¡Efemérides!

A las cinco y media de la madrugada del 28 de marzo de 1942, Miguel Hernández Gilabert, poeta valenciano, revolucionario de la libertad, grandeza de la poesía española...

¡moría en prisión!

Sus ojos quedaron abiertos, como esperando ese día glorioso que siempre había soñado, esa libertad que el poeta no solo quería para él, sino para todos los hermanos de España.

Elegía a Ramón Sijé
(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto como del rayo Ramón Sijé, a quien tanto quería).

"Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tus novias las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero".

Miguel Hernández (10 de enero de 1936)

Miguel Hernández Gilabert nació en Orihuela (Alicante) el 30 de octubre de 1910, segundo hijo varón en el seno de una familia numerosa y humilde.

Orihuela es, en aquel entonces, un lugar de grandes contrastes, donde la alta aristocracia y la burguesía conviven con las clases más humildes, dedicadas a las labores del campo, a su huerta y su ganadería.

Su familia salía adelante con los modestos ingresos proporcionados por un rebaño de cabras cuyos productos derivados la familia explotaba.

Las tareas derivadas de la profesión del padre llevaría a la familia a trasladarse al número 73 de la calle de Arriba, hoy del Poeta Miguel Hernández.

Pegada a las faldas de la sierra de Orihuela, esta casa y su entorno se convertiría en el lugar donde Miguel comenzará a escribir sus primeros poemas, en contacto directo con la naturaleza, su huerto, su higuera, su rebaño, su sierra.

Miguel estudia regularmente hasta poco más de los catorce años, primero en las Escuelas del Ave María, anejas al Colegio de Santo Domingo de la Compañía de Jesús, y más tarde como "alumno pobre" en el citado colegio.

Buen estudiante, dotado de una prodigiosa inteligencia natural y de una inquietud cultural asombrosa para sus pocos años, hubo de abandonar los estudios por requerimiento del padre para ayudar en las labores de pastoreo y reparto de leche.

Pero Miguel, niño aún, no abandona sus inquietudes literarias y su avidez por la lectura.
Miguel lee todo lo que cae en sus manos. Conoce las obras de Gabriel y Galán, Miró, Zorrilla o Rubén Darío.

Empieza a escribir experimentando con sus primeras composiciones poéticas, tarea que compagina con las de pastoreo. Por las tardes Miguel, “el pelao”, se reúne en la tahona del barrio, perteneciente a los hermanos Fenoll, con sus amigos, donde hablan de poesía y hacen representaciones teatrales.

A ellos se unirán más tarde José Marín Gutiérrez, a quien con los años se le conocerá como Ramón Sijé, y Jesús Poveda.

José Marín pondrá a su disposición los libros de su biblioteca, con los que enriquecerá sus lecturas. Con ellos compartirá inquietudes y distintos proyectos literarios.

A los 16 años publica sus primeros poemas en El pueblo de Orihuela. A partir de entonces serían Voluntad y, más tarde, Destellos, las revistas que acogerán los poemas y artículos de los jóvenes del “Grupo de la Tahona”.

En los ratos libres frecuenta las bibliotecas públicas oriolanas y entabla relación con el canónigo Luis Almarch, quien le pone en contacto con los clásicos y los místicos.

También frecuenta la lectura de la obra de ese gran paisajista alicantino que fue Gabriel Miró.

Así, Miguel va formándose como autodidacta, con una gran imaginación, una enorme fuerza intuitiva y una innata facilidad para la composición poética, a lo que contribuye la relación amistosa que ha entablado con un pequeño círculo de amigos afines en los gustos literarios y entre los que se puede destacar a José Marín Gutiérrez, futuro abogado y ensayista que firmaría como "Ramón Sijé", a los hermanos Fenoll y a Manuel Molina.

En 1929 Miguel publica sus primeros versos en un periódico local, El Pueblo, y al año siguiente ya aparece de forma más regular en publicaciones de ámbito local como "Actualidad" o "Destellos".

Con el tiempo, Miguel se va incorporando a la vida cultural oriolana: “tertulia de los poetas del horno”, primeros poemas, primeras publicaciones…

Ramón Sijé era un íntimo amigo del poeta, los dos nacidos en Orihuela. Establecen amistad en la infancia, pero es en su adolescencia cuando el vínculo que les une se hace más fuerte.

Las tertulias de “los poetas del horno” hacen que los dos jóvenes vean que hay muchas cosas que les unen.

Cuando Miguel decide probar suerte en Madrid, su idea es triunfar en la gran ciudad, ya que el ámbito local y comarcal de Alicante se le ha quedado pequeño.

Este nuevo reto en la vida del poeta está respaldado por personas que serán cruciales en su vida, Josefina Manresa, su futura esposa, y Ramón Sijé.Miguel Hernándes y Josefina

Los dos apoyan la decisión de su amigo de buscar nuevas metas, y le despiden con cierta tristeza, pero con la esperanza de que Miguel encuentre lo que busca.

En diciembre de 1931 marcha a Madrid. Desea conocer los ambientes literarios de la capital y probar suerte como escritor.

Ahí están los poetas de la Generación del 27, por los que Miguel siente gran admiración.

Sin embargo, su estancia en la capital estará llena de carencias y penalidades; aun recibiendo un gran espaldarazo cuando aparece un reportaje que incluye fotografías y declaraciones del escritor en la revista Estampa, no logra el objetivo que persigue.

La falta de trabajo y dinero le obliga a regresar a Orihuela en mayo de 1932.

Poco después, se vuelve a embarcar en la aventura madrileña, y es aquí cuando Miguel, como ya hemos dicho, se empieza a relacionar con diversos poetas y diferentes personalidades de la literatura española.

Por entonces, el recuerdo de sus amigos y familiares pierde fuerza.

Allí se pone en contacto con Ernesto Giménez Caballero, fundador y director de La Gaceta Literaria, publicación que recoge la literatura vanguardista del momento.

Pero Miguel fracasa en su intento de que le publique algo o le proporcione un empleo, y ha de volver a Orihuela, donde continúa con su círculo de amigos y sus lecturas de Gerardo Diego, Alberti y otros poetas de vanguardia que influirán en él notablemente, al igual que Góngora, de quien es ferviente admirador, dedicándose paralelamente a trabajos administrativos como modesta forma de ganarse la vida.

Es entonces cuando publica en Ediciones Sudeste de Murcia su primer libro, "Perito en lunas", conjunto poético de matiz barroco y gongorista.

Publicado el 20 de enero de 1933, se trata de un libro hermético y enigmático, donde los versos aparecen sin un título que desvelen la realidad que encierran.

Sin embargo, Miguel no apreciará los resultados que tanto anhelaba de la publicación de este su primer libro, ni el reconocimiento de la crítica.

La influencia de su amigo Sijé se dejará ver en su segundo libro, de carácter mucho más religioso, "El silbo vulnerado", que presentará al Premio Nacional de Poesía.

¡No obtendría, sin embargo, mención alguna!

Por otro lado, Miguel se adentra en el propósito de escribir un auto sacramental escribe el titulado "Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras", que publica en la revista madrileña Cruz y Raya, que dirige José Bergamín.

De vuelta a Madrid, entabla amistad con Vicente Aleixandre y Pablo Neruda y logra sobrevivir, primero como colaborador cultural en Misiones Pedagógicas y más tarde como secretario de José María de Cossío, que por entonces preparaba para la editorial Espasa-Calpe su magna obra "Los toros".

Miguel Hernández y AleixandreEsta relación con Cossío es fructífera, por cuanto le permite los suficientes contactos con los escritores del momento y los editores más importantes.

Así, empieza a colaborar asiduamente en Revista de Occidente y publica la que sería una de sus obras más reconocidas y significativas:

"El rayo que no cesa".

Eran los tiempos difíciles de la Segunda República, próximo ya el estallido de la guerra civil, cuando Hernández manifiesta de manera clara su espíritu combativo, su autenticidad como proletario y su preocupación social de hombre de pueblo.

Conocerá a Pablo Neruda, que había sido destinado como cónsul de su país en Barcelona.

Este viaje será decisivo en el proceso de transformación de Miguel hacia una conciencia mucho más política.

Su encuentro con Benjamín Palencia y el grupo de Vallecas ejercerán gran influencia en la transformación ideológica que irá experimentado Miguel a partir de este momento.

Así, de carácter mucho más social, empieza a escribir su siguiente obra, Los hijos de la piedra.

El 24 de diciembre de 1935 muere en Orihuela su fraternal amigo de toda la vida, Ramón Sijé, y Miguel le dedica su extraordinaria "Elegía", que provoca el entusiasmo de Juan Ramón Jiménez en una crónica del diario El Sol.

La noticia le llegó a través de Vicente Aleixandre. Eran los últimos días del año y el fallecimiento se había producido unos días antes, el día de Nochebuena a las once de la noche, en 1935.

En una carta a Juan Guerrero Ruiz dice: “He llorado a lágrima viva y me he desesperado por no haber podido besar su frente antes de que entrase en el cementerio…”.

Miguel, instalado en un pequeño cuarto de una pensión madrileña, recordando al amigo y compañero con el que inició su camino en la aventura literaria, comenzó a escribir la elegía a Ramón Sijé.

Por tanto, debemos situar este poema en un momento de dolor, de culpabilidad por no haber podido despedirse del amigo.

Dolor, tristeza y rebelión, son las tres palabras que, para nosotros, prenden del poema. Es una de las elegías más tristes que hemos leído, llena de sentimientos contradictorios y pasión.

Es, posiblemente, el mayor elogio a la amistad. Sin embargo, debido al carácter revolucionario del autor, la elegía nos ha sugerido también un sentimiento de lucha en grandes dosis.

Miguel Hernández escribe este poema en un momento en que los sentimientos brotan puros.

Transmite proximidad, con un léxico claro y cercano, ya que el poema está escrito como la última carta que Miguel no pudo enviar a su amigo, sin ninguna intención de querer demostrar en ningún momento cualquier dominio léxico.

Introduce al lector en un mundo un tanto tenebroso, en el que la sombra de la muerte cobra importancia.

Según la tendencia de la época, el realismo empapa el poema de una manera bastante peculiar. Intenta encontrar la belleza a través de la imagen.

Firma

Por eso encontramos diversas comparaciones que hacen que el sentimiento que quiere expresar Miguel lo podamos imaginar a partir de una imagen.

Un ejemplo es el siguiente: “En mis manos levanto una tormenta / de piedras, rayos y hachas estridentes / sedienta de catástrofes y hambrienta”.

Acto relacionado con la muerte de su amigo que cabe destacar es que el último libro que Miguel iba a publicar, "El rayo que no cesa", se estaba acabando de imprimir, pero Miguel detiene la impresión e incluye rápidamente la elegía a su amigo porque quiere rendirle ese último homenaje.

El azar hace que este libro empiece con la dedicatoria de su amor renacido a Josefina, y al final, la triste y arrebatada elegía ante su gran amigo.

Miguel Hernández, que desde 1934 mantenía relaciones con una muchacha andaluza residente en Orihuela llamada Josefina Manresa, se casa con ella en marzo de 1937.

Tras la boda, la pareja se traslada a Jaén, donde Miguel continúa con su labor cultural y de alentamiento a las tropas.

El contacto directo con la naturaleza andaluza, sus tierras, sus campos, sus hombres, le llevaría a la concepción de su "Viento del pueblo".

Fruto de esa unión nacen dos hijos, Manuel Ramón, nacido en diciembre y muerto en octubre de 1938, y Manuel Miguel, nacido en enero de 1939.

Para el primero, escribe Miguel Hernández un impresionante poema, "Hijo de la luz y de la sombra", y otros totalmente desgarradores con motivo de su muerte y recogidos en "Cancionero y romancero de ausencias".

Al segundo, la celebérrima "Nana de las cebollas", la más bella canción de cuna que se ha escrito jamás, plena de ternura en el fondo y desgarradora en la forma, con violentas metáforas y sobrecogedoras imágenes de una plasticidad magistral.

Parte de nuevo hacia la capital el 25 de abril. Es entonces cuando hace una nueva incursión en el teatro con "El labrador de más aire", de corte mucho más social.

Las revueltas sociales y políticas del momento se agravan alterando la vida cotidiana hasta que, el 18 de julio, se produce el gran levantamiento de los militares contra el Gobierno republicano, que dividiría a España en dos grandes frentes, desembocando en la gran contienda civil que durará tres años.

La Guerra Civil española hace mella en Miguel Hernández y trastoca profundamente su personalidad y su poesía, que se hace más directa y combativa; la utiliza como arma en la lucha por el bando republicano.

Allí desarrolla labores de organización de tareas de índole cultural, como la elaboración de un periódico divulgativo y trabajos de alfabetización de la tropa, a la vez que intenta renovar y alentar la moral de los soldados con recitales y lecturas que levantan el espíritu combatiente de los compañeros.

Miguel leyendo ante el públicoSu tarea propagandística terminó cuajando en una prosa, un teatro y una poesía que acabarían convirtiéndose en escritos de consigna política durante los años que siguieron al fin de la contienda.

La figura de Miguel empieza a contornearse en su papel de escritor del pueblo, precursor de la poesía social.

Con el fusil ingresa en el 5.º Regimiento, pasando luego a otras unidades en los frentes de la batalla de Teruel, Andalucía y Extremadura.

En el verano de 1937 asiste al 2.º Congreso Internacional de Escritores Antifascistas, celebrado en Madrid y Valencia, y más tarde viaja a la Unión Soviética en representación del Gobierno de la República, de donde regresa en octubre para escribir el drama "Pastor de la muerte" y numerosos poemas.

Se producirá un cambio sustancial en su talante, que se empieza a entrever en su producción poética al adoptar un cariz mucho más profundo.

Se supera lo circunstancial para conectar con una visión más cósmica de la existencia, cosa que se refleja en los poemas de su siguiente obra, "El hombre acecha".

En enero de 1939, próximo ya el final de la guerra, nace su segundo hijo, al tiempo que escribe un nuevo libro: "Viento del pueblo".

En las calles se respira ya la derrota del bando republicano y el final de la contienda civil, aunque todavía quedarán otros tres meses de infructuosa resistencia antes de que Madrid sea materialmente tomada por las tropas de Franco aquel 28 de marzo.

Tengo estos huesos hechos a las penas

"Tengo estos huesos hechos a las penas
y a las cavilaciones estas sienes;
pena que vas, cavilación que vienes
como el mar de la playa a las arenas.

Como el mar de la playa a las arenas,
voy en este naufragio de vaivenes,
por una oscura noche de sartenes
redondas, pobres, tristes y morenas.

Nadie me salvará de este naufragio
si no es tu amor, la tabla que procuro,
si no es tu voz, el norte que pretendo.

Eludiendo por eso el mal presagio
de que ni en ti siquiera habré seguro,
voy entre pena y pena sonriendo".

Las semanas que precedieron al fin de la guerra estuvieron marcadas por un gran desconcierto.

Los que se posicionaron a favor del bando republicano intentaban asegurar la vida en el exilio o pidiendo asilo político en alguna embajada.

Miguel, por la destacada envergadura y relevancia política que habían adquirido sus escritos y su activa participación en la contienda, sería de los primeros en aparecer en la lista de los que sufrirían las represalias del bando vencedor.

A Hernández, su compromiso con la República le pone en situación delicada e intenta sin éxito lograr refugio diplomático.

Su amigo De Cossío se ofrece a acogerlo en Tudanca, pero Miguel decide volver a Orihuela, preocupado por su familia.

Allí las cosas no están mejor y se va a Sevilla buscando una ayuda que no encuentra en viejos amigos. Entonces intenta pasar la frontera de Portugal en su desesperada ilusión de no caer prisionero.

¡Pero la policía salazarista le devuelve a España!

Es detenido y conducido a la Sección de Transeúntes de la Prisión Provincial de Huelva.

A partir de este momento comenzará lo que algunos han calificado de “turismo carcelario”, durante el cual fue componiendo su "Cancionero y romancero de ausencias".

Es puesto en libertad sin ser procesado ni juzgado en septiembre de 1939.

Es entonces cuando comete el error de volver a Orihuela, donde es delatado y detenido de nuevo.

De vuelta a Madrid, es juzgado y condenado a muerte en marzo de 1940 por su participación en la contienda a favor del bando republicano.

Algunos intelectuales interceden por él, así como su amigo y protector Alfonso de Cossío, logrando que le conmuten la pena capital por la de treinta años, pasando a la prisión de Palencia en septiembre de 1940 y, en noviembre, al Penal de Ocaña, en Cuenca.

Trasladado en el verano de 1941 al Reformatorio de Adultos de Alicante, enfermó de gravedad de tifus, por las insalubres condiciones de la prisión, complicándosele el problema con una tuberculosis y falleciendo el 28 de marzo de 1942.

Con este evento habíamos perdido al poeta más intenso, mejor dotado y más rico en expresión de la generación de 1936, y el único que hubiese sido capaz de llenar el profundo hueco dejado en el mundo literario por el asesinato de Federico García Lorca.

La obra de Miguel Hernández

Obra en verso

– Perito en lunas, Murcia, Sudeste, 1933

– El rayo que no cesa, Madrid, Colección Héroe, 1936

– Viento del pueblo, Valencia, Socorro Rojo Internacional, 1937

– Versos en la guerra (con otros), Alicante, Socorro Rojo Internacional, 1938

– El hombre acecha, Valencia, Delegación de la Secretaría de Propaganda, 1939

– Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941), Buenos Aires, Lautaro, 1958

Teatro

– Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras, Madrid, 1929

– El labrador de más aire, Valencia, Nuestro Pueblo, 1937

– Teatro en la guerra, Alicante, Socorro Rojo Internacional, 1938

Nana de las cebollas

"La cebolla es escarcha
cerrada y pobre;
escarcha de tus días
y de mis noches.

Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.

Con sangre de cebolla
se amamantaba,
pero tu sangre
escarchaba de azúcar,
cebolla y hambre.

Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo,
sobre la cuna.

Ríete, niño,
que te traigo la luna
cuando es preciso.

Alondra de mi casa,
ríete mucho.

Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.

Ríete tanto
que mi alma, al oírte,
bata el espacio.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.

Soledades me quita,
cárcel me arranca.

Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa.

Vencedor de las flores
y las alondras.

Rival del sol,
porvenir de mis huesos
y de mi amor.

La carne aleteante,
súbito el párpado,
y el niño como nunca
coloreado.

¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!

Desperté de ser niño.

Nunca despiertes.

Triste llevo la boca.

Ríete siempre.

Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.

Con cinco diminutas
ferocidades.

Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma,
sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho.

Él, triste de cebolla.

Tú, satisfecho.

No te derrumbes.

No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre".

Homenaje a Miguel Hernández

"A las cinco y media de la madrugada del 28 de marzo de 1942 Miguel Hernández Gilabert, poeta revolucionario de la libertad, grandeza de la poesía española moría en prisión".

Sus ojos quedaron abiertos como esperando ese día glorioso que siempre había soñado, esa libertad que el poeta no sólo quería para él, sino para todos los hermanos de España.

Presente, pasado y futuro.

Presente, pasado y futuro...
Quizá un presente aún incierto, pero que, con la fuerza del alba, arrastra consigo la luz.

El pasado, sombras que quedaron atrás en profundo silencio… vida ya gastada que se fue agotando con muy pocas oportunidades, ignorancia obligada a la belleza oculta, ¡a tantas cosas!

Al poeta que existió en el principio de mi tiempo… que el manotazo cruel quiso borrar de su tiempo en la cultura.

El futuro que aún no ha llegado, pero que el tiempo astuto ha de alcanzar.

Yo seré quien, con la palabra luminosa, irá hablando del poeta, de ese poeta ya eterno del que nadie, ni con truenos o latigazos, podrá borrar su dulce nombre, Miguel Hernández.

¡Sí, ese es su nombre! Miguel Hernández, lucha de vida pasada, lucha de llantos perdidos que han hecho que hoy su solo recuerdo sea gloria.

Miguel Hernández, criatura que sucumbió en el grito ahogado de la valentía, víctima de una guerra cruel.

No conocía la cobardía; por eso supo hacer frente a su destino, siempre dentro de la esperanza, con una dolida melancolía, repartiendo sonrisas con su marcada personalidad.

Miguel Hernández, jardín sembrado con enormes raíces, que han atravesado el desierto hasta llegar, por fin, a la fértil tierra.

España entera te adora, tus compañeros y amigos: Pablo Neruda, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Cossío y Ramón, Ramón Sijé.

Jamás aceptó Miguel Hernández la renuncia a su identidad, la infidelidad a sus creencias, aunque ello le costara la vida.

¿Qué es un hombre sin identidad?

¿Qué es lo que vale un poeta, si la libertad de su mente queda rota como el árbol partido por el rayo?

¡Nada, nada… sólo un cementerio de fracasos donde ya no emerge ni un solo impulso de libertad, nada!

Un hombre no vale nada si su mente es amordazada con la fuerza del tirano.

¡Nada! ¡Un hombre no vale nada!

Fiel a su identidad, pereció lentamente en el odio antes de esconderse en la fácil palabra.

Renunció al perdón y a la libertad porque se sentía hijo de la luz…

Miguel Hernández, pastor de la humilde ignorancia que remontó sublime cualquier sabiduría, que luchó minuto a minuto para que sus palabras, sus escritos, ayudaran al oprimido.

Manantial de fuerzas y verdades, de palomas en vuelo, de rosales sembrados en campos inmensamente grandes… muy grandes, de silencios obligados… de quejidos… de muerte.

¡Siempre te recordaremos, Miguel Hernández!

Dejaste glorias, viviste agonías que arrastraste por las cárceles.

¡A pesar de ello, todo está lleno de ti!

Orihuela / ¿Contradicciones?:
La restauración de la casa natal de Miguel Hernández en Orihuela, ¿estará acabada en el 2008?

La casa donde nació y vivió los cuatro primeros años de vida el poeta oriolano Miguel Hernández será restaurada y acondicionada para acoger un centro audiovisual, con filmografía relacionada con la vida y obra del poeta.

El proyecto cuenta con un presupuesto de medio millón de euros, y se prevé que la obra esté finalizada para el año 2008.

El director general del Libro y Bibliotecas, Vicente Navarro Luján, junto con el director de la Fundación Cultural Miguel Hernández, Juan José Sánchez Balaguer, y el alcalde de Orihuela, José Manuel Medina, han presentado hoy el proyecto, cuando se conmemora el 96 aniversario del nacimiento del poeta el próximo día 30 de octubre.

Juan José Sánchez ha calificado de “día histórico” porque supone alcanzar un objetivo para la consolidación de la ruta hernandiana, al tiempo que señaló que el inmueble tiene un “gran valor sentimental”, aunque no tiene valor arquitectónico.Exposición Miguel Hernandez

La casa en cuestión está ubicada en la calle Antonio Piniés (San Juan), y es de pequeñas dimensiones, unos 66 metros de planta, y una escasa fachada que da a la calle.

El proyecto se ha tenido que acondicionar a esas reducidas dimensiones, y contempla varias salas de exposiciones, con un sofisticado sistema de climatización para no dañar el material audiovisual que allí se exponga.

El alcalde de Orihuela, José Manuel Medina, quien se incorporó minutos después de haber comenzado la presentación del proyecto, junto con el concejal de Cultura, Manuel Hernández Terrés, destacó que el Ayuntamiento oriolano “siempre ha tenido la pretensión de homenajear y honrar la figura de Miguel Hernández”.

Incluso, dijo Medina, “discrepando un poco de los criterios que la propia fundación tenía, porque la fundación, en una sesión, decía que la casa natal no tenía importancia para sumarla a todo este espacio de Miguel Hernández, pero el Ayuntamiento la adquirió y la brindamos para que se pudiera sumar a los efectivos de la fundación, y hoy afortunadamente eso es una realidad”.

Orihuela, 27 de octubre de 2006
Pilar Girona
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Proyecto de rehabilitación de la casa natal de Miguel Hernández:

La restauración forma parte del compromiso del consell en cuanto a las acciones inmediatas que se van a llevar a cabo de cara al centenario.

La alcaldesa de Orihuela, Mónica Lorente, continúa al frente de un equipo que no cesa en su trabajo para potenciar el 2010 como un centenario lleno de actividades y oportunidades que ensalcen, como se merece, la figura del poeta oriolano.

Por esta razón, ha anunciado que la Consellería de Cultura sacará a licitación en unos 20 días, aproximadamente, el proyecto de ejecución de la rehabilitación de la casa natal de Miguel Hernández.

“Con un presupuesto de 600.000 euros se recuperan así parte de las raíces del poeta universal”, algo que Lorente ha priorizado como acciones importantes de cara al 2010, centenario de Miguel Hernández.

2010 será un centenario lleno de actividades y oportunidades que ensalcen, como se merece la figura, del poeta oriolano.

Pero, dentro de estas acciones del Plan Director, la alcaldesa oriolana también ha querido destacar que, en breve, se dará cita con la Directora General del Libro, Silvia Caballer, y uno de los puntos a tratar será la digitalización de parte de la obra del poeta, que se encuentra en la biblioteca municipal, edificio que también contará, como algo englobado dentro de este centenario, con una sala que se llamará como el poeta: será la Sala Miguel Hernández.

Por último, Lorente ha expresado su satisfacción ante los acontecimientos que se están desarrollando en esta cuenta atrás del centenario, que daba comienzo el pasado martes, 30 de octubre, día del 97 cumpleaños del poeta, cita en la que “comprometí a todos los alcaldes y personalidades de la comarca a que tomen parte en este horizonte 2010, puesto que es un poeta oriolano, pero forma parte de la esencia de nuestra tierra”, ha manifestado.

Además, la primera edil ha concluido diciendo que “todas las partes están de acuerdo en la firma del convenio de colaboración para hacer cada una de las actividades de este Plan Director de la mano y así poner al poeta en el lugar que se merece, por lo que esta cita se producirá en breve”.

Torrevieja, 6 de noviembre de 2007.

"Adiós, hermanos, camaradas y amigos.
Despedidme del sol y de los trigos"
(Miguel, en los muros de la cárcel de Alicante, poco antes de morir).

Fuentes:
http://www.orihueladigital.es
http://www.torrevieja.com
http://www.infopoesia.net
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"Aunque el otoño de la historia cubra vuestras tumbas con el aparente polvo del olvido, jamás renunciaremos ni al más viejo de nuestros sueños" (Miguel Hernández Gilabert).

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