La más pujante de las estaciones o ciclos, es la más rebelde y activa; es la eclosión de una vida latente siempre, la que en esta época se manifiesta con todo el esplendor y toda la belleza de la Madre Naturaleza.

Figurativamente se la dedica al amor y a la pureza de sentimientos y es el “aguijón” para que muchos poetas canten a la Creación. De cualquier forma es -para mí- el símbolo del crecimiento continuo en la constante renovación del progreso Universal; donde nada muere, todo se transforma y progresa en una evolución positiva, aunque imperceptible la mayoría de veces.

-Deidades Relacionadas con la Primavera-

“…Deméter recibe a su hija y le pregunta si no ha tomado alimento en los infiernos. Enterada de la treta de Hades y conocedora del poder del fruto mágico, acepta el destino y le dice que mientras ella esté en las tinieblas, todo el mundo estará yerto (invierno), y que cuando retorne a la luz, ella hará que toda la naturaleza lo festeje (primavera, verano). Así se entronca el mito del rapto con los ciclos anuales. Sólo un tercio del año permanecerá Perséfone con su esposo, y el resto con su madre y demás inmortales.

Deméter resucita la vida en los campos, abandona Eleusis colmándola de bendiciones, y se dedica a iniciar a importantes personajes en sus Misterios…” …Otras fiestas eran las “Cloias”, que se celebraban en primavera, cuando los brotes verdes obraban el renovado milagro de romper los terrones y surgir pujantes de la tierra negra. La observación detallada de este suceso, era una “accesis” colectiva para aquel protohistórico campesinado. Recomendaciones y palabras oportunas dichas por los sacerdotes, transmitían vivencias y experiencias simples, pero profundas y válidas.

Le seguía la “Kalamaia”, cuando los tallos estaban totalmente descubiertos, y entonces se efectuaban sacrificios y largas caminatas rituales, a la manera de las modernas peregrinaciones y procesiones. La “Haloa” nos es casi desconocida, y sólo sabemos que seguía a las anteriores, y que además de Deméter-Cora, recibía homenaje Dionisos, y tal vez Zagreos, como corazón resucitador de la Naturaleza.

En el siglo VII a. de C., en ocasión de una gran sequía y del hambre en ciernes, se consultó al Oráculo de Delfos, y este mandó que los atenienses sacrificasen a Deméter, antes de comenzar cada trabajo agrario. El consejo fue seguido y se evitó la miseria, pues de inmediato cesaron sus causas naturales. En memoria de este hecho extraordinario, toda Grecia, en estas festividades, mandaba sus primicias a Atenas, en agradecimiento de su intercesión ante la diosa.

SELENE: la de las alas extendidas, trasfundida en Artemis, se la hace hija de Zeus y Leto, y también la quieren hija y no hermana, de Helios. Pero la versión más común es la que hacen figurar a Zeus como uno de sus enamorados, de quien engendra a Pandia, Nemea y Herse. De Helios habría tenido las Horas. A Pandia se la honraba en Atenas con unas fiestas que coincidían con el “equinoccio de primavera”.

En Arcadia decían que el amor de Selene era Pan, quien la esperaba en las cimas de las montañas, realizando una fecundación de Tierra a Cielo, parecida al Mito de Geb y Nuth en Egipto. Otra versión arcadia decía que fueron los bosques el teatro de los amores de Pan con Selene, y que en prueba de esta pasión, el dios le habría regalado un becerro blanco como la plata pura. En una caverna del monte Liceo se recordaba esta figura mítica, en un santuario rocoso que representaba al viril Pan, y en la misma oquedad húmeda y umbría de la cueva, que representaba a la noche, habitáculo de la Luna.

LAS HORAS: Dice Hesíodo: “Zeus se casó con la brillante Temis. Temis parió a Las Horas, a Eunomía (El Buen Orden), a Diké (La Justicia) y a la floreciente Irene (La Paz), que velan sobre los trabajos de los humanos. Las Horas no eran en Grecia representaciones de las partes de un día, como en la actualidad, sino de un año. En principio había tres que simbolizaban el “Verano”, el “Invierno” y la “Primavera”. Así, eran como nuestras “Estaciones”.

Luego se añadió un período equivalente al “Otoño” y otro al “Solsticio de Invierno” -la parte más fría del año-, y se hizo regir estas nuevas divisiones por Carpo y Talata, quienes cuidaban los frutos y las flores. Más tarde, con la división de las doce horas diurnas, su número creció hasta adquirir la cantidad y el sentido más usual.

PLÉYADES: Este nombre se relaciona al vocablo griego que significa “navegar”, y así los romanos las llamarían Vergilies y las relacionarían con los Navegantes de la Primavera, misteriosos anunciantes de la misma.

CÉFIRO: Este viento venía del Occidente y era fresco. Da vida a la Naturaleza, y es benéfico para los hombres. Los griegos lo suponían esposo de Cloris. Su fisonomía es la de un joven dulce y sereno, de tenues alas y coronado de flores inagotables, las que deja caer sobre la tierra a medida que corre, en primavera.

VENUS: (de van, “desear”). Fue primitivamente la Primavera y la Fecundidad. CÁRITES: (del gr. charites, “gracia”). Divinidades risueñas. Son tres: Áglae (del gr. aglaie, “belleza”), Eufrosina (del gr. euphosyne, “pensamiento alegre) y Talía (del gr. thalia, “regocijo”), compañeras y cuidadoras del tocado de Afrodita. En la primavera, cual si fuesen rayos solares, danzaban cadenciosamente haciendo brotar las plantas y frutos a su compás. Se representan como tres jóvenes desnudas cogidas por los hombros.

FLORA: divinidad de los romanos, se desposó con Céfiro, que le concedió una juventud perpetua y el supremo cuidado de los jardines y las flores. Ordinariamente se la representa coronada de rosas y ostentando en la mano ramos de flores. Tito Tacio fue el primero que le levantó en Roma un templo. Las fiestas de esta diosa se llamaban florales y duraban seis días.

Fueron instituidas hacia el año 1.702 antes de nuestra era con ocasión de haberse producido una gran esterilidad. Durante estas fiestas se efectuaban los juegos florales que se celebraban por la noche a la luz de las antorchas.

PALES: diosa de los pastos y los apriscos, tiene un aspecto sencillo como lo era su mismo culto; sus cabellos aparecen coronados de laurel y romero, en su mano ostenta un puñado de la paja que sirve de lecho a los ganados. Su fiesta, llamada “palilia”, se celebraba en el mes de abril. Este día los pastores, para divertirse, encendían a distancias iguales tres grandes fogatas de paja y por encima de ellas saltaban, concediendo el premio al más ágil.

Terminado este combate de destreza se ofrecían a Pales frutas y miel y finalizaba la fiesta con un banquete.

POMONA: era venerada entre los romanos como la diosa de los frutos. Todo su contento era habitar entre los pastores y ocuparse en podar los árboles, injertarlos y regarlos. Pretendida en matrimonio por todos los dioses campestres, a ninguno de ellos dio oídos y les prohibió la entrada en sus dominios; cercando con altos muros sus jardines. Pero Vertumno, dios de las estaciones, no se resignó a tal desprecio; tomó toda clase de formas y empleó mil disfraces para poder llegar hasta ella y hablarle.

Transformóse a la vez en labrador, viñador, segador y pastor, pero todo en vano. Finalmente se convirtió en una mujer anciana, y bajo este aspecto logró ver a Pomona y hablar con ella. Su elocuencia la conmovió, sus instancias la persuadieron. Entonces recobró su forma primitiva y Pomona se avino a tomarle por esposo. Se representa a Pomona sentada junto a una cesta llena de frutas y flores o llevando manzanas y otros frutos en las manos o en el regazo. Vertumno es el emblema del año, de sus variaciones y de la inconstancia de las cosas. Su nombre procede de una palabra latina que significa cambiar, variar.

Fuentes:

“Simbolismo de las religiones”. -Jorge A. Livraga- “

Mitología griega y romana”. -J. H. Humbert-

“Revista N. Acrópolis, nº 115, abril 1.984”.Antonio G.Fuentes-

“Hay seres tan pobres que lo único que poseen es dinero”. -Popular- * * * * *

Utilizamos cookies para asegurar que damos la mejor experiencia al usuario en nuestra página web. Al utilizar nuestros servicios, aceptas el uso que hacemos de las cookies.