Una muestra en Xàtiva conmemora los 300 años del incendio de la ciudad, es decir, el crimen de Felipe V, con pinturas y documentos.

La ciudad de Xàtiva recuerda a través de la exposición 'Dies de Foc' cómo ardió entre los días 19 y 29 de junio de 1707 después de la resistencia que opuso a las tropas borbónicas de Felipe V tras la Batalla de Almansa.

 

"Quan el mal ve de Almansa, a tots alcança". "Cuando el mal viene de Almansa, a todos alcanza".

Testimonios sobre los protagonistas de este episodio histórico, documentos y pinturas de aquellas fechas sirven para conmemorar el tercer centenario de este hecho.

La muestra está alojada en el Museu de l'Almodí, hogar también del emblemático cuadro invertido del primer rey Borbón en España, Felipe V, del pintor setabense José Amorós, que forma parte de esta exposición.EL INC XATIVA III

Figuras como la de Carlos II, monarca que al no tener descendencia originó la cruenta batalla de sucesión, son explicadas junto a otras como la del futuro rey Felipe V y otros de sus partidarios como el mariscal Duque de Berwick, el Duque de Orleáns, Melchor Macanaz y el caballero D'Asfeld, principal instigador de la quema de la ciudad de Xàtiva.

Entre los austracistas están el propio Carlos de Austria y Baptista Basset.

Otros documentos que ilustran la exposición, que permanecerá abierta hasta el próximo 30 de septiembre de 2007, son una copia del cuadro de la Batalla de Almansa que se encuentra en las Corts Valencianes, y diversas imágenes que describen la Xàtiva de inicios del siglo XVIII, así como planos de la reconstrucción que se diseñó.

Además se pueden ver documentos del archivo municipal de Xàtiva, como el "Libro de sentencias" o el "Libro capitular del Ayuntamiento de San Felipe" -nombre que recibió Xàtiva después de ser quemada-, (la ciudad recuperó su nombre casi un siglo después).

La directora del Museu de l'Almodí, Marià Gonzàlez, afirmó que esta exposición "es más historiográfica que artística, ya que hemos pretendido enseñar los protagonistas que hicieron la Guerra de Sucesión y que finalmente acabó con la quema de Xàtiva".

Además Gonzàlez explicó que, junto a cada figura expuesta "se han puesto unas líneas de palabras y declaraciones suyas, además de ilustrar con versos y sonetos que hablan de la intención de borrar la existencia de Xàtiva".

La directora de l'Almodí recordó que "la intención de Felipe V y su reinado fue borrar todo recuerdo de la ciudad de Xàtiva en el pasado, por ello se constituyó la Nueva Colonia de San Felipe", pero que este hecho "no lo consiguieron, y el tiempo lo ha demostrado".

Por su parte, el concejal Jorge Herrero destacó que "este capítulo de la ciudad ha marcado el devenir de los años de Xàtiva, una parte importante del carácter de sus ciudadanos y un emblema de la cultura, la lengua y el autogobierno de los valencianos".

EL XATIVA ARREGLADO

El retrato de Felipe V es considerado la pieza estrella del museo municipal de l’Almodí de Xàtiva.

Es famoso por permanecer colgado cabeza abajo como una condena por ser el monarca que decretó el incendio de la ciudad en 1707.

Historia de un crimen

La «obstinada rebeldía» de Xàtiva le costó hace 300 años ser quemada, y borrado su nombre por Felipe V.

El 30 de junio de 1707 Xàtiva todavía echaba humo.

Hacía diez días que el mariscal d'Asfeld, cumpliendo órdenes de Felipe V, había convertido en una horrenda pira la hasta entonces segunda ciudad del Reino de Valencia.

El incendio de un enclave que resistió «con obstinada rebeldía» el asedio de los borbónicos era «bastante habitual» en la época, según los historiadores.

Pero no así, que el vencedor ordenara «extinguir su memoria» y que su nombre quedara «borrado» para «castigo y escarmiento».

Después de la desfeta de Almansa, el ejército borbónico de Felipe V dirigió sus tropas y sus cañones hacia Xàtiva, la segunda ciudad del Reino de Valencia y bastión del archiduque Carlos de Austria.

Quince días de combates «brutales» y «despiadados», según las crónicas, fueron necesarios para que Xàtiva cayera en manos felipistas.

La capital del reino, Valencia, se rendiría semanas después sin oponer resistencia.

La «obstinada rebeldía, hasta los términos de la desesperación» con que, según contaron los borbónicos, Xàtiva resistió la entrada de las tropas de Felipe V tuvo una respuesta a la medida de su «infidelidad y perjuria».

El duque de Berwick, comandante de las tropas borbónicas que triunfó en Almansa, nada más tener noticias de la respuesta de la ciudad y de sus habitantes, solicitó al rey «un castigo ejemplar».

El mariscal francés D'Asfeld y un brigada español, José Antonio de Chaves, que habían conquistado el segundo enclave en importancia del reino, ejecutaron la orden real un 19 de junio de hace 300 años.

El incendio de la ciudad, con ser el episodio más recordado por la iconografía popular, no fue el asunto más trascendente para el futuro de la misma.

Meses después de la destrucción de Xàtiva, el Decreto de Reconstrucción promulgado por Felipe V fue mucho más severo que el terror propio de una ciudad en llamas.

El decreto mandó «arruinar» y «extinguir» la memoria de Xàtiva «para castigo de su obstinación» y «escarmiento» para aquellas poblaciones que «intentasen su mismo error».

Se ordenó «borrar» su nombre y que «sobre las ruinas de una ciudad rebelde» se formase «una colonia fidelísima, que se ha de intitular San Felipe».

Como explica el director del museo de Xàtiva, Marià González Baldoví, este decreto significó que la ciudad perdía «todos los privilegios acumulados desde la Edad Media».

Perdió el particular régimen fiscal y de exenciones, fuente de riqueza para la ciudad, que había ido obteniendo a cambio de copiosas ayudas a la corona en dinero y tropas.

Nunca, en el futuro, la Colonia de San Felipe podría esgrimir privilegios de la antigua Xàtiva.

Xàtiva tenía 19.000 habitantes en los inicios del siglo XVI, según Viciana.

EL XATIVA II

Era cabeza de la Governació dellà lo riu Xùquer y tenía bajo su jurisdicción ciudades como Gandia, Dénia, Ontinyent y Alcoi.

Pese a la segregación de las villas de Castelló, de L'Olleria y de Benigànim, contaba con un término general extensísimo.

A principios del siglo XVIII, al ser proclamado nuevo monarca Felipe de Anjou, la ciudad se dividió en dos bandos.

Por una parte, los miembros de la nobleza y de la alta jerarquía eclesiástica, interesados en defender sus intereses, serían "botiflers", partidarios de la nueva dinastía, y por el contrario, las clases populares -jornaleros y campesinos-, el estamento burgués, el bajo clero y los profesionales liberales serían decididamente austracistas, según explica el profesor Joaquim Corts.

Después de la quema de la ciudad, las traiciones, las delaciones y las rivalidades por el poder se adueñaron de la comarca.

Se produjo una enorme crisis demográfica. Los cerca de 10.000 habitantes con qué contaba la ciudad antes de la guerra quedaron reducidos a 3.000.

La población masculina en edad militar fue diezmada por las ejecuciones. Numerosas personas, sobre todo mujeres, niños y ancianos, debieron marchar al exilio (a la Mancha, a Mallorca...).

Los clérigos sospechosos de deslealtad serían sometidos a procesos de depuración y expulsados de la ciudad, y las monjas serían trasladadas a distintos conventos de Valencia.

San Felipe se convirtió en una ciudad de hacendados, gobernada hasta la Guerra del Francés, por una oligarquía de terratenientes que vivía de las rentas.

Sólo la industria de la seda llegó a tener importancia. Xàtiva, por lo tanto, vivía básicamente de la agricultura.

Por el contrario, zonas vecinas como la Vall d'Albaida experimentaron una primera industrialización en sectores como la fabricación de jabón, el textil...

Durante el mandato de las Cortes de Cádiz y el Trienio Liberal (1820-1823), Xàtiva, pese a recuperar su nombre, vio como los intentos de los hermanos Villanueva de conseguir la sede episcopal (1813) y la capitalidad de provincia (1822) no cuajaban:

Si se hubieran materializado ambos objetivos, la ciudad no sería hoy la misma.

A partir del 1850, hubo un gran retroceso demográfico, a causa, en parte, de las epidemias.

En definitiva, la carencia de obispado, el escaso peso demográfico y la ausencia de industrialización se aunaron y provocaran la pérdida de centralidad de Xàtiva, que se convirtió en una ciudad secundaria, ha señalado Joaquim Corts.

Fuentes:
http://www.europapress.es
http://www.levante-emv.com
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"Cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje".
-Aldous Huxley-

 

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