La Organización Cultural Nueva Acrópolis, institución filosófica y humanista, invita a celebrar el Día Mundial de la Filosofía.

"Saber es poder, saber es hacer...

 

Porque el conocimiento que no se lleva a la práctica, jamás se convierte en verdadera sabiduría y todo hombre anhela dentro de sí saber  profundamente que es también un poder hacer, poder actuar y poder vencer sobre sí mismo y sobre los obstáculos que nos presenta la vida.

La Filosofía es una valiosa herramienta para aprender a vivir y la vida es acción".


En nuestras sedes te podrás encontrar con un extenso programa de actividades:

Recitales de música, poesía y obras de teatro con mensaje filosófico, charlas sobre las respuestas de la filosofía ante las más profundas inquietudes humanas, cursos de Filosofía comparada de Oriente y Occidente; cuentos, exposiciones, cafés filosóficos, etc.

La celebración del DÍA MUNDIAL DE LA FILOSOFÍA se realiza cada tercer jueves de noviembre.

Esta fecha fue establecida por la UNESCO en el 2002, después de constatar que las actividades filosóficas logran despertar las conciencias de jóvenes y adultos al permitirles una mayor reflexión y conocimiento sobre sí mismos, propiciar el entendimiento entre culturas, la comprensión de la Historia y el desarrollo de la tolerancia como vía para asegurar la paz.

Si piensas que la filosofía es aburrida, no práctica y, tal vez, pasada de moda, te invitamos a acercarte nuevamente a este arte de buscar lo verdadero.

Adonde iremos descubriremos muchas respuestas sobre nosotros mismos, sobre los demás y los acontecimientos que vivimos, porque la filosofía no solo se lee, también se vive.

EL HILO DE ARIADNA
Recorriendo el camino de la sabiduría…

Grandes obras culturales y enseñanzas filosóficas de China, India, Grecia, Egipto y Roma son las protagonistas de esta búsqueda, siguiendo el “hilo de Ariadna”.

El hilo de Ariadna es el elemento que, según el mito griego, ayudó al héroe Teseo a salir victorioso y retornar del laberinto, luego de vencer al Minotauro.

Representa ese mágico hilo conductor del conocimiento que permite al ser humano llegar al centro de sí mismo, logrando así la mayor de sus victorias.

Platón: La visión filosófica del amor
El amor no es solo un arte; también es una ciencia que requiere conocimiento y estudio para poder descubrir su verdadera fuerza y poder.

Saber querer y saber amar son las valiosas claves que nos dejó Platón en su gran obra “El banquete”.

Descubrirás que el amor platónico no es imposible, es un sentimiento que, con conocimiento y voluntad, todos podemos alcanzar.

Triunfar en la vida
La Historia es un extraordinario muestrario, donde aparecen como cristales de colores que varían de tonalidad según la luz, las diferentes ideas que han configurado los estilos de vida del hombre.

Cada periodo tiene sus parámetros, y en el camino incesante de la búsqueda, los humanos se rigen por esos modelos tratando de seguirlos y obedecerlos, tanto como no lo harían con ninguna otra idea que proviniese de otra fuente.

Lo comúnmente aceptado es ley, y, de acuerdo con el transcurso de los tiempos, hay aceptaciones que tienen más fuerza que las leyes.

Así, en todo momento, el éxito ha sido una meta, aunque no siempre se ha considerado el éxito de la misma manera.

Lo que señalaba el triunfo de un siglo, o de una década atrás, hoy puede ser un anhelo desenfocado y pasado de moda, a la par que otras ambiciones han ocupado el lugar de las anteriores.

Una sola cosa permanece: el deseo del éxito, la necesidad de triunfar, el hecho de ser aceptados y tomados en consideración por los demás, ajustándose a la ley que hace del conjunto –nosotros y los demás– una masa coherente en la que no se puede sobresalir, ni siquiera para encontrar ese éxito por otros derroteros.

Las estadísticas ocupan páginas y páginas en docenas de publicaciones.

Está muy claro que en estos años, el triunfo está delimitado por el prestigio social y el poder económico, de los cuales pueden derivar otras formas de poder que, a su vez, aumentan el prestigio.

Cierto es que la investigación, las ciencias, las artes, el conocimiento en general ocupan un lugar, cada vez más pequeño.

FilósofosEl saber es un bello adorno que, salvo excepciones, viene unido al mencionado prestigio de una sólida posición social avalada por una respetable fortuna económica.

No es de extrañar, pues, que los jóvenes, sobre todo, enfilen sus aspiraciones hacia esas fórmulas de éxito si quieren verse dentro de la sociedad en la que viven, si no quieren configurar la larga lista de los marginados.

Hoy, el futuro se encargará de esa perspectiva: una vocación debe ir acompañada de un cuestionario indispensable sobre la practicidad de esa vocación en cuanto a poderío y riqueza.

Aumentan carreras pensando siempre en la posibilidad de un éxito rápido y fecundo, de una posición social entendida como sólida y duradera.
¡Pero no es oro todo lo que reluce!

Si estas fueran verdaderamente fórmulas para triunfar en la vida, debería haber muchos más seres felices de los que encontramos.

A menos que aceptemos que una cosa es el triunfo y otra, la felicidad.

Aparentemente lo tienen todo, pero, sin embargo, las mismas estadísticas que nos ponen el éxito en nuestras manos, nos muestran que aumentan progresivamente los estados de psicosis, de depresión, de angustia, de insatisfacción, de soledad, de agresividad, de hastío, de corrupción y otras muchas situaciones psicológicas que conforman el cuadro general del estrés.

¿Deberemos pensar, entonces, que esas personas no han triunfado?

¿O que su triunfo no es total, que no llena todas sus vidas, que es un luchar constante para no llegar jamás a ningún puerto?

¿Debemos, tal vez, plantearnos otros estilos de triunfos que, si bien no se avienen a las modalidades aceptadas, puedan llegar a ser más efectivos?

Nos inclinamos, sin duda alguna, por la segunda pregunta y por las respuestas que ella conlleva.

Una de las cuestiones que más nos preocupa a todos es la poca duración de las cosas que conseguimos y creíamos perdurables, lo poco que se mantiene lo que suponíamos inamovible.

Con el éxito pasa precisamente eso: necesitamos un éxito que, aunque pequeño, no se desvanezca de inmediato, que nos deje al menos una dosis de satisfacción y paz.

Proponemos, pues, unas sencillas claves para lograr, en el más variado terreno, un triunfo más humano, más estable, más acorde con nuestros sueños y aspiraciones.

Es evidente que no basta con soñar para convertirse en un triunfador.

Hay que actuar, hay que saber desarrollar una sana actividad fundamentada en la voluntad.

No actuar porque sí, sino eligiendo las mejores y más adecuadas acciones.

El viejo consejo de conocerse a uno mismo no ha perdido actualidad; mal podemos enfocar un trabajo provechoso si no sabemos quiénes somos, cuáles son nuestras habilidades y posibilidades.

Y, una vez que las conocemos, hay que entrenarse en ellas de modo de ejercer alguna actividad útil a nosotros mismos y a los demás.

Hacer bien todos los trabajos que emprendamos, no solamente por el premio que podamos recibir, sino por la satisfacción de comprobar nuestra propia eficacia.

Saber conformarse con lo que vamos obteniendo y, al mismo tiempo, no conformarse jamás, buscando siempre una cota más alta de rendimiento.

No dejarse aplastar nunca por los problemas, por difíciles que nos parezcan.

Al contrario, esforzar la imaginación para buscar salidas y soluciones.

Concebir las dificultades como pruebas para nuestra inteligencia y nuestra voluntad. Y, en el peor de los casos, convertir los fracasos en nuevas oportunidades para volver a empezar.

Saber aprovechar las oportunidades. La vida está llena de oportunidades, pero si vamos con los ojos cerrados, no las vamos a descubrir.

Si nos encerramos en nuestros conflictos y los rumiamos constantemente, perdemos energías y no salimos de ese círculo vicioso, despreciando las mil puertas que el pretendido laberinto nos estaba ofreciendo.

Ensayarse continuamente en amar, que es la mejor forma de comprender a los demás. Ayudar alegre y generosamente a los otros, que es la mejor forma de sentirse a gusto con uno mismo.

Buscar el sentido de la vida y tratar de encontrar el sentido de nuestra propia vida. Nada sucede porque sí, y las respuestas se ofrecen solamente al que las persigue con espíritu de sabiduría, con el valor del que da por segura la conquista.

Mejorar a diario todo lo que hacemos; mejorar sin desmayo todo lo que nos rodea. Poner bleza en todos los rincones; poner luz en todos los sitios –externos e internos– en los que estamos.

Quien logre aplicar estas pocas llaves será una persona segura de sí misma, una persona satisfecha en la medida en que la satisfacción es alimento de los humanos.

Quien pueda hacerse con estos logros es realmente un triunfador.

Y, aunque nadie lo confiese porque la moda no lo permite, a todos les gustaría alcanzar este estilo de éxito.

Delia Steinberg Guzmán

Fuente:
http://www.nueva-acropolis.es/Escuela_Filosofia
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"Aprendamos a aumentar la continencia, a enfrentar la demasía, a templar la gula, a mitigar la ira..." (Séneca).

 

 

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