La terapia cognitiva es un proceso de resolución de problemas basado en una experiencia de aprendizaje.

El paciente, con la ayuda y colaboración del terapeuta, aprende a descubrir y modificar las distorsiones cognitivas e ideas disfuncionales.

La meta inmediata, "terapia a corto plazo", consiste en modificar la predisposición sistemática del pensamiento a producir ciertos sesgos cognitivos (distorsiones cognitivas).

La meta final, denominada "terapia a largo plazo" consiste en modificar los supuestos cognitivos subyacentes que harían vulnerable al sujeto.

Los pasos anteriores tienen su puesta en práctica en distintos aspectos:

a) La relación terapéutica.

b)Estrategias de tratamiento.

c) Técnicas de tratamiento.

Técnicas cognitivas para el tratamiento del estrés

"Puedes rehacer tu pensamiento de manera que no tengas que pensar en lo negativo nunca más.

Lo único que has de hacer es elegir tus pensamientos" (Wayne W. Dyer).

Las técnicas de intervención cognitiva del estrés son muchas y, dependiendo de cuáles son los síntomas que usted padece, deberá escoger una u otra.

Intentaremos que la explicación de las técnicas sea lo más coloquial posible para que la persona sea capaz de practicar por sí misma una vez evaluado su estrés.

Recuerde que los mayores beneficios de la intervención cognitiva del estrés sólo pueden obtenerse después de una práctica regular durante algún tiempo.

Cuando aprenda la técnica, deberá buscar un lugar tranquilo donde no ser distraído.

Asimismo, es conveniente la práctica a diario, ya que la práctica ayudará a desarrollar nuevos patrones de pensamiento y conducta que gradualmente se convertirán en automáticos.

Una vez aclarado esto, vamos a introducir el concepto de dolor emocional o estrés, ya que sin comprenderlo es difícil que las técnicas de intervención cognitiva puedan hacer efecto.

El síndrome del estrés se define como una combinación de tres elementos: el ambiente, los pensamientos negativos y las respuestas físicas.

Estos interactúan de tal manera que hacen que una persona se sienta ansiosa, colérica o deprimida.

Los sucesos del mundo son solo un primer paso del síndrome del estrés; también son necesarios los pensamientos que clasifican e interpretan aquellos sucesos, y una respuesta física que se interpreta como una emoción particular.

La ansiedad nos lleva a la angustia. Los sucesos, los pensamientos y la activación del cuerpo constituyen el síndrome del estrés.

El resultado es la angustia: una emoción dolorosa. Si una persona clasifica un suceso como peligroso, si interpreta la reacción del cuerpo como miedo, entonces siente miedo.

Existen dos fórmulas básicas para explicar el síndrome del estrés:

1. Estímulo ambiental--> activación fisiológica--> pensamientos negativos = emoción dolorosa.

2. Estímulo ambiental --> pensamientos negativos --> activación fisiológica = emoción dolorosa.

En la primera fórmula, un estímulo ambiental (un neumático deshinchado) produce una activación fisiológica (tensión y esfuerzo necesarios para cambiar el neumático), seguida de una interpretación negativa de la activación (estoy enojado) y, finalmente, una emoción dolorosa (cólera).

La emoción dolorosa depende de la cantidad de activación sentida por cada persona.

En la segunda fórmula, un estímulo ambiental (un proyecto muy ambicioso) da paso a pensamientos negativos (podría arruinarme), seguido de activación fisiológica (acaloramiento súbito) y una emoción dolorosa (ansiedad).

En el síndrome del estrés se crea un circuito de retroalimentación negativo entre la mente y el cuerpo.

Para romper el circuito se deben cambiar los pensamientos, las respuestas físicas, o se debe alterar la situación que dispara una reacción de alarma.

La intervención cognitiva del estrés es ¡el arte de utilizar la cabeza!

Cada una de las técnicas que le mostraremos le ayudarán a cambiar su forma de afrontar los problemas.

Al principio, definimos el síndrome del estrés como una combinación de tres elementos: el ambiente, los pensamientos negativos y las respuestas físicas.

Cualquiera puede hacer un cortocircuito al estrés interviniendo y cambiando uno de estos tres elementos.

Dondequiera que se intervenga al síndrome del estrés, se está actuando para romper el circuito de retroalimentación negativo.

Los pensamientos negativos y la activación física ya no podrán incrementarse hasta el punto de producirnos emociones dolorosas.

Con ello la persona habrá dado un gran paso hacia el cambio de su vida emocional.

Pero todavía antes de entrar propiamente en cada una de las técnicas y su descripción, debemos aprender a descubrir los pensamientos automáticos, prerrequisito necesario para garantizar éxito en la práctica de las mencionadas técnicas.

Veamos un ejemplo:
"En un concurrido teatro, una mujer se levanta de repente, da una bofetada al hombre que está junto a ella y sale rápidamente por el pasillo hacia la salida.

Cada una de las personas que ha visto la escena reacciona a su manera: una mujer se sobresalta, un adolescente se encoleriza, un hombre maduro empieza a deprimirse...".

¿Por qué el mismo suceso provoca tan diferentes emociones?

Porque, en cada caso, la emoción del observador fue una consecuencia de sus pensamientos.

El suceso fue interpretado, juzgado y etiquetado de tal forma que fue inevitable una respuesta emocional particular.

Todas las personas están constantemente describiéndose el mundo a sí mismas, dando a cada suceso o experiencia una etiqueta.

Estas etiquetas o juicios se forman a lo largo de un interminable diálogo de cada persona consigo misma, y colorean toda la experiencia con interpretaciones privadas.

El diálogo podemos compararlo como una cascada de pensamiento que fluye de la mente sin interrupción.

Raras veces nos damos cuenta de tales pensamientos, pero son lo suficientemente poderosos como para crear las emociones más intensas.

Los pensamientos automáticos tienen, normalmente, las siguientes características:

1. Son mensajes específicos.

2. A menudo parecen taquigrafiados, compuestos por unas pocas y esenciales palabras o una imagen visual breve.

3. Los pensamientos automáticos, no importa lo irracionales que sean, casi siempre son creídos.

4. Se viven como espontáneos, entran de golpe en la mente.

5. A menudo se expresan en términos de "habría de, tendría que o debería".

6. Tienden a dramatizar.

7. Son relativamente idiosincrásicos, es decir, una misma situación puede generar diferentes pensamientos y emociones.

8. Son difíciles de desviar.

9. Son aprendidos.
Para conseguir el control de las emociones desagradables, el primer paso es prestar atención a los pensamientos automáticos.

Para identificar los pensamientos automáticos que son los continuos causantes de sentimientos ansiógenos, hay que tratar de recordar los pensamientos que se tuvieron inmediatamente antes de empezar a experimentar la emoción y aquellos que acompañaron el mantenimiento de la emoción.

Una vez llegados a este punto, debemos reconocer que los pensamientos crean y sostienen las emociones.

Para reducir la frecuencia de las emociones dolorosas, es necesario, primero, escuchar los pensamientos y preguntarse, posteriormente, si son ciertos.

Los pensamientos son los responsables de los sentimientos.

Técnica: cómo combatir los pensamientos deformados

Es efectiva para reducir la frecuencia e intensidad de la ansiedad interpersonal y general, la depresión, desesperación, ineficacia, baja autoestima, la cólera crónica y el perfeccionismo compulsivo.

Lo primero que hay que hacer es aprender a identificar los 15 tipos de pensamientos deformados que seguidamente os describiremos:

1. Filtraje: esta distorsión se caracteriza por una especie de visión de túnel; sólo se ve un elemento de la situación con la exclusión del resto.

Se resalta un simple detalle y todo el evento queda teñido por este detalle.

2. Pensamiento polarizado:
Se tiende a percibir cualquier cosa de forma extremista, sin términos medios.

3. Sobregeneralización:
En esta distorsión se produce una extensión, una conclusión generalizada a partir de un incidente simple o un solo elemento de evidencia.

Esta distorsión conduce, inevitablemente, a una vida cada vez más restringida.

4. Interpretación del pensamiento:
Cuando una persona interpreta el pensamiento, hace juicios repentinos sobre los demás.

En la medida que su pensamiento interpreta, también se hacen presunciones sobre cómo está reaccionando la gente a las cosas que la rodean, particularmente cómo están reaccionando los demás ante usted.

5. Visión catastrófica:
Cuando una persona piensa catastróficamente, una pequeña vía de agua en un barco de vela significa que seguramente se hundirá.

Estos pensamientos a menudo empiezan con las palabras "y si...".

6. Personalización:
Es la tendencia a relacionar algo del ambiente consigo mismo.

Por ejemplo, una madre deprimida se censuraba cuando veía algún signo de tristeza en su hijo.

El error básico de pensamiento en la personalización es que se interpreta cada experiencia, cada conversación, cada mirada como una pista para analizarse y valorarse a sí mismo.

7. Falacias de control:
Existen dos formas en que puede distorsionarse el sentido de poder y control de una persona.

Una persona puede verse a sí misma impotente y externamente controlada, u omnipotente y responsable de todo lo que ocurre alrededor.

La persona que se siente externamente controlada, se bloquea.

El polo opuesto de la falacia del control externo es la falacia del control omnipotente.

La persona que experimenta esta distorsión se cree responsable de todo y de todos.

8. La falacia de justicia:
Se basa en la aplicación de las normas legales y contractuales a los caprichos de las relaciones interpersonales.

Se expresa a menudo con frases condicionales: "Si me quisiera, no se burlaría...".

9. Razonamiento emocional:
En la raíz de esta distorsión está la creencia de que lo que la persona siente tendría que ser verdadero.

Si se siente como un perdedor, entonces tiene que ser un perdedor.

10. Falacia de cambio:
El supuesto fundamental de este tipo de pensamiento es que la felicidad depende de los actos de los demás.

La falacia de cambio supone que una persona cambiará si se la presiona lo suficiente.

La esperanza de felicidad se encuentra en conseguir que los demás satisfagan nuestras necesidades.

Las estrategias para cambiar a los otros incluyen echarles la culpa, exigirles, ocultarles cosas y negociar.

11. Etiquetas globales:
Se trata de generalizar una o dos cualidades en un juicio global, con lo cual la visión que se tiene del mundo es estereotipada y unidimensional.

12. Culpabilidad:
A menudo la culpabilidad implica que otro se convierta en el responsable de elecciones y decisiones que realmente son de nuestra propia responsabilidad.

Otras personas focalizan la culpabilidad en ellas mismas exclusivamente.

13. Los debería:
En esta distorsión, la persona se comporta de acuerdo a unas reglas inflexibles que deberían regir la relación de todas las personas.

Las palabras que indican la presencia de esta distorsión son debería, habría de, o tendría.

No solo son los demás quienes son juzgados, sino que también la persona se hace sufrir a sí misma con los debería.

14. Tener razón:
La persona se pone normalmente a la defensiva; tiene que probar continuamente que su punto de vista es el correcto, que sus apreciaciones del mundo son justas y todas sus acciones adecuadas.

Las opiniones de este tipo de personas raramente cambian porque tienen dificultad para escuchar nuevas informaciones.

Cuando los hechos no encajan en lo que ya creen, los ignoran.

15. La falacia de la recompensa divina:
En este estilo de ver el mundo la persona se comporta "correctamente" en espera de una recompensa.

Se sacrifica y trabaja hasta quedar extenuada y, mientras tanto, imagina que está coleccionando puntos angelicales que podrá cobrar algún día.

Para empezar a combatir las distorsiones, se debe volver al momento en que se experimentó la emoción ansiógena o el conflicto interpersonal.

El siguiente procedimiento, que está formado por cuatro pasos, le ayudará a identificar qué se sintió y pensó en tal situación.

También le ayudará a descubrir las distorsiones y a reestructurar los pensamientos.

Los cuatro pasos son:

1. Nombrar la emoción.

2. Describir la situación o suceso.

3. Identificar las distorsiones.

4. Eliminar las distorsiones, reescribiendo de nuevo el pensamiento.

Técnica: la aserción encubierta
Ayuda a reducir la ansiedad emocional a través del desarrollo de dos habilidades separadas: la interrupción del pensamiento y la sustitución del pensamiento.

A la primera indicación de un pensamiento habitual que sabemos que conduce a sufrir emociones desagradables se interrumpe el pensamiento subvocalizando la palabra "basta".

Entonces se llena el hueco dejado por el pensamiento interrumpido con pensamientos positivos, previamente preparados, que sean más realistas, asertivos y constructivos.

Adquiriendo estas habilidades se capacita a una persona para enfrentarse con éxito a los pensamientos que antes conducían a altos niveles de ansiedad, depresión o cólera.

La interrupción del pensamiento actúa como un castigo o táctica distractora, reduciendo la probabilidad de que reaparezca el mismo pensamiento otra vez y creando un espacio en la cadena de pensamientos para una aserción positiva.

Las emociones negativas quedan cortadas antes de que puedan surgir.

Esta técnica es útil si se padece de múltiples fobias o de una constelación de miedos de carácter general, relacionados entre sí.

Pasos a seguir:
1. Identificar y valorar los pensamientos estresantes.

2. Fijar una interrupción temporal:
Si se utiliza un despertador, se programará, para cuando ya tengamos en mente el pensamiento estresante, para sonar en dos minutos, durante los cuales mantendremos en la mente dicho pensamiento.

En el momento en que suene la alarma, gritaremos: “¡Basta!”.

Intentaremos mantener la mente en blanco durante 30 segundos.

3. Practicar sin ayuda la interrupción del pensamiento:
Lo mismo que el anterior, pero sin la ayuda del despertador.

Hemos de dar por concluida esta fase cuando somos capaces de gritar la palabra clave subvocalmente, es decir, internamente.

4. Preparar las aserciones encubiertas:
Seleccionar pensamientos positivos que puedan sustituir el vacío mental.

5. Practicar la aserción encubierta.

6. Usar la aserción encubierta en situaciones de la vida real:

Hay que pasar de la práctica de situaciones imaginarias a las de la vida real.

Técnica: la solución de problemas
Podemos definir problema como "el fracaso para encontrar una respuesta eficaz".

La solución de problemas es útil para reducir la ansiedad asociada a la incapacidad para tomar decisiones.

Pasos a seguir:
1. Identificar las situaciones problemáticas.

2. Describir con detalle el problema y la respuesta habitual a dicho problema:

Al describir la situación y la respuesta en términos de quién, qué, dónde, cuándo, cómo y por qué, se verá el problema de forma más clara.

Al describir la respuesta, recuerde añadir qué objetivos pretende, es decir: si ello se cumpliera, significaría que el problema estaría resuelto.

3. Haga una lista con las alternativas:
En esta fase se utiliza la estrategia denominada "tempestad de ideas" para conseguir los objetivos recientemente formulados.

Esta técnica tiene cuatro normas básicas: se excluyen las críticas, todo vale, lo mejor es la cantidad y lo importante es la combinación y la mejora.

La técnica de la tempestad de ideas debería limitarse, durante esta fase, a estrategias generales para alcanzar los objetivos.

4. Vea las consecuencias:
Este paso consiste en seleccionar las estrategias más prometedoras y evaluar las consecuencias de ponerlas en práctica.

5. Evaluar los resultados:
Una vez se haya intentado la respuesta nueva, se deberán observar las consecuencias, por ejemplo: ¿suceden las cosas tal como estaban previstas?

Técnica: la desensibilización sistemática
Con la desensibilización sistemática una persona puede aprender a enfrentarse a objetos y situaciones que le son particularmente amenazadoras.

Se trata de aprender a relajarse mientras se imaginan escenas que, progresivamente, van provocando mayor ansiedad.

La técnica es efectiva para combatir fobias clásicas, miedos crónicos y algunas reacciones de ansiedad interpersonal.

Los pasos son:
1. Relajar los músculos a voluntad (relajación progresiva).

2. Hacer una lista con todos los temores.

3. Construir una jerarquía de escenas ansiógenas de menor a mayor intensidad de ansiedad.

4. Progresar en la imaginación con las situaciones temidas de la jerarquía. Es importante que se practique la visualización para que la situación se viva como más real.

No se pasará a una nueva situación ansiógena si no hemos logrado que la anterior situación de la jerarquía quede totalmente resuelta en cuanto a la ansiedad vivida.

Técnica: la inoculación del estrés
La inoculación del estrés enseña cómo afrontar y relajarse ante una amplia variedad de experiencias estresantes.

El entrenamiento incluye aprender a relajarse utilizando la respiración profunda y la relajación progresiva, de modo que cada vez que se experimente estrés, donde y cuando sea, se pueda relajar la tensión.

El primer paso es elaborar una lista personal de situaciones de estrés y ordenarla verticalmente desde los ítems menos estresantes hasta los más estresantes.

Después se aprenderá a evocar cada una de estas situaciones en la imaginación y cómo relajar la tensión mientras se visualiza claramente la situación estresante.

El segundo paso es la creación de un arsenal propio de pensamientos de afrontamiento del estrés, los cuales se utilizarán para contrarrestar los antiguos pensamientos automáticos habituales.

El tercer paso es la utilización de las habilidades de relajación y de afrontamiento "in vivo" para ejercer presión sobre los hechos estresantes que se consideran perturbadores mientras se respira profundamente, aflojando los músculos y utilizando pensamientos de afrontamiento del estrés.

Es eficaz ante ansiedad interpersonal, general, a entrevistas, a hablar en público y ante los exámenes.

Técnica: la sensibilización encubierta
Se utiliza para tratar los hábitos destructivos.

Se denomina "encubierta" porque el tratamiento básico se realiza en la mente.

La teoría en la que se basa la sensibilización encubierta es la siguiente: las conductas que se convierten en hábitos arraigados son aprendidos debido a que son reforzadas consistentemente por una gran cantidad de placer.

Una forma de eliminar el hábito es empezar asociando la conducta habitual con algún estímulo imaginario muy desagradable.

Así, el antiguo hábito deja de evocar imágenes placenteras y empieza a asociarse con algo nocivo y repulsivo.

Es efectiva en el tratamiento de ciertas desviaciones sexuales, para reducir los hurtos, la compulsión al juego, a mentir, a comprar.

Se ha usado con resultados variables para tratar problemas con el alcohol o el tabaco.

Pasos:
1. Aprendizaje de la relajación progresiva.

2. Análisis del hábito destructivo.

3. Creación de una jerarquía placentera: lista de cinco o diez escenas en las que la persona disfrute del hábito destructivo.

4. Creación de una escena aversiva: buscar un pensamiento repulsivo o aterrador.

5. Combinación de escenas agradables y aversivas.

6. Alteración de la escena aversiva.

7. Practicar la sensibilización encubierta en la vida real.

Técnica: la visualización
La visualización es una herramienta muy útil para conseguir un mayor control de la mente, las emociones y el cuerpo y para efectuar cambios deseados de la conducta.

Puede usarse para aliviar la tensión muscular, eliminar el dolor y para el éxito de muchas de las técnicas cognitivas ya vistas anteriormente.

No es otra cosa que relajarse e imaginar vívidamente diferentes cosas, situaciones de la forma más real posible y con todos los detalles posibles.

Estas son algunas de las técnicas cognitivas más utilizadas para el tratamiento del estrés.

La barrera más común de la intervención cognitiva del estrés es el fracaso en utilizar completamente la imaginación.

Con el fin de mejorar la habilidad para imaginar se recomienda:
1. Concentrarse en otros tipos de sentidos diferentes del visual, como el tacto, el gusto, el oído y el olfato.

2. Grabar una descripción detallada de la escena que se pretende imaginar.

3. Hacer un dibujo de la escena original que se pretende imaginar, como forma de activar los detalles visuales.

Apréciese qué objetos y detalles dan a la escena su identidad única.

Otro obstáculo importante es no creer en las técnicas.

También lo es el aburrimiento, porque muchos de estos ejercicios son aburridos. Pero funcionan y eso es lo que hay que creer para poder conseguir la reducción del estrés.

Persiste en ellos.

No renuncies.

Tú puedes controlar lo que piensas y, por lo tanto, lo que sientes.

Puedes cambiar la estructura de tu vida alterando las estructuras de tu mente.

¡No sufras más!
Gloria M. Umbert - Psicólogo

Deterioro cognitivo sin vitamina B12
Un estudio sugiere que los valores altos de homocisteína, que aumentan el riesgo de deterioro cognitivo, podrían evitarse con el consumo de vitamina B12.

Una investigadora estadounidense añade una nueva propiedad a las muchas que relacionan las vitaminas del complejo B con el sistema nervioso y el cerebro: la vitamina B12 parece capaz de prevenir el deterioro cognitivo propio del envejecimiento.

Tanto, que algunos especialistas abogan por que todos los ancianos con más de 70 años incluyan un miligramo diario de vitamina B12 en la dieta.

TERAPIA-COGNITIVA-A(La fotografía es de Pedro Simõe)

Mary Haan, de la Universidad de Michigan, investigó a un millar y medio de ancianos mejicanos, prestando una atención especial a sus análisis de sangre, y descubrió que los valores elevados del aminoácido homocisteína llegaban a doblar el riesgo de demencia o deterioro cognitivo en estos pacientes.

En segunda instancia, descubrió que quienes consumían más vitamina B12 eran también quienes menos homocisteína en sangre presentaban, por lo que determinó que la vitamina B12 previene las demencias y el deterioro cognitivo a través de una inhibición de la homocisteína.

La autora dejó claro, sin embargo, que esta acción es exclusiva de la vitamina B12 y no ha lugar con el resto del complejo vitamínico B.

La homocisteína
No se trata del primer estudio en demostrar el papel deletéreo de la homocisteína, pero sí en confirmar el potencial de la vitamina B12 frente a la demencia.

El estudio de Framingham, el trabajo epidemiológico de mayor envergadura llevado a cabo en el mundo, suscribió en su día que niveles de homocisteína en sangre por encima de 14 micromoles por litro aumentaban peligrosamente el riesgo de demencia.

De este modo, sentó las bases para investigar si una inhibición terapéutica de la homocisteína se traduce asimismo en una reducción de riesgo.

Otros estudios han investigado el efecto de inhibir la homocisteína en pacientes de riesgo y han dado con resultados contradictorios, pero el trabajo de Haan, publicado en una edición reciente del "American Journal of Clinical Nutrition", se limita a verificar con datos epidemiológicos que un consumo regular de vitamina B12, niveles más bajos de homocisteína y menor riesgo de demencia o deterioro cognitivo andan de la mano.

Haan siguió a sus pacientes por espacio de cinco años. Un 4,4% desarrolló demencia, y el 3,9% mostró signos de deterioro cognitivo.

Su estudio concretó que niveles de homocisteína en sangre por encima de 13 micromoles por litro aumentan el riesgo de demencia en un 136%.

También se quiso indagar en el efecto del ácido fólico; sin embargo, el estudio no halló ninguna relación significativa entre el consumo de folatos, los niveles de homocisteína y el riesgo de demencia.

«Aun cuando no cabe duda de que los niveles de homocisteína constituyen un predictor independiente del riesgo de demencia, el papel de la vitamina B12 debe aún concretarse con estudios diseñados para esta finalidad», concluye Haan.

«Pese a que los niveles de homocisteína constituyen un predictor del riesgo de demencia, el papel de la vitamina B12 debe aún concretarse con más estudios».

Su artículo va precedido de un editorial firmado por Robert Clarke (Universidad de Oxford), en el que se apunta que la vitamina B12 desplaza a los folatos del primer lugar entre los nutrientes con capacidad para prevenir el deterioro cognitivo y la demencia.

Con la finalidad de nuevas investigaciones, Clarke aboga por profundizar en el efecto de esta vitamina y discernir si es obra de la fracción activa holotransbalamina o del ácido metilmalónico (un metabolito).

¿Cosas de viejos?
Cuesta a los científicos asumir que el deterioro cognitivo es inapelable en la tercera edad cuando todavía no se han identificado los detonantes fisiopatológicos de semejante trastorno.

Datos puramente observacionales confirman que el ser humano mantiene un buen nivel de competencia cognitiva hasta después de los 75 años.

Pero la controversia está servida: Paul B. Baltes (Alemania) y K. Warner Schaie (EE.UU.) han demostrado que el deterioro mental se hace incipiente hacia los 60 años y reviste una importancia enorme a partir de los 80 años...

Mientras que John L. Horn y G. Donalson (EE.UU.) identifican un proceso de deterioro muy marcado que avanza gradualmente ya a partir de los 45 años...

En lo único que se está de acuerdo es en que el riesgo aumenta conforme nos hacemos viejos.

De forma un tanto banal, la ciencia toma la pérdida de memoria como rasgo esencial de la capacidad cognitiva y analiza la demencia de los ancianos por lo que son incapaces de recordar, sin tener en cuenta algunos aspectos mentales en los que los más viejos superan claramente a los más jóvenes, como la experiencia y los conocimientos acumulados, que aun no siendo fáciles de rescatar, siguen amueblados en sus cabezas.

Tal vez discurran con lentitud, pero hay ancianos que pueden aportar una visión de conjunto esencial en la resolución de muchos problemas, evaluar mejor pros y contras, disponer de más puntos de referencia.

A la hora de determinar por qué los ancianos pierden la razón, los neurólogos prestan atención a la deprivación sensorial (menor agudeza visual o auditiva), responsable de cambios importantes en las estructuras cerebrales y, por extensión, en el comportamiento cognitivo.

La tercera edad también es terreno abonado para una serie de trastornos físicos con repercusión en el flujo cerebral o la estructura nerviosa, que se suman a no pocos efectos secundarios de los fármacos destinados a aliviar tales dolencias.

Por último, entra en juego un factor psicológico, psicosocial: los ancianos quedan progresivamente solos y aislados, al perder cónyuges, familiares o amigos, tras sufrir cambios drásticos en sus relaciones interpersonales, vida profesional y afectiva que pueden afectar negativamente a su rendimiento intelectual.

La fotografía es de Rodrigo SennaCápsulas

La vitamina B12, al igual que el resto de vitaminas del complejo B, desempeña un papel importante en el metabolismo, ayuda a la formación de glóbulos rojos en la sangre y al mantenimiento del sistema nervioso central.

Es una vitamina que se encuentra en los huevos, carnes, mariscos, leche y derivados.

El cuerpo humano tiene la capacidad de almacenar grandes cantidades de vitamina B12, por lo que un déficit de esta naturaleza es sumamente raro.

No tan rara es la incapacidad para absorber la vitamina B12 desde el tracto intestinal, algo propio de algunos con anemia perniciosa.

Los vegetarianos más estrictos corren también el riesgo de no incorporar al organismo cantidades adecuadas de vitamina B12, salvo que utilicen suplementos.

Niveles bajos de vitamina B12 se caracterizan por expresarse en forma de un entumecimiento u hormigueo en las extremidades, además de otros síntomas neurológicos como la debilidad o la pérdida del equilibrio.

Fuentes:
http://ugt-aena.galeon.com
http://www.consumer.es
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"Aquel que tú crees que ha muerto, no ha hecho más que adelantarse en el camino" (Séneca).

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