Pepe Botella, un intruso con "buenas intenciones".
"No hay peor tiranía que la que se ejerce a la sombra de las leyes y bajo el calor de una supuesta justicia"
(Montesquieu).
El hermano mayor de Napoleón, José Bonaparte, nunca contó con el beneplácito popular, que pronto le buscó un apodo: Pepe Botella.
En Madrid también fue conocido como Pepe Plazuelas, debido a su política constructiva; una pasión encaminada a hacer de la capital una ciudad de perfecto diseño urbanístico.
Madrid se lo recompensa ahora, a casi dos siglos de su convulsa estancia en España, con una exposición.
"No queremos olvidar que la presencia francesa dejó una huella menos trágica que aún permanece en la arquitectura", subrayó la presidenta regional, Esperanza Aguirre, en la inauguración de "El Madrid de José Bonaparte".
La muestra podrá visitarse hasta el 12 de diciembre en la Biblioteca Regional Joaquín Leguina, y se compone de cuatro áreas:
La corte soñada por un rey intruso, los nuevos espacios urbanos, la política cultural y científica y el patrimonio desaparecido.
Porque, ¿sabían que fue él quien tuvo la idea de construir el Museo del Prado, proyecto recuperado más tarde por Fernando VII?
También fue el artífice del entorno del Palacio Real.
Su objetivo era conectarlo con el resto de la ciudad.
Lo que nunca llegó a materializarse fue su enlace con la Basílica de San Francisco el Grande, transformada en Salón de Cortes.
Otra de las joyas de la muestra, en este caso literaria, es el calendario manual y guía de forasteros en Madrid para 1808.
"El intruso también tuvo buenas intenciones", recordó el comisario, Francisco Juez.
Síntesis biográfica
José I Bonaparte (1808-1813)
Nació en Corte (Córcega) en 1786.
Hijo primogénito de Carlos María de Bonaparte y Letizia Ramolino, y hermano del emperador Napoleón I Bonaparte.
Vida política
Estudió leyes en Pisa (Italia), siendo en 1796 comisionado para desempeñar importantes misiones diplomáticas en Córcega.
Un año más tarde tomó parte en la campaña de su hermano en Italia.
Asimismo, un año después comenzó a desempeñar funciones como diplomático, primero en la corte de Parma y después en Roma, durante la I República francesa.
Fue diputado en el Consejo de los Quinientos, el órgano legislativo inferior en la época del Directorio.
Firmó en 1801 los tratados de Luneville y el Concordato con la Santa Sede, y en 1802, el Tratado de Amiens.
En 1794 se casó con Julie Clary, hija de un comerciante –jabonero– de Marsella, con quien tuvo tres hijas, de las cuales sobrevivieron dos: Zenaida y Carlota.
Zenaida, casada con Carlos Julio Bonaparte, y Carlota, casada con Carlos Bonaparte Bleschamp.
Julia Clary nunca pisó tierra española; permaneció en París defendiendo los intereses de su esposo ante Napoleón.
Durante las Guerras Napoleónicas, José I actuó como enviado de su hermano y firmó tratados con Estados Unidos, Austria, Gran Bretaña y el Vaticano.
Fue embajador en Roma en 1797 y contribuyó a la preparación del golpe de Estado dado por su hermano el 9 de noviembre de 1799.
Tras la proclamación de Napoleón como emperador, este adjudicó a su hermano José el trono de Nápoles en 1806, en donde gobernó hasta el verano de 1808, cuando, tras las abdicaciones de Bayona, Napoleón le instaló al frente de la Corona española, y proclamó a Murat, que estaba al frente de las tropas francesas en España, como rey de Nápoles.
Logró el soporte de algunos pocos, pero sin lograr hacer triunfar el programa reformista de su Gobierno, cimentado en la denominada Constitución de Bayona.
Escudo de José Bonaparte (1808-1813)
José I tampoco contó con el apoyo popular, e incluso fue llamado "Pepe Botella" (por su supuesta afición a la bebida) y "Pepe Plazuelas"; fue en Madrid donde hizo algunas reformas urbanas.
Así, el 7 de julio de 1808 José era nombrado rey de España y de las Indias, en pleno estallido de la Guerra de la Independencia.
Prestó juramento ante las Cortes, reunidas por su hermano en la ciudad francesa de Bayona, que previamente habían aprobado la Constitución ofrecida por Napoleón a los españoles.
En ningún momento consiguió tener autonomía política con respecto al imperio francés; pero realmente tuvo capacidad para la política y la administración.
El nuevo rey nunca fue del agrado popular, llegando incluso despectivamente a llamarle con el mote de Pepe Botella o el de Pepe Plazuelas, puesto que abrió muchas plazas en la capital, principalmente derribando iglesias y conventos.
La más importante fue la plaza de Oriente, delante del Palacio Real.
Caricatura alusiva al apodo de Pepe Botella.
Aunque trataba de atraerse la simpatía del pueblo llano, otorgando leyes populares y organizando fiestas, cada vez era más impopular entre los españoles, que le consideraban como el máximo representante de la opresión extranjera.
También publicó (diciembre de 1809) el anuncio de la fundación del actual Museo del Prado, bajo la denominación de Museo Josefino.
Su pretensión era equiparar Madrid a otras capitales europeas, que ya contaban con museos reales abiertos al público.
Por otro lado, con dicha institución pretendía retener las obras de arte que su hermano Napoleón y ciertos militares franceses estaban llevándose a Francia.
El museo como tal no llegó a fundarse; fue su sucesor en el trono español, Fernando VII de España, quien abordó su creación y lo inauguró en 1819.
En enero de 1810 dirigió personalmente la campaña de Andalucía.
Un año después, y tras realizar un viaje a París, quiso abdicar, pero en contrapartida Napoleón le nombró generalísimo de todo el ejército de España.
En 1812, al constituirse las Cortes de Cádiz, intentó infructuosamente alcanzar un acuerdo con ellas.
Sin embargo, las derrotas francesas del 22 de julio de 1812 en Arapiles y la de Vitoria, el 13 de junio de 1813, terminaron con el final de su breve reinado español.
La derrota francesa en esta contienda acabó con el gobierno de José I en 1813.
En diciembre de este mismo año, se firmaba el tratado de Valençay, por el que Napoleón reconocía a Fernando VII rey de España.
El 13 de marzo de 1814 Fernando VII partía para España, mientras José I Bonaparte regresaba a Francia.
Más tarde, tras la humillante y definitiva pérdida de 1815 en Waterloo, emigró a Estados Unidos y, luego, a Londres.
Vida privada
Durante su primera huida de la capital, vuelve a encontrase en Vitoria con María del Pilar Acedo y Sarriá, condesa del Vado y de Echauz, esposa del marqués de Montehermoso Ortuño Aguirre del Corral, un noble afrancesado que formó parte de los diputados que aprobaron la constitución de Bayona.
José hace al marqués Grande de España, gentilhombre de cámara, y le otorga la Orden de España.
Además, le adquiere por 300.000 reales su palacio en Vitoria, que convierte en Palacio Real.
Ambos le acompañan en su viaje a París en 1811 para el bautizo de Napoleón II de Francia, pero don Ortuño fallece en París.
María del Pilar permanecerá a su lado hasta su huida a Francia, donde perdido el trono, perdido el interés.
Además, mantuvo relaciones con la condesa de Jaruco, un romance que le costó cinco millones de reales.
María Teresa Montalvo y O'Farril se había casado con el entonces hombre más rico de Cuba, aunque su marido se arruinó en la corte de Carlos IV de España.
Su tío materno era Ministro de la Guerra de José I.
Al fallecer joven, se encapricha de su hija María Mercedes, esposa del capitán general de su guardia, Christophe-Antoine Merlin.
José I le nombra conde y le mantiene constantemente en misiones fuera de Madrid.
La cantante italiana de ópera Fineschi, la francesa Nancy Derjeux (cuyo marido hizo pingües negocios de suministros con las tropas francesas en España) y la baronesa Burke, esposa del embajador de Dinamarca, completan la conquistas amorosas de José en España.
Exilio americano
Tras su salida de España, Bonaparte se trasladó a Estados Unidos, donde, gracias a la venta de las joyas de la corona española, se construyó una mansión en Point Breeze, Filadelfia, lujosamente amueblada y con una impresionante colección de libros raros y obras de arte...
La rodeó, además, de un gran parque con un estanque artificial.
Allí trató con personalidades como el senador y jurista Joseph Hopkinson, que vivía también en Bordentown y representaba en el Congreso a Pennsylvania.
El banquero Nicholas Biddle, cuya propiedad, Andalusia, estaba justo al otro lado del río Delaware.
La escritora Frances Wright.
El banquero y filántropo de origen francés Stephen Girard, durante algún tiempo la mayor fortuna americana.
El presidente John Quincy Adams y su Secretario de Estado Henry Clay.
El político Daniel Webster o el Marqués de La Fayette.
En Estados Unidos (1813-1844), Bonaparte residió sin la compañía de su mujer, que cuidaba de sus hijas en Europa, pero con una amante estadounidense, con el título de conde de Survilliers, entregado a obras de beneficencia y a proteger a los bonapartistas emigrados hasta 1841, cuando recibió autorización para instalarse en Florencia.
Murió en esa ciudad en 1844, pero fue enterrado en París, el 28 de julio de ese mismo año, tras reclamar Napoleón III que se le enterrara a la derecha de su hermano Napoleón en "Les Invalides" de París.
Fuentes:
http://www.publispain.com/revista
http://www.cervantesvirtual.com
http://www.diariometro.es
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"Los pastores serán brutales mientras las ovejas sean estúpidas" (E. Godin).