El nombre "Sofía" tiene origen griego, significa "sabiduría", y puede catalogarse como uno de los menos populares entre las mujeres de España.

 

En toda discusión y debate sobre la enseñanza y el aprendizaje en nuestras escuelas se ponen en contraposición dos sistemas de aprendizajes diferentes.

El primero de ellos es el más común y tradicional, y se fundamenta en la provisión constante de gran cantidad de datos.

De esta manera, los alumnos pueden saber claramente quién descubrió América, qué aportes hizo Newton a la física pero son totalmente incapaces de aplicar estos conocimientos a su vida cotidiana pues en principio no son útiles para la misma y por otro lado no enseñan a pensar.

El segundo de ellos propone justamente el enseñar a pensar, más que hacer que la persona acumule datos.

Esta estrategia propone que no es tan importante lo que el ser humano sabe, sino cómo utiliza lo que sabe (cuantitativo o cualitativo), para resolver las dificultades, retos, etc. que se nos presentan en la vida diaria.

Sabiduría (filosofía)
La sabiduría es una habilidad que se desarrolla con la aplicación de la inteligencia en la experiencia, obteniendo conclusiones que nos dan un mayor entendimiento, que a su vez nos capacitan para reflexionar, sacando conclusiones que nos dan discernimiento de la verdad, lo bueno y lo malo.

La sabiduría y la moral se interrelacionan dando como resultado un individuo que actúa con buen juicio.

Algunas veces se toma el concepto de sabiduría como una forma especialmente bien desarrollada de sentido común.

En Psicología
La mayoría de los psicólogos consideran la sabiduría como distinta de las habilidades cognitivas medidas por los test de inteligencia.

La sabiduría es con frecuencia considerada como un rasgo que puede ser desarrollado por la experiencia, pero no enseñado.

Cuando se aplica a asuntos prácticos, la palabra sabiduría es sinónimo de prudencia.

Algunos consideran la sabiduría como una cualidad que incluso un niño, de otra forma inmaduro, puede poseer con independencia de la experiencia o el conocimiento completo.

En lo cultural
La cultura contemporánea limita la importancia de la sabiduría y de la intuición.

El nivel de la sabiduría o la prudencia como una virtud es reconocida en fuentes culturales, filosóficas y religiosas.

Algunos definen la sabiduría en un sentido utilitario, como una forma de prever las consecuencias y actuar para maximizar el bien común a largo plazo.

Conocimiento y sabiduría
En un sentido, la sabiduría es el cúmulo de conocimiento que toda persona posee sobre los temas que domina.

Sabiduría deriva de saborear. La palabra no estaba ligada en sus orígenes con la posesión de conocimientos, sino que significaba simplemente saborear, gustar y gozar de la verdad.

¡Para obtener la sabiduría es necesario desearla!

La sabiduría se puede adquirir por consejos o por el ejemplo de otros.

Por otro lado, la sabiduría se encuentra también en el comportamiento de los animales.

Este fue uno de los descubrimientos del sabio Rey Agur, según relata el Antiguo Testamento:

Hay cuatro cosas en el mundo que a pesar de ser pequeñas son más sabias que los sabios:

Las hormigas, insectos muy pequeños que guardan comida en el verano, para tener suficiente en el invierno; los tejones, animalitos que por ser indefensos hacen sus cuevas entre las rocas...

Los saltamontes, que aunque no tienen comandante son tan ordenados y disciplinados como un ejército, y las lagartijas, que son fáciles de atrapar pero viven libres en los palacios (Pr 30.24-28).

La sabiduría es un atributo del ser humano, que le permite tomar decisiones justas y perfectamente equilibradas.

Filosofía y sabiduría
Una definición filosófica estándar dice que la sabiduría consiste en hacer el mejor uso del conocimiento disponible...

En su Metafísica, Aristóteles define la sabiduría como el conocimiento de las causas: por qué las cosas existen de un modo particular.

Algunas citas
- "La mayor sabiduría que existe es conocerse a uno mismo".
Galileo Galilei

- "La ciencia es conocimiento organizado. La sabiduría es vida organizada".
Immanuel Kant

- "La filosofía es un conocimiento armonizado haciendo una vida armonizada; es la autodisciplina la que nos eleva a la serenidad y la libertad. El conocimiento es poder, pero sólo la sabiduría es libertad".
Will Durant

- "El hombre sabio no da las respuestas correctas, propone las preguntas correctas".
Claude Levi-Strauss

- "La sabiduría no es un producto de la educación sino de toda una vida por adquirirla".
Albert Einstein

-"La sabiduría marca muchos límites, incluso al conocimiento".
Friedrich Nietzsche

Sócrates y la sabiduría griega
Los testimonios más antiguos convienen todos, en que Sócrates no se ocupó sino de ética, y que introdujo el diálogo como método para llegar a averiguar algo universal acerca de las cosas.

Platón continúa a Sócrates, y Aristóteles a Platón.
Pero esto no significa forzosamente que haya de concebirse la línea "Sócrates-Platón-Aristóteles" como un trazo continuo.

Sócrates, Platón y Aristóteles son, más bien, los tres rayos de un haz que emergen de un punto finito de la Historia.

Lo interesante es precisar la posición de dicho punto. Lo que Sócrates introduce en Grecia es un "nuevo" modo de búsqueda de la Sabiduría.

Resumamos:

La Sabiduría, que era, desde sus comienzos, un saber de las ultimidades del mundo y de la vida, muy próxima, por ello, a la religión, se convirtió, en las costas de Asia Menor, en un descubrimiento o posesión de la verdad sobre la Naturaleza.

 

Esta verdad sobre la Naturaleza se hizo visión de lo que las cosas son con Parménides y Heráclito:

La visión del ser se concretó, por un lado, en ciencia racional; por otro, en retórica y cultura en la vida ciudadana de Atenas.

Tal era la situación en que Sócrates encontró su mundo.

Una situación cuyos ingredientes dinámicos le son esenciales y que van a constituir el punto de partida de su actividad.

Sócrates: el testimonio de Jenofonte
En las primeras líneas de sus "Memorables" o "Recuerdos" nos dice Jenofonte lo siguiente:

"Sócrates, en efecto, no hablaba, como la mayoría de los otros, acerca de la Naturaleza entera, de cómo está dispuesto eso que los sabios llaman Cosmos y de las necesidades en virtud de las cuales acontece cada uno de los sucesos del cielo, sino que, por el contrario, hacía ver que los que se rompían la cabeza con estas cuestiones eran unos locos".

"Porque examinaba, ante todo, si es que se preocupaban de estas elucubraciones porque creían conocer ya suficientemente las cosas tocantes al hombre o sí porque creían cumplir con su deber dejando de lado estas cosas humanas y ocupándose con las divinas.

Y, en primer lugar, se asombraba de que no viesen con claridad meridiana que el hombre no es capaz de averiguar semejantes cosas, porque ni las mejores cabezas estaban de acuerdo entre sí al hablar de estos problemas, sino que se arremetían mutuamente como locos furiosos".

"Esto era lo que decía de los que se ocupaban de estas cosas.

Por su parte, él no discurría sino de asuntos humanos, estudiando qué es lo piadoso, qué lo sacrílego; qué es lo honesto, qué lo vergonzoso; qué es lo justo, qué lo injusto.

Qué es sensatez, qué insensatez; qué la valentía, qué la cobardía; qué el Estado, qué el gobernante; qué mandar y quién el que manda, y, en general, acerca de todo aquello cuyo conocimiento estaba convencido de que hacía a los hombres perfectos, cuya ignorancia, en cambio, los degrada, con razón, haciéndolos esclavos" (1, 1, 11-17).

Es sobradamente conocida la imagen de Sócrates que nos describe Platón en su apología: el hombre justo que prefiere aceptar la ley, aunque se vuelva contra su vida.

Una cosa resulta clara: Sócrates toma una actitud ante al sabiduría de su tiempo, y a base de ella comienza su acción propia.

Sócrates: su actitud ante la sabiduría de su tiempo
La intervención del ciudadano en la vida pública dio lugar a la constitución de la retórica y al ideal del hombre culto.

En esta cultura se apelaba también a los grandes ejemplares de la Sabiduría tradicional: Anaximandro, Parménides, Heráclito, etc., no por lo que tuvieran de verdad, sino por su consagración pública.

Con lo cual su saber dejó de ser Sabiduría para convertirse en cosa manejable, en topos, en tópico, que se utiliza en beneficio propio o con ocasión de consagración personal mediante la polémica.

El celo y la insolencia tiene idéntica raíz: el tópico. En cambio, los nuevos saberes se contraponen con complacencia morosa a las sabidurías clásicas; mientras éstas eran algo divino, las technai (las artes) nacieron, según el mito de Prometeo, de un robo hecho a los dioses.

Con ellas adquirieron los hombres la sabiduría de la vida. Son saberes que se obtienen en el curso de ésta y que se tienen a disposición de cualquiera mediante la instrucción; son mathémata.

La Sabiduría nació de la mente pensante. Al perderla, dejó de ser Sabiduría. El saber ya no es producto de una vida intelectual, sino simple recetario de ideas.

Por eso la elimina Sócrates.

Sócrates no ha creado ciencia: ha creado un nuevo tipo de Sabiduría. Sus discípulos han recogido el fruto de esa nueva vida.

Y como aconteció en su hora a Parménides y Heráclito, acontece también a Sócrates: al despertar a una vida nueva, ésta se entiende, en sus comienzos, en función de la antigua.

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Sofía Casanova
Año 1886. El escritor polaco Wincenty Lutoslawsky llega a Madrid dispuesto a estudiar la melancolía en la poesía española. Buscaba a Sofía Casanova, una joven y bella poeta coruñesa que residía en la capital de España.

RETRATO SOFÍA CASANOVA

La encontró. No sólo eso. Lutoslawsky vio en la coruñesa a la madre de su futuro hijo, que el escritor creía iba a ser el encargado de liberar Polonia de la opresión rusa.
Casanova aceptó la propuesta de boda.

Él era apasionado, romántico, bohemio, culto y absolutamente irresistible. Convertida en Sofía Lustoslawska, viaja a Polonia, Estonia, Moscú y Kazán, en la Tartaria rusa, en donde se emplea en el cuidado de las tres hijas que para entonces tenía el matrimonio.

La muerte de la mayor la sume en una profunda depresión que alivia regresando a Galicia.

En 1896 se establece en Mera (Oleiros), en casa Casilda. Desde allí contacta con Emilia Pardo Bazán, Filomena Dato o Fanny Garrido.

Su relación con la intelectualidad gallega de la época se hace más estrecha gracias a su participación en las tertulias de la Librería Regional, denominada la Cova Céltica.

Educada por su padrino, el conde de Andino, tutor del joven Alfonso XIII desde sus infantiles años, vivía en una atmósfera de amor hacia la corte y la Familia Real.

Su presencia en la corte ¿era porque su padre tenía derecho al título de conde de Eguía?

O ¿era que un cierto estilo de la corte de Madrid admitía a una niña pobre, aunque educada en una casa noble como amiga de las princesas reales?

Durante la guerra estaba en correspondencia epistolar con la Infanta Paz, entonces Princesa de Baviera.

En los días de la guerra, las dos españolas, una en la ocupada Varsovia, la otra en Munich, intercambiaban cartas en las que se referían sus dolores y tristezas.

Un ejemplo de sus relaciones con la corte se puede ver en la anécdota siguiente:

El rey Alfonso XII, muy joven entonces, invitó a Sofía, cuatro años más joven, para que le recitara unos versos. La joven poetisa veía muy bien los problemas sociales, la suerte de los trabajadores.

Entre otros versos declamaba una poesía que exaltaba la grandeza y dignidad del esfuerzo y del trabajo humano.

El rey, bajo la impresión que le hizo el poema, quería oírlo otra vez. Pero en ese momento entró el ayudante con el recado de que esperaba don Antonio Cánovas del Castillo, entonces Primer Ministro, muy respetado por el joven rey.

Sin embargo, el monarca le pidió que no interrumpiera la recitación. Un momento después, el ayudante entró otra vez con el mismo recado.

Y de nuevo el rey le pide, que siga con su declamación. Por tercera vez el ayudante entrando anunció: «El señor Primer Ministro espera».

Entonces el rey, extendiendo los brazos, le dijo quejándose: «Ni siquiera me dejan escuchar versos».

Sofía deduce que Polonia –que luchaba por su independencia– y Galicia tenían problemas similares.

Lutoslawski y Sofía contratan a una madre soltera de Cecebre, Josefa López Calvo, para que atienda a sus niñas; cuando el matrimonio regresa a Polonia, Josefa se va con ellos, convirtiéndose en la confidente de Sofía.

Se establecen en la Galitzia polaca y después en Varsovia, en donde el matrimonio acaba separándose.

Poco después, Sofía se instala en Madrid, hasta que en 1914 estalla la I Guerra Mundial y regresa a Polonia para colaborar con la Cruz Roja en el frente.

El diario ABC le propone que se convierta en su corresponsal de guerra.

Sofía Casanova será la segunda mujer española que acometa este menester –la primera fue Carmen de Burgos en la guerra de Marruecos–.

La guerra finaliza pero Sofía queda ya ligada para siempre al periodismo de trinchera. Cubrió toda la crisis rusa y fue testigo de excepción de la revolución bolchevique.

Una fría mañana, acompañada de Pepa de Cecebre, entrevista a Leon Trotski durante varias horas.

En 1919 regresa a Coruña en donde es recibida como una heroína.

Los conservadores de la época, pidieron para ella el Nobel de Literatura. Murió en Polonia en 1958.

Por: Fernanda Tabarés

Fuentes:
http://www.elsalvador.com
http://es.wikipedia.org
http://www.lavozdegalicia.es
http://galeon.hispavista.com
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"De qué me sirve la geometría para dividir el campo, si no sé compartirlo con mi hermano".
-Séneca-

 

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