Llamada por los griegos Hera.

Diosa de la fidelidad, máxima deidad femenina del Olimpo, hermana y esposa de Júpiter.

Hija de Saturno y Rea.

Diosa del matrimonio y del hogar.

 

En la mitología romana Juno era una diosa, aproximadamente equivalente a la Hera griega, diosa del matrimonio y reina de los dioses.

Hija de Saturno y Ops, y hermana y esposa de Júpiter, con el que tuvo dos hijos, Marte y Vulcano y una hija, Ilitía.

Juno fue una deidad mayor de la religión romana y formó parte, junto a Júpiter y Minerva, de la Tríada Capitolina, un importante culto romano.

Etimología y origen
Hay una probable etimología para Juno en la raíz protoindoeuropa *yeu-, ‘fuerza vital’.

Aunque tal derivación podría ser consistente con un origen como Diosa Madre, es más probable que esta raíz se usara en el mismo sentido que otras palabras latinas derivadas de ella, como iuvenis (‘hombre joven’, con derivados tales como «juvenil» o «rejuvenecer»), lo que implicaría que la naturaleza de Juno anterior al sincretismo de la mitología grecorromana era más cercana a la Diana como diosa doncella de los nacimientos o la partería.

Sin embargo, la absorción romana del mito griego reemplazó características primitivas de Juno con otras de Hera, extendiendo su dominio del nacimiento al matrimonio y promocionándola al papel de esposa de Júpiter y reina de los dioses.

También podía arrojar rayos como éste.

También existe la posibilidad, por inmediatez geográfica, de una influencia etrusca.

La equivalente etrusca de Juno era Uni.

Es probable que una de estas diosas se inspirase en la otra, pero no está claro en qué dirección.

Aunque actualmente hay más apoyo a la teoría de que Uni derivó de Juno, si fuera al revés, el nombre de Juno no podría tener un vínculo protoindoeuropeo con *yeu- y su raíz semántica permanecería ambigua.

Hay algún apoyo a la teoría de que Uni fuese la original:

Livio afirma que Juno era una diosa etrusca de Veyes que fue ceremonialmente adoptada por el panteón romano cuando la ciudad fue saqueada en el 396 a. de C.

Epítetos y funciones
Incluso más que otras deidades romanas mayores, Juno ostentó un gran número de epítetos significativos y variados, nombre y títulos que representaban diversos aspectos y papeles de la diosa.

De acuerdo con su papel central como diosa del matrimonio, recibía los siguientes títulos:

Interduca: ‘la que lleva a la novia al matrimonio’

Domiduca: ‘la que lleva a la novia a su nuevo hogar’

Cinxia: ‘la que pierde la faja de la novia’

Si bien muchos otros de sus epítetos tienen mucha menos relación temática:

Regina (‘la reina’), aspecto por el que fue nombrada en el Templo de Júpiter como parte de la Tríada Capitolina, enfatizando que el papel de la diosa como esposa de Júpiter y reina de los dioses era el más importante en ese contexto.

También había templos a Juno Regina en el monte Aventino, en el Circo Flaminio y en la zona que se convertiría en el Porticus Octaviae.

Moneta, como protectora de las riquezas del Imperio Romano.

La etimología de este epíteto es controvertida, pudiendo derivar de mons, ‘monte’, por estar uno de sus templos en la colina Capitolina o de monere, ‘avisar’, por el aviso que dio a los romanos para evitar el ataque de los galos.

Lucina (‘la que trae niños a la luz’) y Lucetia (‘la que trae luz’), cuando ayudaba en los partos.

Pomona (‘de la fruta’).

Pronuba (‘matrona de honor’).

Ossipagina (‘la que moldea los huesos’ o ‘la que fortalece los huesos’).

Sin embargo, algunos de estos títulos pueden haber sido inventados como descripciones poéticas y puede que realmente no hayan sido usados en el culto a Juno.

Culto
El 1 de marzo de cada año, las mujeres celebraban unas fiestas en honor de Juno llamadas Matronalia.

Otras fiestas en su honor, las Nonas Caprotinas, se celebraban el 7 de julio.

Muchos consideraban el mes de junio, que toma su nombre de Juno, patrona del matrimonio, el más favorable para casarse.

Las Calendas de cada mes también estaban consagrados a esta diosa, que tenía fiestas el 1 de julio y el 13 de septiembre.

Juno tenía en ocasiones un carácter guerrero que se hacía aparente en sus ropas.

A menudo aparecía armada y llevando una capa de piel de cabra, que era la prenda preferida por los soldados romanos en campaña.

Este aspecto guerrero fue asimilado de la diosa griega Atenea, cuya piel de cabra recibía el nombre de égida.

Referencias literarias
Quizá la más prominente aparición de Juno en la literatura romana sea como principal fuerza antagonista en "La Eneida" de Virgilio, donde se la presenta como una cruel y salvaje diosa determinada a ayudar primero a Dido y luego a Turno y los rútulos contra el intento de Eneas de hallar una nueva Troya en Italia.

junoJuno es mencionada en "La Tempestad" de Shakespeare junto con Ceres e Iris.

Ha habido algunas especulaciones (como las de Mauro Honorato Servio, un antiguo comentarista sobre "La Eneida") de que quizá se trate de una fusión de Hera con la diosa de las tormentas cartaginesa Tanit en algunos de los aspectos de su retrato en la obra.

"La Eneida" de Virgilio:

Introducción
Escrita antes del nacimiento de Jesucristo, La Eneida se suma a los escritos épicos donde los dioses ejercen su influencia y voluntad en los hombres.

Para Virgilio, el destino se encuentra trazado de antemano.

La influencia de Homero, Esquilo, Sófocles y Eurípides resulta más que notoria pues se sabe que la Eneida contiene frases o imágenes de los anteriores autores.

La "Eneida" es para Italia, lo que el "Popol Vuh" para los mexicanos.

En el poema se narran los orígenes divinos del pueblo romano.

Escrita en doce libros, "La Eneida" cuenta las aventuras de Eneas, elegido por los dioses para cimentar a la futura Roma.

Desde su aparición, el largo poema épico de Virgilio fue considerado una obra maestra; elogiado por Ovidio, al paso del tiempo se comprobó que su excelente métrica ejercería su influencia hasta entrado el renacimiento.

Sus imágenes y exhaltación del espíritu humano continúan emocionándonos hasta hoy.

Resumen

Libro I
El imperio troyano es destruido. Desde el hogar de los dioses se mantiene una pugna entre partidarios de griegos y troyanos.

Eneas huye del sitio y junto con varios sobrevivientes toman embarcación y se hacen a la mar.

La diosa Juno, enemiga de los troyanos los observa. Eneas es un predestinado que fundará en Italia un imperio que a la postre, destruirá el reino de Cartago protegido a su vez por Juno.

Una tempestad azota las embarcaciones; las naves son dispersadas y los tesoros salvados de Troya flotan hasta perderse.

Neptuno, el dios del mar, puesto que no le ordenó sacudirse, saca la cabeza a la superficie y entonces vuelve la calma.

Los troyanos llegan a Libia y se internan por un bosque. En la bóveda celeste, Júpiter lo observa todo.

Venus llora ante él por la suerte de su hijo Eneas.

Júpiter la tranquiliza pues esos hombres serán los antecedentes del emperador Augusto.

Eneas duerme mientras su destino lo espera. A la mañana siguiente, Eneas acompañado del leal Acate, salen a explorar la zona.

Una cazadora les informa que se encuentran cerca de una ciudad recién construida y la historia de su fundadora.

Una fenicia de nombre Dido, cuyo hermano Pigmaleón mató a su esposo Siqueo.

Una noche; la sombra de Siqueo se le apareció a Dido, le dijo el nombre del autor del crimen y le ordenó marcharse.

Dido huyó con varios enemigos de Pigmalión y algunas riquezas con las que fundo la ciudad.

La cazadora se va no sin antes anunciarle que recuperará a sus hombres. Eneas observa a su madre. Una nube protege a Eneas y Acates cuando se internan por la ciudad.

Junto a un templo dedicado a la diosa Juno, Eneas ve pintados los muros con la derrota de Troya.

Eneas se reconoce en los frescos. De repente, Dido llega al templo y pide por los extranjeros.

La cazadora tenía razón pues Eneas ve a sus antiguos amigos, quienes fueron apresados, llegar ante Dido.

Sus hombres, ignorando que Eneas se encontraba ahí, se mantienen firmes a su lealtad.

Dido pregunta por Eneas y este aparece rasgando la nube. Dido le manifiesta admiración y lo invita al palacio a un banquete.

Desde el cielo, Venus desconfía de aquella ciudad, producto de las maniobras de Juno, y ordena a cupido hacer su labor en Dido.

Cuando la hermosa Dido coge unos presentes, ve palidecer la imagen de Siqueo pues un nuevo amor se ha generado en ella.

Los invitados le piden a Eneas que narre el sitio de Troya y lo que hizo después.

Libro II
Eneas narra. Los griegos habían dejado un inmenso caballo de madera en las playas de Troya.

Algunos desconfiaban y otros lo consideraban una ofrenda. Finalmente, el caballo es introducido a la ciudad por un boquete que abrieron.

Al caer la noche, del vientre del caballo, griegos armados son vomitados a la ciudad. El narrador mientras tanto dormía y cuenta haber escuchado que Troya se derrumbaba y había que buscarle nuevas murallas.

Eneas despierta. Troya es violentamente tomada. Eneas tiene que huir. Él y su esposa Creusa, tratan de convencer al padre de Eneas, Anquises, pero éste se niega a huir.

Anquises, quien fue herido por un rayo pues Júpiter detestaba que el mortal se jactara de haber estado con una diosa, termina cediendo.

Durante la huida, Eneas carga a su padre Anquises y Creusa desaparece –pues no estaba destinada a acompañar a su esposo–.

Eneas cuenta como regresó desesperado a Troya a buscar a su esposa pero sólo encontró su sombra que le predijo su llegada a Hesperia, a orillas del río Tíber y su enlace con una hija de un rey.

Eneas y su grupo se internaron entonces por las montañas.

Libro III
Una vez construida la flota, Eneas cuenta su empeño en llegar a Hesperia y los numeroso episodios que paso: una vez, arrancó unas ramas que sangraron, un oráculo que le predijo que debe llegar a la tierra de los ancestros.

Su padre Anquises recordó que los antepasados le dijeron que venían de Creta.

Entonces se dirigieron ahí y construyeron la ciudad de Pergamo. Nuevamente sueña que debe de llegar a Hesperia.

Eneas decide abandonar Creta, en el camino se enfrentaron a las arpías –aves con facciones de mujer y vientre lleno de suciedad–.

Una de ellas les predijo que alguna vez su hambre los obligará a comerse la mesa.
Continuaron el camino. Encontraron a un antiguo amigo: Heleno, quien les predijo que dónde encuentren a una cerda amamantando a treinta lechoncitos, será el lugar donde se fundará su imperio.

Heleno les sugiere otra ruta misma que es tomada. La flota arribó a Sicilia donde pelearon contra Polifemo el cíclope.

Lejos de ahí Anquises muere. Nadie, termina de narrar Eneas, me predijo su muerte.

Libro IV
Dido, la reina de Cartago, se enamora del guerrero troyano. Confía su deseo a su hermana Ana quien la anima a iniciar una relación.

JUNO Y DIDO

Mientras tanto, Juno piensa en la manera de sacar provecho y propone a Venus que Dido se case con Eneas. Venus asiente.

Durante una cacería en los alrededores del reino, Dido se refugia en una cueva con Eneas y se entrega a él. Surge entonces el escándalo en toda Libia.

El rey Yarbas, prometido de Dido, le pide a Júpiter justicia.

Júpiter manda entonces a Mercurio, mensajero de los dioses, quien encuentra a Eneas engolosinado con las bondades de Dido.

Mercurio le reprocha haberse olvidado del carácter de su misión y Eneas, ordena a sus seguidores, salir esa misma noche, en secreto, del reino de Cartago.

Sin embargo, al encontrarse con Dido, tiene que fingir una extrema frialdad para descorazonar a su apasionada amante.

Dido, ofendida desde lo más profundo de su corazón, lanza ofensas e injurias contra su verdugo.

Al ver su escaso éxito, pide ayuda a Ana para que el príncipe troyano dilate un poco su partida. Eneas se mantiene insensible.

Dido escucha malos presagios y la voz de Siqueo. A la mañana siguiente, cuando la hermosa reina observó la flota partir, cogió la espada del ausente y la hundió en su pecho.
Juno se compadece de su agonía y manda que le sean cortados los cabellos.

Libro V
Una vez en la mar, los hombres de Eneas se llenan de malos presentimientos. El mar se niega a llevarlos a su destino por lo que la flota tiene que encallar en Sicilia.

Ahí reina Acestes, de origen troyano, y Eneas piensa en la muerte de su padre ocurrida un año atrás.

Acestes lo ayuda a ofrendar a Anquises y los invita a presenciar los juegos ha desarrollarse.
Juno convence a una mujer troyana de prender la flota...

Un anciano sabio, le aconseja a Eneas que deje en Sicilia a los viejos, niños y mujeres y que continué el camino rodeado de los más fieles y valientes.

Eneas considera el consejo prudente y parte al poco tiempo con los mas capaces, no sin antes ser visitado por la imagen de su padre, quien le pronostica que al llegar a su destino, la sibila de Cumas lo conducirá por los caminos del infierno.

La flota llega a Italia conducida por el propio Eneas, quien ignoraba el trato que Neptuno había hecho con Venus:

Palinuro, el conductor guía, sería el precio que se tendría que pagar para garantizar la segura llegada de Eneas a Italia.

Libro VI
La flota llega a Cumas. Eneas busca la guarida de la Sibila, guardiana de las puertas del averno. Eneas le pide ser llevado ante su padre Anquises.

La Sibila le contesta que antes tendrá que sepultar a un amigo de reciente muerte y obtener una rama de oro.

Hecho lo anterior, Eneas se prepara y desciende junto con Sibila a las profundidades de la oscuridad.

Eneas y la Sibila son llevados por la barca de Caronte y encuentran a su descenso, los diferentes cuadros que conforman el infierno.
Eneas encuentra a los niños muertos al nacer que lloran, los suicidas, los injustamente condenados y muchos más. Entre ellos las víctimas del Amor.

Eneas encuentra a Dido más ella no responde a su llamado.

Luego de numerosos pasajes, llegan a su destino y Eneas deposita la rama de oro.

Eneas encuentra entonces a Anquises, su padre, en un lugar completamente distinto.

Anquises nombra toda la estirpe que desciende de él, y le enseña a su hijo la salida.

La flota toma rumbo al puerto de Cayeta.

Libro VII
En el reino de Lacio, los oráculos presagian la llegada de la comitiva troyana.

El rey Latino creé con firmeza que su yerno deberá ser extranjero. Sin embargo su hija Lavinia es pedida por Turno, rey de los rútulos.
Antes de llegar a tierras latinas, se cumple la profecía de la arpía y los hombres de Eneas devoran sus mesas por el hambre.

El rey Latino recibe a Eneas y sus hombres y promete dar a su hija por esposa cada vez más convencido de que así está escrito.

Juno, desde la bóveda celeste, encoleriza, manda a una sirviente a que encienda el odio en Turno quien llama a las armas a los rútulos.

El rey Latino se ve imposibilitado de mantener la paz y se encierra en su palacio.

Libro VIII
Turno declara a su reino en guerra. Eneas recibe en sueños la visita del dios del Tiber quien le dice ir en busca de alianzas, particularmente de Evandro y su hijo Palante en cuyo reino se erigirá la futura Roma.

Venus convence al dios Vulcano de que le diseñe una armadura a Eneas. Evandro platica con Eneas y propone otra alianza con los etruscos y su líder Tarcón.

Eneas y Palante salen en su búsqueda. En el camino, Venus entrega la armadura a Eneas.

Su escudo lleva grabadas imágenes de la historia de la futura roma.

Libro IX
Turno se urge por atacar el campamento troyano. Aprovechando la ausencia de Eneas quema las embarcaciones pero estás se convierten en ninfas.

Los rútulos dan el asalto final y se genera el combate.

Los troyanos son en primera instancia derrotados.

Después hay una pequeña revancha. Turno se ve de pronto acosado y se lanza al río Tíber, ahí recupera a sus soldados.

Libro X
En la bóveda celeste, Júpiter pide a todos los dioses olvidar rencillas para que se deje de derramar sangre en Italia.

Venus acusa a Juno de no buscar la paz. Juno se defiende.

Unos Dioses apoyan a Venus y otros más a Juno.
Júpiter se irrita y ordena que se dejen cumplir los destinos.

En la tierra, los rútulos tienen una furiosa revancha.

Eneas regresa por mar aliado de Tarcón. Las ninfas marinas –sus antiguas embarcaciones– lo ponen al tanto y le advierten del peligro.

Los troyanos se alegran del regreso de su líder y estallan de júbilo al ver los grabados del escudo que porta.

Se describen las batallas y las carnicerías.
Palante lucha valerosamente y es muerto por Turno.

Eneas jura vengar la muerte de su amigo y con la sangre de ocho prisioneros rocía la tumba de Palante.

En la batalla, Juno salva a Palante haciéndolo seguir una sombra parecida a Eneas.

Libro XI
Eneas llora la muerte de su amigo Palante. El cadáver del guerrero es llevado con honores ante su padre Avendro quien llora sobre el féretro.

Los latinos envían un mensaje a los troyanos pidiendo tregua para enterrar a los muertos. Eneas acepta.

Los dos pueblos rinden honores a sus héroes caídos.

El rey Latino realiza una junta con su séquito para escuchar opiniones sobre la guerra.

Algunos se mantienen a favor y otros en contra. Turno ofrece retar a Eneas él solo.

De pronto, la noticia de un ataque troyano interrumpe la junta. La guerra renace pero ésta vez, Turno tiene como aliada a Camila reina de los volscos.

Eneas también, los etruscos. En la batalla decisiva: los troyanos vencen sobre los latinos y los volscos. Camila muere.

Eneas sigue de cerca a Turno quien se enteró de la derrota.

Libro XII
Juntos a sus ejércitos, el rey Latino y Eneas realizan un pacto. Una flecha, lanzada por Iuturna –hermana de Turno– mata a un troyano por lo que la paz se rompe y la guerra resurge.

Latino huye con sus dioses humillados. Eneas es herido y se retira del sitio. Turno aprovecha la ausencia del líder y contraataca.

Venus cura las heridas de su hijo Eneas y lo aconseja atacar directamente la ciudad. Una nueva carnicería sucede, la esposa del rey se cuelga.

Turno reta a Eneas a una pelea a solas. Los dos hombres finalmente se encuentran. En la bóveda celeste, Júpiter advierte a Juno de no meterse en el destino y que al termino de esa pelea, latinos y troyanos formaran un pueblo.

Lucha valerosa de Eneas y Turno. Eneas sale victorioso, a futuro, contrae nupcias con Lavinia.

Personajes
Eneas
Semidiós hijo de Venus y del mortal Anquises. Su destino trazado como fundador del lugar donde trescientos años más tarde, se erigirá Roma, es su razón de ser.

Pierde a su esposa Creusa, pero casará con una princesa, se enamora de Dido, pero renunciará a su amor pues no se encuentra en su destino.
Valeroso e inteligente, Eneas es el héroe mitológico por excelencia. Su condición de ser mitad mortal y mitad divino es el ingrediente clásico de la literatura antigua.

–La diosa Venus y Anquises. Padres de Eneas. Venus protegerá a su hijo desde la bóveda celeste.

La diosa del amor nació de la espuma del mar. Fue madre de los Amores, de las Gracias, de los Juegos y de las Risas. En la mitología se refiere que se casó con Vulcano más tuvo amores con dioses y mortales.

Anquises
Por presumir que compartió lecho con una diosa, Anquises fue fulminado por un rayo como castigo por Júpiter.

Fue llevado sobre la espalda de su hijo durante el éxodo y muere un año más tarde.

Dido
La princesa fenicia, fundadora de la ciudad de Cartago, contrajo nupcias con Siqueo, mismo que fue asesinado por Pigmalión –hermano de Dido–.

Se enamora de Eneas por intervención de la diosa Venus. Ignorando que su amante la dejaría para continuar su destino, se suicida con la espada de guerrero.

Posteriormente, Dido encontraría a Eneas en el infierno más no escucha sus suplicas.

Juno
Hija de del dios Saturno y Rea. Se caso con su propio hermano Júpiter –dios del cielo– y nunca ocultó los celos que tenía por los numerosos hijos de su esposo por lo que se dedicaba a persegirlos sin cesar.

Enemiga del pueblo troyano, hará toda clase de maquinaciones para evitar el destino de Eneas. Juno es la diosa protectora de los matrimonios.

Turno
Rey de los rútulos y prometido de Lavinia, hija del rey Latino. Sin embargo, es precisamente Lavinia la que está destinada a desposar a Eneas.

Del consentimiento del rey hacia la unión de Eneas y Lavinia surgirá la batalla decisiva entre dos pueblos que son uno.

Fuentes:
http://html.rincondelvago.com
http://es.wikipedia.org
* * * * *
"Las voluntades débiles se traducen en discursos; las fuertes, en actos"

(Gustavo Le Bon).

 

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