Hay temas sobre los que por más que se escriba, se investigue y se busque, nunca se consigue llegar final de la madeja.

Parece como que el hilo se pierde en el tiempo y siempre nos quedamos con el último nudo sin deshacer, la mirada perdida en el infinito y pensado. 

¿Será así?

Esto es lo que sucede con la cultura Celta: hay un hilo perdido por ahí que no nos deja completar la visión, o al revés, la realidad es tan simple que no logramos verla.

Queremos en estas líneas hacer un acopio de información a fin de conseguir una idea más clara de un pueblo que tanto ha dejado a la humanidad y cuyas raíces se pierden en el tiempo, y quizás en el espacio.

Descubrir los orígenes de un pueblo ancestral sin tradición escrita, y en migración permanente, es labor ardua.

Sólo culturas tan apasionantes como la celta, consiguen mantener la atención viva, y la ilusión por nuevos hallazgos, a lo largo del tiempo.

Sin embargo, el tema es extensísimo, y ha hecho correr ríos de tinta, quizás por su característica especial de no dejar documentos escritos, o por su tendencia a adaptarse a las diferentes culturas por donde pasaba, quizás por la gran extensión que llego a abarcar -incluso- ¿por qué no?, por la gran capacidad pro-creativa demográficamente hablando de su especie.

Hay diferentes opiniones sobre los orígenes y los puntos generales de la cultura Celta y hay que contemplarlas todas a fin de conseguir una visión lo mas amplia posible, para después hacer una referencia al legado celta en la Península Ibérica.

Para comenzar a investigar sobre esta etnia, lo primero que deberíamos preguntarnos es:

¿Quiénes eran los celtas?

¿De dónde proceden, cuáles eran sus orígenes?

¿Dónde habitaron?

Una de las definiciones que podemos encontrar en el diccionario dice:

"pueblo indogermánico cuyas primeras migraciones datan de los tiempos prehistóricos; se expandieron al principio por Europa Central y fueron avanzando hasta las Galias, España y las Islas Británicas, acabando por ser absorbidos por los romanos".

¡Triste definición para un pueblo tan rico en vida, en cultura, experiencias...!

Su nombre genérico aparece en documentos romanos como celtae (derivado de keltoi, la denominación que Heródoto y otros escritores griegos dieron a este pueblo), galatae o galli.

Los celtas hablaban una lengua indoeuropea, de la misma familia que las de sus vecinos itálicos, helénicos y germanos.

Los topónimos celtas, junto con los nombres de las tribus, las personas y dioses, nos conducen a considerarlos como habitantes de un extenso territorio europeo, que iba desde la actual España hasta el Mar del Norte y desde las islas Británicas hasta el bajo Danubio.

En cuanto a la referencia sobre la existencia de este pueblo, hay un gran número de documentos que nos hablan de ello.

Hecateo de Mileto, uno de los primeros historiadores griegos, ya habla de ellos y de sus luchas con los ligures a los que hacen retroceder hasta los Alpes.

En estos textos griegos hay un pasaje en el que relata que los celtas en el siglo VI a. de C. defendieron la ciudad focense de Massalia (Marsella) contra los ligures.

Lamentablemente no tenemos información sobre los periodos anteriores, a pesar de que se sabe que es bastante anterior a este siglo.

De cualquier manera, la información que llegaba a los griegos provenía de los marinos que arribaban a sus costas y estos desconocían las zonas ocupadas en el interior del continente.

Todo esto nos da datos en cuanto a su existencia pero, ¿de dónde venían?

Paul Buchet, el gran druida de los galos, piensa que son supervivientes de civilizaciones perdidas:

"Descendieron de las regiones hoy en día polares, Groenlandia e Islandia y que por aquel entonces, estaban unidas a las islas Hébridas y Far-Oer por el plegamiento escandinavo, desembocando luego en el hundimiento ocupado por el actual Mar del Norte y los Montes Grampias de Escocia, perdiéndose en una sarta de islas".

Según Jorge Omar Pérez, existen varias suposiciones con respecto al origen de este pueblo.

En su libro: "La Historia antes de la Historia", narra la posibilidad de acceder a Europa de esta forma:

"Los habitantes blancos de la Atlántida que ocupaban la región frente a Europa debieron saltar entrando por Belle-ile-en-mer que entonces era brazo firme de tierra.

Los del otro lado llegarían a Cornualles en Inglaterra.

Las regiones de la zona norte se desmoronaron bajo el empuje de las aguas, habiendo roto la zona rocosa, probablemente en el estuario del Sena, situándose en esta época entre los cabos de Finisterre y Cornualles.

Invadirían el valle del Sena y la Somme, haciéndose un camino a través de los acantilados de Douvres y Boulogne, recubriendo el llano del Norte y embocadura del Támesis.

Y así, sobre un embrión humano pobre y primitivo, los celtas venían a establecerse".

Herodoto los sitúa en la desembocadura del Danubio aunque se extienden más allá de las columnas de Hércules en el Atlántico.

Y sin embargo esto no aclara mucho, porque es ahí donde se origina el problema.

Según la traducción de la Atlántida, cuando Platón, habla de la situación en el mapa terráqueo de este continente, dice textualmente:

"Se encontraba más allá de las Columnas de Hércules".

¿Más allá?, ¿significa eso detrás de la Columnas de Hércules?

¿Es mera coincidencia o realmente es esa la clave de esta civilización?, y ¿si todas o la mayoría de la civilizaciones perdidas tuvieran origen en ese misterioso "más allá de la columnas de Hércules", como si en aquella parte existiera una serie de civilizaciones mas avanzadas a todos los niveles mientras que en el viejo mundo la evolución fuera mucho mas tardía?

LA MAG D PASADO IVPor otras referencias de culturas diferentes a la Celta, y también desaparecidas, parece como si una gran catástrofe se hubiera cernido sobre una zona del planeta, dispersando un conocimiento que al parecer era mucho mas avanzado que el que poseemos en la actualidad.

Veamos que incidencias más podemos encontrar con respecto a esta visión de los orígenes del pueblo celta.

P. y R. Bouchet, dicen: "...de catástrofes a cataclismos, la Atlántida desaparece bajo las aguas.

Fue el diluvio (histórico) último del cual los hombres guardan memoria hace 11.000 años..." esto no parece extraño ya que al estudiar más detenidamente las leyendas de civilizaciones perdidas como Hiperbórea, Lemuria, o Atlántida, aparecen en una sucesión cronológica tan coherente entre ellas, que podrían equipararse a las eras geológicas separadas unas de otras por etapas de transición.

Al fin y al cabo estos cambios sobre la superficie de la Tierra podrían ser explicados por la tradicional teoría de los ciclos de manifestación.

LA MAG D PASADO II

De todos los territorios de origen celta, Irlanda es la que conserva más tradición escrita, mezclada con mitos, leyendas, duendes, y personajes fantasmagóricos y según los antiguos pergaminos descubiertos de inspiración netamente pre-cristiana y traducidos al francés por eminentes celtistas, la isla sufrió en aquellas épocas primitivas varias invasiones sumamente curiosas.

Irlanda era en los primeros momentos una isla inculta, dotada de dos lagos y habitada, si se puede calificar así por dos pueblos, los "Luchrupan" (en inglés, Little people) prototipos de gnomos, hadas y demás seres fantasmagóricos y los Foremore, seres gigantescos, de los cuales algunos tenia la rara cualidad de poseer un solo ojo, brazo y pierna únicos.

Estos seres que no eran realmente habitantes de la isla, vivían sóo de la caza y pesca, y se les consideraba arribados por el mar del Noroeste.

Parece ser que una tierra más septentrional y occidental sería la patria de origen de estas fuerzas reducidas que ocupaban de hecho un lugar estratégico.

Kaldan y Dana relacionan a los Foremore con la civilización Hiperbórea que tanto nos fascina en los relatos de antiguas civilizaciones.

Por otra parte, si nos centramos en documentos oficiales, los expertos en materia celtas, como lo son los historiadores Luis Fondos y Roberto R. Reynolds, entre otros, consideran que la versión de origen "indoeuropeo" hasta ahora es la más aceptable.

Según esta teoría, un grupo de pueblos, procedentes de la India, y Medio Oriente, emigraron rumbo a Europa (un continente prácticamente deshabitado) y de ahí surgieron algunas de la civilizaciones mas grandiosas de Europa, tales como los griegos, los vikingos, los germánicos, los romanos y claro los Celtas.

La emigración hacia Europa se pudo haber realizado por alguna de estas razones: problemas internos, con otras naciones, hambrunas, sequías, o pestes.

Los indoeuropeos, llegaron a los Urales, y al Mar Caspio, cruzaron el Mar Negro, y llegaron a Europa Oriental, y a los Balcanes.

Continuaron avanzando internándose más en Europa y llegaron a Alemania, Austria, Suiza, y algunos subieron a los países Nórdicos.

De esta etapa, llamada como cultura del Hallstat, si tienen registros, de utensilios, armas, cuerpos momificados y algunos fósiles encontrados en Austria y que marcan el inicio del pueblo Celta.

Posteriormente, los celtas avanzaron a Francia, las Islas Británicas, Irlanda y España.

Las pruebas que se tienen de esta teoría, son los Menhires, Dólmenes, y demás huellas de la cultura Celta en Ucrania, los Balcanes y ya los antes mencionados en Austria, los cuales son, hasta el momento los mas viejos encontrados en Europa.

A principios del siglo XX, la investigación arqueológica vinculó esos pueblos con la cultura material de La Tène, Población de la actual Suiza, que domina el paso entre el Rin y el Danubio, y en la que se han hallado numerosos objetos emblemáticos de toda una civilización, la celta.

Para muchos "La Tène" representa la primera cultura a la que puede llamarse propiamente celta, basada en la metalurgia del hierro.

Con todo esto, la mayoría de la suposiciones concuerdan en pensar que los celtas, son originarios (o tuvieron alguna conexión con otros seres o instructores) de civilizaciones desparecidas al Norte del Continente.

Los Pueblos Celtas
Lo cierto es que, fuera de conjeturas, los celtas llegaron a Europa.

Estos pueblos en continuo desplazamiento, aparecen en la historia, en base a oleadas migratorias.

A la primera de estas oleadas pertenecen los gaélicos en Irlanda y en el norte de Escocia.

Una segunda entrada estaría constituida por lo que se denomina la rama británica, de aquí proceden los galos, los belgas, los bretones.

No formaban una tribu única, sino grupos bastante diferenciados. Los bretones o kimrys ocuparon la Bretaña francesa y el País de Gales; los gálatas Asia Menor; los galos, gran parte de la que hoy es Francia.

Los griegos distinguían entre los celtas orientales, a los que llamaron Galatoi y los del oeste de Europa denominados "Keltoi".

Los romanos precisan todavía más y llaman "Galli" (galos) a los celtas de Francia; a los de las Islas Británicas los llamaron de dos formas: "Britanni" (britanos) y "Belgue" (originarios de Bélgica).

De todos estos grupos distribuidos por Europa, sólo quedan celtas puros en Irlanda, en los Highlander escoceses y las Hébridas; en el Cornualles británico; en el país de Gales, en la Galicia española y la Bretaña, de las cuales han conservado un "substratum" importante del punto de vista céltico.

Regiones como las inglesas limítrofes de Cornualles y País de Gales y en Francia: Aubergne, Berry, Poitou, y Limousin.

Así pues, no hablamos, de una "nación o etnia celta", sino de un número de pueblos diversos de diferentes procedencias con unas características comunes.

Compartían una cultura y unas costumbres religiosas y sociales, tenían una lengua y unas tradiciones artísticas comunes a todos.

Y estos son los rasgos que los configuran como "pueblo celta".

Lamentablemente, las luchas internas entre ellos, unido a las enormes distancias que separaban a unas tribus de otras, debilitaron la comunicación y favorecieron la desintegración.

En contra de la imagen transmitida por los detractores del pueblo celta como un conjunto de gentes forzudas inestables y belicosos, historiadores y celtistas como Henry Huber, les concede la categoría de civilizador al decir que los celtas han jugado sobre Europa el mismo papel civilizador que los Griegos sobre el Mediterráneo.

Aun en la actualidad, permanecen rastros de su influencia en diferentes órdenes sociales.LA MAG D PASADO III

La Sociedad Celta
La estructura social celta se basa en una estructura tribal clasificada en tres grupos sociales claramente diferenciados y representados por druidas, la nobleza y el pueblo.

Aquí vemos una vez más, la semejanza con la polis griega.

Platón, en su obra "La Republica" establece la misma clasificación y representa en ella las tres partes del alma: la parte inteligible representada por los sabios o filósofos, la parte irascible en la que engloban a los guerreros y la concupiscible que queda adjudicada a los comerciantes y productores de riqueza.

En este sector se incluye a los campesinos y artesanos ya sean ricos o pobres.

Estas leyes basadas en un tipo de sociedad tribal, hacen a los hombres responsables de si mismos ante su vecino por encima de la sociedad.

Así pues, la falta u ofensa es considerada como afrenta al derecho privado por encima del delito en sí.

El que ofende paga el delito al ofendido o a la familia de este, no a la sociedad. El peor castigo que se podía infligir era la expulsión del clan.

Esto es lo que da el sentido de grupo o de tribu por encima de todo.

Los Poblados
Los castros, que los romanos llamaron oppida u oppidum, eran las aldeas que construían en las zonas mas elevadas con vistas estratégicas a fin de facilitar la defensa en caso de ataque.

Éstas comprendían una zona cerrada en lo alto de la colina, defendidas por fosos y murallas.

Estos asentamientos estaban fortificados con paredes macizas de tierra, trabadas interiormente con soportes de madera, y con un foso en su parte exterior que rodeaba la muralla.

En el interior, las chozas, casi siempre circulares, se construían adosadas a la muralla, a fin de conseguir más solidez y protección.

El grano se almacenaba en pozos cubiertos con arcilla.

En el caso de las aldeas ricas ya fuera por recursos propios o por bienes adquiridos, las fortificaciones en colinas eran ocupadas de forma permanente.

Buen ejemplo de estas ciudades fortificadas, lo encontramos en Manching, en el sur de Alemania: las calles estaban trazadas hacia el exterior desde el interior y los edificios situados en filas y con zonas específicas reservadas para cada actividad.

La construcción de esta clase de poblados es tan determinante como "civilización celta" y adquiere tanta importancia que realmente su estudio posterior a lo largo de los siglos nos dará la posibilidad de conocer la influencia celta en nuestra península Ibérica, hasta el extremo de caracterizarla por "la cultura de los castros ", como veremos más adelante.

La historia celta está marcada por la sucesión de ciclos: a un periodo tumultuoso le seguía uno de serenidad, para volver de nuevo al comenzar el ciclo.

Eso hizo que desarrollaran una variada gama de fuentes de supervivencia económica...

El comercio era importante; los bienes lujosos y el vino eran importados a cambio de perros, caballos, pieles, sal y esclavos.

En sus diversos asentamientos iban aprendiendo las técnicas del lugar y adaptándolas y mejorándolas para su vida comunal.

Gracias a sus desplazamientos pudieron crear una amplia red comercial por vía marítima.

Fue por ellos que llegó a nosotros la cultura de los Campos de Urnas, de finales de la Edad del Bronce.

Buenos conocedores de la naturaleza y sus ciclos, sabían manejar muy bien las artes del cultivo y el pastoreo.

Es a ellos a quienes se les adjudica el invento de la rueda. Pero en donde destacaron más fue en el fundido y crisol del metal.

Aprendieron de griegos y romanos la manera de acuñar moneda, llegando a convertirse en unos expertos orfebres en oro con una técnica y detalle tan exquisito que ha perdurado hasta muy entrada la Edad Media.

Es conocido el carácter guerrero de los celtas y su dinamismo en las batallas.

César, por ejemplo, afirma que los hombres de la clase guerrera estaban muy orgullosos de la lucha, que eran expertos aurigas y que para parecer más terroríficos en la batalla, se pintaban el cuerpo con "woad", un tinte vegetal azul.

Poseían carros de combate. También combatían a caballo, razón por la cual estaba considerado como animal sagrado.

Galeno los describió así en el siglo II: "Los celtas tienen la piel fría, húmeda, blanca y lampiña, como los germanos, los tracios y los escitas".

En general, la principal característica de su aspecto físico: eran altos, de cabellos castaños y ojos grises.

La barba larga era común en estos pueblos y además, solían tener bigote largo, espeso y caído.

El torque, era un collar que usaban los hombres, tipo gargantilla actual y de acuerdo al rango social era de bronce, oro, o plata.

Despojar de su torque a un celta equivalía a arrancarle la espada.

Las mujeres trenzaban sus largos cabellos y a veces lo recogían en complicados peinados.

Eran generalmente aficionadas a los adornos; utilizaban collares, brazaletes y pequeñas campanas que cosían en los bordes de sus túnicas.

También llevaban capas con dibujos de rayas o cuadros de brillantes colores. Quienes tenían mayores recursos las usaban con bordados de oro y plata.

Sin embargo, estos pueblos sentían tanto respeto por sus cuerpos como veneración por la Naturaleza. Cuidaban de su apariencia ya que la obesidad era algo repugnante para los celtas.

"Tratan de no engordar ni de ponerse panzudos", escribió el griego Estrabón.

Eso es otro punto en común con los griegos donde la línea física la estética y belleza de las formas prevalecen sobre otras "prioridades".

En el cuerpo, el límite estaba marcado por la longitud del cinturón.

La atracción por los placeres de la buena mesa es famosa en los celtas y aparentemente lo han heredado todos los pueblos de influencia gala.

El buen vino era habitual en la mesas de la nobleza y tanto les gustó que llegaron a importar cepas.

El pueblo bebía una cerveza elaborada con trigo mezclado con miel, muy utilizada en los banquetes, que eran frecuentes en tiempos de paz.

Usaban los dedos como cubiertos y rara vez el puñal si no era para seccionar piezas difíciles.

Los banquetes podían durar varios días, en los que se servían cerdo cocido, buey, vaca, venados, truchas, miel, queso, leche, hidromiel, vino y cerveza.

Se formaba un círculo alrededor de la hoguera y los manjares. Se sentaban en el suelo sobre pieles de animales.

El invitado más ilustre ocupaba el lugar de honor y a su lado el anfitrión de la fiesta; luego, respetando las jerarquías, se iban colocando los demás participantes, de tal forma que el más alejado del anfitrión era el de menor categoría.

En estos festines los bardos tocaban sus liras y cantaban canciones sobre trágicos amores y héroes muertos en combate.

También eran muy aficionados a un juego de mesa llamado fidchell, parecido al ajedrez, aunque se jugaba con estacas.

Admiraban la artesanía experta y las hazañas intelectuales -sobre todo, cuando se exhibía una prodigiosa memoria-, algo muy importante en un celta si tenemos en cuenta que la costumbre ordenaba la transmisión oral de su historia.

Mientras tanto, durante todo este tiempo, Irlanda había vivido en paz e independiente, libre de amenazas e invasiones por el mar.

Como resultado de este clima de tranquilidad, su cultura, sus tradiciones y su lengua que los lingüistas llaman "goidelic", y que en su forma moderna se conoce como "gaélico", pudieron sobrevivir durante mucho más tiempo que en cualquier otro lugar del mundo celta.

En realidad, el orden social celta de Irlanda permaneció virtualmente intacto hasta mucho después de que la isla se hubiera convertido oficialmente en un país cristiano, y de que el irlandés se adoptara como norma para la lengua escrita.

Por esta razón, la mitología irlandesa ha conservado su cultura prehistórica mejor que cualquier otra mitología celta.

La Mujer Celta. El matrimonio
LA MAG D PASADO VLas antiguas leyendas hablan de mujeres sabias, médicas, legisladoras, druidesas, poetisas, lo cual implica que en aquel tiempo no había nada inusual en que las mujeres ocuparan estas posiciones dentro de la sociedad.

"The Brehon Laws" (estatutos que regían la vida y la política de la sociedad gaélica) decían que el hombre tenía la jefatura en el matrimonio; pero no es el dueño de su mujer puesto que el matrimonio sólo es un contrato entre ellos.

También hubo gobernantas y esposas de gobernantes que hicieron sentir su peso en la historia. Y muchas destacaron como guerreras.

La situación de la mujer en la tribu celta es muy especial y quisiera plantear algunos puntos que personalmente me hacen pensar en una sociedad muy civilizada, con una estructura muy bien formada en contrapartida a la clasificación de primitivos y salvajes con que han sido bautizados por sus detractores.

Sobre las herencias de tierras, el varón tenia preferencia sobre las mujeres de la familia, sin embargo a la mujer le correspondía Coibche, porción matrimonial, más allá de su estado.

Si no había varones, la tierra pasaba a la hija, pero a cambio debía pagara un guerrero cuando llegaban los tributos militares.

El Coibche, tinnscra o tochra de una mujer aunque usado a veces como dote, en realidad era el precio a pagar por el novio al padre de la futura esposa.

Las viejas leyes decían que se pagaba en plazos anuales.

Iba para el padre de la novia el total del primer año, dos tercios el segundo año, la mitad del tercer año y así iba disminuyendo. El resto iba a la esposa.

El Tinol, era un regalo colectivo dado por los amigos a la pareja, del mismo el hombre tenía derecho a dos tercios, y la mujer a uno.

En los casos de separación legal, se decretaba el derecho de la mujer de quedarse con toda su porción del matrimonio y los regalos de boda, más otra cantidad por daños.

Un pueblo que puede hacer una distribución semejante en una época tan antigua, no me parece tan primitivo, y desde luego a la vista de los hechos, nuestras costumbres matrimoniales no son muy diferentes a aquellas de hace siglos antes de Cristo.

Es evidente que la igualdad de derechos hombre-mujer, imperaba en aquellas civilizaciones de una forma mucho mas civilizada que en la actual, ya que no era un derecho a conseguir sino algo innato en esta cultura.

Crith Gablach sentó un edicto discutiendo acerca de los privilegios de un hombre de clase noble "A su mujer pertenece el derecho de ser consultada sobre cada asunto".

La mujer celta estaba sumamente respetada en su comunidad.

Antes del matrimonio, era cortejada y conquistada como un ser superior y ella tenía la plena libertad de decir sí o no, sin importar el rango o la alcurnia de su pretendiente.

Una vez casada no era propiedad del marido como en otras muchas culturas sino compañeros en una aventura matrimonial.

Ella permanecía como dueña de sus propiedades aportadas en matrimonio.

En cuanto a las adquisiciones con posterioridad al matrimonio, se actuaba de mutuo acuerdo por parte de los cónyuges y el esposo no tenia potestad de vender o enajenar nada sin el previo consentimiento de ella.

La mujer casada podía demandar a sus deudores y embargar sus bienes si necesitaba reclamar sobre deudas, y lo hacia sobre aquellas cosas propias de mujer, como huesos espejos, joyas y abalorios etc.

Respecto a la permisividad sexual de la que habla Julio Cesar en "La guerra de las Galias" en la que menciona la costumbre británica de compartir una mujer entre varios hombres, Dión Casio (150-225 d. de C.) documenta una entrevista entre Julia Domna, esposa del emperador Severo (193-221 d. de C.) y una mujer caledonia.

La patricia habla sobre la libertad con que las mujeres de su pueblo conceden lo que los celtas llamaban "la amistad de los muslos".

A lo que la caledonia responde que los modos de su pueblo son superiores a los de los romanos, puesto que en su pueblo todo se hacía de una manera directa y abierta.

Ellas, las mujeres de su pueblo podían juntarse libremente con el más magnífico de los hombres, mientras que las romanas, con el secreto que sus falsos valores que la respetabilidad imponía, tan sólo podían encontrar amantes entre aquellos a quienes no arredraba complacerse en alianzas furtivas.

Pero estas mujeres no sólo eran libres para artes amatorias, también eran guerreras destacadas.

Estaban también cualificadas para ser instructoras de armas, y de hecho, las hubo y muy famosas.

Una de las múltiples leyendas celtas nos cuenta que, el héroe del Ulster, Cuchulain, fue entrenado por la amazona Scáthach que vivía en la Tierra de Sombras y enseñaba a los héroes jóvenes que iban a ver sus grandes proezas.

Dice la leyenda que cuando llegó, encontró a muchos hijos de los príncipes de Irlanda que habían ido allí a aprender el arte de la guerra.

Es precisamente por eso, que en toda la saga mitológica se deja ver un recelo bastante agudo contra la mujer y sus poderes.

Pero en la historia real al parecer también eran temidas. Plutarco, en su tratado de virtudes femeninas, cuenta varias anécdotas sobre mujeres celtas.

Una mujer celta de nombre Kinimara al informarle a su marido que había sido atropellada y violada por un extraño, le presentó al mismo tiempo la cabeza del ofensor.

Muchos autores no consideran la posibilidad de mujeres druidesas debido a que escritos de la época no las mencionan (entre ellos Julio Cesar).

Pero precisamente ni el césar romano ni sus huestes llegaron a pisar la isla de Irlanda.

Existen relatos autóctonos hasta muy entrado el catolicismo, de mujeres sacerdotisas, incluso dentro de la Iglesia católica (único caso en la historia del catolicismo que valida a mujeres para dar la comunión).

Por otro lado Pomponio Mela, hace un relato acerca de ellas, de cuando acompañó a Adriano a las Islas Británicas:

"...había en la alta Caledonia mujeres sacerdotisas llamadas Bandruidh que, al igual que los druidas varones están divididas en tres categorías...".

Y sigue con un detallado relato acerca del lugar que ocupaban socialmente y las funciones que ejercían.

Estrabón relata un sacrificio múltiple ejecutado por druidesas en el norte de Irlanda.

No es de extrañar que los romanos repudiasen a estas mujeres capaces de semejantes hazañas y las presentasen como mujeres diabólicas, malvadas, sucias y desarrapadas de enorme y peludos brazos que acudían a la guerra con sus esposos luchando junto a ellos, y que incluso, eran más temidos por esta compañía, según advertía el romano Ammiano Marcelino a sus compatriotas:

"Toda una tropa de extranjeros sería incapaz de oponer resistencia a un solo galo si éste llamara a su mujer en su ayuda".

Si comparamos a las hembras greco-romanas con estas fuerzas de la naturaleza libres e independientes, tendremos que reconocer el rechazo y el miedo que debieron sentir hacia semejantes pueblos, que venían a destrozarles sus esquemas, eran rebeldes, luchaban con bravura y se presentaban a la batalla completamente desnudos teñidos de azul y con el único adorno de su cinturón, su espada y su "torque" y su mujer junto a él.

Aun hoy en día, en las regiones de mayor influencia celta la mujer tiene un papel preponderante en la sociedad, y sobre ella recae un gran peso de responsabilidad no sólo familiar sino social.

Las Lenguas Celtas
Lo característico de las lenguas celtas es la pérdida del fonema indoeuropeo /p/, lo que las distingue de las demás subfamilias indoeuropeas.

Por tanto, una palabra latina, griega y sánscrita que contenga una p en posición inicial o media aparecerá sin ella en la subfamilia celta; por ejemplo la palabra latina porcus (que significa 'puerco', 'cerdo'), tiene su equivalente gaélico en "orc".

Las reglas de pronunciación de las lenguas celtas son enormemente complejas; por lo general la escritura no se corresponde con la pronunciación y las consonantes iniciales varían según el fonema último de la palabra anterior.

Todas las lenguas celtas emplean el alfabeto romano. Poseen dos géneros, masculino y femenino, y por lo general el adjetivo va detrás del nombre.

Como las demás indoeuropeas crean nombres derivados de los verbos en lugar de hacerlo de los participios de presente tal y como hace el inglés.

Las oraciones siempre tienen verbo y expresan la acción por medio de la pasiva impersonal.

Pero la tradición más importante recae en aquellas zonas donde se ha luchado palmo a palmo por conservar la lengua vernácula sobre la oficial.

La Religión. Mitos y Dioses
La religión celta tiene como característica básica el sentido animista del Universo, y eso es común a casi todas las religiones primitivas ya desaparecidas...

Quizá, porque la forma más simple de comunicación con la divinidad es a través de la naturaleza, y conforme se va evolucionando buscamos otro tipo de conexiones más personales.

Por: Amelia Lamaignére Badias

Fuentes:
http://www.revistainvestigacion.com
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"Acostumbramos a cometer nuestras peores debilidades y flaquezas a causa de la gente que más despreciamos".
(Charles Dickens)

 

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