Efemérides de la unión de todo un “pueblo” frente al tirano invasor. "...No creáis que vais a atacar a una nación desarmada y que no tenéis más que presentar en parada vuestras tropas para someter al que tiene todo el valor y tendrá todo el entusiasmo que se encuentra en los hombres no gastados por las pasiones políticas". -Napoleón Bonaparte-

La pintura de la portada representa la “Defensa del Parque de Artillería de Monteleón”. Pintura al óleo del insigne pintor valenciano, Joaquín Sorolla.

2-5-1.808 Levantamiento de Madrid.

23-5-1808 Las tropas de Ingenieros de Alcalá de Henares contra Napoleón.

29-5-1.808 Creación del Regimiento de la Reina, nº2; Junta del Reino de Valencia.

22-5-1.809 Sitio de Lugo. 23-5-1.809 Batalla de Alcañiz.

7-5-1.810 Combate de Galera-Granada. 14-5-1.810 Defensa de Lérida.

3-5-1.811 Socorro de Figueras. 5-5-1.811 Batalla de Fuentes de Oñoro.

16-5-1.811 Batalla de Albuera. 25-5-1.811 Sorpresa de Arlabán.

28-5-1.812 Acción de Tudela.

DOS DE MAYO (1.808) Levantamiento de Madrid: Cabe a los artilleros la gloria de haber sido los que primeramente iniciaron y propusieron un plan completo para promover un levantamiento general en toda España contra las tropas francesas. Era autor y depositario del proyecto D. Pedro Velarde y Santiyán, capitán Secretario de la Junta Superior Facultativa del Cuerpo de Artillería, quien secundado activamente por su compañero y amigo D. Luis Daoiz, había conseguido extender la confabulación a distintos puntos de la Península (entre los oficiales de Artillería que se adhirieron y trabajaron con más entusiasmo para la realización de plan tan vasto y atrevido, deben citarse en Madrid: Don Joaquín de Osma, Don Juan de Azeco y Fernández de Mesa, Don César González, D. Juan Nepomuceno, muerto en la defensa de Zaragoza en 1.809, y Don Francisco Novella.

En Segovia: los profesores de su Colegio Don Francisco Dátoli, que más tarde manchó el prestigio de una honrosa y larga carrera, muriendo en Sevilla al servicio de los enemigos de su patria, Don José de Córdoba, Don Francisco J. De Carasa, Don José Dalp y Don Felipe Carpegna, y en Plasencia Don Rafael Valbuena, coronel director de la fábrica de armas). Y cuando, luchando con el cúmulo de obstáculos consiguientes a estar vigilados, intervenidos o secuestrados por los imperiales, todos los recursos militares de la nación, se comunicaba a los departamentos las instrucciones necesarias para poder llevar a completo término tan noble y generosa empresa. Cuando estaba ya todo dispuesto (estaban designados los puestos donde habían de concentrarse las tropas veteranas y las milicias para formar los ejércitos; los parajes donde se habían de acopiar las armas, municiones y víveres. Los generales y oficiales que debían ponerse al frente de las tropas; los lugares en que se había de sorprender e interceptar el paso a los correos franceses: en una palabra, estaba adoptado todo el sistema de guerra que se había de plantear y proseguir sin intermisión hasta expeler completamente al enemigo de la Península).

Los escrúpulos de la disciplina indujeron a Velarde a presentarse imprudentemente al Ministro de la Guerra Don Gonzalo O'Farril, para darle cuenta del proyecto y pudiese así el Gobierno tomar la dirección de los sucesos. Sorprendido el Ministro, felicitó al autor del plan, ofreciéndole su cooperación secreta, pero decidida, para realizarlo. Mas desde aquel momento se notaron más precauciones por parte de los franceses, y hasta llegóse a alejar a los oficiales de Artillería de los destinos en que podían ser más temibles. Tal era el estado del asunto, cuando se desarrollaron los memorables sucesos del DOS DE MAYO. Los frecuentes alardes de fuerza que hacia Murat con sus revistas y maniobras para amedrentar e imponer al pueblo de Madrid, y los desmanes de la soldadesca francesa tenían irritado a aquél, que ya el domingo 1º de mayo manifestó su disgusto y su encono silbando al Gran Duque de Berg y a su Estado Mayor al atravesar la Puerta del Sol, prodigándole los epítetos más insultantes.

El lunes DOS DE MAYO, señalado para la partida de la Reina de Etruria y de los dos infantes D. Antonio y D. Francisco, únicos individuos de la familia Real que quedaban en España, invadía la multitud la plaza de armas de Palacio, cuando enterándose de que el tierno infante D. Francisco demostraba con sus lágrimas el dolor que le causaba la partida, conmovióse el pueblo y trató de oponerse a su marcha. Para apresurar esta presentóse el coronel M. Auguste Lagrange, ayudante de Murat; mas a la vista del ya odiado uniforme, fue embestido aquél por todas partes, y hubiera perecido a no haberle escudado con su cuerpo el oficial de Valonas D. Miguel Desmaisieres, librando a ambos de una muerte cierta una patrulla francesa que acertó a pasar y pudo salvarles con gran trabajo del furor del pueblo. Enterado prontamente Murat, envió desde su inmediato alojamiento (en el palacio que había sido de Godoy, situado en la que es hoy plaza de los Ministerios) un batallón con dos piezas de artillería, cuya fuerza, sin hacer intimación alguna, hizo de pronto una descarga sobre la inerme muchedumbre, la que, abandonando la plaza de armas, se dispersó en todas direcciones, llevando la alarma a los puntos más apartados de la capital, al grito de “¡Mueran los franceses!”

En breves momentos vióse aparecer en las calles la gente de todas clases y condiciones, que armadas con sables, escopetas, navajas y trabucos, frenética de ira y respirando guerra y venganza, llenó en breves instantes la Puerta del Sol y sus avenidas. Los exasperados madrileños dieron muerte a cuantos franceses armados se encontraron, ensañándose especialmente con los mamelucos, los cuales formaban de ordinario la escolta de Murat, y que con los lanceros polacos se distinguían por la ferocidad de que hacían alarde. Mas encerradas en sus cuarteles las tropas españolas, que no llegaban a 3.000 hombres, encontrándose aislados frente a los 35.000 franceses que había en Madrid y cantones inmediatos, cuyas fuerzas penetraron decididamente por las calles de Alcalá, Carrera de San Jerónimo, Toledo, Mayor, Ancha de San Bernardo, Fuencarral y Montera, en dirección a la Puerta del Sol y puntos estratégicos de la villa, barriendo las calles la artillería y arrollando a la multitud la caballería de la Guardia Imperial. Combatido el pueblo por todas partes, fue fácilmente rechazado y disperso, a pesar de su valor y de los actos de heroísmo que muchos realizaron, pudiendo las tropas imperiales ocupar, sin grandes esfuerzos, los puntos que se les había designado por su general en jefe, quien se apostó en la montaña del Príncipe Pío con su estado mayor y una fuerte escolta, compuesta de las tropas que vivaqueaban en la Casa de Campo.

Era esta la morada regia de Felipe V y su mujer Dª Isabel de Farnesio cuando el primero abdicó la corona, y pertenecía a los descendientes de Hernán Cortés, marqueses del Valle de Oaxaca y duque de Monteleón y de Terranova, vasto edificio sin condición militar alguna para la defensa, a él acudió el paisanaje en busca de armas y municiones. El primer oficial que se presentó en el Parque fue el teniente de Artillería D. Rafael de Arango, ayudante del comandante del arma de la plaza, el cual pudo evitar con sus reflexiones que el destacamento francés de artillería, compuesto de 70 soldados y un oficial, rompiese el fuego sobre el grupo de paisanos que había a la puerta, dedicándose después con los 16 artilleros de trabajo, única fuerza española que había en el Parque, a poner piedras de chispa en los fusiles y a confeccionar cartuchos de cañón, de los que sólo había diez de existencia. Presentóse luego el capitán del cuerpo D. Luis Daoiz, seguido al poco rato de los de igual clase D. Pedro Velarde y D. Juan N. Cónsul, con el subteniente D. Felipe Carpegna y una compañía de Voluntarios del Estado, cuyo jefe, cediendo a las excitaciones de Velarde, le siguió con la fuerza que mandaba, compuesta de unos 40 granaderos. (En total 71 militares.) … Costó a los franceses la jornada memorable y gloriosa del DOS DE MAYO la pérdida de 60 jefes y oficiales y 900 soldados, entre muertos y heridos, cuyas bajas ocurrieron en su mayor parte en el ataque del Parque. El enemigo, poco generoso, extremó de un modo cruel su venganza, faltando a lo prometido, pues los madrileños no cesaron en su actitud hostil hasta que a nombre de Murat se les ofreció olvido de lo pasado y reconciliación general.

Cuando se hubo restablecido la tranquilidad, ocuparon militarmente la capital y prendieron a multitud de pacíficos ciudadanos, con el más fútil pretexto, fusilando centenares de ellos sin distinción de edad, sexo, estado ni condición. Empezaron las ejecuciones aquella misma tarde junto a la fuente de la Puerta del Sol e iglesia del Buen Suceso, para continuar durante la triste noche del 2, y aún en la mañana del 3 se oían las descargas que quitaban la vida a los primeros mártires de la independencia española. Algunos recibieron la muerte en San Ginés; otros en la montaña del Príncipe Pío, en el cercado de la casa que allí existía. Pero la mayor parte fueron arcabuceados en montón en el Prado, en el sitio que hoy lleva el nombre de Campo de la Lealtad, donde se eleva el severo monumento del DOS DE MAYO (encargóse la Providencia de vengar a las víctimas del DOS DE MAYO, haciendo morir de igual manera a su inhumano verdugo siete años después. (Desde el trono de Nápoles, que tocó a Murat en el reparto de coronas que hizo Bonaparte entre sus generales, vióse proscrito y errante, siendo preso por un español; e identificada su persona, fue fusilado en el acto, sin forma alguna de proceso.)

25-5-1.811. SORPRESA DE ARLABÁN Habiendo sabido el célebre guerrillero D. Francisco Espoz y Mina, que el mariscal Massena se dirigía a Francia con un rico convoy de 150 coches y carros y con 1.042 prisioneros ingleses y españoles, custodiados por 1.200 hombres, se emboscó en la madrugada de este día en las escabrosidades del puerto de Arlabán, sobre la carretera que va de Vitoria a Irún, a cuyo punto se dirigió, marchando de noche con el mayor sigilo, diseminada su tropa por desfiladeros y sendas extraviadas, a cuyo fin de no llamar la atención del enemigo. Caminaban confiados los franceses sin sospechar tan siquiera la presencia del terrible caudillo a quien tanto temían, cuando de pronto, habiendo dejado Mina pasar tranquilamente la vanguardia de la columna, cayó repentinamente sobre el grueso de ella con la mayor parte de sus fuerzas.

Los contrarios, aunque sorprendidos, no dejaron de defenderse con gran valor, agrupados alrededor del convoy, y sólo a las tres de la tarde terminó la refriega. Aquel, valuado en cuatro millones de reales, cayó todo en poder de los españoles. Los prisioneros fueron libertados, y los franceses perdieron 800 hombres, entre ellos 40 oficiales, habiendo cogido Mina, en persona, prisionero al coronel Laffite. Massena tuvo a dicha retrasar casualmente su salida de Vitoria para no caer en poder del guerrillero navarro

28-5-1.812 ACCIÓN DE TUDELA Fortificada dicha villa por los franceses, tenían en ella una guarnición de 900 hombres, sobre las que cayó repentinamente el guerrillero D. José Durán este día, dando los españoles el asalto a la ciudad por el Carmen Descalzo y por la Misericordia, divididos en dos columnas, guiadas respectivamente por D. Juan Antonio Tabuenca y D. Domingo Murcia. El enemigo se defendió con valor extremado; mas todo tuvo que ceder al ímpetu de los soldados de Durán, que obligaron a los franceses a refugiarse en el castillo, dejando en nuestro poder 100 prisioneros.

29-5-1.808 CREACIÓN DEL REGIMIENTO DE LA REINA, Nº 2 Organizado en 29 de mayo por la Junta del Reino de Valencia un lucido regimiento de tres batallones con 3.732 plazas, con la denominación de Cazadores Voluntarios de Valencia, llamado también Cazadores de Caro, por haber sido su primer coronel el general D. José Caro, se transformó en 1.815 en regimiento de línea con el nombre de Reina.

Fuentes: http://cultura.pueblos-espana.org http://www.1808-1814.org/efem/mayo.html

* * * * * “La libertad implica, la libertad de expresar la opinión política que uno tenga, oralmente o por escrito, y un respeto tolerante hacia cualquier otra opinión individual”. -Albert Einstein-

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