Una estrella binaria, también llamada estrella doble, es una pareja de estrellas que se mantienen unidas por la fuerza gravitatoria y giran en torno a su centro común.

A veces el sistema está compuesto por más estrellas, convirtiéndose entonces en una estrella múltiple, como es el caso del Cúmulo del Trapecio en la Constelación de Orión
Las estrellas dobles son muy comunes en el universo, estimándose que más de la mitad de ellas tienen esta condición. Ejemplos de dobles son Albireo, en la constelación del Cisne, Cástor en la constelación de Géminis, e Izar en el Boyero, también llamada Pulcherrima por su extrema belleza, además de Mizar y Alcor.

Las llamadas binarias ópticas, sin embargo, aunque parecen estar muy cerca una de la otra, vistas desde la Tierra, en realidad se hallan separadas por una gran distancia en el espacio, y no se encuentran gravitacionalmente unidas entre sí. Simplemente, están en la misma línea visual. Se llaman también por eso falsas binarias. Es el caso de Altair, en la constelación del Águila, cuya falsa compañera es muy débil, o de Sidus Ludoviciana, una estrella de octava magnitud que se interpone entre Mizar y Alcor, como veremos.
El de las estrellas dobles es uno de los temas más atrayentes de la Astronomía para aficionados. Resolverlas consiste en ser capaz de observar por separado a cada una de las componentes del par. Esto no es siempre posible, pues la separación angular entre las dos estrellas varía enormemente de unos casos a otros, resultando a veces imperceptible incluso para los aparatos más sofisticados. Sólo las líneas del espectrógrafo, o artilugios llamados coronógrafos, son capaces de detectar la presencia de la estrella acompañante; son las llamadas binarias espectroscópicas (Abajo Algol), Pero en otros muchos casos, los telescopios de los aficionados pueden ofrecer sin demasiados aumentos una imagen separada de cada una, y a esto es a lo que los astrónomos llaman resolver una estrella doble. Es una alternativa a la que recurren frecuentemente muchos aficionados de la ciudad, que no disponen de cielos oscuros para observar objetos de cielo profundo, “gracias” a la bestial contaminación lumínica que disfrutamos, sobre todo los residentes boreales.

Muchos casos son observables incluso con unos simples prismáticos, pues el ángulo de separación y el brillo de ambas estrellas es suficientemente grande para no precisar mejores medios.
Pero existe un par para el que, si se dispone de la suficiente agudeza visual, ni siquiera son necesarios los binoculares, pues fueron observadas por separado desde muy antiguo, y aún hoy se utiliza como prueba para demostrar una buena visión. Son Mizar y Alcor, en la Constelación de la Osa Mayor.
La Osa Mayor es una constelación circumpolar norte, que por tanto puede ser vista por los residentes boreales durante todo el año, pues nunca desaparece bajo el horizonte a partir de determinadas latitudes. No es visible en gran parte del Hemisferio Sur, pues los argentinos deben desplazarse hasta cerca de la frontera con Bolivia para poder divisarla. En La Paz, Mizar no llega a alcanzar 20º de altitud sobre el horizonte en su culminación.

Sus siete estrellas principales forman el conocido asterismo de El Carro, identificado en otras culturas como un arado, una sartén o un gran cazo. Pero la figura mitológica que le corresponde es la de una osa que fue asida por Júpiter de su cola y lanzada a los cielos. Aunque los osos sólo disponen de una cola rudimentaria, la descomunal fuerza con la que fue lanzada hizo que creciera conforme ascendía, hasta tomar la figura que nos ofrece la Osa Mayor.

                            mizaryalcor c[Osa Mayor]

Precisamente, en las tres estrellas que forman esa cola (o el mango del arado, la sartén o el cazo) localizamos a Mizar (? UMa), como la estrella central entre las tres. A la izquierda de Mizar se sitúa Alkaid (? UMa), llamada también Benetnash, y a su derecha encontramos a Alioth (e UMa), que es la estrella más brillante de toda la constelación de la Osa Mayor.

Si usted disfruta de una vista moderadamente buena, inmediatamente llamará su atención una pequeña y cercana acompañante de Mizar, llamada Alcor, que ha supuesto tradicionalmente un test para examinar la visión en culturas diferentes. En algunas culturas amerindias, poder distinguir estas dos estrellas era requisito para ser nombrado responsable de la guardia personal del jefe de la tribu. En los tiempos en que los ejércitos árabes dominaban una gran parte del mundo por entonces conocido, era importante una selección adecuada de sus arqueros, pues el código de honor de la batalla exigía ser cuidadoso con los caballos enemigos, y se hacía necesario afinar el tiro para acertar con el jinete, y no con el noble bruto. Una consideración hacia los animales que frecuentemente extrañamos más de mil años después. Los aspirantes eran sometidos a la prueba de poder distinguir entre Mizar y Alcor y es por eso que eran conocidas como el caballo y el jinete. La costumbre se extendió a los tiempos en que Carlos V creó el cuerpo de Arqueros de la cuchilla, precedente de los Guardias de Corps.

Mizar es la cuarta estrella más brillante de la Osa Mayor, tras Alioth, Dubhe y Alkaid. Es una estrella blanca de la secuencia principal, situada a unos 78.1 años-luz de distancia y +2.23 de magnitud visual. Alcor es también una enana blanca, aunque menos luminosa, de magnitud visual +3.99, situada a unos 81.1 años-luz.
La separación angular entre Mizar y Alcor es de 11’48”, y aún no sabemos con seguridad si son compañeras físicas, pues su distancia real podría aproximarse a la que separa al Sol de Alpha Centauri, que es de unos 4.3 años-luz. Efectivamente, se han medido para Mizar unos 78.1, y para Alcor 81.1 años-luz, y esa distancia sería excesiva como para pensar en que interactuaran gravitacionalmente. Pero la tolerancia en el error podría llevarnos a que Mizar esté incluso más lejos que su compañera. Si ambas estuvieran a la misma distancia, su separación real sería de sólo 0.27 años-luz, y este dato ya permitiría pensar en que orbitarían una alrededor de la otra, aunque con un largo período de unos 750.000 años.
Esta distancia incluso podría verse reducida si alguna de las dos estrellas fuera a su vez un sistema doble o múltiple, pues la rotación alrededor del centro de gravedad de ambas produciría un acercamiento periódico que aumentaría el influjo gravitacional de una sobre la otra. Y efectivamente, Mizar es a su vez una estrella doble, y esto ya lo conocemos desde que el jesuíta Giovanni Battista Riccioli, astrónomo y geógrafo boloñés, lo descubriera en 1.650, siendo la primera doble en ser resuelta telescópicamente, aunque debemos anotar que Benedetto Castelli, alumno de Galileo, ya había escrito a su maestro en 1.616, pidiéndole que analizara a la estrella.

Mizar es una estrella doble muy fácil de resolver con un pequeño telescopio, y es un objetivo muy apropiado para las personas que se acercan por primera vez a la observación astronómica, pues su separación angular es de 14 segundos de arco y su periodo orbital de más de 5000 años evitará que se alineen en las próximas fechas. Mizar A es una blanca de la secuencia principal, de tipo espectral A2V, y +2.27 de magnitud visual, mientras que Mizar B, asímismo blanca, tipo espectral A5-7, brilla con una magnitud de +3.95. Pero ahí no queda resuelta del todo la cuestión, pues en 1.889 Pickering descubrió que tanto una como otra son a su vez binarias, aunque no se pueden resolver por métodos ópticos. Es decir, son dos binarias espectroscópicas. Así Mizar, además de ser la primera estrella doble conocida, se convierte en la primera binaria de este tipo. En resumen Mizar es un sistema múltiple compuesto por cuatro estrellas, una doble-doble.

Pero Alcor no ha querido ser menos, y en marzo del pasado año, 2009, astrofísicos del Proyecto 1640, usando técnicas de paralaje y el coronógrafo instalado en el Telescopio Hale del Observatorio de Monte Palomar, observando en el infrarrojo, detectaron un débil punto de luz muy próximo a la estrella, que ha resultado ser una compañera, bautizada como Alcor B. Es una enana roja de tipo espectral M3, y una masa que supone la cuarta parte de la del Sol.

En resumidas cuentas, si se demostrara que Mizar y Alcor orbitan una alrededor de la otra, no estaríamos hablando de un sistema binario, sino… ¡séxtuple!.
Una séptima estrella se ha situado insistentemente entre nuestras dos protagonistas, sin ser invitada. Se trata de una estrellita de octava magnitud que hasta tiene nombre propio. El origen de este nombre merece ser recordado, para lección de aduladores, pues L.G. Liebknecht, de la Universidad de Giesen, quiso descubrir en ella cierto movimiento relativo, de forma que pensó que había descubierto un nuevo planeta, y se apresuró a bautizarlo con el nombre de su rey, Ludwig V de Hassen-Darmstadt, nombrándolo Sidus Ludoviciana (la estrella de Luis). El fiasco provocó las críticas y chanzas de todos su colegas. Galileo y Herschel habían hecho lo mismo, de acuerdo, pero tuvieron más suerte que el pobre Liebknecht. Su “planeta” se sitúa cinco veces más allá que el par Mizar-Alcor.

Mitos y Leyendas

Cuenta la leyenda que cuando aún la Tierra era joven, un indio americano mandó que sus hijos fueran al bosque para aprender el significado de los sonidos del viento. Los siete jóvenes, pues éste era su número, caminaron en silencio, tratando de escuchar al viento. Anocheció, y se durmieron bajo un cielo muy estrellado.
Un extraño sonido despertó repentinamente al mayor de los hermanos. El viento cantaba, pero él no entendía la canción; entonces notó que las Pléyades brillaban siguiendo el ritmo de la melodía. Despertó a los demás, para que le ayudaran a interpretar lo que ocurría. Se cogieron de la mano, y comenzaron a bailar al son de la música. Cuando la canción aumentó su volumen, ascendieron hacia el cielo, en busca de la más brillante de las Pléyades, de la que Mizar, el menor de los hermanos, se había enamorado.
Desde aquel día, Mizar y su enamorada pueden verse juntos, en el hogar de los siete hermanos.

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Entre los árabes se dice que las cuatro estrellas que forman el cuerpo de la Osa en realidad son un féretro, que contiene el cadáver de Al Na’ash, asesinado por Al Jadi, que es la Estrella Polar. El ataúd es seguido por los tres hijos de Al Na’ash, y el segundo de los dolientes es Mizar, quien lleva a un niño en los brazos (Alcor). Todo el cortejo gira sin cesar en torno al asesino en busca de venganza.

Fuente: http://bitacoradegalileo.wordpress.com

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