”Obra de modo que la máxima de tu voluntad pueda ser en todo tiempo principio de una ley general."

Immanuel Kant (1724-1804) nació en la ciudad de Königsberg, Prusia, (actualmente Kaliningrado, Rusia) y nunca salió de su provincia natal. Nunca se casó y, en líneas generales, su vida fue rutinaria y sin hechos extraordinarios. Pero eso no significa que fuese una persona aburrida o simple. Era pulcro, brillante y de conversación amena; le gustaba la compañía y solía organizar cenas para sus amistades. Sus geniales charlas se hicieron legendarias y aunque nunca dejó Königsberg su fama fue internacional.

Kant fue el primer filósofo desde la Edad Media en ser un académico profesional. No es sorprendente que después de él los grandes filósofos fueran profesores de universidad, pero ninguno antes de él lo había sido. La profesionalización de la filosofía fue duramente criticada por Schopenhauer al principio y siempre ha sido un tema controvertido, pero hoy en día que está institucionalmente arraigada no parece que se vaya a eliminar.

Hasta que no alcanzó una edad avanzada, su reputación era similar a la de cualquier académico no muy sobresaliente. Pero a la edad de 57 años, después de diez años de silencio, publicó uno de los libros más influyentes de los últimos tiempos, Crítica de la razón pura (1781) a la que siguió Crítica de la razón práctica en 1788 y Crítica del juicio en 1790. Y entre todas estas obras escribió Fundamentación de la metafísica de las costumbres en 1785 con gran contenido en filosofía moral. Se encontraba escribiendo otra obra cuando le alcanzó la muerte a la edad de 80 años.

Esta tardía cosecha de pensamientos era tan profundamente original que su contenido no fue entendido. De hecho, dos años después de la publicación de Crítica de la razón pura, sacó un pequeño volumen que no era más que un pequeño extracto mucho más simple de sus anteriores libros. Este pequeño tratado conocido como Prolegómenos es todavía la mejor introducción a esta gran obra.

¿Cómo aprendemos?

Antes de Kant, muchos pensadores incluyendo científicos, daban por seguro que todo lo que el hombre podía aprender estaba limitado por lo que existe: el hombre, en un principio, puede aprender más y más, conocer más y más cosas, hasta que no hubiera nada más que saber. Kant, desarrollando una línea de pensamiento comenzada por Locke, insistía en que había también otro tipo de limitación.Todo lo que aprehendemos, ya sea una percepción, una sensación, una memoria, un pensamiento, etc, es filtrado a través de nuestros cinco sentidos, nuestro cerebro y nuestro sistema nervioso. Por tanto todo lo que este conjunto pueda aprehender puede ser experimentado por nosotros, pero todo lo que no pueda captar no podrá ser experimentado por nosotros puesto que no ha sido aprehendido.

Esto quiere decir que cualquier aparato, incluido el nuestro, es bueno para algunos menesteres pero no para otros, por lo que su propia naturaleza impone limitaciones sobre lo que podemos hacer y aprender. Una cámara puede fotografiar la imagen de una escena pero no registra ningún sonido. Un equipo de sonido puede registrar la misma escena pero no la imagen. Si hay algo que no es visible u audible, por ejemplo algún tipo de gas, no puede ser ni fotografiado ni grabado: nada aparecerá en una fotografía ni en una cinta de sonido. Eso no quiere decir que el gas no exista; al contrario, su existencia puede ser crucial para nosotros, incluso puede ser mortal. De modo que si no tenemos ningún modo de detectarlo con cualquier otro tipo de aparato o dispositivo su existencia puede pasar desapercibida.

Todas estas consideraciones se aplican a nuestro propio aparato corporal. Nuestros ojos pueden ver pero nada más. Nuestros oídos pueden oír pero nada más. Nuestro paladar puede saborear pero nada más. Nuestro cerebro puede hacer innumerables tareas, etc. Pero para cuando terminemos de enumerar todas nuestras facultades, la suma total de lo que puedan captar será la suma total de lo que podremos aprehender. Obviamente, no significa que no existan más cosas. Pero si existen, no tenemos modo de aprehenderlas.

De modo que hay dos tipos de limitaciones con respecto a lo que podemos conocer. Lo primero es "lo que existe". La suma de todo lo que existe compone la realidad total. Pero el ser humano solo puede conocer los aspectos de la realidad que su cuerpo pueda abordar. Así que por un lado está lo que existe independientemente de nosotros o de nuestras capacidades para experimentarlo y por otro lado está todo aquello que podemos experimentar; y no hay ninguna razón para pensar que son lo mismo. Lo segundo es mucho menos numeroso que lo primero.
Las dos son más diferentes de lo que en este pequeño artículo se pueda explicar.

Comentaba antes que diferentes aparatos sirven para diferentes tareas. Cada aparato elabora un producto acabado en los términos dictados por su propia estructura: una cámara nos da una foto, una grabadora una cinta de sonido, etc. Pero una fotografía no es en sí misma la escena fotografiada sino una representación de la misma en una forma particular. La cinta que se grabó cuando se hizo la fotografía es una representación de la misma escena pero de una forma totalmente distinta. La escena podría haber consistido en una panorámica con montañas, animales, personas, pero la fotografía es solo un pedazo de papel; y la grabación una bobina de cinta electro-magnética. Y es un error confundir la representación de algo como ese algo en sí.

Kant dice que esto mismo es perfectamente aplicable a la experiencia humana. Lo que recibe nuestra conciencia es el producto de nuestros sentidos corporales y toma la forma que tiene debido a la naturaleza del aparato usado; no puede haber representaciones visuales sin los ojos o representaciones auditivas sin los oídos; no pueden haber pensamientos ni ideas sin el cerebro. Pero las imágenes, los sonidos y las ideas no son los objetos sino las representaciones de esos objetos. Esto significa que no tenemos medios para concebir lo que las cosas "son" independientemente de nuestros modos de percepción y nuestros filtros. Todas las cosas que conocemos y tenemos posibilidad de conocer y experimentar son llamadas por Kant representaciones fenoménicas. El mundo que compone las cosas que son, la realidad de las cosas, en ellas mismas es lo que Kant llama noúmeno y no es alcanzable para nosotros. No tenemos acceso a esta realidad; todo lo que se refiere a este mundo es lo que Kant llama trascendental, que significa que existe pero no puede ser registrado a través de la experiencia.
 

Orden a través del caos

"Es absolutamente necesario persuadirse de la existencia de Dios; pero no es necesario demostrar que Dios existe"

El mundo que aparece ante nosotros no es un caos, está ordenado de muchas maneras distintas. Los objetos existen unos junto a otros en un espacio tridimensional, atrayéndose los unos a los otros de acuerdo con la ley de gravedad; movimientos y procesos se suceden uno tras otro gracias a la cuarta dimensión del tiempo. Gran número de estos procesos están interconectados e interactúan de un modo ordenado y predecible que pueden ser expresados en ecuaciones matemáticas. No podemos concebir la existencia de cualquier objeto que no esté en el espacio, o moviéndose, a no ser que sea en el tiempo. Sin el espacio y el tiempo nos sería imposible percibir o aprehender cualquier objeto del mundo; son los armazones con los que hacemos inteligible cualquier cosa que nuestros sentidos reciben. Todas estas cosas son elementos que determinan cómo funcionamos como seres experimentadores. Pero son características de la experiencia, no características de los elementos tal y como existen en sí mismos, independientemente de ser experimentados.
Portada Crítica de la razón pura
El libre albedrío

Nos sería muy difícil entender estas ideas si no fuera porque ya nos son familiares en otros contextos, como por ejemplo el religioso. Muchas religiones creen que el mundo material que conocemos no conforma toda la realidad y que hay otro nivel fuera de lo material, el espacio y el tiempo; pero los seres humanos no tenemos la capacidad de experimentar este otro nivel. Lo que hace Kant es tratar este tema desde un punto de vista filosófico y racional sin posicionar a Dios como un acto de fe; de modo que una persona no religiosa, no creyente en Dios o en el alma pueda tener buenas razones para creer. Sus argumentos y sus detallados análisis son complicados y profundos y por tanto difíciles de seguir. De modo que Kant, al igual que Moses Mendelson, defendía la existencia de Dios con argumentos basados en la racionalidad, defendiendo la doctrina de la inmortalidad del alma no en base a dogmas sino en base a exigencias de la razón.

Kant creía que el conocimiento y la comprensión del mundo material que conocemos en el espacio-tiempo están en manos de la ciencia. La constitución interna de cada objeto material y sus movimientos en el espacio y el tiempo, le parecían estar de acuerdo con leyes que la ciencia era capaz de descubrir. Pero esto creaba un serio problema con respecto a los seres humanos. Nuestros cuerpos también son objetos materiales existiendo en el espacio y moviéndose en el espacio-tiempo. Pero, si sus movimientos están sujetos a las leyes científicas, ¿dónde queda el libre albedrío? Su solución a este problema la encontró diciendo que nuestros actos libres no se realizan en el mundo fenoménico que es donde se aplican las leyes científicas, sino en el mundo de los nóumenos.

No necesitó demostrar que tenemos libre albedrío. Es un hecho empírico que tenemos conceptos morales sobre el bien y el mal, sobre el deber y sobre lo que es correcto. Para que esos conceptos morales tengan algún significado y alguna aplicación debemos de poder elegir entre hacer algo o no.
Si no tenemos elección, no sería correcto decir que debemos hacer esto o lo otro, porque no podemos elegir. Entonces palabras como deber, derecho y correcto no tendrían ningún significado. No podríamos recomendar un curso de acción sobre otro. No nos podríamos quejar si alguien nos tratara mal porque le habría sido imposible elegir cualquier otro modo de actuar.

Cualquiera que genuinamente crea en el determinismo debe aceptar este tipo de consecuencias. Sin embargo, parece ser que no existe este tipo de gente, pues incluso aquellos que son criminales y los que creen ser deterministas, se quejan y se molestan cuando son tratados inadecuadamente y piensan que no deberían de haber sido tratados de ese modo. Así que parece que no nos queda más que aceptar que sí tenemos la libertad de elegir. Pero el hecho de creer en la libre elección nos obliga a creer que no todos los movimientos de los objetos materiales están determinados por las leyes científicas: algunos de ellos están determinados por elecciones libres de nuestra voluntad, "libre" en este contexto significa no gobernado por leyes científicas.

Así que, como dice Kant, admitámoslo o no, existe otro mundo aparte del empírico. Hay un mundo  no empírico en el que las decisiones son hechas afectando el movimiento de nuestro cuerpo.

Toda la filosofía de Kant puede ser vista como un intento de entender cómo esto es posible, cómo lo moral y el libre albedrío pueden existir en un mundo que sin embargo es susceptible a explicaciones científicas. Kant creía que una criatura capaz de entender razones a favor o en contra de hacer algo es capaz de actuar moral o inmoralmente, y que por tanto la moralidad es solo factible en seres racionales. Podemos diferir en lo bueno o no de una razón e intentar argumentarlo defendiendo nuestras posturas, pero una razón válida ha de serlo universalmente. No se puede defender que en circunstancias idénticas una razón sea válida para unos y para otros no.

Del mismo modo que el mundo empírico está gobernado por leyes científicas que tienen aplicación universal, el mundo moral debe de estar gobernado por leyes morales también de aplicación universal.

Kant dice “confieso que me siento inclinado a asegurar la existencia de naturalezas inmateriales en todo el mundo y a colocar mi propia alma entre esa clase de seres. En el futuro no sé cuándo ni cómo- se llegará a demostrar que el alma humana permanece, aun durante esta vida, en conexión indisoluble con todas las naturalezas inmateriales de las naturalezas inmateriales del mundo espiritual y que, recíprocamente, obra ésta sobre ellas y de ellas recibe impresiones efectivas”

Fuentes: El libro que mata a la muerte o libro de los Jinas, Mario Rosso de Luna – Story of Philosophy, ed: DK – www.es.wikipedia.org

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