Pero "¿Y Si Nos Gobernara Marco Aurelio...?" El historiador y crítico Michael Grant dijo: "Es lo mejor que jamás haya escrito mandatario alguno".

Hemos disfrutado muchas deliciosas biografías sobre los grandes personajes de la historia. Hemos leído no sé cuantos manuales sobre liderazgo.

Y hemos asistido a muchos cursos sobre las características de un buen líder, como el del famoso profesor Heifetz de Harvard (donde estuvo Mockus recientemente). Todo esto para concluir que el liderazgo no se aprende ni en libros ni en cursos, sino que se ejerce.

No es un problema de memoria, sino de carácter. La mejor prueba de ello es precisamente otro libro, "El Manual del Emperador", la más reciente traducción de las anotaciones del Emperador Marco Aurelio durante su vida.

Nunca fueron escritas para ser publicadas, y la historia las conoce mejor bajo el nombre de "Meditaciones". Sólo con esta reciente edición, realizada por dos profesores hermanos de apellido "Hicks", casi dos mil años más tarde, se logra detectar la verdadera dimensión y actualidad de las notas -porque eso fueron- lo que escribió este gran gobernante.

Marco Aurelio gobernó durante la edad de Oro del imperio romano. Para quienes no lo ubican, fue el Emperador que asesinaron al principio de la famosa película "El Gladiador".

Muchos lo consideran un sabio y el mejor ejemplo del rey-filósofo de Platón, no solamente por la forma como ejerció el poder, sino por su desempeño como general, legislador, administrador, esposo, padre o juez.

Lo que trasmiten sus escritos es precisamente la importancia de mantener una determinada actitud y un determinado carácter y temple, para poder afrontar con éxito las vicisitudes tanto de la vida pública como de la privada.

Por ejemplo, a pesar de haber tenido todo el poder y toda la riqueza, ejercía un disciplinado autocontrol, era extremadamente austero, y en sus escritos se muestra "obsesivo" con la sencillez y moderación en todas sus facetas. Despreciaba la oratoria como "vanidosa y hueca", y sostenía que "ni la popularidad, ni la riqueza, ni el poder, ni los placeres de la carne, se comparan con la satisfacción del deber cumplido, y de hacer el bien de acuerdo a la razón, y no para buscar alguna contraprestación".

Aconsejaba vivir cada día como si fuera el último, pero sin tenerle miedo al futuro. Su frase preferida, que les repetía a sus hijos y a sus generales para inculcar responsabilidad, era: "Depende de usted", y le gustaba citar a Monimus (El Cínico), cuando señalaba que "las presunciones determinan todo", para ilustrar el peligro de los prejuicios.

Como gobernante y como ser humano le parecía despreciable vivir pendiente de lo que piensan los demás, y decía: "Si usted basa su felicidad personal o sus actos de gobierno, en función de lo que los otros piensen de usted, se está irrespetando a usted mismo". No quiero ni puedo imaginar, lo que pensaría de tantos gobernantes que hoy no toman decisiones sin hacer primero una encuesta.

Es la negación del buen liderazgo, por aquello de que a la opinión pública hay que guiarla, y no guiarse por ella. En fin, son muchas las útiles apreciaciones de este extraordinario personaje. Sus escritos deberían ser lectura obligada para cualquier persona, que quiera entender la esencia y el talante de un buen líder.

Marco Aurelio tampoco comulgaría con la tesis de que una sola persona, como cualquier Mesías, puede ser el redentor de un pueblo. Detestaba el culto a la personalidad, menospreciaba los aplausos y los elogios interesados (los llamaba los aplausos de la lengua), y pensaba que los principios y las ideas, no las personas, deben ser la base para continuar cualquier obra buena.

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FUENTE: http://www.terra.com.co/actualidad/opinion/18-04-2004/nota158869.html

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"Decir que son ingobernables es una buena excusa de los que no aciertan a gobernar casa ni pueblos". -Jacinto Benavente-

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