Agosto, mes dedicado en Roma al emperador César Octavio, (sobrino y heredero de Julio César). Él también tuvo “su” mes. En el año 29 a. de C., gracias a sus victorias, incluida la anexión de Egipto.

En el año 27 obtuvo el de Augustus (“reverenciado”), título religioso de carácter divino, cuyo nombre sustituyó al mes Sextilis dentro del calendario juliano. Inicialmente era un mes que constaba de 30 días. Numa Pompilio le quitó un día y Julio César le añadió dos más. A partir del momento de obtener este egregio título, Octavio gobernó como auténtico emperador, siendo en realidad el primer emperador romano de la Historia.

En el Hemisferio Norte es el mes de la canícula, de las vacaciones, de los viajes, de las playas y, cómo no, de las fiestas a la Virgen. Efectivamente, justo en la mitad del mes, el día 15, se celebra uno de los acontecimientos religiosos de mayor trascendencia dentro de los ritos marianos: la muerte y ascensión a los cielos en cuerpo y alma de la Madre de Jesús. Es el día de la Asunción de la Santísima Virgen María en el calendario cristiano.

Esta fiesta se celebra por todo el orbe cristiano, llevándose a cabo procesiones, romerías, representaciones teatrales, misas solemnes, novenas, oraciones, misterios sacros y devotos peregrinajes al altar o la ermita donde se encuentre presente la efigie de Nuestra Señora. La Reina Madre: Uno de los misterios sacros más célebres escenificados en España es El Misteri de Elche (Alicante), una celebración que se remonta al siglo XIII (declarada de Interés Turístico Internacional).

Es la representación de la ascensión a los cielos de la Virgen. Se efectúa en dos jornadas en la basílica barroca de Santa María: en la primera, a las seis de la tarde del 14 de agosto, se representa la muerte de la Virgen rodeada por los apóstoles. El segundo acto empieza en la mañana del día 15 con la procesión del “soterrar” (funeral) en la que participan los cantores del Misteri.

Finalmente, a las seis de la tarde se representa en la iglesia el entierro de los restos mortales, con la asunción y coronación de la Virgen descendiendo el Araceli, un coro de cinco ángeles, mientras los asistentes gritan: “¡Viva la Mare de Déu!”. Para los ilicitanos es su Festa. La procesión de las velas, la Roa, congrega esa noche a los más devotos. Durante la Asunción se desarrollan solemnidades y festejos al más puro estilo tradicional.

En nuestras ciudades y pueblos se pueden ver por estas fechas, entre otros acontecimientos lúdicos, pasacalles, bailes regionales, comilonas, desfiles de gigantes y cabezudos, verbenas, regatas, concursos, competiciones, fuegos artificiales y corridas de toros. Dicho así, sin más, nos quedaríamos un poco cojos, pues habría que añadir un hecho crucial para la Iglesia Católica: la Asunción es el último dogma que se ha admitido en su seno.

Recapitulemos un poco. Los dogmas marianos que asume como propios la Iglesia son muy clarificadores. Veamos: María es Virgen, Madre de Dios, Inmaculada en su concepción (cuya fiesta se celebra el 8 de diciembre) y está junto a la Trinidad en cuerpo y alma. Pues bien, el dogma de la Asunción (tan asumido hoy en día), no fue aprobado hasta el primero de noviembre de 1.950 por el papa Pío XII, tras una consulta al episcopado que se prolongó nada menos que cuatro años. Si a ello sumamos los calificativos que se le adjudican en las letanías del Rosario (del siglo XV, pero autorizadas en 1.587), comprenderemos el enorme número de denominaciones diferentes con que se la venera en el mundo.

Tan sólo en España hay 22.000 advocaciones a la Virgen en sus santuarios, y unas 50.000 imágenes marianas, según indica Ramos Perera en su libro “Las creencias de los españoles: la tierra de María Santísima (1.990)”. Un Origen Obscuro: Los orígenes de la festividad de la Asunción son muy obscuros. Todo parece indicar que la Iglesia la haya injertado sobre un sustrato precristiano, puesto que en este periodo -en el Oriente Próximo- se festejaba a una Gran Madre, la diosa siria Atargatis, mitad mujer y mitad pez, considerada la patrona de la fertilidad y de los trabajos en los campos.

Probablemente, su función de protectora de las actividades agrícolas fue transferida a la Virgen en los primeros siglos, durante el proceso de evangelización. Además, no deja de ser curioso que los primeros datos comprobados de esta fiesta se remonten al siglo V d. de C., cuando se celebraba en Siria con el nombre de Fiesta de la Dormición. En Roma, por estas fechas, se honraba a la diosa Diana (la Artemisa griega) en el templo del Aventino, diosa de la naturaleza y la caza, que coincidía con las Vulcanalias romanas, fiestas de la recolección de las cosechas.

Como señala Esther Harding en su libro “Los misterios de la mujer(1.987)”: “El 13 de agosto se celebraba un gran festival en honor de Hécate, la Diosa-Luna de Grecia, y de Diana, su descendiente directa romana, ya que la cosecha madura antes en los países del sur que en los del norte. Este festival fue continuado por la Iglesia Católica. La fecha del 15 de agosto se escogió para celebrar la fiesta de la Asunción de la Santa Virgen. Es interesante la conexión entre la ceremonia pagana y la cristiana.

El ritual cristiano se centra en ocasiones dirigido a la Virgen María, como lo fue a las diosas Luna que la precedieron, para alejar las tormentas hasta que se hayan cosechado los frutos”. Poco a poco fue arraigando esta transposición de cultos, hasta el punto que en Jerusalén se empezó a celebrar la Asunción a principios del siglo VI, en un lugar muy concreto: en la iglesia hecha construir por Eudoxia en Getsemaní, donde la leyenda aseguraba que había sido sepultada la Virgen. Pero no en todos los lugares del mundo tiene el mismo significado. Para los habitantes de Asunción, la capital de Paraguay, es su fiesta grande ya que es la fecha de la fundación de la ciudad en el año 1.537 por Juan de Salazar.

El Mes de los Monzones: No está de más recordar que en Asia es la época de los monzones, esos vientos periódicos que dan origen, particularmente en el Océano Índico, a las lluvias torrenciales que tanto dan la vida como la quitan, según sea su intensidad. Son queridos y temidos, y por eso a los monzones se les tributan ofrendas y sus respectivas fiestas para que sean favorables.

-En la India se celebra el Onam (la fiesta de los monzones) a finales de agosto en Kerala. Se pintan todas las casas para recibir al legendario rey Mahabali, que visita el pueblo una vez al año cuando aparece en el cielo la estrella de Ahiru-Onam. Este rey era el señor de Kerala y consiguió vencer a Indra, el rey de los dioses. Se saca en procesión la figura del dios con una hoja de palma como sombrilla y se realizan carreras de barcos-serpientes que son propulsados hasta por 100 remeros cada uno.

-En Rajastán celebran el Teej, igualmente en conmemoración de los monzones. Es un festival sólo para las mujeres. Aquí la protagonista es la diosa Parvati, vestida de joven esposa, en recuerdo del día que dejó la casa de sus padres para ir a la de su marido. Las mujeres entonan canciones mientras se balancean en numerosos columpios que cuelgan de los árboles.

-El día 16 se celebra en Carasa (Cantabria) una enigmática fiesta de claros orígenes precristianos, y a la que hago referencia por considerarla de especial interés mágico y muy poco conocida: Comienza el día con la búsqueda de una gata negra. Por la tarde, los vecinos se disfrazan con ropajes carnavalescos y se tiznan la cara. Luego llevan a la gata a la casa del juglar para que este cante sus coplas. Al final la dejan escapar y observan el camino que elige: la mies o el monte.

En el primer caso es una predicción de fertilidad y buenas cosechas, en el segundo, de mal agüero.

Fuente: “Fiestas Sagradas” de Jesús Callejo.

* * * * * “Las voluntades débiles se traducen en discursos; las fuertes, en actos”. -Gustave Le Bon-

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