M-O-T-I-V-A-R, una palabra cortita de tres sílabas, pero que abraza una infinidad de esfuerzos materiales e intelectuales para conseguir la meta final de la educación, que es hacer de la persona pasiva y receptora una persona creativa y transmisora.

I- INTRODUCCIÓN Durante mi corta experiencia como profesor y como asesor pedagógico, siempre mi curiosidad profesional se fijaba en el comportamiento de los alumnos en clase y el estado de ánimo del profesor.

También me interesaba analizar la personalidad del director del instituto y sus ayudantes que son, para mí, el espejo de la comunidad docente del instituto, y, a veces, me pregunto:

- ¿Cómo es que hay profesores agradables, amables, bien vestidos, sonrientes, cultos, educados y otros que están estresados, depresivos, desagradables, agresivos, amargados, incultos, hablan de los alumnos como si fueran fieras o extraterrestres?

- ¿Cómo es que hay institutos en los que se respira muy bien, están decorados con gusto, llenos de árboles, flores, cuadros, bien limpios, con un director organizado, presentable, comunicativo y otros en los que reina la confusión y están sucios, lúgubres, donde todo es hormigón y polvo, con un director que no espera más de la vida que llegar a la edad de la jubilación para descansar y tener una buena "pensión"?

¿Por qué en algunos institutos se respira una atmósfera de cordialidad y confianza entre los profesores, mientras que en otros reina la desconfianza, la mediocridad, la apatía, la indiferencia y la dejadez? ¿Cómo es que en una clase hay alumnos con ganas de trabajar, de conocer más, de participar en todas las iniciativas y otros que sólo saben bostezar y mirar a cada momento con desesperación el reloj y la puerta?

Finalmente, ¿por qué todas esas contradicciones en la conducta humana? ¿Qué se puede hacer para tener la fuerza de querer hacer algo que nos gusta y que nos llena? ¿Qué se puede hacer para MOTIVAR (ya viene la palabra clave) al alumno y al profesor para que sean positivos, y no consideren la escuela, el primero, como un cuartel o una cárcel, y para el segundo como un matadero?

Personalmente, y sin falsa modestia, me considero un profesor que ha sabido captar la esencia de mi oficio, me gusta la enseñanza porque tengo la suerte de trabajar con personas de carne y hueso, y no con metales, o papeles, o animales, o cheques, o salsas de tomate (con todo el debido respeto a estos trabajos).

Este oficio me lo inculcó y me lo hizo querer y valorar la persona más "motivadora" que he conocido en mi vida, y que era el profesor José Mateo Sastre, porque con él -nosotros sus alumnos- teníamos esta sensación agradable de que el tiempo pasaba muy rápido con él, que "bebíamos" sus palabras, que nos "emborrachábamos" con sus reflexiones, con su capacidad analítica y con sus conocimientos enciclopédicos, y también y sobre todo, con el diálogo que establecía en clase y el culto a la libertad que nos transmitió durante muchos años.

También me enseñó a respetar a mis alumnos, a colaborar con mis colegas, a ponerme al día continuamente, a leer, a viajar, a tener este sentimiento de voluntariado, a dar todo lo que puedo y no esperar nada de nadie. En una palabra me ha motivado a mí y a todos sus alumnos para querer la vida a través del amor al oficio de profesor y sobre todo el de español.

II- DEFINICIÓN:

Según los diccionarios, la "motivación" es una causa del comportamiento de un organismo, o razón por la que ese organismo lleva a cabo una actividad determinada (1). Y para el psicólogo estadounidense Abraham Maslow (2) existe una jerarquía motivacional en seis niveles que, según él, explicaban la determinación del comportamiento humano. Este orden de necesidades sería el siguiente: (1) fisiológicas. (2) de seguridad. (3) amor y sentimientos de pertenencia. (4) prestigio, competencia y estima social. (5) autorrealización. (6) curiosidad y necesidad de comprender el mundo circundante.

Sin entrar en muchas definiciones científicas y académicas, decimos que normalmente nadie mueve un solo dedo si no tiene un buen motivo o necesidad para hacerlo, y esta necesidad empieza por lo más básico, como son los instintos de comer, beber, dormir... hasta lo más superior que es la curiosidad y la inquietud intelectual que nos empuja a ver una película, o acudir a una galería de arte o comprar un libro para leerlo. Y esta etapa superior es la que nos interesa como profesores y como padres.

III- LA MOTIVACIÓN, CLAVE DEL ÉXITO:

En mi profesión, siempre oigo estos comentarios: ¡Cómo van a aprender si no están motivados! ¡El profesor o la profesora es tan serio, o antipático, o aburrido que no motiva a sus alumnos! ¡Esta lección, o este texto, o este programa no sirve para motivar a los alumnos! (3)... etc. Así pues, esta palabra, "motivación", ha entrado en nuestra "jerga" profesional y ya forma parte de nuestro léxico cotidiano, y sabemos todos, alumnos, profesores, padres, directores y administrativos de los institutos, que la motivación es la clave del éxito escolar y profesional.

Más bien se ha vuelto como la varita mágica que va a resolver todos los problemas de la educación; pero primero hay que encontrarla -la motivación-, entenderla, y aplicarla, pero esto parece muy complicado. Si antiguamente, nuestros maestros y nuestros padres y abuelos nos motivaban con el garrote y el bastón, se ha demostrado luego que esta metodología no motiva sino reprime y a veces hasta traumatiza, por lo cual no se puede -de ninguna de las maneras- volver al sistema "tradicional" (4), como sueñan algunos profesores nostálgicos de la disciplina de los años cincuenta y sesenta.

Porque no hay que ignorar que en todo ser humano hay algo que no se puede controlar o condicionar con el bastón y el garrote y desde fuera. Ese algo es la libertad, y un profesor -o un padre- que ignora en su metodología educativa el factor libertad, es mejor que se dedique a sembrar patatas.

IV- EL APRENDIZAJE:

El aprendizaje necesita dos actores principales: el profesor y el alumno y lo que les une es el contenido del curso. Para el profesor la relación que tiene con su alumno es una relación didáctica, y para el alumno es una relación de aprendizaje. Según muchos especialistas de la ciencia de la educación (5), los profesores deberían cultivar y establecer unas conductas positivas frente al clima de la clase y esto es lo que favorece la motivación.

Muchos nos recomiendan lo siguiente: 1)- La primera obligación del profesor es captar la atención de sus alumnos. El profesor debe moverse en la clase y no estar sentando dictando y riñendo -como hacen muchos-.

Debe utilizar bien la pizarra, mirar a los alumnos directamente a los ojos, llamarlos por su nombre, así el alumno siente que está reconocido como persona y no como una cifra o un mueble más en el aula... El profesor debe hablar con voz clara y con un volumen suficiente, conviene repetir las explicaciones varias veces para que los alumnos las entiendan...

También, y es primordial para poder llamar la atención de los alumnos, un buen profesor debe estar bien informado para que pueda dar frases y ejemplos, así que bromas o chistes -si es necesario- de la realidad actual vivida y conocida por sus alumnos y no historias viejas de cuando él era niño o cuando su abuelo era soldado en el ejército francés de la primera guerra mundial.

2)- El profesor debe fomentar la participación de los alumnos, y hay que considerar que los alumnos son actores, y no solamente unos espectadores receptores. Lo peor es que cuando el profesor haga toda la labor mientras los alumnos están calladitos y de brazos cruzados...

Hay que saber -a propósito- que los objetivos básicos de la enseñanza actual y sobre todo la enseñanza futura es enseñar a nuestros alumnos a que aprendan por sí mismos... Nuestro trabajo -nosotros profesores- nunca será transmitir conocimiento sino "conducir" a los alumnos para que sepan elegir una gran oferta de conocimientos propuesta por otras fuentes de conocimientos como INTERNET, la multimedia... etc. (6).

Es importante que el profesor no lo dé todo hecho y cocinado, porque siempre lo que resulta gratis no se valora. 3)- El profesor debe estimular la iniciativa, creatividad y toma de decisiones de los alumnos, pues no todos los alumnos tienen desarrollados sus talentos personales en el mismo grado, porque depende del medio social y familiar donde viven y con qué personas se relacionan, y nuestro trabajo educativo es hacer desarrollar y aumentar aquellas capacidades y no matarlas y reprimirlas, porque -al fin y al cabo- el objetivo básico de la educación es sencillamente hacer personas creativas, libres y con espíritu constructivo...

Y para desarrollar estas capacidades debemos aplaudir y elogiar su iniciativa y creatividad cuando destacan y sobre todo cuando provienen de alguien que, habitualmente, muestra muy poca iniciativa... Y lo más importante que hay que hacer para ayudar a los tímidos y avergonzados es parar en seco los abucheos y risitas que suelen acompañar a las iniciativas de este tipo de alumnos, porque cuando el profesor no apoya a este alumno "abucheado", este se sentirá abandonado y aprenderá a "tragar" sus iniciativas, y así perderá toda motivación.

4)- Un buen profesor es aquel que propone y convence pero nunca impone, debe ser el cómplice del alumno y no su carcelero. Es muy importante eliminar de nuestro léxico frases arcaicas como "¡yo soy el que manda aquí!", "¡Tú harás lo que yo te diga!", "No quiero discutir más, todo lo que he dicho es lo que tenéis que saber".... Un buen profesor debe desempeñar el oficio de psicólogo, de orientador, de padre... si quiere ser eficaz en su trabajo ganando la confianza de sus educandos.

5)- Para mí -y según la mayoría de los especialistas- el mejor profesor y el más motivador es aquel que predica con el ejemplo personal, como era nuestro querido profesor, hoy homenajeado, José Mateo Sastre. Pues nadie da lo que no tiene. Si el profesor no está lo suficientemente motivado muy difícilmente podrá motivar a sus alumnos. Por esto no hay que exigir a los alumnos algo que el profesor nunca ha hecho. Es preciso que haya coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.

El profesor debe presentarse como un "ser perfectible", aceptando sin complejos que nadie es perfecto, ni siquiera los profesores, por lo que, a veces, tiene que reconocer públicamente sus propios errores, cuando los haya habido, y pedir disculpas a quien haya podido ofender sin darse cuenta.

Estas son algunas de muchísimas otras "leyes" de motivación en la educación y el aprendizaje (7), en particular y en la vida en general, pero me gustaría añadir lo que publicó en internet un equipo de investigadores canadienses (8), que han hecho un estudio sobre unos 34 buenos profesores que llegan a motivar perfectamente a sus alumnos (9).

Después de varios encuentros con ellos han llegado a establecer las características de los profesores que consideramos motivadores, voy a retener solamente estas características: Son los que cultivan la confianza y el respeto mutuo, favorecen el trabajo en equipo y en colaboración... son espontáneos, competentes, sonrientes, dispuestos, calmados, dinámicos, entusiastas, justos, interesantes y desinteresados, tolerantes, exigentes... Son los que investigan siempre, se reciclan y se adaptan a los cambios...

V- ERRORES QUE DESMOTIVAN:

Hasta ahora hemos citado varios "consejos" y recomendaciones para saber lo que debemos hacer para motivar a los alumnos, pero lo más grave es no perder de vista ni de mente los errores que podemos cometer y que nos cuestan una total desmotivación de los alumnos. Vamos a citar algunas:

1) Hay una actitud muy corriente entre varios profesores que se resume en "no complicarse la vida": Cada profesor es una persona y vive muchos problemas familiares y materiales, y si se toma en serio su trabajo educativo se va a complicar la vida. Por esto algunos educadores rehuyen el esfuerzo, se refugian en la monotonía y buscan siempre el camino más cómodo. Y, lo peor, es que con este comportamiento van a contagiar -sin darse cuenta- a sus alumnos y, lógicamente, estos harán exactamente lo mismo que él. Es decir, nada.

2) Lo que me saca de quicio -personalmente- es que algunos profesores desprecian el valor de su profesión que es la educación: Algunos profesores -desgraciadamente- piensan que educar es una tarea muy inferior, como ha sido antiguamente encomendada a las “clases inferiores” (siervos, mujeres, esclavos...).

Estos profesores "machistas" que consideran que su trabajo es una "batalla" diaria con unos chiquillos y chiquillas vociferantes para enseñarles cuatro palabras mientras que sus padres trabajan o duermen en paz, estos profesores dan pena porque desprecian su propia autoestima, comenzando a comportarse como una especie de cuidador, niñero, asalariado, al servicio del que le paga... y esto lo ven y lo sienten los alumnos, y eso, la verdad, es que no motiva mucho.

3) Otro error muy grave que cometen unos profesores es dejarse llevar por los variables estados de ánimos: Algunos dicen que "uno no es de piedra". Y los que se dedican a la educación tampoco. Sin embargo, cuando un albañil llegue al trabajo de mal humor, a los ladrillos y al cemento no les importa demasiado, pero si es alguien que trabaja con personas y es incapaz de controlar sus variables estados de ánimo, esto es lo más peligroso.

Algunos profesores llegan a veces eufóricos, alegres con ganas de bromear y de dar buenas notas, pero otro día todo se cambia cuando llega con un humor de perros no hay quien le aguante, y eso hace sospechar a los pobres educandos que los criterios educativos son tan relativos y cambiantes como el humor del educador, y lo que hoy está bien hecho, puede que mañana sea algo vergonzoso, y esto lo oímos cuando se trata de la corrección de los temas del bachillerato.

Una vez pregunté a un alumno "¿Qué tal ha sido tu examen?, ¿lo has hecho bien?" y él me contestó, "Yo lo he hecho muy bien, pero todo lo que deseo es que el profesor corrector esté de buen humor y que no se haya peleado con su esposa la noche anterior". Se ríe uno ante un comentario así, pero en él -desgraciadamente- hay mucha verdad.

4) El último error que vamos a citar es el abuso del premio y del castigo por parte de algunos profesores. Normalmente, si el niño hace algo y recibe aplausos, caricias, premios, tenderá a repetirlo en cuanto tenga la menor ocasión. Mientras si le cae una manta de palos, reproches, insultos, procurará no comportarse de este modo (10).

Es innegable la eficacia del premio y el castigo para reforzar, a corto plazo, un determinado comportamiento. Pero no es cierto que quien abusa del método enseña a los alumnos que "las cosas son buenas cuando te dan una recompensa" y "malas cuando te castigan", y esto no es verdad.

VI- CONCLUSIÓN:

Finalmente todo cae encima de la espalda del profesor porque es el primer responsable de la "máquina" educativa. El profesor debe ser consciente de que su trabajo es el más noble y el más gratificante que hay en la tierra. Es el único trabajo en que no hay jefes ni patrones excepto el libre albedrío de cada uno y su propia conciencia, pero -al mismo tiempo- es un trabajo muy peligroso y una responsabilidad muy delicada porque tiene a disposición todas las generaciones futuras, por lo cual no les debe manipular ni enseñar unos modelos y concepciones de la vida llenas de hipocresía, materialismo, intolerancia...

Su gran reto es motivar a sus alumnos para que se descubran ellos mismos, para que sean libres, responsables, confiados, positivos, constructivos... porque de estas generaciones depende el futuro de este país y de esta humanidad.

NOTAS:

(1)- Enciclopedia Microsoft® Encarta® 2000.

(2)- Maslow, Abraham Harold (1.908-1.970), psicólogo estadounidense y máximo exponente de la psicología humanística, nacido en Nueva York, y formado en la Universidad de Wisconsin.

La mayor parte de su carrera docente transcurrió en la Universidad de Brandeis. Consideró el conductismo ortodoxo y el psicoanálisis demasiado rígidos teóricamente, y preocupado por la enfermedad mental, desarrolló una teoría de la motivación que describe el proceso por el que el individuo pasa de las necesidades básicas, como alimentarse y mantener relaciones sexuales, a las necesidades superiores.

Este proceso lo denominó autorrealización y consiste en el desarrollo integral de las posibilidades personales. La psicoterapia humanística, normalmente empleada como terapia de grupo, se aplica para ayudar al individuo a progresar a través de las etapas que van de las necesidades básicas elementales a las superiores.

Sus principales obras son “Motivación y personalidad” (1.954) y “Hacia una psicología del Ser” (1.962).

(3)- Ver el libro de Encina Alonso "¿Cómo ser profesor/a y querer seguir siéndolo?" Ed. Edelsa, Madrid 1.997.

(4)- Javier Mahillo "¿Sabes enseñar?" Edición Espasa Calpe, Madrid 1.997.

(5)-Citamos a Marzano, Spaulding, Romano...

(6)- Ver mi artículo publicado en el semanario tunecino "Réalités" Nº 737 del 3/2/2.000, titulado "Quelle éducation pour le XXIème siècle?", y en el cual se lee "Les enseignants vont perdre leurs titres de noblesse en tant que "transmetteurs de connaissances", ils auront un autre titre: "les conducteurs des élèves". Ils seront appelé à leur enseigner à savoir sélectionner les contenus relevant d'une grande offre réelle et virtuelle, à les assimiler et à les mettre en application...".

(7)- Javier Mahillo en su libro citado más arriba "¿Sabes enseñar?" cita más de diez "leyes de motivación" como la ley de avalancha, la de la necesidad dominante, la de la precocidad, la de la frustración reforzada, la del mínimo esfuerzo... pp. 75-76...

(8)- Dunn, Hack et Loring (en 1.980).

(9)- Publicado en Internet: http://www.cdc.qc.ca/

(10)- Es la famosa "ley del efecto" enunciada por Thornodike.

-BIBLIOGRAFÍA- Mahillo, Javier (1.997) "¿Sabes enseñar?" Espasa Práctico, 2ª edición, Madrid. Alonso, Encina (1.997) "¿Cómo ser profesor/a y querer seguir siéndolo?" Edelsa, 2ª edición, Madrid. Barbeau, d. (1.993a). "La motivation scolaire", Pédagogie collégiale, vol. 7, no 1, 20-27. Barbeau, d. (1.993b).

"Les sources et les indicateurs de la motivation scolaire", Actes de la Conférence nationale 1.993 et du 13e colloque de l'AQPC, Les collèges, une voie essentielle de développement, Chicoutimi, AQPC, JP1.6-1-JP1.6-14.

Barbeau, D., Montini, A., Roy, C. (1.997a). Sur les chemins de la connaissance, Montréal, AQPC. Bouffard, L. (1.993). "La théorie sociale-cognitive des buts", Revue québécoise de psychologie, vol. 14, no 2, 43-83.

Ducharme, R., Terrill, R. (1.994). Passage secondaire-collégial: Caractéristiques étudiantes et rendement scolaire, Rapport de recherche, Montréal, SRAM. Romano, G. (1.993). "La discipline en classe", Pédagogie collégiale, vol. 7, no 1, 30-33. Legendre, R. (1988). Dictionnaire actuel de l'éducation, Montréal, Larousse.

Parent, G., Bellemare, J.-F., Julien, R., Larivière, J. (1.996). "Comment la "bonne enseignante" et le "bon enseignant" "s'y prennent-ils pour motiver les élèves au primaire?", Vie pédagogique, 97, 46-49. Tardif, J. (1.992). Pour un enseignement stratégique, Montréal, Les Éditions Logiques.

Tardif, J. (1.995). "Les influences de la psychologie cognitive sur les pratiques d'enseignement et d'évaluation", Revue québécoise de psychologie, vol. 16, no 2, 175-207.

Fuente:

Ponencia de Hedi Oueslati, en el coloquio de José Mateo Sastre, Túnez el 21/4/2000

http://www.galeon.com

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“Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando. Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas”. -Martin Luther King-

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