La medicina hispanomusulmana: orígenes de la medicina árabe. La medicina que hoy conocemos, la que ha llegado a nosotros conservada en manuscritos, tiene varias raíces...

Son varias las vías de penetración de los conocimientos médicos en el mundo islámico.

Se podrían concretar en tres: una procedente de Grecia, localizada en Siria, Asia Menor y Alejandría; otra de Persia, centrada en la Escuela de Yundisâbur, y la tercera procedente de la India.

A los conocimientos proporcionados por estas tres fuentes habrían de sumarse los propios de los árabes, acumulados a lo largo de muchos años de experiencia, desde la época anterior a la aparición del Islam. Aunque de las tres fuentes foráneas la principal, sin duda, es la griega.

El valor de la aportación griega es doble. Por una parte, los escritos de Galeno, Hipócrates, Pablo de Egina, Dioscórides y otros, son la base sobre la que posteriormente se iban a sustentar los escritos médicos árabes. Además, el contacto de la medicina griega con el mundo árabe iba a suponer que los conocimientos de los médicos helénicos pudieran difundirse a Occidente en unos momentos en los que la ciencia griega había comenzado su declive, y su contacto con el mundo latino comenzaba a ser precario.

Los árabes, pues, salvaron en cierto modo del olvido a sus predecesores griegos. La segunda fuente, la persa, y la tercera, la hindú, iban a proporcionar a los árabes el conocimiento de numerosas especies vegetales, conocimiento que, en buena medida, iba a estar ligado al hecho de ser Arabia cruce de caravanas, procedentes de estos países, que portaban diversas drogas vegetales.

En cuanto al conocimiento que poseían los árabes, era una medicina en la que los remedios se empleaban sin una base científica; su uso estaba fundamentalmente determinado por la costumbre.

En tiempos de Mahoma, él mismo, iba a dictar una serie de normas de carácter entre higiénico y sanitario con un alto contenido de tipo religioso. Sus prescripciones curativas se acompañan de exhortaciones a Dios y recitaciones de ciertos pasajes coránicos. Todo lo que Mahoma dijo relativo al arte médico, ha sido posteriormente recogido y se conoce con el nombre de "Medicina del Profeta".

Evolución de la Medicina Árabe:

Cuatro van a ser las etapas en que podría agruparse la evolución de esta medicina.

- La primera, de toma de contacto, que abarca el siglo VII. En esta los árabes reciben las influencias y conocimientos de griegos, persas e hindúes, que antes señalábamos.

- La segunda, de las traducciones, que corresponde aproximadamente a los siglos VIII y IX. En esta etapa los musulmanes se dedican a verter al árabe los escritos médicos que les llegan. Labor protegida y propiciada por los mismos soberanos que crearon lo que se llamó Casa de la Sabiduría, dedicada especialmente, a esta tarea traductora. Es digno de destacar que los musulmanes prácticamente no destruyeron nada de lo que encontraron; antes bien, se preocuparon de asimilarlo.

- La tercera etapa, considerada como la Edad de Oro, que va de los años 900 al 1.100, es la de producción de obras originales. Es de notar que ahora es, cuando realmente el cetro del saber médico pasa a manos musulmanas, ya que en las etapas anteriores habían sido los médicos cristianos los que ostentaban esta supremacía. Es la época de los dos grandes colosos de la medicina árabe y hasta universal: Al-Razi y Avicena.

- La cuarta y última, mediado el siglo XII, inicia la decadencia. Se advierte un progresivo aumento del elemento judío, cuyo prototipo quizá sea Maimónides. Posiblemente la figura más destacada de este período fue un español: Averroes.

Comienzan las traducciones latinas, y la ciencia árabe va pasando paulatinamente a Europa.

Son de destacar los centros de traducción de Montpellier, Toledo y Salerno. MEDICINA ATEMPORAL A Vemos así cómo el ciclo se completa; el círculo se cierra de modo perfecto.Los árabes toman contacto con una ciencia, la asimilan y la difunden, para que, a su vez, esa ciencia sea conocida, asimilada y difundida por otros pueblos y en otras lenguas.

Imágen: "Médicos dialogando", s. XIII British Library, Londres.

Junto a sus valiosas aportaciones originales, una de las principales funciones de los musulmanes, de la cultura musulmana, fue servir de puente entre la civilización clásica y el Renacimiento.

Al-Andalus, la Medicina Hispanomusulmana:

Al instaurarse el régimen omeya (756), y con este la estabilidad política, se iba a crear un paulatino interés hacia lo cultural, pero habrá que esperar al emirato de Abderramán II (822-852), para ver cómo en el panorama andalusí comienzan a aparecer figuras y obras concretas que demuestran que el campo de la medicina hispanomusulmana comienza a poblarse.

Pero antes se nos plantea una cuestión: ¿qué tipo de medicina se practicó en Al-Andalus antes de que apareciera una propia?

A) La Medicina de los Mozárabes: Uno de los primeros historiadores de la medicina árabe en Al-Andalus, Ibn Yulyul, dice expresamente: "Los cristianos eran los que practicaban la medicina". Y no era otra que la visigótica, conocida y practicada por los mozárabes, que, a su vez, tenía hondas raíces griegas.

Esta medicina se practicaba fundamentalmente en los monasterios, sin que faltaran profesionales que tenían sus consultas en las ciudades. Y el mismo autor señala que el califa Abderramán III, ya en el siglo X, y por tanto, en pleno florecimiento de la medicina puramente árabe, fue curado de un dolor de oídos por un médico cristiano.

Aparte de las fuentes griegas, la medicina mozárabe podría estar inspirada en el “Libro IV de las Etimologías” de San Isidoro. La competencia de los médicos cristianos se manifiesta también en el hecho de que cuando se traduce en Córdoba la “Materia Médica de Dioscórides”, se logre identificar muchos nombres de drogas vegetales que resultaban desconocidos en la versión oriental, debido, muy probablemente, al gran conocimiento que de las plantas se tenía en Al-Andalus tal vez, también a través de las “Etimologías” que dedica una parte al cultivo de las plantas.

Del mismo modo, en materia de higiene, el primer tratado de que se tiene noticia que fuera escrito en España fue obra de dos mozárabes: se trata del “Calendario de Córdoba” (s. X), en el que dentro de cada mes se dan consejos de tipo médico a observar en el período descrito.

B) Los Primeros Tratados Árabes: Al hablar de los comienzos de la medicina en Al-Andalus, y antes de tocar el tema de la medicina mozárabe, veíamos que la ciencia médica árabe se inicia en el siglo VIII. El primer tratado de que se tiene noticia (y su descubrimiento es muy reciente), se debe precisamente a un andaluz y más concretamente a un granadino.

Se trata de Abd al-Malik ibn Habib, célebre en el campo de la Historia y, sobre todo, en el del Derecho (y aquí tocamos un punto interesante que más adelante desarrollaremos y es el carácter de polígrafos que solían tener los eruditos musulmanes).

La obra en cuestión, titulada “Compendio de Medicina”, reviste gran interés porque ofrece perfectamente diferenciados tres tipos de medicina: Una primera faceta que corresponde a lo que antes aludíamos como Medicina del Profeta, en la que se recogen una serie de casos concretos de enfermos (con nombres citados) que acuden a médicos contemporáneos de Mahoma o a él personalmente para que les cure sus dolencias.

El elemento religioso está siempre presente en sus prescripciones, acompañando al medicamento aconsejado. La segunda corresponde a una medicina en la que aparecen elementos de medicina griega, como la teoría humoral y se habla del valor farmacológico y dietético de distintas plantas. La tercera y última, mezcla lo religioso y creencial con algún elemento mágico, desapareciendo casi por completo lo racional o teórico.

Sirve de muestra este tratado para poder adivinar lo que fue la medicina árabe en Al-Andalus en sus comienzos: una mezcla de elementos tradicionales, traídos de Oriente por los nuevos dominadores, junto a las noticias extraídas de los escritos griegos y difundidas en los centros culturales orientales.

A partir del siglo IX, reinando en Córdoba Abderramán II, comienza ya de modo regular la infiltración de conocimientos médicos en Al-Andalus. Esta infiltración se debería por una parte a la llegada a la corte del emir cordobés, de una serie de eruditos de diversas tendencias, llamados por el soberano en unos casos o atraídos por el nombre que Córdoba iba adquiriendo en Oriente.

Por otra parte los peregrinos que acudían a Oriente, a los lugares santos del Islam, a veces permanecían allí varios años y, a su vuelta, traían noticias y obras de los más reputados científicos. De este modo se va a establecer una corriente de intercambios culturales que no cesaría ya.

Así queda configurada la base de lo que va a ser la medicina andalusí: conocimientos griegos en su origen, aportaciones de los médicos orientales que ya desarrollan su propia ciencia y elementos mozárabes indígenas, también con un origen griego. Las prácticas populares y la Medicina del Profeta que recoge Ibn Habib, van a quedar momentáneamente de lado para reaparecer siglos más tarde cuando se inicia la decadencia.

C) El Califato. Dioscórides: MEDICINA-ATEMPORAL-Bjpg Sin duda será la época califal la que marque el principio de tres siglos de esplendor de la medicina andalusí. El revulsivo, por así llamarlo, va a ser la llegada a la corte de Abderramán III de la “Materia Médica” de Dioscórides, en versión griega, que regaló al califa el emperador bizantino Constantino Porfirogeneta.

Junto al ejemplar de la obra, se envió a Córdoba un monje que colaborara para traducirla al árabe, labor en la cual fue ayudado por un grupo de andalusíes.

Este grupo de trabajo, verdadera escuela de traductores, pone de relieve, por otra parte, la tolerancia musulmana, ya que musulmanes, judíos y cristianos trabajan hermanados sin limitación de ningún tipo, tolerancia que tampoco era nueva ni privativa de Al-Andalus ya que en Bagdad se había hecho algo similar con anterioridad.

El sucesor e hijo de Abderramán III, Alhakam II, continuó la labor cultural que ya iniciara su padre y aún la superó. Apasionado bibliófilo, es conocido el dato de que su biblioteca particular contenía alrededor de los 400.000 volúmenes y que, a imitación suya, los nobles y los ricos cordobeses propiciaron la creación de bibliotecas particulares.

Al parecer, el califa tenía agentes en Oriente que le proporcionaban ejemplares de obras de todo tipo apenas eran conocidas públicamente. En el aspecto médico, el siglo X verá surgir varias figuras, con sus obras correspondientes, de las que nos vamos a limitar a citar una, sin duda la más representativa del período califal y una de las que más influyeron en la Europa de siglos posteriores.

Nos referimos a Abu l-Qasim al-Zaharawi, muy conocido entre los autores del medioevo como Abulcasis. De su obra médica sólo queda plena constancia de un libro monumental, dividido en treinta partes, la última de ellas de gran divulgación e influencia en Europa, dedicada a la cirugía: “Al Tasrif”.

“Al Tasrif” contenía, por un lado, conocimientos de la antigüedad, inspirados en Paulo de Egina, y por otro innovaciones del propio Abulcasis o importadas del mundo islámico.

Entre las noticias más dignas de destacar figuran la de ser el primero que dio una buena descripción clínica de la lepra, explicar distintos tipos de amputaciones, operaciones de fístula, hernias, trepanaciones, uso del catéter y empleo de distintos tipos de sutura, entre ellos el uso de las hormigas negras en caso de intervenciones abdominales.

Esta operación consistía en colocar las hormigas sobre el borde de la herida y, cuando habían cerrado las mandíbulas, se les cortaba la cabeza que quedaba así fija sobre la incisión. Su introducción en la cristiandad significó un avance profundo en el corte del emir cordobés de una serie de eruditos de diversas tendencias, llamados por el campo de la cirugía, y sus enseñanzas se siguieron hasta entrado el siglo XVI.

Por último, sólo indicar que en su obra se encuentra una de las primeras descripciones conocidas de la hemofilia.

D) Los Taifas: En medicina, sin embargo, no será una etapa particularmente brillante, sino más bien de consolidación de lo hecho en el califato, y preparación para el siglo siguiente. Hay algunos nombres, sin duda, pero habremos de esperar a siglos posteriores para encontrar las más señeras figuras de la medicina hispanomusulmana. El autor más significativo de este siglo es el toledano Ibri Wafid, cortesano del rey Almamún, que, por orden del soberano plantó un jardín botánico en Toledo.

Reunió conocimientos de agricultura (su obra influyó en la “Agricultura General” de Gabriel Alonso de Herrera) y medicina, rama esta del saber a la que dedicó varios tratados. La obra médica de Ibn Wafid se centra fundamentalmente en la farmacología.

Únicamente conocemos el original árabe de una de sus obras, que tituló “El Libro de la Almohada”, en el sentido de que se trata de un libro "de cabecera". El tratado en cuestión es una farmacopea, de tipo práctico, destinada no al erudito sino al médico común que cada día ha de tratar a numerosos enfermos.

Por eso las recetas son muy detalladas en la descripción del proceso de preparación de los medicamentos. La obra sigue en su composición un modelo clásico entre los libros de este género, que es describir recetas para enfermedades que afectan al organismo según un orden que va de la cabeza a los pies.

Aparte otros valores que pueda tener la obra, en ella se encuentra la primera referencia de utilización en Al-Andalus del célebre “Canon” de Avicena. E) El Siglo XII: El siglo XII fue, sin duda, el que marcó el punto más alto de la medicina hispanomusulmana. En él florecieron los tres más grandes médicos de la historia de Al-Andalus.

El primero de ellos, el sevillano Avenzoar, miembro de una conocida familia de médicos andaluces. Fue tal vez, el primero que escribió sólo sobre medicina. Su más célebre obra, el “Taysir”, describe por vez primera el absceso de pericardio, recomienda la traqueotomía, la alimentación artificial a través del esófago o del recto, además de ser uno de los primeros en describir la enfermedad de la sarna.

Maimónides, judío cordobés, alcanzó gran renombre no sólo como médico sino como filósofo. Formado científicamente en Al-Andalus, hubo de emigrar a Oriente a causa de la intransigencia religiosa. Sus obras, escritas la mayoría en árabe, fueron pronto traducidas al hebreo y al latín, y se divulgaron por Al-Andalus y el resto de Europa.

Pero el más grande de todos fue sin duda Averroes, “posiblemente el español que mayor influjo ha ejercido en todo lo largo de la historia sobre el pensamiento humano”, según palabras del profesor Vernet. Cordobés de nacimiento, tuvo una sólida formación religiosa, jurídica, médica y filosófica.

Ejerció como médico de la corte almohade pero, más tarde, por motivos políticos, su obra filosófica fue prohibida, y sus libros quemados públicamente. Su fama fue enorme tanto en el mundo musulmán como en el cristiano; y es citada por el propio Dante en su “Divina Comedia”.

Desde el punto de vista médico su obra más divulgada fue el “Kulliyyat”, traducida al latín como “Colliget”. Consta de siete libros consagrados a Anatomía, Fisiología, Patología, Semiótica (diagnóstico y pronóstico), Terapéutica, Higiene y Medicación…

Dada la amplitud del trabajo y, cómo no, por lo interesante del tema en cuestión, vamos a exponerlo en dos partes.

Fuente: Extraído de la Revista Nueva Acrópolis, nº 116.

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“El mejor médico es el que conoce la inutilidad de la mayor parte de las medicinas”. -Benjamin F.-

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