El origen de la muerte

Los mitos aborígenes tratan la muerte como una consecuencia de los errores humanos.

No era inevitable, y los heroicos seres ancestrales del periodo de la Creación tuvieron la oportunidad de vivir eternamente.

 


Pero, a causa del odio, la estupidez o la codicia, el don de la inmortalidad se escapó de las manos de la Humanidad y solo lo conservaron la luna, que crece y mengua todos los meses, y el cangrejo, que se deshace del caparazón viejo y se cubre con otro nuevo.

Según los worora de los Kimberleys occidentales, un tal Widjingara fue la primera persona que murió, en una batalla contra unos wandjinas (espíritus ancestrales de la Época del Sueño aborigen.

Cada clan tiene un wandjina, asociado con un animal concreto, como antepasado protector).

Querían raptar a una mujer que estaba prometida en matrimonio a otro hombre, y Widjingara luchó para que se respetasen las reglas matrimoniales instituidas por Godoy y Djunggun.

Depositaron su cuerpo en un ataúd de corteza, y su esposa, la Pitón de Cabeza Negra, inició el duelo: se afeitó el pelo y se frotó el cuerpo y la cabeza con cenizas, inaugurando así la tradicional forma aborigen de mostrar duelo.

Como Widjingara regresó de la tuAUSTRALIA wandjina Vmba, con el cuerpo renovado, la Pitón de Cabeza Negra se enfadó.

"¿Por qué has vuelto?", preguntó.

"¡Mírame! ¡Yo, que me había afeitado la cabeza y la había ennegrecido con cenizas!".

Enfurecido, a su vez, por la mala acogida de su esposa, Widjingara regresó indignado a la tumba y, más adelante, se transformó en el gato nativo (dasyurus), marsupial nocturno australiano semejante al gato doméstico.

Desde entonces, se perdió la posibilidad de rejuvenecer: todos tenemos que morir, y la pitón parece guardar luto continuamente.

Hasta que la interrumpieron los misioneros, a principios del siglo XX, los worora tenían la costumbre de tender los cadáveres sobre una plataforma funeraria hasta que se pudría la carne, y se colocaban los huesos en una cueva, en la región natal del difunto.

Si la plataforma no se construía con sumo cuidado, el gato nativo, manifestación viviente de Widjingara, podía cebarse en el cadáver.

Los wandjinas
En Kimberley, al noroeste de Australia, fueron descubiertas, en el año 1838, gran cantidad de pinturas rupestres.

La región de Kimberley se encuentra en el extremo más septentrional del oeste de Australia.

Es una zona remota, tan poco poblada como visitada, con grandes ríos y magníficos paisajes de tonos rojizos.

Entre las pinturas descubiertas sobre las rocas, llaman especialmente la atención las de unas figuras de gran tamaño, que llegan a medir hasta seis metros, con unos rostros blancos y sin boca.

Sus cabezas están rodeadas por uno o dos semicírculos en forma de herradura, con unas líneas finas que parece irradia el círculo exterior.

Los aborígenes dan a estas figuras el nombre de "wandjinas", y aseguran que no fueron realizadas por sus antepasados, sino que fueron hechas por los propios seres a los que representan cuando estos descendieron a la Tierra en tiempos muy antiguos.

Los "wandjinas" fueron unos seres que trajeron la civilización y la prosperidad y, al igual que otros dioses del resto del mundo antiguo, su símbolo era la serpiente emplumada.

En estas pinturas aparecen figuras de seres calzados con sandalias (cuando los aborígenes siempre han ido descalzos), variando el número de dedos de las manos y de los pies, de tres a siete.

De todas la figuras, destaca una que representa a un hombre, vestido desde los pies hasta la cabeza con una túnica de color rosa, cAUSTRALIA wandjina Ion un círculo doble rodeando su cabeza, también de color rosa y oro, y sobre la zona de color rosa, una especie de inscripción con seis letras o números escritos en un alfabeto totalmente desconocido.

Pero no es únicamente el aspecto de estas figuras lo que llama la atención, sino sus orígenes y leyendas.

El tiempo de los sueños
Según cuenta la leyenda aborigen, en tiempos remotos o "tiempo de los sueños", se libró una gran batalla en Uluru, cuando un pueblo llamado "los hombres serpiente venenosos" atacó para destruir a los pueblos de la zona, llamados "los hombre serpiente no venenosos".

Pero Bulari, la diosa madre de la Tierra, los venció creando una nube de gases letales.

Los "hombres serpiente venenosos" que lograron sobrevivir fueron encerrados (y, según la leyenda, aún hoy día permanecen en ella) en una prisión bajo el Uluru, el punto más sagrado de toda la Australia aborigen, una enorme colina de granito, que cambia de color durante el día y asombra a cuantos la visitan, por constituir una de las maravillas del mundo mineral, más conocido en la actualidad con el nombre de Ayers Rock.

En el Tiempo de los Sueños, según la leyenda, vivía una raza de gigantes que, en algunos casos, llegaban a medir hasta cinco metros de altura.

Ya en 1970 se descubrió una huella de un pie con forma humana de 59 centímetros de largo por 18 de ancho, al igual que hachas de mano, mazas, cuchillos y diversas herramientas con un peso de entre 5 y 16 kg.

Estas herramientas solo pudieron ser creadas y usadas por seres con una fuerza y estatura del doble de la actual.

En otro punto sagrado de los aborígenes de Australia, el llamado Moon City o "Ciudad Secreta", otra leyenda cuenta que también hubo terroríficos combates entre el dios del Sol (el cual llegó del cielo en una nave) y la diosa de la Tierra.

Los restos de estas luchas están reflejados en los extraños monolitos y formas que se encuentran diseminados por toda Australia, en lugares como Ayers Rock, Moon City o la "Montaña de muchas Cabezas" (Olgas), que, según los científicos, son erosiones producidas de forma natural.

Los aborígenes niegan esta teoría, asegurando que son los restos de las ciudades construidas por los "arientas", "yowies" y "luritchas", seres mitad hombre, mitad animal.

En Moon City, muchos dibujos rupestres fueron destruidos por los aborígenes para preservar los misterios y tradiciones de estos pueblos a la llegada de los occidentales.

Ciudades subterráneas, los yowie, una especie de hombres mono, los min min, luces que recorren a gran velocidad el desierto australiano... forman parte también de los mitos y tradiciones de Australia. 

 

"Dibujo de una de las pinturas rupestres en el Valle del Río Prince Regent.

A la izquierda, aparece un extraño ser que, para la opinión de muchos, lleva una escafandra espacial".

AUSTRALIA wandjina IV

 

Tanto el hombre como las mujeres no se corresponden con ningún tipo de las razas existentes en Australia, sino más bien parecen proceder de Europa u Oriente Próximo.

En 1838, cerca de Glenelg River, en la región de Kimberley, al noroeste de Australia, fueron descubiertas gran cantidad de pinturas rupestres de gran tamaño.

Los aborígenes llamaban a las figuras antropomorfas que aparecen en estos extraños dibujos con el nombre de wandjinas, y aseguraban que no habían sido realizadas por sus antepasados, sino por unos seres que descendieron a la Tierra en tiempos remotos.

Los wandjinas fueron seres sabios que trajeron la civilización y la prosperidad a los pueblos de la zona.

AUSTRALIA QuetzalcSu símbolo era la serpiente, al igual que el de otros dioses del resto del mundo, como el caso de Quetzalcoatl, la serpiente emplumada.

En las pinturas de Kimberley aparecen, entre otras, figuras de seres calzados con sandalias, algo absurdo si tenemos en cuenta que los aborígenes siempre han ido descalzos.

Algunas de las figuras tienen tres o siete dedos, tanto en las manos como en los pies.

A pesar de que la técnica y el uso de pigmentos de color azul, que los aborígenes no utilizan, hacen pensar que ellos no hicieron estos dibujos, los arqueólogos insisten en que sí fueron realizados por los nativos, y que representan al dios de la lluvia.

Básicamente, hay tres tipos de razas clasificados por los antropólogos:

La raza negra, procedente de migraciones de África.

Los murrayanos, que deben su nombre al asentamiento junto al río Murray, de piel clara y que, genéticamente, procederían de China...

Y, por último, los carpentarios, raza asentada en torno al Golfo de Carpentaria, procedentes, en este caso, de la India.

Son muy numerosas las representaciones de wandjinas en la región australiana de Kimberley.

Sus formas y apariencias recuerdan a otros tipos de pinturas rupestres encontradas en diferentes rincones del mundo, donde eran adoradas y veneradas por pertenecer a sus Maestros o dioses.

Continuando con las leyendas del Tiempo de los Sueños, en otro tiempo una raza de gigantes vivía en Australia, y su altura alcanzaba en algunos casos los cinco metros.

En mayo de 1970 fue descubierta una huella de un pie humano de 59 centímetros de largo por 18 de ancho. Una impresión en yeso se puede ver en el Mount York Natural History Museum en Munt Victoria.

Hachas de mano, mazas, cuchillos y otras herramientas, cuyo peso oscila entre los 5 y 16 kilos han sido localizados en excavaciones en las Montañas Azules de Nueva Gales del Sur.

Estas herramientas solo pudieron ser fabricadas y utilizadas por gentes de estatura y fuerza descomunal, seres con una talla del doble de una normal.

La datación
En un primer momento, se pensó que no se podría datar la antigüedad de las pinturas debido a que el carbono 14 solo es válido para restos orgánicos (o anteriormente vivos), y las pinturas de los "wandjinas" estaban realizadas en pigmentos ocres de base mineral.

 


Fue de forma casual cuando Grahame Walsh, observando las pinturas de Kimberley, se fijó en un nido de avispas situado encima de uno de los "wandjinas", y que a primera vista pensó que era reciente.

La curiosidad hizo que lo observara más de cerca, dándose cuenta de que, en realidad, era un avispero fosilizado, debido al silicio que contenía el agua que llenaba todos los poros del avispero.

Walsh supuso que sería posible calcular la edad del avispero y, puesto que el este se encontraba encima de la pintura, sería al menos de una antigüedad similar.

Walsh buscó la colaboración de Richard Roberts, geólogo especializado en la lectura de los granos de arena mediante luminiscencia óptica.

Walsh y Roberts viajaron en 1996 a Kimberley en busca de más fósiles sobre las pinturas, hallando dos de estos avisperos fosilizados sobre una típica pintura de forma humana o "wandjina".

 

Antes del análisis realizado por Walsh y Roberts, los arqueólogos habían estimado la edad de estas pinturas en unos 5000 años.

Después del análisis se dató que los avisperos tenían unos 17.000 años de antigüedad y, lógicamente, la edad de las pinturas debería retroceder aún más, al estar realizadas antes que los nidos.

La datación de las "grandes" herramientas descubiertas se fijó en unos 100.000 años y los restos fósiles humanos hallados se acercan a una antigüedad de 200.000 años, contradiciendo así lo que la ciencia decía de que los primeros pobladores de Australia habían aparecido, como máximo, hace unos 65.000 ó 70.000 años.

Fuentes:
http://www.bibliotecapleyades.net
http://joseluisfdez.eresmas.com
http://elcajondesastre.blogcindario.com
* * * * *
"Dar el ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera" (Einstein).

 

Utilizamos cookies para asegurar que damos la mejor experiencia al usuario en nuestra página web. Al utilizar nuestros servicios, aceptas el uso que hacemos de las cookies.