Confundirse de dirección y llegar tarde, llamar por teléfono a una persona cuando queríamos hablar con otra, olvidarnos de una cita, dejar las llaves en la puerta, meter el móvil en la nevera, salir a la calle en zapatillas, estas son algunas de las equivocaciones que cometemos a diario. 

¿Por qué nos suceden?

¿Tienen algún significado?

No debemos ignorar los lapsus "absurdos" de memoria.

Tras ellos se esconde una verdad oculta acerca de nosotros mismos.

* El inconsciente

* La fragilidad del yo

* Mensajes internos

* Las claves

El inconsciente
En principio, podemos afirmar que la mayoría de estas pequeñas equivocaciones y lapsus intenta llamarnos la atención sobre algo que se cuece en nuestro interior.

¡Es un error no atribuir significado alguno a estos despistes!

Si fuéramos capaces de analizarlos y de escuchar lo que quieren decirnos, aprenderíamos mucho acerca de nosotros mismos.

¡Este es uno de los lados buenos de las equivocaciones!

En realidad, un lapsus constituye un acto psíquico muy complejo, pues nuestro inconsciente se cuela en el mundo consciente a través de ese tipo de errores.

Cuando esto ocurre, nuestro 'yo' oficial, que es la parte de nosotros que conocemos, lo desestima porque se trata de un acto que está fuera de sus intenciones conscientes conocidas y se asusta al descubrir que no controla todo lo que nos ocurre.

Las intenciones que han provocado nuestra equivocación pertenecen a ese lado tan desconocido y oscuro, pero a la vez tan rico y lleno de energía, que llamamos inconsciente.

Intentar acceder a él sólo puede enriquecernos y ayudarnos a estar mejor con nosotros mismos.

La fragilidad del yo
Cuando Ana llegó a su casa, era la una de la madrugada.

Entonces sonó en su móvil un aviso de mensaje.
Lo abrió y leyó:

"Hace sólo cinco minutos que te espero, pero me parecen una eternidad. Han tardado mucho en irse y quiero estar solo contigo. Te quiero".

¡Ana se quedó perpleja!

Ya le gustaría que su pareja le dijera algo así, pero alguien se había equivocado...

De repente, advirtió que había confundido por error el móvil suyo con el de su amiga.

Llamó a su amiga desde el fijo y le contó su equivocación.

De paso, le dijo que se lo había pasado muy bien en su fiesta de aniversario.

Hacía muchos años que la conocía y le parecía envidiable la relación que mantenía con su pareja, con la que tenía dos hijos.

¡Ana no podía evitar envidiarla!

Cuando dejó de hablar con su amiga, suspiró y se preguntó:

"¿Por qué, yo ni siquiera me he planteado tener hijos?".

Y comenzó a reflexionar sobre algún aspecto de su vida que no tenía nada claro. Luego se fue a la cama.

¡Esa noche soñó que los Reyes le traían un bebé!

A la mañana siguiente, Ana le planteó a su pareja la posibilidad de tener un hijo.

En su caso, el despiste con los móviles fue la luz que le condujo a plantearse algo que le resultaba un poco conflictivo, pero la ayudó a reconocer su deseo.

Mensajes internos
Buscar un mensaje en nuestros despistes puede liberarnos de algo interno que estábamos silenciando.

¡Las equivocaciones son mensajes de nuestro inconsciente!

ESAS-EQUIVOCACIONES-CPueden ocurrir cuando estamos sobrecargados de tareas, porque en ese caso nuestro yo se encuentra más frágil, pero también cuando tratamos de acallar algún deseo importante que no hacemos consciente, porque pensamos que nos puede traer algún conflicto.

Lejos de ello, intentar extraer el mensaje de nuestras equivocaciones sólo puede liberarnos de algo interno que estábamos silenciando y que intenta expresarse.

Lo que funciona en casi todas nuestras equivocaciones es que, al no llevar a cabo lo que teníamos que hacer, realizamos por acción u omisión otra cosa diferente que no estaba en nuestro programa consciente, pero sí en el inconsciente.

Los despistes nos muestran que hay algo más allá de nuestra voluntad que nos hace actuar.

Esto se debe a que nuestro mundo interno guarda todo un arsenal de deseos e impulsos que intentan salir y que se cuelan a través de esos errores intentando escapar a nuestro control consciente.

Lo importante, ante este tipo de sucesos psíquicos, es no criticarlos; conviene escucharlos y aceptar algo de lo que intentan expresar.

Las personas que se equivocan más a menudo son aquellas que tienen menos miedo a su mundo interno y aceptan más sus emociones haciéndose cargo tanto de lo que les gusta como de lo que no.

Son menos rígidas y más tolerantes que aquellas que se enfadan ante cualquier despiste y soportan mal los errores.

Las claves:

- Un piloto de aviso
Los lapsus pueden alumbrar zonas de nosotros mismos que reclaman nuestra atención, lo que siempre resulta positivo.

Nos avisan de que algo importante para nosotros está siendo descuidado o no se le está prestando la atención suficiente.

- Llegar al límite
Una de las situaciones que conduce a que los despistes y equivocaciones aumenten es el estrés.

En tal caso, deberíamos verlos como síntomas de que estamos invadiendo nuestro psiquismo con un exceso de demandas externas.

Si tenemos, por ejemplo, sobrecarga de trabajo, nuestra mente empieza a seleccionar lo que más le interesa y olvida otras cosas porque se encuentra saturada.

- Límite de exigencias
Si se te acumulan los errores y las equivocaciones, y crees que estás perdiendo la memoria, conviene que revises cómo te sientes en este momento de tu vida.

¡Revisa las exigencias que tienes y aprende a decir no!

Recapacita sobre tu nivel de estrés...

La fatiga emocional es silenciosa, pero agotadora, y puede provocar situaciones inimaginables.

En ocasiones, este cansancio emocional se registra cuando ya hemos sobrecargado demasiado nuestro cuerpo y nuestra mente.

Concédete un poco de tiempo al día para reflexionar sobre lo que haces, para decirte cómo te sientes, para pensar un poco más en ti y en tus decisiones.
Por Isabel Menéndez
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Fuente:
http://www.mhmujer.com
"Es amigo mío aquel que me socorre, no el que me compadece"
(Thomas Fuller).

 

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