Aniversarios y Efemérides.

Garibaldi, desde siempre se le ha llamado "héroe de dos mundos".

Por su parte, Góngora, en su afán de crear un mundo de belleza exquisita...

el poeta cordobés recurre constantemente a la metáfora, a los neologismos, a hipérboles, a constantes alusiones mitológicas, etc.

LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE
Muere Luis Argote de Góngora el 23 de mayo de 1627.

Nacido en Córdoba el 11 de julio de 1561. Hijo de Francisco de Argote, juez de bienes y corregidor en Madrid y de Doña Leonor de Góngora.

Sus primeros estudios los cursó en su ciudad natal, pasando posteriormente a Salamanca donde estudió Derecho, Humanidades, Matemáticas e incluso, según afirman algunos, esgrima, cosa que no es de extrañar dado el vehemente carácter que siempre mostró.

A los 18 años gozaba como clérigo de corona, de dos beneficios en Cañete de las Torres y Guadalmazán.

Ya licenciado, en 1585, obtuvo una ración en la Catedral de Córdoba.

Como deseaba una buena colocación hacía frecuentes viajes a la corte, aunque su carácter le impedía obtener tales provechos.

Se cuenta que tuvo un altercado con su obispo que le acusaba de asistir rara vez al coro, y cuando acudía, rezar con poca devoción, concurrir a fiestas de toros y andar de día y de noche en “cosas ligeras”, tratando con representantes de comedias y escribiendo coplas profanas.

Pero su amistad con personajes del lustre del duque de Lerma, el marqués de Siete Iglesias y el conde-duque de Olivares, le permitió adquirir una capellanía en honor del rey Felipe II.

Aún así, incluso considerándolo un personaje de vivo ingenio y talento, nunca pudo vivir como Lope de Vega, de quien fue siempre un rival.

En 1626 y con motivo de acompañar al monarca a una excursión por el reino aragonés, cayó enfermo, siendo asistido por los médicos de la reina, de cuya enfermedad perdió la memoria, retirándose a su tierra en donde falleció el 23 de mayo de 1627, víctima de un ataque de apoplejía.

Aunque sus obras se dividen en teatrales y poéticas son éstas últimas las que otorgaron a Góngora la inmortalidad, así como el hecho de haber sido el precursor de una moderna escuela que mereció el nombre de culteranismo por unos y de gongorismo por otros.

La poesía de Góngora constituye la culminación del anteriormente citado culteranismo barroco y buena parte de ella, de arte muy refinado y escrita “no para los muchos” ha sido objeto de intensa polémica ya desde su aparición.

Su obra, ha sido subestimada hasta que los poetas de la Generación del 27 la hicieron objeto de una nueva valoración, en particular, desde los estudios de Dámaso Alonso.

En su afán de crear un mundo de belleza exquisita, el poeta cordobés recurre constantemente a la metáfora, al hipérbaton, a los neologismos, a la acumulación de cultismos tanto léxicos como sintácticos, a hipérboles, a constantes alusiones mitológicas, etc., todo lo cual contribuye a hacer su obra difícil y a veces incluso inaccesible.

Todo esto, sin embargo, no es válido para toda su producción. Puede hablarse de dos estilos coexistentes: el popular y el aristocrático.

Fruto del primero son, sobre todo, los poemas en metros cortos, romances, letrillas y numerosos sonetos, muchos de ellos de lo más acabado de la lírica española.

Entre los poemas en metros cultos se encuentran los dos extensos poemas "Soledades" y la "Fábula de Polifemo y Galatea".

A Córdoba
"¡Oh excelso muro, oh torres coronadas
de honor, de majestad, de gallardía!

¡Oh gran río, gran rey de Andalucía,
de arenas nobles, ya que no doradas!

¡Oh fértil llano, oh sierras encumbradas,
que privilegia el cielo y dora el día!

¡Oh siempre gloriosa patria mía,
tanto por plumas cuanto por espadas!

Si entre aquellas ruinas y despojos
que enriquece Genil y Darro baña
tu memoria no fue alimento mío,

¡nunca merezcan mis ausentes ojos
ver tus muros, tus torres y tu río,
tu llano y sierra, oh patria, oh flor de España!"

GIUSEPPE GARIBALDI
El guerrero sin fronteras de la independencia
Muchos aventureros cruzaron mares, desiertos y selvas para llegar a lugares nunca imaginados ni conocidos, cada uno en busca de un sueño... pero pocos han llegado tan lejos en su anhelo de libertad para los hombres y el suelo que éstos habitan como Garibaldi.

Combatiente fiero y tenaz, luchó en cuanta gesta independentista surgía a través de sus viajes interminables.

Un viajero siempre en búsqueda de su ideal: la libertad.

4 de Julio 2.007 de 1.807, nace el revolucionario Giuseppe Garibaldi. y muere en Caprera, 2 de junio de 1882, militar y político italiano.

Giuseppe Garibaldi nació en Niza, cerca de la frontera italiana.

En esa fecha la ciudad de Niza pertenecía al Reino del Piamonte, posteriormente incorporado al Estado italiano con la unificación.

Se hizo notorio históricamente, a causa de su participación en las actividades guerreras vinculadas al proceso que finalmente produjo la unificación política de Italia, durante el segundo y tercer cuarto del Siglo XIX.

Adolescencia y juventud
Era el segundo hijo de un pescador, de una familia oriunda de Liguria, pasó toda su juventud navegando como marinero enrolado en diversas tripulaciones.
Estudió de forma irregular, pero siempre le atrajo todo lo relacionado con el mar y la marina.

Con 15 años se enroló como grumete en un barco mercante, y también en esta época es ya considerado un héroe al salvar a una chica que había caído a un foso.

Su padre lo enroló en la escuela marítima de Génova en 1821. Durante estos primeros viajes estuvo rodeado de hombres de mar con grandes ideales e ideas, como el comandante del barco Constanza, Angelo Pesante, que le marcaron su personalidad.

En 1827 formó parte del barco Cortese, que zarpó de Niza y estuvo viajando por el Mar Negro, Estambul y Galacia.

Son los años de la revolución griega contra Turquía y de la consiguiente crisis oriental. Las aguas griegas están infestadas de buques corsarios.

En 1832 fue capitán de segunda clase en la Clorinda también por el Mar Negro.

Esta nave fue apresada por unos piratas turcos. Incluso Garibaldi estuvo apunto de ser fusilado, aunque fue herido en la mano, con la ayuda de los demás tripulantes y su primo, consiguieron zafarse de los piratas.

Después de 73 meses fuera, Garibaldi volvió de nuevo a Niza. Aunque en 1833 vuelve a partir hacia Estambul, en el Henri de Saint-Simon, cuyo comandante es Emile Barrault.

Aquí es donde se va a dar a conocer gracias a sus discursos sobre la libertad.

Garibaldi, además de haberse comportado como un idealista, un pirata, y un guerrero, en el final de su vida escribe sus "Memorie", y lo hace notablemente.

También, por lo tanto, se lo podría considerar un buen escritor de aventuras, agregando una faceta más a un personaje realmente peculiar.

De marinero a revolucionario
En 1834 formó parte del movimiento de la Joven Italia de Mazzini, que pretendía la unificación del pueblo italiano dentro de una república autónoma, a la cual adhiere.

Por entonces, Italia -que desde el fin del imperio romano se había convertido en teatro de rivalidades y hasta en un literal campo de batalla entre las potencias europeas de entonces por el dominio de codiciados territorios y reinos como los de Florencia, Pisa, Génova, Venecia y Nápoles- no había logrado la anhelada unificación.

Recibió el sobrenombre de Cleombroto un héroe espartano.

Creció y maduró respirando beligerancias y conspiraciones, lo que unido a su naturaleza inquieta y justiciera, hizo que se exacerbaran en él sus cualidades innatas, luego de conocer la obra y el pensamiento del socialista francés Saint-Simon.

Estuvo involucrado en la insurrección del Piamonte, costándole una condena a muerte cuando fue capturado, ya que fue considerado como uno de los cabecillas de la revuelta.

Es considerado un bandido y tiene que huir, primero a Niza luego pasa por Marsella (hospedándose en casa de su amigo Giusseppe Pares).

Se embarca desde aquí hacia el Mar Negro de nuevo, mientras en marzo de 1835 se encontrará en Túnez.

Luego consigue irse a Sudamérica partiendo desde Marsella en el bergante Nautonnier con el nombre ficticio de Borrel, homenajeando al mártir revolucionario Joseph Borrel, afincándose en Río Grande do Sul.

Estancia y luchas en América
En Sudamérica encontró lo que quería para luchar por la independencia, aunque no fuera por su querida Italia.

Apoyó a todos aquellos que querían luchar por la independencia con tanto ardor como si fuera su patria.

El descendiente del príncipe regente de Portugal, don Juan, se había escabullido a Brasil huyendo de las invasiones napoleónicas y nombrado a su hijo emperador de Brasil, bajo el nombre de Pedro I, quien a su vez abdicó en 1831 a favor de su vástago, Pedro II, con apenas seis años de edad.

Esa infantil regencia estuvo plagada, no es para menos, de no pocas etapas de agitación, ansias libertarias e ideas republicanas, en especial en buena parte de los hacendados de las regiones brasileñas del sur, hastiados de sustentar el boato de la corte, y empeñados en la abolición de la esclavitud.

Es en medio de este torbellino cuando Garibaldi no duda en ponerse a disposición de los republicanos, no solo en Brasil, sino además en Uruguay y Perú.

Serán 12 años de su vida en los que luchará y se enrolará en un sinnúmero de acontecimientos bélicos, siempre al lado de los combatientes por la libertad y la independencia.

Nada más llegar contactó con otros disidentes italianos por las revueltas de la Joven Italia, y llegó a ser presidente de la filial de esta organización en el continente americano gracias a su amigo Giuseppe Stefano Grondona.

También formó parte de la logia masónica de "Asilo di Vertud". Luchó entonces contra Pedro I de Brasil en la revolución de la República Riograndense, liderada por Bento Gonçalves da Silva.

En estas acciones tomó junto al general Davi Canabarro la ciudad portuaria de Laguna, en el estado de Santa Catarina, lo que facilitó la creación de la República Caterinense o República Juliana.

Garibaldi entró en el cuerpo de revolucionarios de "La joven Europa".

Durante esta época tuvo como amante a Manuela de Paula Ferreira, sobrina de Bento Gonçalves da Silva.

En 1835 con nombre falso (Giuseppe Pane) vuelve a embarcarse. Presta servicio como enfermero voluntario durante una epidemia de cólera y luego parte rumbo a Brasil.

Allí se pone en contacto con la filial de la "Joven Italia"; en sociedad con Luigi Rossetti trata de organizar un comercio de fideos entre Río y la zona de Cabo Frío.

En ese ínterin se produce la revuelta de la provincia de Río Grande do Sul contra el Imperio de Brasil y Garibaldi, deseoso de entrar en acción, obtiene algunas "patentes de corso".

En 1837 prepara una nave, la Mazzini e inicia una guerra de corso contra Brasil. La primera incursión no tiene demasiado éxito; perseguido por brasileños y uruguayos es herido de gravedad durante un combate.

Su buque logra escapar y remonta el río Paraná hasta llegar a la ciudad argentina de Gualeguay donde es operado y se repone.

Allí lo mantienen prisionero bajo palabra de honor; sin embargo intenta escapar y cuando lo capturan es torturado.

Imprevisiblemente al año siguiente lo liberan y parte hacia Montevideo.

Allí vuelve a encontrarse con Rossetti en cuya compañía se dirige al Estado de Río Grande do Sul.

En la Lagoa dos Patos, Camacuá, toma a su cargo la dirección de un astillero naval y vuelve a la guerra de corso contra los brasileños hasta que, en el año 1839 siguiendo a la flota de Río Grande, llega a Laguna, en la provincia brasileña de Santa Caterina rebelde, también, al Imperio.

En 1840 la guerra toma un curso desfavorable para los riograndinos que son rechazados y sufren una serie de reveses.

En Laguna, Garibaldi conoce a Anita Ribeiro y la lleva consigo.

Después de diversos avatares y aventuras en este país se casa en 1842 con Ana María de Jesús Ribeiro, llamada después Anita Garibaldi.

A ella la conoció en 1839 en Laguna, Santa Catarina, en lo que fue un auténtico amor a primera vista. Con ella tuvo cuatro hijos, Menotti, Rosita, fallecida con dos años, Teresita y Ricciotti.

En 1841 Anita le da el primer hijo: Menotti. En este mismo año Garibaldi decide pedir una licencia; la obtiene y regresa a Montevideo donde, de inmediato, se pone al servicio de la República.

Uruguay se está desangrando a causa de una guerra civil entre el partido "colorado" que tiene al general Rivera como líder, y el partido "blanco" guiado por el general Oribe, apoyado por la Argentina.

Garibaldi, que lucha al lado de los "colorados". Allí recibe el encargo de guiar una flotilla que, remontando el Paraná, deberá llegar a la rebelde provincia argentina de Entre Ríos.

Alcanzado por la flota enemiga, es derrotado en la batalla de Costa Brava pero logra escapar junto a un puñado de compañeros sin ser capturado.

El curso de la guerra es favorable a los "blancos" quienes, en 1843 sitian la ciudad de Montevideo.

Al mando de una "Legión Italiana" Garibaldi combate por mar y por tierra.

Se produce, entonces, la intervención franco-británica en apoyo de Montevideo, y en 1845 una flota anglo-franco-montevideana remonta el río Uruguay rumbo a la ciudad de Salto.

Las ciudades controladas por los "blancos", o argentinas, son atacadas y, en parte, saqueadas.

En1846 Garibaldi libra, en Salto, su más célebre batalla sudamericana, la de San Antonio de Salto, obteniendo una estrepitosa victoria.

Instalado en Montevideo, además de su importante actividad revolucionaria, Garibaldi dio clases de matemáticas y fue ingresado a la Logia Masónica "Les Amies de la Patrie".

Montevideo se encontraba sitiada por fuerzas rosistas, apoyadas por las fuerzas leales a Oribe.

En el Río de la Plata, operaba la flota rosista al mando del Almirante Guillermo Brown, que intentaba bloquear el puerto de Montevideo; siendo combatida por una flota leal a los anti-rosistas al mando del Comodoro Juan Coé.

En 1842 el Gobierno de Montevideo designó a Garibaldi como sustituto del Comodoro Coe al mando de la flota, librándose entonces, el 16 de agosto de 1842 un combate naval en el Río Paraná cerca de la localidad de Costa Brava.

Las naves comandadas por Garibaldi fueron derrotadas por las fuerzas de Brown, superiores en barcos y hombres.

Garibaldi incendió sus naves, evitando que cayeran en manos de los rosistas; y desembarcando a tierra, logró ponerse en salvo con sus tripulaciones y armas.

Garibaldi volvió a dirigir una escuadrilla naval, al frente de la cual logró impedir que las naves de Brown ocuparan la Isla de Ratas, en la bahía de Montevideo (que pasó entonces a llamarse Isla Libertad), logrando así impedir el intento de la flota rosista de bloquear Montevideo.

Vuelto a Montevideo, en 1843, y establecido por Oribe el sitio de Montevideo que habría de prolongarse hasta 1851, Garibaldi organizó una unidad militar que fue denominada “La Legión Italiana”, al frente de la cual se puso al servicio del Gobierno de Montevideo; que es conocido históricamente como el Gobierno de la Defensa.

Entre las acciones militares en que participó Garibaldi al frente de su Legión Italiana, se destaca la que tuvo lugar en las afueras de las murallas de Montevideo, llamada El Combate de Tres Cruces, por haberse realizado en el paraje así denominado, el 17 de noviembre del 1843.

Luego de ello, nuevamente embarcado en su flotilla, y contando con el apoyo de las escuadras de Francia e Inglaterra, pudo ocupar en 1845 la ciudad de Colonia en abril, la isla Martín García y la ciudad de Gualeguaychú en setiembre, y la ciudad de Salto en octubre.

El 8 de febrero de 1846, en territorio de Salto, en las cercanías del arroyo San Antonio, afluente del Río Uruguay, Garibaldi y su Legión Italiana libraron el Combate de San Antonio, contra fuerzas oribistas, a las que infligieron numerosas bajas, logrando retirarse de sus posiciones sin mayores consecuencias.

La fama de sus hazañas no demora en cruzar el Atlántico y llegar a Europa, y en especial a la aún desmembrada Italia, en muchos de cuyos salones la noticia del momento era el buen hacer de Giuseppe Garibaldi como militar y estratega.

Retorno a Italia y segundo exilio
Tras volver a Italia en 1848, emprendió numerosas batallas a favor de la independencia de los reinos y territorios italianos, ocupados por Austria y Francia a las órdenes del ejército del Reino de Saboya.

Se convirtió en un auténtico héroe para el pueblo italiano ávido de libertad.

El año 1848 era el marcado, por la historia o su destino, como el de su regreso, y con un objetivo central que sellará los próximos 30 años de su vida: la unificación italiana.

Lucha pues en Lombardía contra el ejército austriaco, en lo que muchos historiadores consideran el primer paso hacia la señalada unión que llevará adelante de 1859 a 1870 Víctor Manuel II de Saboya, rey de Piamonte-Cerdeña, gracias al apoyo de uno de sus más brillantes ministros, un político que, según historiadores, estaba dotado de una voluntad enérgica e invencible: Camilo Benso, conde de Cavour.

Su intento de hacer retroceder a los austriacos no prosperó y debió refugiarse primero en Suiza y posteriormente en Niza.

A finales de 1848, sin embargo, el papa Pío IX, temeroso de las fuerzas liberales, abandonó Roma, adonde se dirigió Garibaldi junto a un grupo de voluntarios.

Aunque Garibaldi no pudo entrar en Roma y él y sus hombres terminaron refugiados en San Marino, nadie duda de que este episodio constituye uno de los más épicos y recordados pasajes del llamado Resurgimiento Italiano.

Los especialistas aseguran que tanto Víctor Manuel como Cavour, temerosos de perder lo logrado, fueron quienes lograron detener el avance de Garibaldi, cuando este iba ya camino a la Ciudad Eterna.

Después de haber establecido sus cuarteles en Rieti, Garibaldi y los suyos emprenden el camino de Roma, amenazada por tropas francesas y napolitanas que tratan de devolver al Papa su trono.

Garibaldi combate con heroísmo: el 30 de abril derrota a los franceses y en el mes de mayo enfrenta a los napolitanos en Palestrina y en Velletri.

De regreso en Roma defiende a la ciudad que está asediada por los franceses; no acepta la capitulación y se retira con pocos miles de voluntarios para seguir la lucha.

Perseguido por cinco ejércitos, se refugia en San Marino después de una épica retirada.

Lo acompañan Anita, embarazada, y unos pocos hombres y desde allí espera poder trasladarse a Venecia.

Se embarca en Cesenatico pero, al ser perseguido, se ve obligado a desembarcar en Magnavacca; ayudado por varios amigos logra huir y es en esas circunstancias cuando Anita, extenuada y presa de fiebre altísima, muere.

Garibaldi logra escaparse de los austriacos sólo por un milagro.

Regresa a su patria, pero es arrestado y obligado a exiliarse.

En noviembre llega a Tánger. Corre el año 1850 y permanece allí unos pocos meses.

Parte hacia los Estados Unidos, establece su residencia en Nueva York y trabaja en Staten Island, en la fábrica de velas de Antonio Meucci.

Posteriormente sería capitán de navío mercante por el Océano Pacífico hasta abril de 1851 cuando visitó a la heroína y compañera sentimental de Simón Bolívar, Manuela Sáenz, en Perú.

Volvió a Nueva York, de donde salió en noviembre de 1853 hacia Tyneside, al noreste de Inglaterra, en donde estuvo un mes, saliendo en abril de 1854.

Un amigo genovés, Francesco Carpaneto, se reúne con él y, juntos, parten hacia el Perú.

Al mando de una nave realiza varios viajes.

En 1852 se dirige hacia Cantón. Un año más tarde, después de una larga navegación, regresa al Perú.

Vuelve a Nueva York y toma conocimiento de la nueva situación planteada en el Píamonte.

Decide regresar a Italia y lo hace comandando la nave de su viejo amigo Antonio Figari.

En 1854 En el mes de febrero llega a Londres.

Allí se encuentra con Mazzini y tiene ocasión de conocer a los más prestigiosos líderes revolucionarios europeos. Por fin, regresa a su Niza natal.

En 1854, Cavour, el primer ministro piamontés, creyó que si le permitía volver a Italia, Garibaldi se alejaría del republicano Mazzini.

Para ello, le concedió el mando de las fuerzas piamontesas en lucha con las austriacas.

Estalló la segunda guerra de la independencia italiana, siendo mayor general de los Cazadores de los Alpes, compuestos por 3.000 soldados.

Venció en Varese y Como, ambas en mayo de 1859, y entró en Brescia al mes siguiente, con lo cual el Reino de Lombardía se apropió del Piamonte.

Durante el desarrollo de esta campaña, Garibaldi (cuya amante, Battistina Raveo, le da una hija) conoce a la joven marquesa Giuseppina Raimondi.

Conseguida la paz en el norte del país, Garibaldi se dirigió a Italia central.

Víctor Manuel II, rey piamontés, dio al principio su apoyo a un ataque contra los territorios papales, pero a última hora le pareció demasiado peligroso y le obligó a abandonar el proyecto.

Garibaldi aceptó la renuncia y se mantuvo fiel, pero la cesión de Niza y Saboya a Francia por parte de Cavour y Víctor Manuel le pareció un acto de traición y decidió actuar por su cuenta.

Como por el norte un acuerdo era imposible, decidió forzar la unificación conquistando el Reino de Nápoles, bajo soberanía borbónica.

En 1860 se casa con Guiseppina Raimondi, de quien se separará inmediatamente después. Vuelve a Caprera; más tarde regresa a Turín persiguiendo un vano intento: evitar que Niza sea cedida a Francia.

En tanto, se está gestando la expedición a Sicilia: casi mil doscientos hombres se embarcan en Quarto, se detienen en Talamone, desembarcan en Marsala (quedan apenas mil voluntarios).

Siguen cinco meses de guerra durante los cuales Garibaldi conquista Sicilia; entra entonces en el continente, toma la ciudad de Napóles y derrota a los Borbones en la batalla del Volturno.

En 1861 fue invitado por Abraham Lincoln para un puesto en el ejército federal en la Guerra Civil Estadounidense, pero Garibaldi desistió.

Tercera guerra de la independencia y últimas aventuras
Garibaldi prosiguió incansablemente sus actividades militares en busca de la unidad de Italia, emprendiendo acciones sin éxito en 1862 al grito de:

¡Roma o muerte! La protesta de Napoleón, cuyas tropas custodiaban Roma, llevó al ejército de ocupación piamontés en Nápoles a repeler a Garibaldi, haciéndole prisionero en Aspromonte (sur de Nápoles).

En 1864 viajó hacia Inglaterra donde fue recibido por entusiasmo por la población y se reunió con el primer ministro Henry Palmerston.

Tuvo durante esta época la ambición de liberar otras naciones ocupadas: Croacia, Grecia, Hungría, pero nada de esto se hizo realidad.

En 1866 estalla la tercera guerra de la independencia italiana, en donde Garibaldi y 40.000 hombres de los Cazadores de los Alpes, con apoyo prusiano, lucharon contra los austriacos en la Batalla de Bezzecca, consiguiendo la única vitoria y toman la ciudad de Trento.

En 1867 realiza una nueva marcha hacia Roma, aprovechando la retirada de tropas francesas, que se ven obligadas a desembarcar otra vez y a derrotar al italiano en Mentana.

Igualmente, luchó en la Guerra Franco-prusiana en 1871, interviniendo en la batalla de la ciudad de Dijon y posteriormente fue elegido diputado de la Asamblea Nacional Francesa, contribuyendo en el progreso de la nueva Francia republicana.

Finalmente, lograda la unidad italiana en 1870, Garibaldi fue electo diputado al Parlamento, cargo al que posteriormente renunció al no concretarse en los hechos las ideas republicanas por las que él lucho incansablemente.

Sus biografías refieren que, no obstante, una vez que sus objetivos habían sido cumplidos, la vida encontró a un Garibaldi huérfano de un proyecto vital al que entregar sus fuerzas y empuje.

Estaba, además, en precaria situación económica.

Su hostilidad hacia el gobierno italiano le hizo rechazar la pensión que le fuera concedida.

En sus últimos años se retiró a la isla de Caprera donde falleció el 2 de junio de 1882.

Por sus luchas en Italia y Sudamérica desde siempre se le ha llamado el héroe de dos mundos, de Europa y de América.

Un luchador con ideales... El final de una leyenda

El heroe nacional italiano nunca dudó en ir al combate cuando llamaban los tambores de guerra.

Blusa roja, un gorro negro, cabellos largos al viento y más tarde, una barba roja.

En su vida luchó contra los italianos (1866) y contra los prusianos (1870/71) para y contra los franceses, y para y contra los árabes.

Fue condenado a muerte, vivió en el exilio en Paris, en Nueva York, a veces pobre, a veces rico, a veces subordinado y otras gobernador y general.

Fue pirata y capitán en Montevideo.

Murió pacíficamente en su cama, sus cabellos ya eran blancos, en su isla Caprera, al norte de las Sardinas.

Su unica pasión era la unificación de Italia y los últimos días apoyaba la monarquía.

Anticlerical, publicó dos novelas contra la Iglesia desde su retiro.

Tuvo tres mujeres y cinco hijos.

Su última pareja era la niñera de su nieto.

Ella lo cuidó hasta el ultimo momento.

Sus últimos días permanecía en cama mirando por la ventana, con dificultades respiratorias y dolores en los huesos.

La muerte lo sorprendió un caluroso mes de julio, en 1882, a los 75 años.

Aunque quizá no estaba completamente consciente, se había convertido, para siempre, en una leyenda, en un personaje mítico que aunque algunos pudieran considerar el aventurero protagonista de poemas y novelas, fue en verdad un recio héroe de carne, hueso y nervios, como pocos en su época, y en todos los tiempos.

El 2 de junio de 1882 dos pájaros se posaron en su cama.

Cuando se trató de espantarlos dijo:

"Dejalos han venido a buscarme"

Fuentes:
http://www.poesia-castellana.com
http://es.wikipedia.org
http://www.viajeros.com
http://millenio.wordpress.com
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"No estimes el dinero en más ni en menos de lo que vale, porque es un buen siervo y un mal amo".

-Alejandro Dumas-