Él fue siempre paladín de la verdad como fundamento de la vida humana, el elemento que hace que el hombre no pierda la condición de "humano". No respetar la verdad, según él...

le convierte en objeto o en parte de un rebaño. Valladolid fue su cuna.

¡La verdad fue su bandera! Dijo de Ortega y Gasset -cuando le preguntaron tras la muerte del filósofo- que era como el Sol luminoso y cálido. Hoy decimos de Julián Marías que sigue vivo en su palabra e ilumina con su pensamiento. Su vida fue ejemplo de coherencia y compromiso, de tolerancia e infatigable laboriosidad. Eligió para venir al mundo un momento agitado en la historia de Europa occidental, concretamente 1.914, el mismo año en que comenzó la Primera Guerra Mundial. Vivió en primera persona la Guerra Civil española, participando en el bando republicano, y fue espectador cercano de la Segunda Guerra Mundial. Sus convicciones e independencia le llevaron a sufrir el rechazo después de la guerra, y la falta de un reconocimiento oficial hasta el final de sus días.

Con tono doliente ante lo que consideraba un trato inmerecido, su hijo -el escritor Javier Marías- recordaba cómo le había sido cercenada su vocación de pedagogo al negársele una cátedra universitaria, primero por una falsa acusación que le llevó a la cárcel -producto de la envidia de un "amigo"-. Después por la molesta sensación que provoca quien no se deja comprar con bienes o halagos. Pero el talento y la calidad humana emergen irremediablemente cuanto tienen fuerza suficiente, y Julián Marías alumbró su temprana “Historia de la Filosofía” cuando sólo tenía 27 años, hecho notable, si tenemos en cuenta que, desde su aparición, se convirtió en un texto casi oficial.

Seis lustros después habían aparecido ya más de 20 ediciones y constituyó uno de los mayores éxitos editoriales de la Filosofía en español, gracias al cual varias generaciones se han iniciado, por su estilo pedagógico, ameno y claro. Desde aquella época, consciente del precio de la autenticidad, y según sus propias palabras, "me dediqué a organizar una modesta vida privada, cuyo principio se podía resumir en decir con frecuencia: “¡No!” Vivió de las colaboraciones periodísticas, las traducciones y los libros. Se convirtió en un profesor extramuros. Ejerció su magisterio, sin embargo, en varias universidades de Europa y América, aunque nunca se estableció en el extranjero. Prefirió hacer de aquella España hostil su "circunstancia".

Para él era una cuestión de ética. -Fue doctor en Filosofía por la Universidad de Madrid. -Fundó con Ortega y Gasset el Instituto de Humanidades en 1.948. -En 1.964 ocupó el sillón "S" de la Real Academia Española. -Fue senador por designación real entre 1.977 y 1.979. -Perteneció también a la Real Academia de Bellas Artes y, entre sus galardones, se encuentra el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades de 1.996. -Prolífico en su obra, cuenta con más de 50 libros en los que, con palabra certera, desentraña el arte de ser persona y de vivir con hondura y responsabilidad. Julián Marías hizo suya la frase de José Ortega y Gasset de que "la claridad es la cortesía del filósofo". Sus obras están traducidas al inglés, alemán, portugués, holandés y griego. 

-¡Nada hay superior a la verdad! - “Se está tejiendo una espesa red de mentiras que hacen irrespirable el mundo”. No es extraña esta afirmación en quien, siendo niño, tomó ya la determinación y el compromiso de no mentir jamás, y se vanaglorió de haber mantenido su palabra durante toda su vida. “Por esto, la exigencia primaria, irrenunciable, es la escrupulosa fidelidad a la verdad: el esfuerzo constante por evitar el error, el implacable rechazo de su perversión, la mentira”. Le preocupaba enormemente cómo la verdad había sido derribada violentamente de su pedestal, en nuestro mundo actual. Defendió que ser veraz consiste en ver las cosas y decir lo que son, en evitar toda falsedad, toda ocultación de lo real, toda tergiversación. “Casi todo lo que se oye o lee se resiente de insuficiencia, falta de atención, de rigor, de cautela; se deja que el error se deslice, se parta de él, se lo dé por válido, se articule así con otros errores que van tendiendo una red que nos aleja de la verdad, nos conduce a esa situación que puede y debe llamarse estado de error”. Pero no sólo es importante prestar atención a la propia actuación personal.

Lo verdaderamente peligroso para las conciencias incautas es lo fácil que resulta manipularlas en ese estado de error. “La mentira es vieja como el mundo, pero no se habían dado en otros tiempos las condiciones de su ejercicio, aplicación y eficacia que caracterizan la época presente. Los refinamientos técnicos, la inmensa capacidad de organización, la difusión mediante la propaganda, los recursos que parecen inagotables, todo ello ha alterado profundamente la significación y la importancia de la mentira como instrumento de acción colectiva. (...) Se aducirá el sacrosanto derecho a la libertad de expresión, que incluye -ciertamente- la de mentir”.

-Filosofía y autenticidad- “¿Cuánto piensan hoy los intelectuales? Confeccionan fichas, multiplican citas y escriben libros. Pero, ¿cuánto piensan?” Buena pregunta la de Don Julián. “Llamo a la Filosofía ‘la visión responsable’, y creo que su símbolo podría ser el haz de luz de un faro que se va moviendo y explora la realidad, variando el punto de vista con continuidad y coherencia”. Sí, un faro de luz. Eso es la Filosofa, el amor a la verdad, la búsqueda del conocimiento. Para Julián Marías la vida humana es un argumento, una realidad dramática, y por eso se puede contar. Pero apela a Platón cuando afirma que el que se deja vivir simplemente llevado por las circunstancias, no vive una vida rigurosamente humana, no tiene una vida auténtica. ¿En qué consiste, entonces, la riqueza vital?,¿ de qué dispone cada persona para vivir humanamente?, ¿cuál es el repertorio de los recursos con que hace su biografía?, se pregunta este filósofo. Su respuesta es que el hombre es heredero de un pasado, que es el factor capital de su riqueza o pobreza.

Pero no sólo un pasado histórico, sino un pasado “inmemorial”. «En sus formas más elementales y eficaces, los hombres han sentido que procedían de un pretérito sin contornos precisos, sin cifras, que venía del fondo de las edades, “desde siempre”. Su vida se apoyaba sobre un inmenso espesor de otras vidas, de las que venía su solidez, su estabilidad, en una forma decisiva de instalación».

-La Historia inteligible- Para Julián Marías el determinismo es falso; las cosas acontecen porque han sido primero imaginadas y luego defendidas, realizadas, rectificadas. Por eso la Historia es algo que se construye. Según su punto de vista, los países consisten en proyectos orientados hacia el porvenir, que es lo que los atrae, los encamina y los constituye como realidades vivas. El pasado es decisivo porque es el punto de partida necesario en el que se puede apoyar el impulso hacia el futuro. Es lo que permite la continuidad, seguir hacia adelante. Sin embargo, hay un tono de alarma cuando analiza la historia presente. “Hay una angustiosa escasez de proyectos. Muy escasos países tienen un argumento expreso, claro, entendido y compartido por los individuos. Tengo una experiencia bastante larga, y se puede comprobar el descenso de la visión argumental en lugares en los que hace medio siglo era mucho mayor”.

Por eso, insiste en que la política tiene que indagar los argumentos porque la otra posibilidad de movilización de multitudes es la fanatización, algo que describe como “un factor decisivo de esa incipiente decadencia que me parece aterradora y que todavía confío en que sea evitable”. El filósofo llama la atención sobre lo importante que es, en las diferentes dimensiones de la cultura, la exigencia de atreverse a ser. Y para él esto significa que el “autor” de algo debería aterrarse ante la posibilidad de que no estime lo que hace, aunque le dé cuantiosos dividendos en dinero, fama o premios. “Las decadencias culturales, que suelen coincidir con las de las sociedades enteras, proceden casi siempre de la desaparición de la autenticidad vital”. En el caso de los intelectuales importa a qué cuestiones se aplica el esfuerzo. No se debe malgastar el tiempo y la energía, sino tratar las cuestiones que tengan valor, que sean dignas de ser consideradas.

Por último, señala que la vida humana y la de las sociedades están articuladas en derechos y deberes y que ambas cosas son necesarias para avanzar. «Se habla incesantemente de “derechos”, sin ningún rigor. Cuando se repite hasta la saciedad que hay que velar por los “derechos humanos”, me pregunto si hay otros. (...) Creo que el problema reside en el absoluto olvido de la noción de “deber”. -Sus Maestros- Entre otros destacaremos: José Ortega y Gasset, Miguel de Unamuno...

-Epílogo- Julián Marías pensaba que decir algo necesario y verdadero tiene importancia porque, aunque no produzca efectos inmediatos, por lo menos, queda dicho. “Por mí, que no quede”, era su lema. En una ocasión comentó: “Cuando leo a un escritor (...) se percibe que (...) se está agregando algo que ya se sabía, o se está dando relieve a un aspecto desatendido. De ahí la impresión de enriquecimiento, que suscita gratitud. (...) Son los escritores que merecen ser leídos, porque hacen generosa donación de su realidad, nos brindan descubrimientos que han hecho en soledad (...), o han hecho vibrar, con una expresión afortunada o una metáfora, facetas de la realidad que empiezan a irradiar belleza”. Se dice que los hombres rara vez conocen bien la naturaleza de la mujer, pues el Profesor Marías fue una de esas salvedades.

Impacta su delicadeza, respeto y por qué no, su poesía para describir al género femenino (La condición de la mujer incluye la generosidad). Nos brinda todo un tratado, además de no dejar de mencionar a la mujer en el momento de hacer más explícitos algunos términos, como por ejemplo, el de “felicidad”, esa felicidad según sus certeras palabras “imposible, pero necesaria” (la mujer tiende a ocultar el descontento, no le parece “elegante” mostrarlo). Conocedor de varios idiomas, también de lenguas muertas (latín, griego), fue traductor incansable de numerosas obras, y aficionado a rescatar algunas ya perdidas en el tiempo. Entusiasta del arte cinematográfico, fueron sus aportaciones críticas otro arte en sí mismo. El Prof. Marías manejaba usos, expresiones, formas del lenguaje que le identificaban y facilitaban comprenderle de modo profundo y rápido.

Enseñaba términos del castellano, irrepetibles e intraducibles en otras lenguas. Definía lo occidental, lo europeo, lo español, lo castizo de nuestros pueblos, todo ello con orgullo de precisión y sin conflictos. El 15 de diciembre de 2.005, a los 91 años, Julián Marías se fue a explorar otras realidades, pues -como él mismo decía- “si el hombre estuviera destinado a perecer, ¿no sería todo un engaño o una especie de broma siniestra?” Tal como él decía, dicho queda.

Bibliografía cronológica seleccionada de Julián Marías: - Juventud en el mundo antiguo. Crucero universitario por el Mediterráneo, Espasa Calpe, Madrid 1.934, 309 págs. (junto con Manuel Granell y Carlos Alonso del Real). - Miguel de Unamuno, Espasa Calpe, Madrid 1.943, 220 págs. - Historia de la filosofía, con un prólogo de Xavier Zubiri, Revista de Occidente, Madrid 1.941, 413 págs. (28ª ed. en 1.976.) Traducida al inglés en 1.967. - El tema del hombre, Revista de Occidente, Madrid 1.943, 378 págs. - San Anselmo y el insensato y otros estudios de filosofía, Revista de Occidente, Madrid 1.944, 272 págs. - Idea de la Metafísica, Columba, Buenos Aires 1.954, 68 págs. - La estructura social. Teoría y método, Sociedad de Estudios y Publicaciones, Madrid 1.955, 308 págs. - Filosofía actual y existencialismo en España, Revista de Occidente, Madrid 1.955, 376 págs. - El oficio del pensamiento, Biblioteca Nueva, Madrid 1.958, 281 págs. - La Escuela de Madrid. Estudios de filosofía española, Emecé, Buenos Aires 1.959, 362 págs. - Ortega. I. Circunstancia y vocación, Revista de Occidente, Madrid 1.960, 569 págs. - La España posible en tiempo de Carlos III, Sociedad de Estudios y Publicaciones, Madrid 1.963, 232 págs. - El tiempo que ni vuelve ni tropieza, Edhasa, Barcelona 1.964, 236 págs. - Antropología metafísica. La estructura empírica de la vida humana, Revista de Occidente, Madrid 1.970, 318 págs. - Visto y no visto. Crónicas de cine, Guadarrama, Madrid 1.970, 2 vols. - España inteligible. Razón histórica de las Españas, Alianza, Madrid 1.985, 424 págs. - La mujer y su sombra, Alianza, Madrid 1.986, 216 págs. - Una vida presente. Memorias, Alianza, Madrid 1.988-1989, 3 vols.: I (1.914-1.951), II (1.951-1.975), III (1.975-1.989). - La felicidad humana, Alianza, Madrid 1.989, 386 págs. - Generaciones y constelaciones, Alianza, Madrid 1.989, 284 págs. - Cervantes, clave española, Alianza, Madrid 1.990, 286 págs. - Acerca de Ortega, Espasa Calpe, Madrid 1.991, 276 págs.

- El cine de Julián Marías. Escritos sobre cine, compilación de Fernando Alonso, Royal Books, Barcelona 1.994, 2 vols. - Tratado de lo mejor, Alianza, Madrid 1.995. - Persona, Alianza, Madrid 1.996. - Tratado sobre la convivencia, Martínez Roca, Barcelona 2.000. - Obras completas, Revista de Occidente, Madrid 1.958-1.970, 8 vols. F

uente: Esmeralda Merino. Extraído de la revista “Esfinge”.

* * * * * “Permíteme orar, no para obtener protección contra los peligros, sino para afrontarlos sin tenor. Permíteme buscar en el campo de batalla de la vida, no aliados, sino mi propia fortaleza. Permíteme pedir, no alivio a mi dolor, sino el valor de superarlo. Permíteme no suplicar, temeroso, por mi salvación, pero sí tener paciencia para conseguir mi libertad...”. -R. Tagore-

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