A veces nos llegan noticias de medios científicos y tecnológicos que no por ser de fuentes científicas resultan esclarecedoras.

Es más, pueden despertar más inquietud que otra cosa...

Pero siempre queda la posibilidad de contrastar estas informaciones con otras alternativas.

Finamente, un buen consejo práctico:

¡No te quemes!

La evolución del ser humano ha llegado a su fin.

"El ordenador es la evolución lógica del hombre: inteligencia sin moral" (John Osborne).

"Preferiría creer en las hadas que en unas especulaciones tan desenfrenadas.

He dicho durante años que las especulaciones acerca del origen de la vida no nos llevan a ningún buen propósito, por cuanto incluso el más simple sistema vivo es excesivamente complejo para poder ser comprendido en términos de la química extremadamente primitiva que los científicos han empleado en sus intentos de explicar lo inexplicable.

Dios no puede ser desechado con pensamientos tan superficiales" (Ernst B. Chain).

Hay poca probabilidad de mutaciones

El genetista Steve Jones, profesor del University College de Londres, asegura que la evolución del ser humano ha llegado a su fin, aunque matiza que, de momento, debido a TEINTEORDENun cambio en las costumbres y usos sociales de Occidente.

Según este científico, existen tres componentes que favorecen la evolución: la selección natural, la mutación y el cambio al azar, y el hombre occidental está acabando con el segundo de esos factores.

Al parecer, la tendencia de los hombres occidentales de tener descendencia antes de los treinta y cinco años está reduciendo significativamente la probabilidad de nuevas mutaciones como la que, en su día, dio origen a nuestro dedo pulgar.

Durante una conferencia en el University College de Londres titulada "Human evolution is over" (La evolución humana ha terminado), el reputado genetista explicó que "los cambios sociales de la Humanidad a menudo modifican nuestro futuro genético".

Como ejemplos citó los patrones de matrimonio, los anticonceptivos, los fármacos o la polución, pero subrayó especialmente, como uno de los factores más importantes, la edad de los hombres que se plantean tener hijos.

Según el profesor Steve Jones, los hombres de más de treinta y cinco años tienen más posibilidades de transmitir mutaciones a sus descendientes que los varones más jóvenes, debido a que las divisiones celulares en los hombres se incrementan con la edad.

"Cada vez que hay una división celular, hay una oportunidad para el fallo, para la mutación, para el error", asegura el genetista, según informaciones del diario británico "The Times".

Para un padre de veintinueve años de edad –la edad media de reproducción de un hombre en Occidente– hay alrededor de trescientas divisiones celulares", explica el científico, que asegura que “en un padre de cincuenta años de edad, esta figura está por encima de las mil divisiones celulares”.

Por tanto, una caída en el número de padres mayores tendrá un efecto importante en los índices de mutación, lo que influirá en la evolución humana, aseguró.

El profesor Jones habla de tres factores de evolución en el ser humano: la selección natural, la mutación y los cambios al azar o diversidad genética.

Inesperadamente, hemos eliminado el factor de la mutación por los cambios en los modelos reproductivos, argumentó el científico durante su exposición.

Cabe recordar en este sentido que fue precisamente una mutación la que produjo la aparición del dedo pulgar en el ser humano.

TEINTEHMONFallos en la selección natural
“Antiguamente, podrías encontrar a un hombre poderoso con centenares de hijos", señala Jones, que citó como ejemplo al fecundo –y afortunado– Moulay Ismail de Marruecos, que murió en el siglo XVIII, y al que se atribuye la paternidad de 888 hijos.

Para conseguir esta cifra, el citado personaje tendría que haberse acostado con una media de 1,2 mujeres diariamente durante aproximadamente sesenta años.

Sin embargo, no solo las mutaciones han perdido fuerza, sostiene el científico, que señala que la selección natural descubierta por Charles Darwin también se ha debilitado frente al avance de la sanidad y las mejoras de las condiciones de vida.

También culpa al descenso de la diversidad genética: los humanos somos más comunes de lo que deberíamos ser según las reglas del reino animal, y podemos agradecérselo a la agricultura.

La agricultura ha provocado que la población mundial crezca –“sin la agricultura probablemente la población de la Tierra alcanzaría actualmente el medio millón de personas", sostiene Jones– y esto ha reducido la diversidad genética.

En todo el mundo las poblaciones se están conectando y la oportunidad de cambios aleatorios se está diluyendo, explica el científico, que concluye:

“La Historia se hace en la cama, pero actualmente las camas se están acercando demasiado unas a otras”.

Londres/Madrid, (Otr/Press)

Internet y el calentamiento global
Las búsquedas en Internet contribuyen al calentamiento global, según un estudio de la Universidad de Harvard.

Dos simples consultas en Google producen, según el físico de la Universidad de Harvard Alex Wissner-Gross, "tanto dióxido de carbono como un caldero eléctrico hirviendo".

O lo que es lo mismo, cada vez que realizamos una búsqueda a través del popular portal de Internet contribuimos a liberar a la atmósfera siete gramos de CO2.

Esa es la conclusión a la que ha llegado el equipo que dirige este investigador norteamericano, cuyas cifras han sido hechas públicas durante la semana pasada y difundidas por la cadena británica BBC.

Unos resultados, además, que confirman los ya obtenidos por otra reciente investigación, esta vez encargada por la consultora norteamericana Gartner, según la cual las tecnologías de la información, en su conjunto, serían responsables de hasta el dos por ciento de las emisiones globales de este gas de efecto invernadero.

Reacción de Google
Las cifras reveladas por Wissner-Gross han suscitado la inmediata reacción de Google, que niega la mayor y asegura que una búsqueda típica en cualquiera de sus páginas no produce más de 0,2 gramos de CO2.

Es decir, treinta y cinco veces menos de lo que se le achaca.

¿Quién tiene, pues, la razón?

El investigador de Harvard, por su parte, razona que las emisiones calculadas por él proceden de la electricidad necesaria para el funcionamiento del ordenador desde el que se realiza la búsqueda, sumada a la cantidad de energía que consumen los grandes centros de datos que "Google" tiene repartidos por todo el mundo y desde los que se da servicio continuamente a cientos de millones de personas.

"Si quieres que los resultados de la búsqueda sean realmente buenos y que aparezcan rápido en pantalla –asegura Wissner-Gross– entonces necesitas utilizar una cantidad extra de energía".

Centros de datos
Para el científico, que formó parte del equipo de Co2stats.com, una web que ayuda a las empresas a mejorar la eficacia energética de sus páginas en Internet, la rapidez de los resultados que ofrece "Google" solo es posible porque el buscador utiliza varios centros de datos al mismo tiempo.

Lo cual, evidentemente, aumenta el consumo energético y, por lo tanto, el nivel de emisiones.

En un comunicado hecho público en su blog oficial, "Google" asegura que los cálculos del físico de Harvard son desproporcionados.

La firma, de hecho, subraya que la búsqueda introducida por cualquier usuario desde cualquier ordenador del planeta devuelve resultados en menos de 0,2 segundos, y que la búsqueda misma de la información solicitada apenas si ocupa unas milésimas de segundo de actividad de sus servidores, lo cual, afirma "Google", supone una cantidad de 0,0003 kilovatios de energía por cada consulta realizada, lo que equivale a su vez a 0,2 gramos de CO2.

"Hemos realizado un gran esfuerzo para reducir la energía que usan nuestros centros de datos", afirma "Google", "pero aun así seguimos buscando fuentes de electricidad limpias y accesibles que proporcionen la energía que necesitamos utilizar".

En 2007, "Google" fue cofundadora de un consorcio creado con el objeto de limitar la energía que utilizan los ordenadores y que pretende, para 2010, reducir las emisiones globales de CO2 a un ritmo de cincuenta y cuatro toneladas por año.

"Y eso -dicen- supone un buen montón de calderos". Según "Google", cada consulta apenas ocupa unas milésimas de segundo de actividad en sus servidores.

En opinión de los expertos, la "buena calidad" del buscador estadounidense se debe a que "Google" usa simultáneamente varios bancos de datos, aunque emite a la atmósfera mayor cantidad de CO2 que algunas empresas rivales.

Y "Google" asegura que...
¡La energía empleada en sus búsquedas es "mínima"!

"Una búsqueda estándar realizada desde un ordenador personal en Google produce aproximadamente siete miligramos de CO2.

Cada búsqueda nueva duplica esta cantidad", explican los científicos, al tiempo que apuntan que la conexión de un ordenador personal a la Red significa la emisión de 0,02 miligramos de CO2 por segundo, lo que a diario supone la ejecución de casi doscientos millones de búsquedas en todo el mundo.

En este sentido, indican que la comunidad científica se muestra cada vez "más preocupada" por la influencia que ejerce sobre el medio ambiente la industria de las tecnologías de información, y señalan que algunos estudios recientes demuestran que este sector produjo la misma cantidad de gases de efecto invernadero que todas las aerolíneas del mundo.

Por su parte, Google se defiende en su blog afirmando que ha construido los centros de datos "más energéticamente eficientes del mundo", de manera que la energía empleada en sus búsquedas es "mínima", en torno a muy por debajo de los siete gramos que cita este estudio.

"De hecho, tu ordenador personal emite más CO2 que Google al responder tu búsqueda", afirma la compañía estadounidense.

Eficaz contra las quemaduras
En un curso de aspirantes a bomberos enseñaron que cuando se produce una quemadura, sea esta de la extensión que fuera, el primer auxilio es colocar la parte afectada debajo de agua fría corriente hasta que el calor disminuya y pare de quemar las capas de la piel y después, clara de huevo, levemente batida (solo para que sea más fácil de aplicar).

La semana pasada, al calentar el agua, una amiga la dejó pasar de punto...

Ya estaba en ebullición y cuando agarró la olla para tirar el agua, se quemó una gran parte de su mano porque el agua hirviendo saltó hacia fuera cuando ella trataba de mover el recipiente.

Colocó entonces la mano debajo de la llave de agua fría, bastante tiempo para evitar el calor inicial, aunque el dolor era tremendo.

Luego rompió dos huevos y separó las claras batiéndolas un poco y las puso sobre la mano.

Su mano estaba tan quemada que, en cuanto ella colocaba la clara encima de la piel, esta se secaba y quedaba una película que –después se enteró– era colágeno natural.

Estuvo por lo menos una hora colocando capa tras capa de claras en la mano.

Por la tarde, no sintió más dolor y al día siguiente apenas había una marca rojiza-morada donde se había quemado.

Ella pensó que le quedaría una cicatriz horrible, pero para su sorpresa, después de diez días estaba sin ninguna marca de lo acontecido.

Ni el color de la piel cambió; esa parte quemada se recuperó totalmente por el colágeno existente en la clara de los huevos que, en realidad, es una placenta y está llena de vitaminas.

¡Es bueno saberlo y más si se tienen niños!

Fuentes:
http://www.europapress.es/ciencia-00298
http://www.abc.es/hemeroteca/historico
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"En cuestiones de ciencia, la autoridad de mil no vale lo que el humilde razonamiento de un solo individuo" (Johannes Kepler).

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