Efemérides, día 23 de abril.

"Los libros son, entre mis consejeros, los que más me agradan, porque ni el temor ni la esperanza les impiden decirme lo que debo hacer" (Alfonso V, el Magnánimo).

Con la celebración de este día en el mundo entero, la UNESCO pretende fomentar la lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual por medio del derecho de autor.

La elección del día 23 de abril como día del libro procede de la coincidencia del fallecimiento de los escritores Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega cianoen la misma fecha, en el año 1616, aunque realmente no fuese en el mismo día, debido a que la fecha de Shakespeare corresponde al calendario juliano, (que sería el 3 de mayo del calendario gregoriano) y a que Cervantes falleció el 22, siendo enterrado el 23.

También coincide con la fecha de nacimiento de William Wordsworth, que fue uno de los más importantes poetas románticos ingleses (1850).

Así mismo, también en un 23 de abril nacieron –o murieron– otros escritores eminentes, como Maurice Druon, K. Laxness, Vladimir Nabokov o Manuel Mejía Vallejo.

La propuesta fue presentada por la Unión Internacional de Editores a la Unesco, con el objetivo de fomentar la cultura y la protección de la propiedad intelectual por medio del derecho de autor.

El 15 de noviembre de 1995, la Conferencia General de la UNESCO aprobó la proposición en París, a partir de lo cual el 23 de abril, fecha tan simbólica para la literatura universal, fue la escogida para rendir un homenaje mundial al libro y sus autores, y alentar a todos, en particular a los más jóvenes, a descubrir el placer de la lectura y respetar la irreemplazable contribución de los creadores al progreso social y cultural.

El éxito de esta iniciativa depende fundamentalmente del apoyo que reciba de los medios interesados (autores, editores, libreros, educadores y bibliotecarios, entidades públicas y privadas, organizaciones no gubernamentales y medios de comunicación), movilizados en cada país por conducto de las comisiones nacionales para la UNESCO, las asociaciones, los centros y clubes UNESCO, las redes de escuelas y bibliotecas asociadas y cuantos se sientan motivados para participar en esta fiesta mundial.

ELOGIOS A LA LECTURA

¡Leer un libro es volver a nacer!

Es el camino para apropiarnos de un mundo y de una visión del hombre que, a partir de ese momento, entran a formar parte de nuestro ser.

Una lectura disfrutada con riqueza y plenitud es la conquista más plena que puede hacer un hombre en su vida.

Hay una condición esencial que hará que este regalo de los dioses sea para siempre. La lectura debe causarnos placer, un placer que venga de los más hondo del alma y que ha de quedarse allí intacto y disponible.

Esto nos llevará a otro de los dones que concede la lectura, y es la relectura.

Así, volver a leer un libro tendrá siempre una condición reveladora y es esta: a cada lectura, el libro se nos va a presentar con un nuevo rostro, con nuevos mensajes, con otros ángulos para percibir el mundo y los seres que lo pueblan.
Anciano intentando leer
Suele hablarse en estos tiempos de la desaparición del libro por obra de tecnologías aparentemente inevitables. Grave error el pensar así.

El libro acompañará al hombre hasta su último día sobre la Tierra. Sencillamente porque ha sido la más alta representación de la presencia del hombre en el universo.

Cuidemos el libro, amemos el libro, en el libro se esconden las más secretas claves de nuestro paso por la Tierra, el más absoluto testimonio de nuestra esencia como hombres.
El libro es el mensajero de un más allá cuyo rostro no acabamos de percibir.

Así, volver a leer un libro tendrá siempre una condición reveladora y es esta: a cada lectura el libro se nos va a presentar con un nuevo rostro, con nuevos mensajes, con otros ángulos para percibir el mundo y los seres que lo pueblan.
Álvaro Mutis

Gracias a un estupendo blog sobre trenes (el medio de transporte más civilizado que existe), me entero de que el metro de Manila ha sido decorado con versos en español de autores célebres.

Ha habido experiencias parecidas en otros lugares, como Santiago, y en el suburbano de México se llegó a poner rapsodas por los vagones, susurrando al oído viejos poemas a los viajeros.

En Madrid, hace unos años, pegaron carteles en las puertas de los coches con poemas y arranques de obras literarias clásicas y modernas, y era un gozo ver cómo algunas personas los leían entre estación y estación.

Estoy seguro de que algunos compraron los libros o fueron a una biblioteca a buscarlos.

En este mundo en el que las formas de llenar el tiempo de ocio son tantas y tan atractivas, el libro tiene que hacerse notar.
Tiene que asaltar a los ciudadanos allá donde estén para gritarles que está ahí, que en cada volumen hay mil historias y mil sentimientos, que cada palabra está puesta en su lugar para causar asombro o placer o ambas cosas a la vez, que cada línea de cada relato está escrita pensando en cada uno de nosotros, aunque el autor no nos conozca. César Coca

Una vez que nos hemos convencido de la utilidad y necesidad de las nuevas técnicas de la comunicación, que están revolucionando nuestros hábitos culturales, se impone una exhortación a cultivar el viejo hábito de la lectura, como el modo más directo de acceder al conocimiento y desarrollar tantas cualidades que tenemos latentes.

El antiguo gesto íntimo y tranquilo de abrir las páginas de un libro y entregarse a la comprensión de sus palabras sigue siendo válido, por más que todavía haya apocalípticos que siguen anunciando la muerte de los impresos en papel y su sustitución por los soportes digitales.

La llamada cultura de la imagen, con el imperio omnipresente de los medios audiovisuales, parece oponerse a nuestra condición de lectores, ávidos de respuestas y conocimiento, para convertirnos en espectadores pasivos, asomados a una realidad representada y, por lo tanto, manipulada, incapaces para interpretar y buscar explicaciones a lo que pasa en el mMujer leyendo a un ancianoundo y para activar la memoria de lo ocurrido en el pasado.

No basta con disponer de libros suficientemente comprensibles para convertirse en lector.

Hay que aprender otros muchos hábitos asociados: encontrar el tiempo sosegado y el espacio tranquilo, saber discernir, entre tantos títulos y propuestas, los que merecen nuestro esfuerzo de atención y concentración, incentivar la necesidad de la lectura, como una acción genuina de alimentar nuestra alma.

Hay que ser capaz de comprender sus contenidos y retenerlos en nuestra mente, para que enriquezcan y agilicen nuestras facultades.

Y saber regresar a los textos imperecederos que una y otra vez nos descubren las claves que buscamos y nos siguen acompañando, como maestros atemporales, a los que volvemos en busca de sabiduría.
M.ª Dolores F.-Fígares

La lectura debe ser uno de los actos más dignos y libres de la experiencia humana.

Es acaso la única posibilidad en la que el ser humano, sin mover un dedo siquiera, adquiere la maravillosa facultad de volar de una región a otra, de entrar a una botella como un genio libanés o de hablar con el burro bíblico de Ballan.

Es confiar en la dilatación fantástica de la realidad.

Pero también la lectura nos permite explorar las complejidades reales de "La vida de las hormigas" de Maeterlinck o nuestro pasado histórico en la pluma insigne de Guamán Poma de Ayala o, para estar más a tono con los tiempos, descubrir el mundo futuro en la ciencia ficción de Ray Bradbury.

Porque la lectura es y debe ser un camino al conocimiento y a la imaginación.

En la escuela se nos dice y repite que leamos por nuestro bien; que el contacto de nuestros ojos con los trazos misteriosos en el papel –el lienzo, la pantalla o el escenario, según sea el caso– nos provee de información, amplía nuestro vocabulario y nos dota de una cultura necesaria para el medio social.

Esos consejos, sin duda, son bienintencionados y serían cabalmente acertados si nuestros profesores agregaran a sus exhortaciones: la lectura ofrece, sobre todo, una forma intensa de disfrute.

El viejo maestro que fue Borges recomendaba que "la lectura debe ser Nene buscando un libroconsiderada no como una carga, sino como una fuente de felicidad".

Sabiduría que no debiera olvidarse en las escuelas.

No bastan las admoniciones, sobre todo, si se cree que la lectura solo debe enseñar y, por lo tanto, debe leerse pese a todo.

Importa poco si el profesor conoce el texto o no, si el estudiante ha sido suficientemente motivado o no.

Como existirá siempre el "instrumento pedagógico" del castigo –casi escuchamos la ordenanza de leer para mañana "Platero y yo", bajo pena de un cero bien redondo–, la práctica mecánica de la lectura puede estar garantizada.

Pero su enorme provecho será desperdiciado.

En un cuento titulado "Cómo y por qué odié los libros para niños", Bryce nos explica divertidamente –aunque incómoda, porque lo sentimos cercano– lo aburridos que son la mayoría de libros infantiles (y juveniles) que circulan, y que la exigencia, bajo presión y castigo, de consumir esas lectura terminan por lograr el efecto contrario en los pequeños y jóvenes lectores: rechazar la lectura.

De ahí la vigilancia que deben tener los profesores, pues un "libro de lectura" no asegura que complazca intelectualmente ni emocionalmente a un estudiante.

Puede asegurarse, sin embargo, que en las últimas décadas la literatura infantil ha experimentado una evolución extraordinaria y es tarea del profesor estar al tanto.
Dama leyendo
Dedicar a la lectura un tiempo diario, como una gimnasia que modela nuestros músculos, es indispensable en la formación de futuros ciudadanos para un país mejor.

Durante ese tiempo –treinta minutos puede ser el periodo sugerido–, los estudiantes tendrán la oportunidad de sumergirse en mundos posibles elegidos voluntariamente, y también de indagar en la realidad para conocer mejor el medio y a sí mismos.

Elegir el libro es ya el comienzo de una postura crítica que el buen lector, en el curso de su aventura, no abandonará.
Jorge Eslava

LIBROS CONTRA BALAS
Un revólver. Un changón. Un fierro. Cualquier cosa que dispare.

Esa era la posesión más deseada por los niños y los jóvenes de los barrios duros de Medellín (Colombia), en los tiempos del ruido.

Los soñaban para matar a alguien y rara vez para defenderse, pues, al fin y al cabo, la vida corta era su única certeza.

Además, "¡qué pereza morirse viejo!", decía uno de los jóvenes sicarios del cáartel de Medellín.

"Mientras más cortica la vida, más intensa, más sabrosa", decía este muchacho que, semanas después, cayó feliz porque se necesitaron más de diez hombres para asesinarlo en una refriega de noche entera…

Historias similares abundaban en los barrios de estas laderas antioqueñas, donde sus habitantes siempre han tenido problemas para subir hasta estas montañas cubiertas por miles de casas diminutas, calles estrechas y larguísimas y empinadas escaleras.

"No, mijo. Allá no le subo", solían decir los taxistas.

El temor era natural: este era el semillero del ejército privado de Pablo Escobar, primero, y luego de los escuadrones de extrema derecha y de otros barones de la droga.

Los argumentos de las películas "La vendedora de rosas" y "Rosario Tijeras" se nutrieron aquí.

"Esto se cambia con educación", dijo Sergio Fajardo, el alcalde de Medellín desde 2004, ante las preguntas de cómo enfrentar la violencia, en medio de tanta violencia.

Hombre brillante, matemático de profesión y muy liberal políticamente, Fajardo, de 45 años, ordenó que cuarenta centavos de cada peso se destinaran a la educación.

Una cifra sin equivalentes en América Latina.

"¡Vamos a llenar de libros y bibliotecas toda la ciudad!", prometió. Y lo cumplió.

Una de las seis megabibliotecasHay seis megabibliotecas en distintos puntos de la ciudad. Una de ellas está en el Parque Biblioteca España.

La conforman tres gigantescas moles de piedra que están en la cima del barrio Santo Domingo Sabio.

"A la gente le daba terror este lugar; la idea de la construcción es que todos la miren y la señalen.

Más que un edificio, es un sitio de reconocimiento", explica su arquitecto, Giancarlo Mazzanti, de 44 años, descendiente de italianos, pero nacido en el Caribe, y que está hoy en primera fila de la nueva generación de creadores colombianos.

Su monumental trabajo se destaca en la cúspide de esta ciudad, llamada "La capital de la montaña" y de la "eterna primavera".

Son 4000 metros cuadrados de construcción.

Los tres bloques, aunque están comunicados en su interior, cumplen funciones distintas.

En el primero hay aulas de expresión corporal, espacios para talleres narrativos, salas para que la comunidad se encuentre y reafirme su identidad.

Allí siempre se escuchan murmullos, voces.

El bloque central tiene las salas de exposición, de lectura y de internet.

Estas dos últimas están divididas en tres espacios: para niños, jóvenes y adultos.

La sala de niños, por ejemplo, tiene 36 computadores, con vistosas y encantadoras sillas. En las paredes hay dibujos infantiles.

Y, finalmente, en la otra estructura hay un moderno auditorio con 180 sillas. Cine, conciertos y conferencias se turnan en esta.

La biblioteca fue inaugurada el 24 de marzo por los reyes de España, don Juan Carlos y doña Sofía.

¡Ese día había 8000 libros!

Hoy, gracias a las donaciones, la cifra llega a 12.000 y en este diciembre se esperan más. Aquí llegan a diario 1200 visitantes.

Una cifra maravillosa si se tiene en cuenta que está enclavada en el mismo punto donde hasta hace no mucho se necesitaba un conductor muy valiente y el visto bueno de uno de los poderosos jefes de bandas para llegar hasta aquí.

Hoy es sábado. Las filas para entrar son largas.

Más allá de ese detalle, lo que conmueve es la cantidad enorme de niños, jóvenes y adultos que conversan, ríen orgullosos de su lugar, de su punto de encuentro, de cohesión y pertenencia.Foto de la inaguración

Desde sus miradores se observa la ciudad que un día los expulsó y que ahora los mira con orgullo.

La biblioteca no es solo libros, sino que se convirtió en el epicentro del espacio que irradia optimismo, ganas de vivir.

Antes de su apertura se hicieron decenas de talleres con la comunidad para que aprendieran a atender a los visitantes.

Luego, el mensaje se multiplicó de casa en casa y se hizo masivo el significado de palabras como tolerancia, respeto.

"Aquí no se ha vuelto a presentar ni siquiera un robo menor", cuentan los vecinos, mientras varios turistas extranjeros toman fotos tranquilos con sus lujosas cámaras fotográficas.

Todos llegaron por el metrocable –igual que los reyes de España– hasta la última estación, adyacente a la biblioteca.

Hace unos años un joven periodista y escritor hizo un libro desesperanzador sobre la realidad de los niños y los adolescentes de este lugar de la ciudad: "No nacimos pa'semilla".

Tiempo después, el autor empezó a trabajar con el revolucionario alcalde Sergio Fajardo, quien lo nombró secretario de Gobierno.

Se trata de Alonso Salazar, una de las personas que más conocen la historia de la violencia en Colombia y, cómo no, en Medellín, que con sus 2.300.000 habitantes es la segunda ciudad del país.

Él dice que aquellas historias de su libro forman parte del pasado.

Y, como su antecesor, promete que su línea de acción girará en torno a la educación, los libros, las artes.

Impulsará el cambio de la geografía de esta ciudad, antes reino de narcos y hoy orgullo de lectores.
Armando Neira

Fuentes:
http://www.nueva-acropolis.es/Noticias/2007
http://portal.unesco.org/culture/es/
http://labatichica.blogspot.com
http://www.librosperuanos.com
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"Establecemos reglas para los demás y excepciones para nosotros" (Anónimo).

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