganistán , Rusia Central, Asia y Sudamérica, cubrió largas distancias para entrevistar a tantos líderes políticos como fuera posible, escribiendo libros con sus entrevistas y ofreciéndose a sí misma como mediadora entre ellos.

Sus mejores artículos son los que menciona sus viajes en primera persona; después de todo eran expediciones considerables, e hicieron que la nombraran Fellow de la Royal Geographical Society además de recibir otras condecoraciones.

Libros escritos por Rosita Forbes, en inglés:

"Unconducted Wanderers (Pacific Islands and Far East)"

"The Secret of the Sahara: Kufara"

"Adventure: Being a Gipsy Salad: Some Incidents, Excitements and Impressions of Twelve Highly-Seasoned Years"

"From Red Sea to Blue Nile: Abyssinian Adventures"

"Conflict: Angora to Afghanistan"

"Eight Republics in Search of a Future (South America)"

"Forbidden Road - Kabul to Samarkand"

"India of the Princes"

"A Unicorn in the Bahamas"

"Gypsy in the Sun (Autobiography)"

"Appointment with Destiny (Autobiography)"

"Sultan of the Mountains: The Life Story of Raisuli"

SYLVIA BROOKE (1885-1971)
Sylvia Brett era ya famosa como joven escritora antes de comenzar su vida de viajes.

Era una de las compañías femeninas favoritas de George Bernard Shaw y ya había publicado varias obras de teatro y otras obras literarias cuando conoció Charles Vyner Brooke, el Raja Muda heredero de Sarawak.

Según su suegra, Margaret Brooke, Sylvia, desesperada porque sus hijos no parecían ser capaces de encontrar una esposa adecuada, decidió crear una orquesta de jóvenes casaderas en su casa de Londres.

Las jóvenes músicas se reunían una vez por semana, y en poco tiempo los tres muchachos habían encontrado una esposa adecuada.

Silvia, que tocaba el tambor, fue elegida por el hombre que se convirtió en el tercero y último Raja blanco, y ella halló su vida como 'Reina de los cazadores de cabezas' y 'Primera Dama de Sarawak', vida tan interesante que escribió su autobiografía dos veces.

Su vida incluyó numerosos viajes por barco y en yate privado desde y hacia esa parte de Borneo captada tan románticamente por James Brooke en 1841.

Su vida también la llevó a asistir a numerosas fiestas en otros países donde pudo expresar historias de las tribus de la selva. Sylvia Brooke escribió dos libros en los que menciona su experiencia durante los últimos días de un excéntrico anacronismo en los asuntos exteriores británicos.

Libros escritos por Sylvia Brooke, en Inglés:

"Sylvia of Sarawak: an Autobiography"

"Queen of the Headhunters"

"The Three White Rajahs"

VIOLET CRESSY-MARCKS
En 1925, Violet Cressy-Marcks viajó desde Ciudad del Cabo hasta El Cairo y luego atravesó Escandinavia hasta Murmansk en trineo.

Después de un viaje a través de Sudamérica, viajó a Afganistán, Turquía y Siberia. Mas tarde viajó a Etiopía y Kenya (durante la invasión italiana), y a China en guerra en 1938.

Violet Cressy-Marcks se imponía metas difíciles, atravesando peligros, y las dos expediciones que describió están llenas de acción.

Durante la Segunda Guerra Mundial, se convirtió en corresponsal militar para el Daily Express en el Lejano Oriente (en China, donde entrevistó a Mao Zedong en su base del ejército rojo y se escondió en un tren para llegar a las fronteras prohibidas de Tíbet), y durante los últimos veinticinco años de su vida, hizo innumerables expediciones de carácter más suave.

Fue nombrada Fellow de la Royal Geographical Society y de la Zoological Society (aunque era principalmente arqueóloga), recogió todo tipo de datos científicos y se enfrentó a dificultades con coraje.

Fue una de las más intrépidas mujeres viajeras, intentando constantemente probarse a sí misma y sin miedo alguno, por lo que parece.

Murió en 1970.

Libros escritos por Violet Cressy-Marcks, en Inglés:

"Up the Amazon and Over the Andes"

"Journey into China"

Libros acerca de Violet Cressy-Marcks, en Inglés:

"Women Explorers in North and South America: Nellie Cashman, Annie Peck, Ynes Mexia, Blair Niles, Violet Cressy Marcks" by Margo McLoone.

ANA BEKER

Ana Beker en Méjico
América a caballo: Ana Beker, a lo largo de 4 años, logró unir Argentina con Canadá en 1954.

Sola con sus caballos, recorrió 25.000 km, viaje en el cual debió transitar por los caminos más difíciles, los climas más adversos, y las situaciones más peligrosas.

Ana Beker nació en Lobería, Provincia de Buenos Aires. Desde pequeña dos emociones solicitaban su espíritu, la soledad de la pampa y los caballos en libertad. Tanto era su amor por los caballos que solía decir:

"Los caballos son nobles y están desamparados; como los niños, ponen su fuerza valiosa a nuestros servicios, no tienen dobleces, ni ambiciones, ni hipocresía, como ocurre a veces en las personas".

Si bien Ana vivía en un contexto social donde la mujer estaba resignada a realizar ciertas tareas, se empecinaba en llevar a cabo actividades que eran consideradas para hombres.

Luchadora incansable de los derechos de la mujer, decidió demostrar que podía ser capaz de muchas cosas y así concibió su primer aventura. Recorrió 1400 km. desde La Pampa hasta Luján, sola con su yegua "Clavel ", demostrando que una mujer puede realizar lo que se propone y que un buen caballo puede resistir jornadas sucesivas sin caer rendido.

Este fue el comienzo de una de las aventuras hípicas más trascendentes de la historia.
Comenzó a planear su segunda excursión, recorrer Argentina a caballo, recurrió al Presidente de la Nación, Ortíz, quien le brindó lo indispensable, dos caballos criollos con los cuales recorrió el país durante diez meses.

Tal fue la diversidad de climas y paisajes que conoció que la animaron para otro ambicioso propósito, recorrer el Continente Americano. Trabajó diez años, y pudo obtener lo más importante, dos caballos alazanes, fuertes y de buena estampa, uno de ellos llamado " Príncipe " y el otro " Churrito ", a quienes entrenó durante meses.

Su meta era unir las dos capitales americanas más lejanas, Buenos Aires y Otawa (Canadá), y el 1 de Octubre de 1950 partió desde la Plaza del Congreso.

A pesar de haber partido con toda la buena fe, la suerte no le duró mucho. Al tomar la ruta 9 un error en la atadura de la montura provocó que se cayera y quedara inconsciente, tiempo después se despertó en el hospital de San Fernando; y a lo pocos días de recuperarse se lanzó hacia el norte.

Ana había previsto las necesidades de los animales pero era difícil calcular la marcha para pasar la noche en los poblados, pudiendo así darles mejor alimento y resguardo.

Ella solía pasar días con poco alimento pero los caballos necesitaban abundante agua y comida para poder avanzar.

Recorrió Rosario y Santiago del Estero a través de jornadas sedientas y calores sofocantes. El problema de la falta de agua y los extensos arenales le dieron horas de angustia sobre todo cuando veía entreabrir la boca seca a los caballos caminando bajo la llama del sol.

En el norte, se enfermó Príncipe, se revolcaba en medio de convulsiones por la fiebre, pero al recuperarse llegó a la Quiaca, donde demorada por los trámites aduaneros recibió un premio como huésped de honor.

Antes de ingresar a Bolivia, hizo firmar su libro a las autoridades de los pueblos, libro que utilizaba para corroborar su paso por los lugares.

Una vez en Bolivia siguió bajo la lluvia, debió cruzar un río profundo que le llegaba al cuello a los caballos y por momentos debían nadar. El caudal y la corriente eran tan fuertes que tumbaron a Príncipe que llevaba 40 kilos de equipaje. Ana cayó y casi se ahogan los tres. Por suerte uno de los caballos volvió hacia la orilla y arrastró a Ana.

Continuó marcha sobre un cañadón en el momento que se desató una fuerte tormenta y perdida sin rumbo debió dar vueltas durante la noche para encontrar refugio. Soltó riendas a los caballos y la condujeron instintivamente a un poblado.

El frío fue uno de sus grandes enemigos a lo largo de Bolivia y el altiplano en donde llegó a estar a 4000 m. de altura. En una oportunidad hizo dormir a los caballos al lado de su cama para que no enfermaran por el frío intenso.

El cuidado hacia ellos llevaba un montón de pormenores, vigilarle el lomo para que no se le hagan mataduras, cuidar y engrasar los cascos, bañarlos, taparlos para que no se refríen por las noches, aflojarle las cinchas en caminos poco accidentados.

Ana con su caballo

Ana dormía en los sitios más improvisados, casetas de teléfonos, ruinas de piedra, chozas abandonadas y rancheríos de indios. Nunca le faltó quien la ayudase, en especial hombres, pero tanto hombres que se llaman civilizados, indios, campesinos o pastores le pidieron incansablemente matrimonio y para eludir la propuesta ella les contestaba "cuando regrese hablaremos", sabiendo que nunca repetiría el itinerario.

En Río Mulato pasó el año nuevo de 1951, luego debió atravesar un gran desierto en donde por la homogeneidad del paisaje se desorientó completamente y se encontró perdida. Hizo como en otros casos: soltó rienda y le dijo al caballo: "tú sabrás hacia donde ir".

Llegó a un poblado encorvada sobre el cuello del animal, desfallecida de hambre y en lamentable estado. Mas tarde el alcalde reunió a los indios y uno de ellos se ofreció voluntariamente para guiarla.

En una ocasión buscando un paso, entre cornisas y precipicios, uno de los caballos atropelló al otro y los dos perdieron el equilibrio y cayeron. El guía asustado intentó marcharse, y al verse amenazado por la escopeta de Ana, se retractó.

Más tarde llegaron a La Paz y se alojaron en un cuartel de carabineros, quienes se ofrecieron a cuidar de los caballos. La recomendación de Ana fue clara: Primero el agua y después la comida, pero el cuidador hizo al revés, Príncipe fue víctima de un cólico fulminante, y luego de la intervención del veterinario el estado del animal empeoró.

Ana gritaba: "si se muere, es que me lo han matado". Minutos después y en medio de una tormenta de granizo, Príncipe moría. Ana lloró amargamente como nunca lo había hecho en su vida, ajena a la noción del tiempo permaneció toda la noche junto a él.

Desde Salta le enviaron un tordillo de buena estampa llamado "Luchador", de 12 años de edad, de pelaje blanco. Si bien Ana estaba agradecida, no estaba muy satisfecha ya que éste era muy arisco.

Partió de La Paz y a los dos días, cuando iba por la ruta, sucedió otro horrible percance.

En dirección contraria venía un camión conducido por indios, Churrito se asustó y dio contra el puente, el camión lo golpeo destrozándolo y lanzándolo al vacío. Ana corrió hacia él, y dando el último relincho, Churrito murió en sus brazos.

Intentó hacer justicia, denuncias, abogados, intentos de arreglo, pero de nada sirvió. Días más tarde le enviaron una yegua zaina, llamada "Pobre India".

Estuvo dos meses varada en La Paz, y en Marzo de 1951 arribó a Perú después cruzó el Lago Titicaca, en balsa con sus caballos.

El paisaje cordillerano con sus altos picos se presentaba frente a ella. Ana estaba sentada en una cornisa y Luchador se encontraba apartado comiendo algunos yuyos.

De pronto un cóndor de gran tamaño realizó un vuelo rasante sobre él, enseguida pasó otro y luego tres o cuatro más, describían un círculo en el aire y volvían a pasar sobre el caballo, golpeándolo tratando de desbarrancarlo, para que una vez muerto servirles de alimento. Ana intentó ayudarlo pero los cóndores seguían atacando hasta que logró evadirlos con la escopeta.

El altiplano fue camino difícil para Ana y sus caballos, por la falta de pastura y la nieve que caía copiosamente. Una noche que no paraba de nevar se vio obligada a refugiarse en una gruta, esa fue quizás una de las noches más duras que hubo que pasar, pues creía que morirían congelados en las frías montañas.

Al salir de la cordillera la temperatura subió, pero el alimento para los animales seguía siendo escaso. En oportunidades los caballos mordían desesperadamente los troncos de los árboles, agarraban con los dientes cualquier cosa verde, hasta han llegado a comer su propia bosta, y a veces agotados se arrodillaban en la tierra para no seguir.

En una oportunidad cazadores furtivos de vicuñas la intimaron con una escopeta al creerla miembro del gobierno, pero al presentarse como argentina pudo evadir la situación. No todo fue adverso en estas tierras, los aborígenes incas le proporcionaban su humilde ayuda ofreciéndoles comida y remedios caseros, que les fueron muy valiosos en algunas ocasiones.

Después de trayectos agotadores, aumentó su disconformidad con la yegua, ya que no servía de carguera tuvo que montar solo en ella, esto hizo más penosa su etapa hasta Lima, donde llegó en mayo de 1951.

Aquí recibió varias atenciones y obtuvo ayuda para cambiar los caballos. Por ordenes del gobierno se dirigió hacia un cuartel donde eligió un hermoso alazán de 4 años, al cual bautizó "Chiquito Luchador", luego el director de policía le obsequio un animal zaino de siete años con una estrella blanca llamado "Furia".

Salió de Lima después de dos meses, tiempo indispensable para adiestrar y preparar a los tres caballos: Pobre India, Chiquito Luchador y Furia. En este tramo el excesivo calor y la insolación atacaba a los animales que marchaban por arena y montaña.

Las jornadas se extendían a veces hasta 67 km, el máximo que podía someterse a los caballos.

En la frontera entre Perú y Ecuador se deshizo de la yegua porque le traía más inconvenientes que ventajas. Debido a una epidemia de fiebre aftosa debió hacer engorrosos trámites pues no le permitían cruzar los caballos, pero al fin logró embarcarlos hasta Guayaquil.

Si bien, Ana solía aparentar ser un hombre, tapándose el cabello, dejando visibles las botas y encendiendo un cigarrillo para evitar robos y agresiones, fue víctima de una persecución.

Una vez se tiró a dormir en una estancia abandonada y en medio de la noche escuchó voces en la habitación contigua, eran unos maleantes que planeaban atacarla.

Ana saltó de la cama y se vistió rápidamente, los cinco maleantes entraron en su habitación, pero con mucha astucia Ana de un salto les apagó la vela y salió por la ventana para esconderse en un matorral. Por fortuna unas horas después el administrador de un campo cercano acudió en su ayuda.

Luego del recibimiento del presidente en Quito marchó hacia el norte para introducirse en Colombia. El primer pueblo que visitó fue Pasto, en donde a pesar del nombre los caballos no tenían que comer tuvo que darles sopa y la comida de unas tropas que se alojaban por allí.

Continuaron la marcha y una mula que pasaba pateó a Chiquito Luchador en su pata trasera, la herida comenzó a infectarse. Como no había veterinarios por la zona un médico le inyectó penicilina y curó la herida pero unos días más tarde el caballo tenía el vientre inflamado, por suerte le efectuó unos cortes en el vientre y un líquido purulento salió. Chiquito se recuperó al cabo de ocho días.

Para año nuevo de 1952 se encontraba en Colombia, la revuelta política en el país entre conservadores y liberales afecto a Ana. En una oportunidad le arrojaron verduras, pero comprendió más tarde que era por tener un pañuelo rojo en el cuello que representaba a los liberales.

Recorrió el país de Oeste a Este llegando a Bogotá donde realizó los trámites aduaneros para ingresar en Panamá.

De Bogotá fue a Medellín, para luego internarse en una zona de bandoleros, la temida selva. Ana sabía que todos los que se internaron en esa zona o no se hallaron o se hallaron muertos.

Avanzaron 40 km. sin encontrar ninguna población y en un sendero muy estrecho se encontró con una mujer alta y delgada, quien la invitó a su rancho a pasar la noche.

La mujer al verla triste, le preguntó que le sucedía, Ana contestó que tenía miedo de los bandoleros, y la mujer sin dudarlo dijo: "yo soy la jefa de los bandoleros" Más tarde le dio algunos consejos, que se saque el sombrero para que se viera su condición de mujer y descartar cualquier participación política.

Más tarde la selva se siguió cerrando, la maleza no la deja avanzar, las espinas desgarran las ropas, enormes helechos y árboles gigantes se encuentran en este lugar, en esta espesura uno no sabe cuando va a salir. Pero lo peor de todo son los millares de insectos de las más diversas clases que irritaban y mordían a los caballos.

Al continuar la marcha debió disparar tiros al aire para salvarse de la amenaza de un jaguar y en un instante se vio rodeada de bandoleros que la tomaron prisionera. La primer noche fue vigilada, pero la segunda ensilló los caballos a la madrugada y salió a toda marcha.

Sola en la jungla pasó dos meses, cuando se quedaba sin alimento comía flores y siempre, a pesar de las alimañas, dormía a la intemperie.

Para cruzar a Panamá debieron embarcarse en un velero y al tomar aguas abiertas, con mucho infortunio, comenzó un terrible temporal. Entre los gritos, Ana escuchó que los dueños del barco querían tirar los caballos al agua para alivianar el peso.

Los navegantes estaban desorientados pero encontraron una bahía para fondear la embarcación, y al pasar el temporal continuaron hasta Colon, Panamá.

Después de varios días de andar atravesó el canal de Panamá por el puente nuevo y con mucho espíritu logró llegar a Costa Rica, atravesó la cordillera de Talamanca y colaboró con los aborígenes para extraer oro y cazar jabalíes.

Después de pasar Navidad de 1952, en la capital de Costa Rica, siguió por la ruta Panamericana que estaba a medio hacer, hasta Nicaragua. Un trayecto por montañas abruptas le hizo recordar otros momentos del viaje.

En Honduras la sequía le trajo muchos problemas con la comida de los caballos. Atravesó El Salvador y llegó a Santa Ana cerca de la frontera con Guatemala. En este país aprendió mucho sobre la cultura aborigen quiché, con un guía indio muy viejo. En San Pedro Necta asistió a una fiesta aborigen que duró varios días, y de allí fue hasta la frontera con México.

En México tuvo jornadas extenuantes, recorría monte tras monte y hubo una oportunidad donde pasó cuatro días en ayunas. Partió hacia el norte con un calor espantoso que la condujeron a tomar agua de charcos. Llegó a Puebla y conoció a los Charros, quienes le dieron una bienvenida con una jineteada.

Al meterse en una cañada fue asaltada por dos hombres armados, le robaron una cámara de fotos, dinero y una bandera argentina, pero por suerte la dejaron marchar con los dos caballos.

Más tarde se dirigió a la frontera con EE.UU., en donde en un primer momento le negaron el visado pues no consideraban el raid como deportivo, ni dejaban ingresar a Ana por no tener dinero. Pasaron tres meses de trámites y Ana fue a buscar a sus caballos que los había dejado en una estancia al cuidado de Everardo Villareal.

Cuando llegó a la estancia este hombre le dice que los caballos estaban en otro campo. Al encontrarlos, estaban famélicos, los huesos parecían descarnados, hasta los ojos estaban llenos de polvo y de lagañas, los trasladó a otro campo donde se recuperaron.

Al fin entró en EE.UU., visitó Texas y pasó año nuevo de 1954. Pasó por Washington y al dirigirse a Nueva York tuvo muchos problemas con el tránsito.

En estas tierras los peligros eran otros, tenía que tener mucho cuidado con los vehículos que transitaban los caminos.

Pasó unas cuantas jornadas, y se encontró en Champlan junto a la frontera Canandiense.

El corazón de Ana latía estaba a punto de lograr su objetivo, no quedaba más que un simple paseo. A tres días de marcha llegó a Montreal en junio de 1954 y desde Montevelo se comunicó con la presidencia de la República Argentina.

Se aproximaba a Otawa, al lugar donde ella consideraba que era el final, frente a la embajada Argentina, a la cual llegó el 6 de Julio de 1954 a las 16 horas. Una gran cantidad de público se reunió en ese lugar.

Anita Beker se coronaba la Amazona de las Américas. Chiquito, Luchador y Furia, como así también Príncipe, Churrito, Luchador y Pobre India quedan inscriptos en la historia como héroes de una gran hazaña hípica.

Nota extraída del libro "Amazona de las Americas" por el Periódico Andares.

"La Amazona de las Américas" inspiró a toda una generación de expedicionarios a caballo.

Fue editado en Argentina en el año 1957 con menos de 3000 ejemplares, nunca traducido, e irremediablemente agotado.

Fuentes:
http://www.trotamundas.com
http://jparada.blogspot.com
http://foros.grippo.com.ar
http://www.solidaries.org
http://www.copac.es
* * * * *
"La caridad comienza por nosotros mismos, y la mayoría de las veces, acaba donde empieza".
-Horace Smith-